REINO ORGÁNICO
“Esta montaña es sagrada para todos los lepchas, creemos que fuimos creados por su nieve”, explica Tenzing Lepcha, un agricultor local y activista ambiental de 39 años. "Cada vez que uno de nosotros muere, en cualquier parte del mundo, su alma viaja de vuelta a la montaña". Los lepchas –se cree que son los primeros habitantes de estas tierras– solían llamar a Sikkim Nye-mae "paraíso". El nombre no podría ser más apropiado para este antiguo reino independiente de 610 000 personas enclavado en los picos del Himalaya, entre Nepal, Bután y el Tíbet.
Hace unos años, Tenzing sintió la llamada de su patria encantada. Dejó atrás una prometedora carrera como futbolista en Calcuta y las comodidades de la vida urbana para regresar a Dzongu y ocuparse de la agricultura. "El mundo industrializado ha seguido el camino del progreso, pero hoy en día incluso los occidentales están tratando de volver a sus raíces", explica mientras se sienta en su porche de madera rodeado de parcelas de exuberantes hojas verdes y mandarinas brillantes. Fue Tenzing quien, a su regreso, animó a los jóvenes desempleados locales a dedicarse a la agricultura y encabezó la comercialización y venta de
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