Sin valor aparente
EN 2016, Sophie Rowley abandonó su trabajo como responsable de compras para la línea de moda de Faye Toogood (Londres) para dedicarse a trabajar con materiales bastante menos atractivos: residuos industriales. En el centro de innovación de Godrej & Boyce de Bombay –una de las fábricas más importantes de la India, que produce desde piezas de submarinos hasta candados–, Rowley se unió a un pequeño equipo de diseñadores con la misión de catalogar todos los residuos que generaba la empresa y después seleccionar a artesanos del lugar para que experimentasen con estos desechos: proporcionó rafia vieja a artesanos del mimbre, y estos la convirtieron en sillas; los restos de cobre fueron para los ceramistas, que los incrustaron como patrones decorativos en sus piezas. “La cantidad de residuos que se genera es inconcebible”, explica Rowley. “Los trabajadores gastan casi 30.000 pares de guantes todos los meses”.
Pese a todo el desperdicio, esta experiencia
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