OCHOMILES
ctubre es un mes de lecturas obligatorias en los colegios. De padre s buscando ese libro que sus hijos tienen que leer. Hasta hace muy poco, en mi amada Andalucía la única lectura dramática obligatoria para un estudiante de segundo de bachillerato era . Una obra que es una montaña inaccesible hasta para lectores muy curtidos, y que en la práctica de, pongamos, cien páginas de tipografía generosa, pueden ser invocados a subir el portentoso del Quijote, con sus miles de páginas y su invisible papel biblia. Como si alguien decidiera un buen día dejar a y meterse en . Obligamos a la lectura temprana de estos clásicos al tiempo que constatamos que las nuevas generaciones tienen un vocabulario tan reducido como el de Siri.
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