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Diecinueve
(Poetas chilenos de los noventa)
J·C·Sáez Editor
© Francisca Lange Valdés
Inscripción:
isbn: 9 5 6 -306-
Esta pr im er a edic ió n
se terminó de imprimir en junio de 2006
en los talleres de Lom Ediciones
Enrique Lihn
9
10
Prólogo
11
Si bien para la selección de este libro se utilizó como criterio la fecha
de nacimiento de los autores, es importante señalar que en este caso ese eje
tiene relación con las circunstancias sociopolíticas que vive Chile durante
las décadas del setenta y ochenta, en tanto su inclusión como referente úni-
co significa ignorar las particularidades específicas de cada autor de este
grupo. Esta objeción (que antes han realizado el mismo Rojo, Javier Bello y
Gonzalo Rojas Canouet3 , entre otros) dice relación con el paso del tiempo
y sus circunstancias. El esfuerzo, entonces, por clasificar autores y obras de
esta manera impide una comprensión profunda y particular de cada uno de
estos trabajos. Por otro lado, también resulta claro que en un estadio cultu-
ral determinado entran a convivir en una misma escena varios segmentos
etáreos, lo cual tiende a relativizar la estratificación de ciertas características
literarias.
Ciertamente la complejidad de los fenómenos históricos, sociales y eco-
nómicos en los que se inscribe toda escritura, junto a la rapidez con que esos
hechos se desarrollan, en el caso chileno conviven con una serie de juegos y
tensiones culturales, históricas, políticas y económicas que mantienen en una
permanente contrariedad lo que conocemos como identidad nacional4.
3
El trabajo más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre este grupo es el del
poeta, acá incluido, Javier Bello: Poetas Chilenos de los Noventa. Estudio y Anto-
logía. Tesis para optar al grado de Licenciado en Humanidades con mención en
Lengua y Literatura Hispánica. Universidad de Chile, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Departamento de Literatura. Santiago de Chile, 1995. En éste,
el autor escoge el término período poético. En 1998 este trabajo se actualiza y se
realiza el sitio web Los náufragos: http://www.uchile.cl/cultura/poetasjovenes/
naufragos1.htm
Otro poeta, Gonzalo Rojas Canouet realiza un trabajo de caracterización de la
misma generación en Poesía chilena de la década del ’80 y del ’90: autorreferencia
y fragmentación. Tesis para optar al grado de Magíster en Literatura con men-
ción en Teoría Literaria. Universidad de Chile, Facultad de Filosofía y Huma-
nidades, Departamento de Literatura, Escuela de Postgrado. Santiago de Chile,
2001.
4
Sigo acá la idea elaborada por Álvaro Bisama en su tesis de magíster: Imagina-
rios mutantes en América Latina : sobre la relación entre globalización cultural, las
comunicaciones, las tecnologías de la información, los nuevos escenarios ciudadanos
y las comunidades imaginadas en el siglo XXI. Universidad de Chile, Facultad de
Filosofía y Humanidades, Escuela de Postgrado, 2004.
12
Un ejemplo de esto es que la dictadura militar duró diecisiete años;
en ella convivieron al menos seis o siete generaciones etáreas y también al
menos tres de las llamadas literarias. Sin embargo, en el caso que se utilizara
el método ya reseñado, resulta ambiguo el límite de pertenencia a estas
últimas, pensando en los mismos poetas acá incluidos, ya que, si bien en su
mayoría nacieron entre 1967 y 1977, habiendo publicado por primera vez
entre 1990 y 1999, una de ellas (Verónica Jiménez) nació en 1964 y otros
dos (Felipe Cussen y Juan Cristóbal Romero) publicaron sus primeros li-
bros en 2001 y 2003, respectivamente.
