EN BUSCA DE CERO EMISIONES
Aunque ahora se haya convertido en una especie de ideólogo de la alimentación sostenible, muchos podrían conocer el fast casual que, desde su apertura en 2008, lo ‘petó’ en San Francisco y Nueva York. Mission Chinese era un formato de comida callejera de fusión chino-americana que nació en el distrito de Mission en San Francisco como un proyecto de Anthony Myint y que creció después para instalarse en Nueva York, incluso con un segundo concepto, Mission Cantina, hasta consolidar doble sede en el Lower East Side. Era un proyecto gestado por Myint y Danny Bowien. La sede en San Francisco se ganó esta definición por parte de Myint: “El restaurante es una especie de extraña ‘cápsula del tiempo’ que en realidad todavía es un viejo restaurante chino de mierda”, definía, mientras describía la sede neoyorquina como un local con look de “antiguo lugar de buceo tailandés”. Desde unos formatos aparentemente sencillos, Bowien y Myint estaban haciendo historia, mientras iban ampliando su oferta, incluso –con los años– incorporando a su propuesta platos casi pop-up, como un sweetgreen bowl por poco más de 12 dólares.
Pero había muchos más ‘ingredientes’ en aquel modelo de negocio gestado por dos emprendedores: Danny Bowien y Anthony Myint. Entre ellos, la decisión de destinar parte de sus beneficios a causas sociales y el empeño por “servir comida auténtica”, pero también por “crear una experiencia autentica”. Detrás quedaba un
