Mc.

2,3-5-10-11

La escena de hoy est ocupada por un paraltico que unos camilleros logran acercar a Jess. Como siempre, la actuacin de Jess es salvadora para unos y provocadora para otros. Ofrece armona a los que la enfermedad haba desestabilizado. Pero viene a desestabilizar a los que en la Ley haban encontrado su seguridad.

La curacin del paraltico va acompaada por el perdn de los pecados. Todo resulta intolerable para los que se aferran a su propio concepto de la salvacin.

En el relato aparecen tres grupos de personas Unos hablan, otros rumian en silencio sus prejuicios y otros actan callada y eficazmente. En primer lugar estn las gentes que escuchan la Palabra de Jess. Se asombran y dan gloria a Dios. Con esos tres rasgos se describe, pues, a los creyentes.

Adems estn los letrados que lo contemplan con desdn. Con razn pueden preguntarse: Quin puede perdonar pecados fuera de Dios? Lo malo es que no adivinan la respuesta.

Finalmente aparecen los camilleros que traen al paraltico.

Con imaginacin y decisin logran superar el bloqueo de la multitud e introducirlo hasta la presencia de Jess.

El centro es ocupado por los dos protagonistas: Jess y el paraltico. Jess es el reflejo del poder de Dios. El enfermo es el smbolo de la necesidad, de la dependencia. Ah se encuentran el silencio del desvalido y la Palabra que salva.

 Hijo, tus pecados quedan perdonados

Esa sentencia de Jess confunde ese cinismo con el que muchos de nosotros manifestamos nuestra falsa inocencia. Arropados por esa desfachatez difcilmente nos abrimos al que puede renovar nuestra vida.

 Hijo, tus pecados quedan perdonados

En el mundo hay violencia y blasfemias, asesinatos y traiciones. Son muchos los que tratan de explicar esos males. Dicen que pueden curarnos pero no pueden perdonarnos. Slo el perdn nos sana y nos libera.

Seor Jess, t miras con serenidad y compasin al ser humano. Que tu perdn nos purifique y restaure. Amn.

Autor: Jos Romn Flecha LA PALABRA DEL SEOR Ed. Secretariado Trinitario Salamanca 2007