13
Después de 1980 es en esa liviandad donde entra precisamente la
adopción paulatina de los ideales de una sociedad de consumo, que se limi-
ta aparentemente sólo a este proyecto y que recibe como una opción de vida
normal la entrada por la puerta ancha al mercado y sus bendiciones7. Para
quienes aún no eran adultos en dicha época, la televisión juega un rol im-
portante ya que, como principal medio de comunicación, configura lo que
debiera ser un mundo normal mediante una serie de referentes cotidianos. Si
pensamos, además, que la señal de más alcance es la de Televisión Nacional,
propiedad del Estado que cubre casi todo el territorio, lo que se exhibe como
uno de los tantos logros del régimen, podemos apreciar entonces que lo
recreacional es precisamente una estrategia que no sólo buscaba apaciguar
cualquier arranque particular en su tiempo inmediato, sino que también ci-
mentaba el camino para perpetuarse incluso, a pesar de y por ella misma, en la
disposición y recepción de los ciudadanos, ya no sólo ante un determinado
sistema económico y político, sino que también ante sus propias vidas, lo cual
se hace evidente en el recuerdo generacional de las transmisiones televisivas de
la época.
Esa extraña mezcla indica cierto esfuerzo por articular una cultura
arraigada en la televisión, que buscó sublimar la dialéctica del terror sobre la
que se construyó, indicando una espectacularización inmediata –así como
también la formación de una lógica perversa, que se asienta en la medida
que se despolitizan los sujetos y se politiza el consumo8 – y el registro de un
7
Con relación a abertura a la economía de libre mercado por parte del estado
chileno es importante considerar sus efectos en la vida cotidiana de los ciuda-
danos, en tanto se incorporó a sectores apartados y/o marginales de la pobla-
ción a nuevas formas de consumo cultural, por ejemplo, la compra de artefac-
tos domésticos como la televisión. Cfr. ibídem, pp. 81–84.
8
Como señala Bisama al referirse al Festival de Viña del Mar, en tanto era en ese
espectáculo donde “(...) el régimen propone un modelo de internacionalización
de sus logros; contraponiendo el glamour del showbusines con la violencia dia-
ria, intentando redefinir lo popular desde la perspectiva del espectáculo televi-
sado. En dicha estética estaban explicitados los conceptos de participación ciu-
dadana del régimen. Por un lado el público podía sacar del escenario a un artis-
ta sobre la base de las pifias. Por otro, cuando deseaba la confirmación del mis-
mo con ese extraño premio de «la antorcha» era la autoridad edilicia la que
daba el visto bueno. El público de las graderías, que recibió con los años el
apelativo de «monstruo» estaba sometido por ende a las veleidades individuales
14
espacio idealizado para la primera generación de niños chilenos propiamen-
te televisiva. Este mecanismo también puede ser extendido a la cultura le-
trada, en tanto las editoriales operaron bajo criterios de marketing9 y la
educación fue sometida a diversos medios de control que buscaron la
despolitización y la tecnificación de los procesos enseñanza/aprendizaje10.
Como bien señala Patricia Espinosa, el tipo de literatura fomentado por el
régimen es de carácter evasionista; creador y fomentador de la mitificación
de gestas militares y héroes ad hoc y del universo paradisíaco de la familia
(patriarcal, católica y conservadora) y la infancia perfectas11.
A grandes rasgos, ese era el canon leído durante la etapa escolar, la
lectura obligatoria, aquella con que la mayor parte de los niños de los ochen-
ta aprendieron a leer y bostezar en una sociedad donde la censura, la
autocensura, la prohibición y la quema de libros fueron hábitos cotidianos.
Este esquizofrénico escenario puede ser más o menos intenso, o pasar
incluso desapercibido, según el estrato sociocultural al que pertenezcan los
individuos, las distinciones de campo/ciudad, género y/o etnia. Sin embar-
go, lo iluso sería pensar que éste es un imaginario ausente en la conciencia y
existencia de los sujetos que en este medio se han desarrollado. Además de
las lecturas, la música, el arte visto y las aventuras vividas, resulta importan-
te el influjo de la televisión relativo al esfuerzo estatal por generar una edu-
cación condicionada y todo el correlato ideológico que lo sustenta; el hecho
de que los niños de los ochenta sean los primeros que nacen con el televisor
prendido supone una adquisición cultural extraña al mundo existente, ex-
15
traña y dispersa si además se piensa que estos hitos corresponden también al
período en que se aprende a leer y escribir.
