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MADRID
SENTENCIA: 00112/2011
Sección 28ª
Rollodeapelaciónnº399/2010
SENTENCIA n º 1 1 2 / 2 0 1 1
Han actuado en representación y defensa de las partes, en esta segunda instancia, el Procurador D.
Rafael Gamarra Megias y el Letrado D. Manuel Rayo Valiente por Dª. Paula , y el Procuradora Dª. Mª Jesús
Martín López y la Letrado Dª. Mercedes González Martín por Pozuelo Jardín SL.
ANTECEDENTESDEHECHO
".por formulada demanda sobre impugnación de junta, contra la mercantil "Pozuelo Jardín
SL"acordando que se sustancie por los trámites del juicio ordinario, dictándose en su día, previa la
pertinente tramitación, sentencia por la que se declare la nulidad de la Junta General Ordinaria de fecha 27
de mayo de 2008. Todo ello con expresa imposición de costas a la parte demandada".
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SEGUNDO. - Tras seguirse el juicio por sus trámites correspondientes el Juzgado lo Mercantil nº 1 de
Madrid dictó sentencia, con fecha 29 de julio de 2009 , cuyo fallo era el siguiente:
"Que debo desestimar y desestimo íntegramente la demanda interpuesta por D. RAFAEL GAMARRA
MEGÍAS en representación de Dª Paula frente a POZUELO JARDÍN, S.L. con expresa imposición de costas
a la parte actora".
TERCERO. - Publicada y notificada dicha resolución a las partes litigantes, por la representación de
Dª. Paula se interpuso recurso de apelación que, admitido por el mencionado juzgado y tramitado en legal
forma, con oposición al mismo por la contraparte, han dado lugar a la formación del presente rollo ante esta
sección de la Audiencia Provincial de Madrid, que se ha seguido con arreglo a los trámites de los de su
clase.
CUARTO. - La deliberación y votación para el fallo del asunto se realizó con fecha 7 de abril de 2011.
Ha actuado como ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D. Enrique García García, que expresa el parecer
del tribunal.
FUNDAMENTOSDEDERECHO
PRIMERO. - La demandante, socia al 50% de la entidad Pozuelo Jardín SL, pretendía conseguir la
declaración judicial de la nulidad de la junta general de dicha sociedad que fue celebrada, aunque
manifestase en el propio acto sus reparos a ello, el 27 de mayo de 2008, pese a que su voto adverso a la
totalidad de los asuntos previstos en el orden del día de la junta (que, en esencia, versaba sobre la
aprobación de cuentas de los ejercicios 2006 y 2007, el análisis de la situación de la empresa, la propuesta
de disolución de la entidad y la renovación de cargos) no había permitido la formal aprobación de ninguno
de ellos.
Tal pretensión, a la que se opuso la citada entidad Pozuelo Jardín SL, no prosperó en la primera
instancia al entender el juzgador que no habiéndose adoptado acuerdo alguno en dicha junta, los vicios que
se hubiesen podido cometer no se habían traducido en la toma de decisiones que pudiesen ser objeto de
acciones de nulidad.
La demandante no se conforma con tal decisión e insiste en esta segunda instancia en la procedencia
de su demanda en los términos en los que la planteó, en lo que se reafirma ante este tribunal.
Significamos que pese a que ya se hayan integrado en el Texto Refundido de la Ley de Sociedades
de Capital, aprobado Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio , las citas legales que efectuaremos
todavía vienen referidas, por razones cronológicas (principio "tempus regit actum"), a la Ley de Sociedades
de Responsabilidad Limitada (Ley 2/1995, de 23 de marzo ) y al Texto Refundido de la Ley de Sociedades
Anónimas (RDL 1564/1989, de 22 de diciembre ), que son los textos legales que, con las reformas
correspondientes, resultan aplicables al litigio.
La infracción legal determinante de la nulidad del acuerdo puede producirse: 1º) respecto de normas
sustantivas que regulan el contenido de los acuerdos sociales (por ejemplo, un acuerdo de una junta
general que acuerde nombrar como auditor de cuentas de una sociedad obligada legalmente a auditarlas a
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una persona no inscrita en el ROAC y por un periodo inferior al establecido imperativamente en los arts.
204.1 de la Ley de Sociedades Anónimas y 8.4 de la Ley de Auditoría de Cuentas), y en tal caso será nulo
exclusivamente el acuerdo que infrinja la norma legal, por defectos intrínsecos, pero no los demás
adoptados en esa junta general o en ese consejo de administración; y 2º) respecto de las normas que
regulan la convocatoria, constitución o celebración de las juntas o de los consejos de administración; en tal
caso, puede distinguirse los siguientes supuestos: a) que se trate de un motivo de nulidad que afecte
exclusivamente a determinados acuerdos (por ejemplo, la denegación al socio de la información solicitada
respecto de un determinado punto del orden del día, o la no indicación en la convocatoria del derecho que
tienen los socios a examinar los documentos contables que van a ser sometidos a aprobación de la junta
bajo el punto de "aprobación de las cuentas anuales" en una junta en la que se van a tratar también otros
extremos no relacionados con las mismas), por lo que los demás acuerdos aprobados en la junta o en el
consejo de administración que no estén relacionados con esa infracción del derecho de información no
están afectados por el motivo de nulidad; ó b) que la infracción legal de las normas reguladoras de la
convocatoria, constitución o celebración de la junta general o del consejo de administración afecte de forma
general a la totalidad de los acuerdos adoptados, viciando de raíz la propia celebración de la junta o del
consejo en sí; así ocurre, por ejemplo, cuando la convocatoria no se ha publicado en la forma y con los
plazos de antelación exigidos en la ley, o cuando no se ha convocado personalmente a alguno de los socios
cuando así lo prevén los estatutos sociales (en éste último caso, el defecto vicia también la totalidad de los
acuerdos sociales, si bien en tal caso de trata de un vicio que determina la anulabilidad y no la nulidad de
los acuerdos, art. 115.2 de la Ley de Sociedades Anónimas ); se trata, en todo caso, de defectos
extrínsecos, que afectan a la validez del acuerdo no por el contenido del mismo, sino por las circunstancias
en que ha sido adoptado. Es en estos supuestos de vicios en la convocatoria, constitución o celebración,
determinantes de la nulidad o la anulabilidad de todos los acuerdos, cuando se habla, impropiamente, de la
nulidad o anulabilidad "de la junta general" o "del consejo de administración". Pero en puridad, lo que es
nulo o anulable, pues es lo que la ley prevé que puede impugnarse, no es "la junta" o "el consejo", ni
tampoco la "convocatoria", sino lo que de ellos merece trascendencia jurídica, que son los acuerdos
sociales allí aprobados.
