Carranza, un centenario deslavado
Como en un relato shakesperiano –con su dosis de suspenso, traición, lucha por el poder y crimen–, el historiador Javier Garciadiego describe la lluviosa y oscura madrugada del 21 de mayo de 1920, en la cual, perseguido por sus adversarios y obligado a trasnochar en un inhóspito lugar de la sierra de Puebla, en medio de la nada, el presidente Venustiano Carranza fue asesinado.
Al recordar esta tragedia, el director de la Capilla Alfonsina, expresidente de El Colegio de México, director de las Academia Mexicana de la Lengua y miembro de la de Historia, pone los puntos sobre las íes a las opiniones del presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de la existencia de grupos “golpistas” conspirando contra su gobierno. Precisa:
“Me gusta que al presidente le interese la historia, pero no es lo mismo oposición legal –es decir, uno tiene derecho a asociarse con quien sea, a agruparse en cualquier organización política y a participar pacíficamente en elecciones–que golpe”.
En entrevista telefónica con , recuerda que en América Latina ha habido una tradición golpista identificada con los ejércitos, “que han terminado en asesinatos horribles”. Cita el caso del presidente Salvador Allende, en Chile. Pero en México sólo hay dos casos: el asesinato de Francisco I.
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