Tan importante puede resultar esto como sus reactivaciones y recuer-
dos inmediatos. Tan importante como el mito urbano de la noticia, El dia-
rio de Cooperativa y su cortina inicial: el ritmo de los tambores sinfónicos de
Rick Wackeman que anuncian la emergencia, el peligro, la tensión de aquelloque va
a suceder, del temor hecho evento con una música que ‘generacionalmente’
correspondía a los hermanos mayores, los jóvenes de los ochenta. También
resultan de esto cuestiones como la música a.m., el folclor y otro sinnúmero
de ocasiones asociadas a la utopía de los ochenta (Y va a caer), utopía de
cierta forma prestada, añorada y buscada en la década siguiente, cuando el
presagio ya era sólo un recuerdo (la alegría nunca llegó) de un protagonismo
precipitado.
12
Cfr. Brito, Eugenia Campos Minados. Literatura post-golpe en Chile. Santiago de
Chile, Cuarto Propio, 1994, pp.17, 18 y ss.
16
literario y visual que se caracterizó por haber “(…) extremado la pregunta
en torno al significado del arte y las condiciones –límites de su práctica en el
marco de una sociedad fuertemente represiva. Por haberse atrevido a apos-
tar la creatividad como fuerza disruptora del orden administrado en el len-
guaje por las figuras de la autoridad y sus gramáticas del poder.”13
Esta búsqueda de lenguajes, que alcanza la discusión de lo femenino/
masculino en el texto e involucra al cuerpo como referencia, genera una
abertura de campos, instalando espacios individuales y colectivos en los cuales
el contexto permite un acercamiento crítico e interdisciplinario al lenguaje
utilizado.
Si bien hasta el momento parece haber una predominancia bibliográ-
fica sobre los registros de esa época que apuntan a estas dos vertientes, es
importante señalar que durante esa década se producen otras escrituras que
quedan fuera de ellas14 y que dan como resultado libros importantes en la
cultura poética chilena, que influyen en el modo de leer y hacer la literatura
por parte de los autores de los noventa: Hojas de Parra de Nicanor Parra, La
ciudad de Gonzalo Millán, La bandera de Chile de Elvira Hernández, Cartas
para reinas de otras primaveras de Jorge Teillier, Décimas de Violeta Parra,
Proyecto de Obras Completas de Rodrigo Lira, La nueva novela de Juan Luis
Martínez y El Paseo Ahumada de Enrique Lihn.
Este último autor aparece como una influencia latente en los poetas
de los noventa precisamente por su posición inclasificable dentro del pano-
rama crítico de la poesía chilena, especialmente en la década señalada. No
solo encontramos una lectura atenta de su obra rastreable en muchos poe-
mas, sino también una disposición ante la literatura que durante la década
de los ochenta se extrema en un discurso crítico que alcanza también a
algunos de los miembros de la neovanguardia, pese a las cercanías estéticas y
personales del autor con algunos de éstos. El trabajo de Lihn se concentra en
un ejercicio deconstructivo cercano a la antipoesía de Parra; sin embargo, la
particularidad del autor está en que nunca se aparta ni reniega de la poesía,
13
Richard, Nelly Margins and Institutions. Art in Chile Since 1973. Melbourne Art
& Text, 1986, p. 119.
14
Cfr. Patricia Espinosa, op. cit. pp. 279 - 284.
15
Cfr. Christopher Travis “Más allá de la Vanguardia: la voz dialéctica de Enrique
Lihn” en Revista Mapocho (2003) 54, pp. 146 y ss.
