El ejemplo y la sabiduría de Alfredo López Austin
Todas las alumnas y todos los alumnos de Alfredo López Austin tenemos el mismo recuerdo: un hombre sabio y generoso que siempre nos trató de tú y con respeto, que siempre se esforzó en recordar nuestros nombres, que siempre atendió nuestras preguntas. Como decía uno de ellos, Alfredo nos hacía sentir como sus colegas.
Nunca podré olvidar las clases que tomé con él en la Facultad de Filosofía y Letras a mediados de la década de los ochenta. El salón inmenso; la voz siempre modulada y seductora, como recuerda Ana Garduño; la atención que le prestábamos y las explicaciones, informaciones y riquísimas interpretaciones que él nos prodigaba. Fue gracias a sus cátedras que me he dedicado a la historia de
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