Un cúmulo de aberraciones para condenar a Sergio Aguayo
El 20 de enero de 2016 Sergio Aguayo publicó un artículo en el diario Reforma en el que señaló presuntos actos de corrupción de Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila, y dijo que ese personaje despide un “hedor corrupto”. Medio año más tarde, el también exdirigente nacional del PRI demandó al investigador por daño a su imagen pública.
Tras cuatro años de juicio, el magistrado de la Sexta Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Francisco José Huber Olea Contró, encontró culpable a Aguayo y autorizó el embargo de sus propiedades si el articulista no le paga a Moreira 10 millones de pesos, por causarle “daño moral”.
“Se trata de criminalizar la libertad de expresión”, asegura Aguayo en entrevista y señala que las repercusiones de la sentencia del juez representan un acoso judicial y la posibilidad de meter a la cárcel a más periodistas por ejercer el derecho a la libre expresión.
Lo más grave, insiste el investigador, es que en medio de los ataques al periodismo independiente, de los asesinatos e intimidaciones, estas acusaciones sean parte de una corriente de demandas judiciales que han proliferado en todo el país.
“El gremio periodístico está justificadamente preocupado por la posibilidad de que interpongan demandas como la mía”, sostiene, inquieto, el articulista
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