TERCERO. - La parte apelante pretende desconocer tal marco legal y se empeña en su derecho a
que sea declarada la nulidad de la junta general de Pozuelo Jardín SL celebrada el 27 de mayo de 2008,
pese a que reconocía en su demanda que no se consiguió alcanzar acuerdo alguno en sede de la misma,
porque estaban divididos los dos socios, partícipes al 50% en el capital social, en posturas enfrentadas y
votaron en sentido dispar. Tal pretensión solo puede resultar desestimada, como con corrección se decidió
en la primera instancia, en la que ya se le advirtió a la demandante, con cita de precedentes concretos, de
la previsible respuesta que podía obtener en apelación de esta sección 28ª de la AP de Madrid.
Las razones que aduce la parte apelante para mantenerse en su empeño no legitiman su postura,
pues su temor a eventuales responsabilidades ante tercero en su condición de socia no ha sido
debidamente concretado, pudiendo ser que no discierna adecuadamente entre las exigibles a los órganos
de una sociedad y a los simples socios de la misma. En cualquier caso, en el acta notarial consta no sólo su
oposición a la adopción de los acuerdos, que produjo el efecto por ella pretendido, sino la razón de la
misma, por lo que precisamente no tiene mejor medio de prueba de lo que hizo y de las razones que le
movieron a ello.
CUARTO. - La parte apelada considera, sin embargo, que al detenerse la resolución apelada en el
argumento de la inexistencia de acuerdos sociales impugnables ha dejado de pronunciarse sobre las
infracciones legales y vulneraciones de derechos que se alegaban en la demanda, lo que entiende que
acarrea una infracción del artículo 24.1 de la Constitución española. Tal argumento carece de sentido,
porque precisamente si el juez no entra al análisis de tales circunstancias es porque detecta un fallo en el
planteamiento de la acción impugnatoria de la parte demandante que hace que se desmorone en su
conjunto, arrastrando con ello la totalidad de los motivos de impugnación que se esgrimían en la demanda
(sin que tuviera que entrar al análisis pormenorizado, que se había revelado como innecesario, de los
posibles defectos formales denunciados en la demanda -plazo y lugar de celebración- ni tampoco los de
contenido, como lo relativo al derecho de información, que sólo podría haber afectado, de haberse
adoptado, a los concretos acuerdos en los que hubiese podido influir una quiebra de aquél). La sentencia se
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pronuncia, por tanto, sobre lo que era motivo del proceso y atiende, con ello, al derecho a la tutela judicial
efectiva (artículo 24.1 CE ), pues: 1º) no hay un problema de incongruencia, ya que el juzgado explicita un
razonamiento que hace perecer todas las pretensiones del actor; y 2º) la resolución está motivada, pues
contiene los elementos y razones de juicio que permiten conocer cuáles han sido los criterios jurídicos que
fundamentan la decisión adoptada, y está fundada en Derecho, no incurriendo en una aplicación arbitraria
de la legalidad.
De acuerdo con una consolidada doctrina constitucional, desde la perspectiva del derecho a la tutela
judicial efectiva, como derecho a obtener una decisión fundada en Derecho, no es exigible un razonamiento
judicial exhaustivo y pormenorizado de todos los aspectos y perspectivas que las partes puedan tener de la
cuestión que se debate, sino que deben considerarse suficientemente motivadas aquellas resoluciones
judiciales que vengan apoyadas en razones que permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos
esenciales fundamentadores de la decisión o, lo que es lo mismo, la "ratio decidendi"; de manera que no
existe un derecho fundamental del justiciable a una determinada extensión de la motivación judicial (en este
sentido, entre otras muchas, las sentencias del TC 115/1996, de 25 de junio ; 105/1997, de 2 de junio ;
184/1998, de 28 de septiembre ; 215/1998, de 11 de noviembre ; 187/2000, de 10 de julio ; 13/2001, de 29
de enero ; 108/2001, de 23 de abril ,; 129/2003, de 30 de junio ; 91/2004, de 19 de mayo ; 75/2005, de 4 de
abril ; y 144/2007, de 18 junio ).
Vistos los preceptos citados y demás concordantes de general y pertinente aplicación al caso, este
tribunal emite el siguiente
FALLO
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos los ilustrísimos señores
magistrados integrantes de este tribunal.
PUBLICACION.- Dada y pronunciada fué la anterior Sentencia por los Ilmos. Sres. Magistrados que la
firman y leída por el/la Ilmo. Magistrado Ponente en el mismo día de su fecha, de lo que yo el/la Secretario
certifico.