17
desplegando su trabajo por y a partir de ésta15, en tanto la reflexión sobre los
mecanismos lingüísticos, los del poder y con esto la desarticulación del len-
guaje institucional, se realizan a partir del mismo género. Esto implica una
revisión del canon poético chileno, así como un permanente cuestionamiento
de su propia labor y su lugar en el discurso público. Lihn hizo de la metapoesía
un arma que, desde sus textos más líricos e iniciales como La pieza oscura
(1963), pero sobre todo a partir de La musiquilla de las pobres esferas (1969),
posicionó una manera de hacer y leer la poesía –y la literatura– en que el
discurso del hablante resulta un problema que constituye el mismo texto, que
le permite dudar desde sus enunciados e instalarse en los rincones de la subje-
tividad sin complejo alguno, discutiendo lo lírico a partir de su escritura.
El paso sin tapujos de Lihn por todos los géneros literarios, su obsesión
durante los setenta por la teoría literaria y sobre todo su elaboración del con-
cepto poesía situada, dejan una estela que aún está en proceso de descubri-
miento. La articulación de una palabra poética que hable desde y de la situa-
ción que enuncia, sin perder como norte el ejercicio de un dialecto que no es
el cotidiano, que lo incluya y lo reubique en otros contextos significa, en
palabras del mismo autor, «(...) pensar a partir de la literatura, en ella, con ella
y sobre ella, dentro, pues, de la literatura misma»16. Del desafío del autor
habla su lata y diversa obra. De su influencia los textos, el afán reflexivo y las
voz de muchos de estos autores. Tirar y aflojar con la palabra es un ejercicio
inmanente que ha sido aprendido por estos poetas, no sólo porque Lihn es tal
vez el poeta chileno más leído por la mayoría de ellos, sino también por la
aprehensión de un tono y un lugar tan inubicables como críticos.
16
Enrique Lihn “Entretelones técnicos de mis novelas” En Derechos de autor 1981/
72, 69 etc. Arte Plano, Santiago, 1981. p.3.
17
Cfr. Bello, op. cit. pp. 158 – 159.
18
de sus influencias externas, lo cual ha significado que los poetas que ahora
tienen –mayoritariamente– entre veinticinco y treinta y cinco años se diferen-
cian de aquellos de los llamados ‘ochenta’ por la carencia de un discurso con-
tingente, considerando que la producción de esa época se desarrolla en medio
de los avatares de las normas impuestas por la junta militar18.
La década de los noventa comienza en Chile con el regreso a la demo-
cracia, hecho que significó un paulatino cambio del discurso público de la
clase política y también de los medios de comunicación. El esperado suceso
recibió el nombre de Transición, la que trajo consigo la implementación de
una serie de cambios y reformas políticas que acompañaron un paulatino
blanqueamiento de los discursos oficiales, no sólo por abolirse lo confrontacional
ante una dictadura que técnicamente no existía, sino también por la serie de
adaptaciones y regulaciones sociales que esto significó. Si bien el Gobierno
era ahora un ente elegido por los votos ciudadanos, éste se construyó sobre un
esquema en el que se ha afianzado el modelo económico impuesto por el
régimen, lo que ha significado pactos y olvidos deliberados
Por otra parte, aquellos que publican por primera vez en esta década
se enfrentan a la creciente ampliación del mercado editorial, que en el caso
de la literatura resulta especialmente atenta a la narrativa. Nuevos escritores
y aquellos con un buen currículum bajo el brazo tienen un espacio de oferta
y demanda interesado en sus producciones, convirtiendo a algunos incluso en
superventas y a otros, al menos, en figuras dentro del panorama cultural chi-
leno. En el caso de la poesía, ésta sigue siendo un territorio peligroso, ya que
en cuanto género no supera los beneficios monetarios que genera la narrativa.
