LA LIBERTAD CONQUISTADA
EN EL BUFETE DE ABOGADOS GARRIGUES –2.000 letrados en todo el mundo; 800 de ellos solo en la sede central de Madrid– no pueden entrar los hijos de los socios –casi dos centenares–. Lo impuso Antonio Garrigues Walker, a pesar de que el despacho fue fundado por su padre y su tío. “Sí, claro que me lo recuerdan. Incluso mis propios hijos. Siempre tiene uno que vivir con algún tipo de contradicción. No es un tema puramente de estética, es un tema pragmático puro: si cada socio mete a su hijo, el despacho se destruye. En algún momento había que romper la cadena”.
Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934) es muchas cosas, pero, sobre todo, una de esas personas –escasas en estos tiempos polarizados donde se está con uno o con el contrario–, unánimente respetadas. Primero, como jurista de reconocido prestigio
You’re reading a preview, subscribe to read more.
Start your free 30 days