¡Qué “sangrón”!
Tú tienes sangre, tus papás también, tus vecinos, los niños en Katmandú, y los de París y Uruguay. La sangre es parte de nuestro organismo y nos mantiene vivos, pero pocas veces nos detenemos a pensar qué es y qué contiene ese líquido rojo. ¡Te sorprenderás!
¿Qué es la sangre?
Si alguien no sabe exactamente qué es, no lo adivinará ni en 50 intentos (haz la prueba con tu familia): la sangre es un “¡tejido conectivo líquido!”. ¡Qué loco!
¿Para qué sirve?
Tiene tres funciones principales:
1. Es un medio de transporte
Transporta oxígeno desde los pulmones, y nutrientes desde el tracto gastrointestinal, a todas las células de tu cuerpo. También recoge de ellas los productos de desecho (la “basura”), como el dióxido de carbono, que lleva a los pulmones, y otros que lleva a los riñones. Transporta además electrolitos, calor y anticuerpos a las células, y hormonas de glándulas endocrinas a los órganos que las necesitan.
2. Es reguladora
Regula el pH de los fluidos corporales. Si tienes la edición en la que hablamos de extremófilos, recordarás que el pH se refiere a la acidez o alcalinidad de una disolución (un líquido en el que hay disueltas sustancias sólidas), y que la escala del pH (que significa “potencial de hidrógeno”) va del 0 (muy ácido) al 14 (muy alcalino). El pH ideal de la sangre es de 7.35 a 7.45 (bastante neutral).
La sangre además es como un enfriador que absorbe y al fluir por tu piel
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