Sin embargo, la apertura cultural abre otras posibilidades como la creación de
pequeñas editoriales, metropolitanas y de provincia, que abren un mercado antes
18
Sobre esa época son especialmente interesantes los textos de Soledad Bianchi
“Prólogo” a Entre la Lluvia y el arcoiris. Algunos poetas jóvenes chilenos. Soledad
Bianchi, Rótterdam, Instituto para el nuevo Chile. 1983, pp. 5-25 (http://
www.uchile.cl/cultura/poetasjovenes/bianchi.htm)y Un mapa por completar: la
joven poesía chilena. CENECA, Santiago de Chile, 1983 (http://www.uchile.cl/
cultura/poetasjovenes/bianchi2.htm) y el volumen compilado por Ricardo Yamal
La poesía chilena actual (1960 - 1984 ) y la crítica. LAR, Concepción, 1988.
También de Grínor Rojo, “Veinte años de poesía chilena: algunas reflexiones en
torno a la antología de Steven White”, en op. cit. pp. 55–76, y Javier Campos,
“Lírica chilena de fin de siglo y (post) modernidad neoliberal en América Lati-
na”, en Revista Iberoamericana. 168-169 (1994) pp. 891–912.
19
pequeño, movilizado por las autoediciones, a lo que también debemos agregar la
larga lista de concursos cuyos primeros lugares han generado una permanente –y
latente– polémica sobre las influencias, sus tráficos e intersticios.
Con esto, la publicación de poesía sale del estricto orden marginal,
no para insertarse oficialmente en el mercado, pero sí al menos para ocupar
un lugar intermedio. Como ya se ha señalado, el discurso en el cual se inscri-
ben las escrituras de los noventa es un discurso teóricamente pluralista, pre-
misa incierta –y bastante sana– en el caso de la poesía, ya que sus complejas
características como género y la magnitud de su público lector dificultan su
instalación en el imaginario de lo masivo.
Ubicados en esta ambigua plataforma, los poetas de los noventa se instalan
provistos de un peculiar discurso articulado en una época donde el
adoctrinamiento masivo se realiza por medio de la televisión: la creación de un
showbusiness que pretendía homogeneizar la percepción del mundo chileno, la
perversa selección literaria de los programas oficiales de educación y la escasa –
y centralizada– oferta cinematográfica y musical ocuparon un lugar destacado.
Del paraíso del kitsch y la ignorancia en que la dictadura militar bus-
có sumir a los ciudadanos chilenos se podría hablar largo y tendido; el asun-
to es que esta cultura enseñada no fue tan bien aprendida por todos los
jóvenes, quienes, ya con derecho a voto en los noventa, constituyen una
generación que ha sido popularmente conocida como apática y poco com-
prometida, acusándosele de un silencio apolítico en un escenario que (pú-
blicamente) solicitaba activa participación19.
En este escenario, la literatura escrita por parte de estos poetas se
presenta como la construcción de un lenguaje ausente, que logra caminar
sobre una cultura concentrada en el miedo y sobre la instauración de valores
patrios, emblemas introducidos por un régimen que a través de su idea de
nación intentó anular la identidad particular de los sujetos en cuestión, a
partir de una ideología monopólica y autoritaria, saturada de íconos milita-
res y heroicos como “(...) monotipos de la raza (...)” que pretendían la “(...)
hegemonía del orden simbólico (...)”20.
19
Participación relativa en tanto uno de los mayores logros de la Transición fue
precisamente desconocer y abolir organizaciones primarias como los sindica-
tos. Sobre este tema cfr. Rodrigo Ganter “Micropolíticas de lo juvenil y saberes
inconclusos” en Richard edit., op. cit. pp. 254 - 260.
20
Bernardo Subercaseaux “Nación e íconos identitarios” en Richard ed., op. cit. p. 249.
