Está en la página 1de 12
 
VIOLENCIA Y SOCIEDAD: ENTRE LA RAZON Y EL DESAMPARO SAPFI. JORNADA DE FILOSOFIA. SETIEMBRE 2006
1
VIOLENCIA Y SOCIEDAD: ENTRE LA RAZON Y EL DESAMPARO
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO norojor@cablenet.com.ar
“Por eso es tan terrible ver la sangre
 de los hijos derramada en el suelo. Una fuente que corre en un minuto
y a nosotros nos ha costado tantos años” 
 
GARCIA LORCA, BODAS DE SANGRE
 
VIOLENCIA
 –
 VIOLACIONES
 –
 AGRESIONES
 –
 ASESINATOS
 –
 ABUSOS
 –
 INSULTOS
 –
 ATROPELLOS
 –
 INJUSTICIAS
 –
 ARBITRARIEDADES
 –
 ENOJOS
 –
 ACOSOS
 –
 VIOLENCIA DE GÉNERO
 –
 VIOLENCIA DE CLASE
 –
 VIOLENCIA DE PAÍSES
 –
 INVASIONES
 –
 GUERRAS SANTAS
 –
 GRITO DE GUERRA
 –
 ATAQUE
 –
 DEFENSA
 –
 INDIFERENCIA
 –
 DESPRECIO - DESIGUALDADES
 –
 ROBOS
 –
 SAQUEOS
 –
 APROPIACIONES - DESTRUCCIONES
 –
 VIOLENCIA SIMBOLICA
 –
 VIOLENCIA DE LOS DE ARRIBA
 –
 VIOLENCIA DE LOS DE ABAJO
 –
 FAMILIAS VIOLENTAS
 –
 VIDAS VIOLENTAS
 –
 AMORES VIOLENTOS
 –
 MUERTES VIOLENTAS
 –
 SOCIEDAD DE VIOLENCIA
 –
 DIOSES VIOLENTOS
 –
 ODIO
 –
 DEPORTES VIOLENTOS
 –
 GOLPES
 –
 ARMAS
 –
 
01.
 
SOCIEDAD VIOLENTA.
 Si la vida en la sociedad implica una lucha permanente por la subsistencia, una guerra de todos contra todos; si el trabajo es objeto de disputas, si los lugares de privilegios debe conquistarse de cualquier modo; si el poder es objeto de apropiación y de defensa despiadada, si el mundo económico y político ha instalado un paradigma eficientista que opera fiel a la ley de supervivencia de los más apto y de los más fuertes (por edad, por condiciones, por astucia, por capacidad de lucha, por mecanismos acomodación a las situaciones) asociada a las estrategias arbitrarias de los especialistas en recursos humanos, si los incluidos sobreviven y los excluidos son dejados a la deriva y sin embarcaciones en un mar tormentoso, si ingresar y reingresar al mercado laboral es una lucha inhumana, es posible que uno se pregunte hasta qué punto no hemos retornado a las luchas tribales y a las sociedades primitivas, reinstalando en nuestras decisiones atávicas costumbres. Esta violencia legitimada en las compulsas electorales, en los avisos clasificados, en los consejos para conseguir trabajo o conservar empleos, en los cursos para empresarios, gerentes o personal subordinado, en el mundo de la política y el poder, en los planes de estudio de ciertos circuitos educativos, se asocian a la violencia descarada, obscena, manifiesta que nos entregan los medios o que percibimos en nuestras prácticas cotidianas. La lucha de todos contra todos, con la estratégica presencia de mediadores sociales que saben amortiguar los golpes y las agresiones garantizando nuestra supervivencia ha explotado de mil maneras: es el muerto impúdico tirado en la calle en un enfrentamiento, es la familia aterrorizada por el asalto, son los familiares de las víctimas reclamando
 
