Los matices de las estaciones: CÓMO NUTRIRNOS EN OTOÑO
En noviembre la naturaleza tiene matices de verano, de otoño y un poco de invierno. En septiembre y octubre las hojas caen y la naturaleza se concentra, permitiendo que viento gire y refresque, todo parece tomar el camino de regreso al interior. Las horas de sol se acortan, las temperaturas bajan _aunque aún no hace el frío invernal_ y los calurosos días de verano ya se despidieron serenamente, dejándonos el recuerdo más frugal en la memoria de los sabores.
El otoño empieza a ocupar su lugar para dar paso al recogimiento y el foco. Sin embargo, para que la transición paulatina del verano (extrovertido, expansivo, frugal, colorista, trasnochador, remojado y nocturno) hacia los días más recogidos con horarios escolares y agendas programadas, se haga de forma eficaz y armoniosa, hemos de considerar algunas claves vitales que, en realidad, son las claves que nos dicta la naturaleza desde su sabiduría inherente y biológica.
Para llevar a cabo ese tránsito desde el verano hasta el otoño y al consiguiente invierno, la macrobiótica nos da una serie de claves:
• El tiempo de verano fue un tiempo caluroso donde la sabia naturaleza nos proporcionó mucha fruta
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