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ESCUELA, PADRES, EDUCACION
PROF.DR. JORGE EDUARDO NORO norojor@cablenet.com.ar
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LOS PADRES, EDUCADORES NECESARIOS
01. Ocuparse del propio hijo es más importante que pre-ocuparse por él. Quien se ocupa se hace cargo, quien se preocupa, anticipa lo que no sucedió o lamenta lo que está sucediendo o cree que ya no puede resolver los problemas que aparecen. 02. El ocuparse de los hijos no prescribe con el crecimiento y el paso del tiempo. Solamente cambia de forma, se adapta, encuentra nuevas maneras. Pero los padres
 mientras los hijos concurren a la escuela
 mantienen siempre el ejercicio de su responsabilidad. 03. Es natural que los hijos se resistan a los controles y a la presencia de los padres. Que sea natural no significa que sea correcto. Los padres no deben renunciar a sus derechos y obligaciones frente a la protesta filial. Debe haber palabras, negociaciones y acuerdos para mantener esta presencia. 04. Aunque parezca obvio, lo primero que los padres deben certificar es si sus hijos concurren a la escuela, si lo hacen en tiempo y forma, si permanecen en ella y si medianamente tienen una conducta acorde al lugar. Algunas de estas cuestiones transforman a los padres
 por ignorar aquello que deberían saber - en co-responsables. 05. Algunas veces deben establecer relaciones con la escuela, sus autoridades y sus docentes, para certificar cuestiones básicas: información, criterios, documentación, marcha general. Ni tanto, ni tan poco. No son los hijos los que deben auto-manejar la presencia o la ausencia en las aulas , sino el buen criterio de los adultos. 06. Para ir a la escuela los estudiantes necesitan una forma de presentación personal acorde al lugar. Aun la informalidad o la ausencia de uniformes exigen higiene y cuidado. Hay hábitos básicos que no se forman en la escuela, sino que se suponen adquiridos y desarrollados en la familia. De alguna manera debemos saber qué es lo que los hijos llevan a la escuela ya que el tipo de convivencia y de actividad de las mismas tolera algunos objetos y desaconseja otros. 07. Para estudiar se necesitan numerosos materiales: no son los mismos en los diversos ciclos y niveles. Debería provocar inquietud y sospecha comprobar que los hijos no tienen obligaciones ni exigencias al respecto: cuadernos, carpetas, libros, fotocopias, diccionarios, calculadoras, etc, Frecuentemente los alumnos rechazan las pautas de los
 
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profesores escudados en una presunta imposibilidad económica de las familias (que no llegan a intervenir en la decisión). 08. Una copia del horario semanal, con la ordenada distribución de materias; el conocimiento de algunos nombres de profesores y responsables, algunos teléfonos importantes, las fechas en las que se efectúan informes, se toman evaluaciones, se entregan notas, se hacen pruebas integradoras forman parte de los conocimientos necesarios para tener una presencia activa junto a los hijos. 09. Un adolescentes de 16 año no necesita una revisión diaria de su carpeta, ni una intervención clandestina en su mochila (aunque a veces, en situaciones límites, no estaría demás): es aconsejable una charla periódica en un momento y en un lugar acorde, entre el hijo y los padres para que el estudiante comente sus cosas y problemas, y brinde un informe de lo que hace y deja de hacer. 10. Normalmente, cada día, hay tareas asignadas, trabajos, estudio, lecturas, búsqueda de información, repaso; periódicamente suelen aparecer una serie de evaluaciones obligatorias: por tanto es necesario que dispongan y respeten tiempos dedicados a la escuela. 11. No se trata de preguntar si el hijo aprobó o se eximió, sino
 sobre todo
 si aprovecha y aprende. Y hay forma de saberlo: las carpetas, las evaluaciones, las observaciones representan un documento para certificarlo. Y sus propios comentarios. 12. La escuela ha cambiado, pero no tanto: algunos rituales del pasado sobreviven en el presente: libretas e informaciones periódicas sobre la marcha de sus hijos. Si no aparece, si la escuela no da señales de vida y nada se sabe o se dice, es posible que se haya producido un corte: temor, ocultamiento, demora. Lo mejor es acercarse a la escuela, sin amenazas ni advertencia, y recabar la información. 13. Los problemas, los fracasos, los aplazos, los exámenes, la repitencia son cuestiones que deben ser abordados con serenidad, firmeza e intervención segura, buscando más las causas en el alumno-estudiante que en el interior de la escuela (también allí). Uno puede aprender de los errores y encontrar la forma de re-organizar el presente y el futuro. 14. No toda la vida se agota en la escuela, porque hay muchos aspectos de la vida que se aprenden a través de otros medios. Sin embargo, durante el desarrollo de los ciclos de la educación escolarizada no debería existir actividad que la neutralizara en el valor y en los recursos que se le asignan. Por lo menos para la familia, la educación debería ser lo primero. 15. La mayoría de los padres, de todas las clases sociales, tienen ocupaciones abundantes, pero ninguno puede renunciar a su rol de padre. El tiempo valioso que invertimos en las ocupaciones debe también invertirse en la educación de los hijos, porque no son importantes solo a la hora de defenderlos o justificarlos, sino sobre todo cuando debemos construir con ellos el futuro personal. 16. Es un rasgo prudencia saber pedir ayuda. No para delegar las tareas, sino para saber cómo se debe ejercer el rol. Cuando a uno se le queman los papeles hay otros padres, profesionales, docentes
 con más experiencias
 que tienen papeles nuevos y nuevas recetas para acompañar y fortalecer la tarea. 17. Tal vez sea importante recordar que
 más allá de las condiciones económicas que cada uno viva
 la educación sigue siendo el mejor legado, porque no se trata de cosas, riqueza,
 