20
Contra la vulgaridad reiterativa de lo enseñado, los poetas de los no-
venta, en su diversidad temática y formal, asumen el uso del lenguaje poéti-
co en todas sus esferas, reinstalando un imaginario a primera vista disperso
que, sin embargo, se discute a sí mismo, dialogando en distintos planos con
las otras escrituras con las que cohabita; lenguaje sustentado en la potencia
de su particularidad y sobre todo de su diferencia.
Otra característica de estos autores es que en su mayoría son universita-
rios, por lo que muchas veces se les ha acusado de académicos e inteligentosos,
lo que parececiera ser un valor no recogido del todo. Ambos asuntos tienen
que ver con esos temas pero, sobre todo, con la discusión y reflexión litera-
ria que ella genera; discusión a niveles temáticos, gramaticales, retóricos y
estéticos, que se permite voltear aquello que se ha institucionalizado como
un precepto. En estos poetas, los supuestos deberes de lo literario registran
no sólo la discusión ya comentada sino también la proposición de espacios
abiertos en el blanqueamiento instalado como suplantación de los intentos
ochenteros de homogeneización, con lo cual se ha rescatado, por ejemplo,
el folclor y lo popular, alejándolos de la chabacanería en la que se vio sumer-
gido durante mucho tiempo, así como la tendencia a tematizarlos como un
discurso marginal. La incorporación de giros, formas y ritmos, al igual que
la textualización de dialectos como un habla con cuerpo y validez propia,
son elementos que se afianzan, abriendo un nuevo lugar de creación y par-
ticipación, transformando además el presagio de los tambores, la violencia
soterrada y la indiferencia en otro lenguaje poético.
Aquella acusación –conocida más como rumor que como hecho com-
probado– adquiere una connotación peyorativa, en tanto el ser académico
significaría la pertenencia a una clase o disciplina determinada. Ciertamen-
te son diversos los orígenes y estudios de estos poetas, por lo que el supuesto
de que la heterogeneidad provenga sólo del dominio de cierto discurso pú-
blico –donde olvidamos asuntos como las otras lecturas infantiles y adoles-
centes, experiencias familiares, lugares de origen, escuela, etnia, género, et-
cétera– resulta extremadamente simplista.
En este sentido, pareciera que así como lo académico se ha entendido sólo en
un sentido peyorativo, el hecho político, lo profundo y lo contingente, sólo existiría
mediante la frontalidad; da la impresión de que muchos de estos poetas han
sido leídos superficialmente, evidenciando la necesidad de construir una críti-
ca académica y periodística sobre el tema que hasta el momento presenta sólo
21
precarias excepciones. Lo político se manifiesta tanto en la escritura como en
los modos de pensar la experiencia y lo literario, articulando espacios estéticos
enfrentados a la memoria, propia y colectiva. Quienes utilizan la palabra poé-
tica han dado espacio a imágenes rescatadas y creadas desde, contra y a espal-
das de ese contexto cultural e histórico, creándose un lenguaje que ha inverti-
do llantos, transformándolos en otro discurso.
En la actualidad, los poetas acá antologados se pasean por distintos
espacios creativos y vitales. Algunos de ellos participan en proyectos culturales
de diversa índole, escriben en publicaciones periódicas, se dedican a la músi-
ca, el cine, la publicidad, la enseñanza de distintas disciplinas o a labores edi-
toriales. Muchos de esos proyectos acercan sus escrituras a distintos soportes,
como la poesía visual y sonora –en el Foro de Escritores–, la cercanía a las
formas populares chilenas, o la experiencia masiva del género –en el Proyecto
Casagrande– además de ubicarse con y entre poetas mayores o menores.
Muchos de estos autores también han incursionado en la traducción
literaria, especialmente de poetas de habla inglesa, como es el caso de Kurt
Folch, Andrés Anwandter, Marcelo Pellegrini, Germán Carrasco, Cristián
Gómez y otros que no están en esta antología. De esta manera, tal amplitud
de miradas y disciplinas permite hablar de una generación de personas que
no se encasillan en proyectos acabados, y que ubican su ejercicio poético en
un trabajo de investigación permanente.