VIOLENCIA Y SOCIEDAD: ENTRE LA RAZON Y EL DESAMPARO SAPFI. JORNADA DE FILOSOFIA. SETIEMBRE 2006
2
por los suyos, son los cuerpos sin vida que se abrazan a los restos retorcidos de un accidente, es la guerra lejana, es la explosión inesperada, es la manifestación que avanza y la represión que frena, es el puente o las rutas que se cortan, el rostro ocultos de diversos tipos de violaciones, los golpes, las heridas, la sangre, la muerte en toda su desnudez. Nunca se diluyó, siempre ha estado a nuestro lado. La violencia, nunca ha desaparecido. Ha permanecido allí orgullosa o agazapada, triunfante o combativa, generalizada o focalizada, compartida o discutida, en manos de todos o como patrimonio de algunos. Nos alimenta, nos incentiva, nos moviliza, nos inhibe, nos frena, nos pone de pie. Surge de nuestro interior, asoma en nuestros gritos, se dibuja en nuestro rostro, se arma de palabras, gestos, insinuaciones. De pronto la sociedad despierta huérfana, desprotegida, en un mundo demasiado ancho y demasiado ajeno, insensible, inhumano, como si de improviso
 –
 cuando mejor hemos humanizado la naturaleza, preparándola para nuestro disfrute
1
 
 –
 hubiéramos perdido nuestra casa, obligados nuevamente a regresar a la intemperie, ajenos a toda razón, sumergidos en el desamparo. Como nunca en estos tiempos nos mostramos menesterosos de un mundo más nuestro, disciplinado por la razón y con una protección real que lo transforme en el refugio protector que imaginamos.
“La modernidad
exhibe
 –
 señala GIDDENS (2001: 21- 23)
 –
 
un lado sombrío que se ha puesto de manifiesto en lo
s últimos tiempos. (…) El mundo en que vivimos es espantoso y peligroso. Estos ha
obligado a algo mas que suavizar o matizar la suposición de que el surgimiento de la modernidad
nos conduciría a la formación de un mundo mas feliz y mas seguro”.
 
02.
 
UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA.
 La violencia se construye sobre la negación del otro, sobre la imposibilidad de reconocerlo, sobre su anulación y des-conocimiento. Para agredir, pegar, insultar, violentar, burlar, necesitamos suprimirlo, romper una relación, negarlo como otro igual que nosotros. La violencia clausura la palabra e instaura el grito, sustituye la confianza por el miedo, la igualdad por la subordinación, rompe con la mirada inter-subjetiva, invalida las perspectivas, quiebra todo diálogo posible, se sumerge en la irracionalidad. La violencia genera una extraña forma de alienación (FROMM, 1970) porque los sujetos se experimentan como extraños, como ajenos, como sustancialmente diferentes, como objetos, como cosas: se vive al mismo tiempo un auto y un hetero-extrañamiento (
no me reconozco en el
violento que soy 
, no reconozco a las ocasionales víctimas
”.
).
“El rostro del prójimo significa una responsabilidad irrecusable que antecede a todo consentimiento libre, a todo pacto, a todo contrato” 
 ,
afirma Levinas. Toda relación de alteridad es una relación con el otro, es una palabra que viene de fuera, que habla en imperativo y que demanda una responsabilidad mas allá de todo pacto o contrato: el otro (BARCENA - MELICH, 2000: 126) nos impone hospitalidad, amparo, cuidado y responsabilidad. Pero la violencia en lugar de generar encuentros personales, opta por cosificar al otro, por ignorar su rostro, por esquivar su mirada, por crear relaciones artificiales que rápidamente se quiebran y se rompen. Los otros dejan de ser para nosotros aquellos con los que construimos o co-habitamos un mundo común para convertirse en los que se nos interponen en nuestros proyectos, los que roban nuestras posibilidades o los que arruinan nuestra felicidad o nuestro goce. Los otros se transforman en el infierno que se pretende evitar y eliminar.
2
 Ajenos a un sentido del valor que jerarquice a quienes nos rodean, terminamos haciendo un uso funcional de cada uno de ellos y generando relaciones agresivas en la medida en que no satisfacen lo que esperamos de ellas o no se subordinan a nuestros mandatos.
1
 Cabría preguntarse si el hombre
 –
 deudor de la modernidad
 –
 no ha ejercido la violencia arbitraria y despiadada sobre el medio natural, convirtiendo la cultura es un proceso de avasallamiento de la naturaleza y sus recursos.
2
 La película de COSTA GAVRAS,
La Corporación,
 desnuda esta situación de infierno que en su momentos creara la filosofía existencialista de Sastre. Si la posibilidad de ser, de sobrevivir, de tener presencia social depende del
trabajo, y si el trabajo es un bien escaso, es necesario literalmente “eliminar” a quienes real o potencialmente
se interponen en el camino hacia el objeto prefijado.
 
