TIEMPO de ir con los PROS

uando hablamos de tratamientos profesionales, los hemos probado todos (inclusive tenemos más datos de los que Sherlock podría conocer): nos han dejado en bata para, a la fuerza, escuchar melodías de cuna con ukuleles mientras nos masajeaban de pies a cabeza, con chocolate (esperando una piel tan suave como la de bebé, pero lo que obtuvimos fue una reacción alérgica); aceptamos el proceso minucioso de pestaña por pestaña en nuestros ojos durante dos horas seguidas, con la promesa de que no necesitaríamos volver a usar rímel y lo que ganamos fueron mareos por estar acostadas tanto tiempo, sin mencionar las pestañas que nunca volvieron a crecer de la misma forma; prohibido