En este sentido, gran parte de los llamados poetas de los noventa po-
seen el prurito de no olvidar el lenguaje que hablan –el literario– y a su vez
exigen un lector atento –que no es lo mismo que iniciado–, entendiendo que
tal vez la máxima bondad de este género es desordenar y problematizar lo que
en los discursos públicos parecía un ordenado contexto, y que la tradición
pedía respetar según una linealidad historicista predeterminada.
22
ANDRÉS ANWANDTER
(Valdivia, 1974)
23
24
Haber recorrido en espiral la enciclopedia
para encontrar en su centro el otoño,
esa palabra que aún no alcanzara a articular
un sólo verso que por fin te describa.
Y tu retrato se deshoja en la memoria
Como un tomo descuadernado y viejo.
25
Claves para un monólogo de dos
26
Método
27
Idilio
28
Dos epigramas
II
(Tijeras)
29
Embarcaciones
30
Ventanillas
en el último piso
al final del pasillo.
31
Cardúmenes
32
Migraciones
33
Pabellón
34
Encuesta
35
Actividad N° 1
36
en los himnos
puras brisas
que no encajan
con el puzzle
desterrados
ocultamos
con el puzzle
que no encajan
tantos huesos
con banderas
que no encajan
con el puzzle
y proclamas
nuestros pechos
con el puzzle
que no encajan
piel adentro
las cenizas
que no encajan
con el puzzle
37
Cierre de las transmisiones
38
A sus espaldas
la pantalla se disuelve en ruido blanco.
39
Ofertas
40
tranquilo – me instalo – y enciendo
un fósforo, ofrendo a la noche
41
Variaciones sobre un tema de Costello
Iza tu bandera
blanca de una vez.
Toma la palabra
dame la razón.
Muéstrame tu mano
guarda este billete.
Cambia tu mirada
cierra los ojos.
42
Infames años 80
43
mientras incubo en la oreja
las canciones que la radio repite
44
JAVIER BELLO
(Concepción, 1972)
45
46
V
47
II
el modo en que los rostros de plata se desfondan si asisten a esa misma oquedad y en ella
sólo temen
(los rostros de los amigos se desfondan, los otros permanecen inmóviles, veloces pasajeros
que detienen la nada)
y el cuerpo que la visita sonando la ocarina, promulgando la débil vibración de la vida con
su paso de danza
es al mismo tiempo una garza que no bebe pero la deja sangrar hasta que se queda dormida
el vino de la fosforación
el canto de las viejas mujeres con hocico de cerdo que nos llaman al sueño y nos devoran
y entonces, entonces descubrimos que esas grandes señales son producto de la radiación.
48
y el hombre que es mordido por los canes en los grandes rosales prohibidos.
No importa lo que tú ves al fondo, sólo interesan los rostros confinados en el rincón
allí tú mueves la mano y alguien te contesta si es que los fantasmas conocen el vestigio
de la luz y en la llama se han puesto los vestidos y aparecen, con harina o fermento de maíz en
las manos, con restos de azufre en los pies.
No importa lo que tú ves al fondo sino que la noche se vacía en las esquinas devoradas
cuando se habla de la verdad en los cuartos y los niños y los conejos se conocen
reciben pájaros en el corazón y ramas de ciruelo, reciben pájaros y cestos con membrillos
para perfumar las alacenas
estamos ahora en un lugar donde los invitados encuentran su propio error y no huyen y
eligen un enigma y no un arma
y la noche, después de la visión del vacío, es igual al terror de los gritos que perforan el
tiempo y dejan escapar todo el viento de las grandes montañas
49
y la noche se vacía allí donde los peregrinos dejan de mirar los revólveres.
