CARLOS I, JOSÉ BONAPARTE Y AMADEO DE SABOYA REYES INTRUSOS
EL 20 DE FEBRERO DE 1500, NA-CÍA EN UNA LETRINA DEL PALA-CIO GANTE QUIEN LLEGARÍA ASER CARLOS I DE ESPAÑA–YV DE ALEMANIA–. Era hijo de Fe-lipe de Habsburgo–apodado El Hermoso–y de la infanta Juana de Castilla–a quien conocerían como La Loca–. Entonces parecían escasas las posibilidades de que ocupara el trono español, aunque para esas fechas hacía tres años que su tío el príncipe Juan de Aragón había fallecido, según las malas lenguas, por un exceso de tra-to carnal con su esposa. Esta era Margarita de Austria, la misma dama que lo iba a educar con cuidados maternales cuando su madre doña Juana dio los primeros síntomas de enajenación mental. La muerte de su desdichado tío le había despejado algunas zarzas del camino, pero su abuelo Fernando de Aragón aún se creía joven para aumentar la familia, por eso cuando enviu-dó de Isabel de Castilla contrajo nuevas nup-cias con la joven francesa Germana de Foix. Por suerte para Carlos aquel enlace no dio los frutos esperados porque a Germana se le fue la mano con el pasticici al testicoli de toro, una receta afrodisíaca que se llevó a Fernando el Católico a la tumba–feliz, eso sí–en la población extreme-ña de Madrigalejo,
Por fin, el destino se había conjurado para ofrecer a Carlos el inmenso reino de Aragón como herencia de su abuelo materno y el in-conmensurable reino de Castilla–que había crecido con las posesiones de ultramar después del descubrimiento de América–como herencia de su abuela materna. La casualidad quiso que su hermano Fernando, educado en España y por el que pueblo español sentía predilección, se convirtiera en soberano de Austria.
se había conjurado para ofrecer a Carlos el inmenso reino
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