VIOLENCIA Y SOCIEDAD: ENTRE LA RAZON Y EL DESAMPARO SAPFI. JORNADA DE FILOSOFIA. SETIEMBRE 2006
3
03. LOS NOMBRES DE LA VIOLENCIA.
La violencia es proteica, cambia de formas y de representantes, gusta mutarse para establecerse. Se parece a esos virus que en el campo de la biología y la salud (y, por analogía, en el campo de la informática) van transformándose permanentemente, de manera tal que nunca se los puede aislar y combatir. La violencia se manifiesta como agresión física, peleas, insultos, desprecios, apelativos agraviantes, discriminación, aislamiento, amenazas, extorsiones, robos, violaciones, ocultamientos, persecuciones, temores, placer en el sufrimiento ajeno, juego que se va de las manos, broma que se sale de los cauces normales. Es una red compleja y mutante que se expresa con mayor crudeza y objetividad en las agresiones físicas (donde se dejan rastros, heridas, dolores expuestos, pruebas), en las agresiones psicológicas (que trabajan desde y para la subjetividad, y operan con las palabras, los tonos, las miradas, los silencios, los enojos, las rupturas) y en las agresiones simbólicas
3
 (que emergen en las relaciones de poder y subordinación). Sabemos, empero, que sobre el común denominador de la violencia, los actos violentos, las responsabilidades de los victimarios y los efectos sobre las víctimas los diferencia, los clasifica, los distingue. En algunos casos la violencia destruye todo, elimina, impide cualquier tipo de reconstitución; en otros la violencia inflige un daño lamentable y cruel que permite sin embargo construir sobre los restos y las cenizas; a veces se trata de gestos, hechos, episodios que admiten un
3
 
Según Bourdieu, “La violencia simbólica solo se realiza a través del acto de conocimiento y de reconocimiento
práctico que se produce sin llegar al conocimiento y a la voluntad y que confiere su «poder hipnótico» a todas sus manifestaciones, conminaciones, sugerencias, seducciones, amenazas, reproches, órdenes o llamamientos al orden. Los actos de conocimiento y de reconocimiento prácticos de la frontera mágica entre los dominadores y los dominados que la magia del poder simbólico desencadena, y gracias a las cuales los dominados contribuyen, unas veces sin saberlo y otras a pesar suyo, a su propia dominación al aceptar tácitamente los límites impuestos, adoptan a menudo la forma de emociones corporales -vergüenza, humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad- o de pasiones y de sentimientos -amor, admiración, respeto-, emociones a veces aún más dolorosas cuando se traducen en unas manifestaciones visibles, como el rubor, la confusión verbal, la torpeza, el temblor, la ira o la rabia impotente, maneras todas ellas de someterse, aunque sea a pesar de uno mismo y como de mala gana
, a la opinión dominante.”
 

Recompense su curiosidad

Todo lo que desea leer.
En cualquier momento. En cualquier lugar. Cualquier dispositivo.
Sin compromisos. Cancele cuando quiera.
576648e32a3d8b82ca71961b7a986505