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propiedades, posibilidades sociales o económicas, sino un cambio subjetivo, interior, pleno que es la mejor herencia. 18. Con cada aporte de los padres, la escuela se beneficia. Sin la presencia y sin las contribuciones de los padres, las escuelas se muestran más vulnerables e imposibilitadas de lo que son. Se trata de una tarea común en la que el sujeto es el mismo y los responsables acuerdan la manera de acompañar su decisión de educarse y crecer. 19. Hábitos, límites, virtudes, urbanidad, sentido de la ubicación son condiciones básicas
que pueden probarse en la escuela… pero que no deben aprenderse y ejercitarse antes de
llegar a ella. Hay una tarea previa y complementaria que siempre está en manos de los padres y de la familia. 20. Para muchos padres, estas palabras son demasiado conocidas e innecesarias porque asumen su rol con responsabilidad y cumplen con sus obligaciones. Para otros pueden ser un buen despertador: siempre se está a tiempo para hacer lo que hay que hacer. Sería necio, renunciar a la obligación que surge de nuestra decisión de tener hijos y velar por su crecimiento integral. Para algunos padres ausentes y familias desintegradas, la tarea se deposita en los educadores y en la escuela que deben crear las condiciones para suplir de alguna manera esa ausencia.
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CALIDAD DE LA EDUCACION, ¿TEMA O PROBLEMA?
01.
 
El tema de la “calidad educativa” ha desvelado a los Ministros de educación de los
últimos 30 años. Y ha sido así porque la educación ha exhibido en este tiempo un progresivo deterioro y porque se han introducido una serie de instrumentos cuantitativos que permitirían evaluar y comparar el nivel de calidad de los sistemas educativos (tanto en el interior del mismo sistema como del sistema con respecto a otros). Los sistemas educativos no sólo deben responder a las demandas internas, sino que pueden ser comparados con otros sistemas educativos para certificar la validez y efectividad de sus esfuerzos. 02.
 
Los operativos de evaluación de calidad han sido muchos y variados. En principios han sido útiles para las autoridades educativas: poco y nada han representado para la realidad educativa: directivos, docentes, alumnos y familias. Cada uno de estos actores
“certifican”, disfrutan o padecen la buena o mala calidad de una maneara directa.
Especialmente los padres y las familias comprueban hasta qué punto sus hijos aprenden, aprovechan, saber y pueden afrontar los ciclos posteriores o el mundo laboral. No han tenido efecto porque no han sido muy confiables y porque el poder político (ministerio) no ha hecho nada con quienes pudieron tener
 en cada caso
 rendimientos destacados. En
algunos casos la “picardía argentina” logró hacer filtrar las evaluaciones para
utilizar los
“buenos resultados” de los alumnos de algunos establecimientos como recurso publicitario.
En otros, para ser beneficiarios de costosos viajes: curiosamente los alumnos que habían tenido el mejor promedio de todo el sistema (provincial, nacional) no lograron ingresar a la universidad. 03.
 
En el pasado no se hablaba de calidad de la educación, sino simplemente de
educación, suponiendo que si era “educación” debía ser de calidad,
aunque todos sabían que los diversos sujetos hacían un aprovechamiento desigual de la oferta educativa. Algunos tenían rendimientos excelentes y otros deficientes, pero el sistema garantizaba que las escuelas y sus educadores brindaran la mejor educación posible.

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