Los listos del salón
No sabemos hablar con otras especies, por lo que es fácil subestimar lo que ocurre dentro de sus cabezas. A diferencia de nosotros, los animales irracionales no pueden realizar pruebas que permitan medir su coeficiente intelectual, por eso debemos observar conductas concretas que sean claros indicadores de inteligencia.
Sus habilidades a la hora de resolver problemas, mostrar empatía o utilizar herramientas pueden darnos pistas sobre sus habilidades cognitivas.
En la evolución, los individuos dotados de más ingenio lograron sobrevivir para pasar sus genes a la siguiente generación. Los monos, algunas aves y los delfines son conocidos por su inteligencia. Sus antepasados tuvieron éxito al usar la mente y se diversificaron en cientos de especies inteligentes que ocuparon una gran variedad de nichos ecológicos.
Una forma de calcular el coeficiente intelectual animal es comparar el tamaño del cerebro con el del cuerpo. Los humanos tenemos un encéfalo muy grande en relación con nuestra masa corporal: supone casi 3% de nuestro peso. Quizá no parezca mucho, pero hay que tener en cuenta que el encéfalo de una ballena azul–el animal más grande del
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