AGOSTO, 1984
Hubo un tiempo no muy lejano donde a la playa o la piscina se llevaban, de Facebook y los ingredientes de la bolsa de patatas que te has comprado para paliar el ansia de comer que te da el agua. Pero eso no es leer. Buena lectura era lo que ofrecía este número de a mediados de los 80. No juzgues la portada: todos tenemos cadáveres en el armario o besos a las seis de la mañana que preferiríamos borrar. Quédate con lo esencial: que una revista incluyera en su número de verano relatos exclusivos de o Si no te suena ninguno de estos nombres, ve a la Wikipedia o, mejor aún, a una librería: son esos sitios donde venden libros y, últimamente, te ponen café ecológico, tarta de chocolate vegana y hay gatos dando vueltas por las estanterías. Porque en verano la lectura debería ser como el sexo: a todas horas
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