

Apesar de que, en 1989, los análisis del carbono-14 dictaminaron que el Sudario de Turín fue tejido entre trece y catorce siglos después de la muerte de Jesús, no hay Semana Santa en que esta reliquia cobre de nuevo protagonismo.
La posibilidad de un error en dichos análisis, como consecuencia de que las muestras extraídas estuvieran contaminadas después de las numerosas vicisitudes sufridas por el lienzo, continúa reabriendo la polémica acerca de la legitimidad de esta reliquia. Precisamente una de las pruebas esgrimidas por los defensores de su autenticidad es el paralelismo que la Sábana Santa muestra con otra reliquia: el Sudario que se conserva en la Catedral española de Oviedo y que ha sido sometida a numerosos análisis científicos. ¿Se trata de la tela que cubrió el rostro de Jesús?
EL SUDARIO EN LOS EVANGELIOS
La primera pista acerca del Sudario de Oviedo debemos buscarla, como no podía ser de otra manera, en el Nuevo Testamento donde se detalla la vida de Jesús. Aunque los Evangelios Canónicos no se consideran fuentes históricas, ya que se trata de manifestaciones de fe, son el primer eslabón que nos permite conocer si existe alguna tradición asociada al Pañolón que, presuntamente, habría cubierto el rostro de Jesús durante su sepultura.
En los tres primeros Evangelios –los de , y , conocidos como “sinópticos” por su paralelismo en las narraciones–, solo se menciona el lienzo o Sábana Santa –identificada por la tradición con la famosa Síndone de Turín–, que habría envuelto el