CARTAS A LOS FANTASMAS
l lugar donde solían depositarse las cartas a los difuntos era la tumba o sus proximidades. Estas misivas solían escribirse sobre todo en cuencos o vasijas con tapa, (concha o fragmento de cerámica sobre el que se escribía). Las cartas en lino y papiro solían colocarse encima de las momias tras el entierro. El mayor número de cartas que han sobrevivido proceden del Reino Antiguo (2686-2181 a. C.) y el Primer Periodo Intermedio (2175- 2040 a. C.). En 1928, los especialistas Gardiner y Sethe publicaron , obra en la que recopilan ocho misivas a los difuntos. Algunas de las mismas se encuentran en la actualidad en el Museo Petrie de Arqueología Egipcia, en el de Londres. Un ejemplo de estas cartas aparece recogido en la citada obra de Gardiner y Sethe. Al parecer, dicha misiva se encontró en el interior de una vasija depositada en la tumba del sacerdote Intef y había sido escrita por Dedi, hermano del anterior, durante el Imperio Medio (1985-1795 a. C.). La vasija contenía una ofrenda funeraria de comida y la petición epistolar tenía un tono de amenaza: «A propósito de la joven sirvienta Imiu que está enferma. ¿Acaso no puedes protegerla durante el día y la noche contra cualquier hombre o mujer que le esté provocando su mal? ¿Acaso quieres que tu capilla funeraria sea destruida y abandonada? ¡Lucha de nuevo por ella (…) Si no obtengo tu ayuda, tu tumba acabará destruida!».
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