PERÚ: PACTO DE SANGRE CON LOS DIOSES CERRO SECHÍN EL TEMPLO DEL HORROR
“América – escribe Jiménez del Oso en El Imperio del Sol (1991)– está llena de lugares para el asombro o la reflexión, llenos de misterio o de belleza… Pero hoy no iremos a ninguno de ellos. Hoy visitaremos un sitio de muerte y sacrificios, un lugar donde encontrarnos con lo peor que el hombre lleva dentro…”. Dejando atrás la áspera ladera del desierto, los rostros esculpidos en los muros de Cerro Sechín, con su mirada acerada, y sus rasgos felinos, desdibujan una sonrisa desafiante. Cuándo, por qué y para qué fueron labrados estos personajes en piedra que duermen en la provincia de Casma (departamento de Ancash), en la costa central de Perú, a 370 kilómetros al norte de Lima, son preguntas que no encuentran una respuesta satisfactoria entre los arqueólogos.
El Templo del Cerro Sechín, que es como fue bautizado este complejo arqueológico del que se desconoce el nombre con el que fue conocido por sus constructores, está integrado por una fortificación en piedra de forma cuadrangular y esquinas redondeadas. La fachada y el pórtico se orientan hacia el norte, mientras su lado sur se abre para confundirse con la falda de la colina. Cada uno de sus tres lados mide poco más de cincuenta metros e integran un amurallado de monolitos, de tamaño desigual, que pueden alcanzar cuatro metros de altura. Estos bajorrelieves, labrados de forma esquemática
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