que es el lento color de la muerte, ese color donde todo está sentado, ese color sentado a
donde llaman los jueces
ni ese cuarto en que escribe ni el silbo con que conversa ni las cosas que dicen sus palabras
tampoco tendrían que existir si lo pensamos
pero he aquí que éstas viven y que éste vive y que éstas ya no huyen
no huyen de la vida a la muerte como las personas que sienten zumbar en su oído la hélice
de la piedad y miran y no ven más que el hueco que dejan sus cuerpos al salir de las
mantas.
pero están puestas donde las vemos para espantar el fulgor del vacío
porque alguien escribe en una habitación y sus palabras son caballos, son heridas, son
50
caballos que lloran y se parecen a Cristo
51
La jaula de los espejos
52
y aquello que deseamos es hambre
cuando reina el verano y en un tiempo redondo el estío
igual que un viejo encorvado se presenta, saciado en él, triunfante
con su pata de abeja, su pezuña
que quema el pasto seco
y lo devuelve sucio sobre sus mismas huellas,
infinito en la rueda de la transformación.
53
que descienden de un gran caracol
y esparcen un olor que no es de este mundo.
Llueve
sobre las tablas de la oscuridad la cabeza cortada de los dioses, llueve
sobre mi propia frente.
Abro los ojos
y en esta habitación miro mis males.
54
La jaula de la verdad
Sus manos y sus mejillas eran de tiza, de dura tiza muy blanca.
Eran invisibles aquellos hombres que con un puñado de agujas adheridas a
un huevo raspaban allí la harina con que saciar a sus pájaros.
55
plusvalía caliente en todas partes.
Ahora los hombres han huido del túnel sin dejar ni siquiera un aviso más que
la inmovilidad de sus aves.
No es que haya sido bueno que estuvieran parados como animal con sed en
medio de las fábricas
ni que de sus conciencias haya desaparecido una ley que llamaron trabajo,
56
pero al menos había alguien alrededor de los páramos.
57
Papà, abbiamo visto l´Angelo del Diavolo
Pier Paolo Pasolini
Dime cómo te llamas, Ángel del Diablo, que quitas el pecado del mundo,
revélame el día en que sin miedo nos acercamos al pozo, nos asomamos al
brocal, olimos la flor negra que nos abría la boca,
el día en que vimos al Ángel del Diablo, oloroso como el Hijo de Dios,
recién salido del baño,
detrás del pinar que olisquearon los párrocos, guardaba un silencio católico,
no llevaba sotana, era transparente como el aire de una sotana, como la
sangre traslúcida en los ojos giratorios del Cordero.
Venid y comamos todos de él, que allí debe estar tiritando, el Ángel del
Diablo con sus uñas afines a las garras del Hijo,
allí debe estar sonriendo como un alto cardenal solitario, inmóvil en las
malas hogueras que crecen en las máquinas, caliente en su vínculo con
los enfermos,
las colonias de niños que anidan en los tractores negros, los muchachos
turbios que lamen las tetas teñidas de los gatos,
la guillotina docta que se abre después de dos pasos, la trampa después, un
paso después los muchachos como leones en exposición,
en un baúl de hule el sexo de la araña alimenta a los sabios que vienen de
visita hasta el bosque,
sacerdotes ahorcados en la salvaje soga irreal de los prismas tienden la
mano hacia el Ángel del Diablo.
58
dime cómo te llamas, Ángel del Diablo,
revélame el día en que vimos el mensaje siniestro brillar sobre las aguas del
estanque,
la rosa dilatada que lagrimea el pinar con su ojo entreabierto de ojo de
sapo,
el día en que vimos al Ángel del Diablo,
el Hijo de Dios que quita el pecado del mundo.
59
Jardín con miedo
60
¿Quién oyó?
¿Quién oyó?
¿Quién ha visto lo que yo?
Góngora
dónde está la oreja noche. dónde está la noche oír y no temer. para qué tiene
oreja la noche. oír qué, queda batalla. los collares exaltan un ave del montón
y ese pájaro sufre. sufre su cáñamo azul. su madera de lince. su páramo. su
puerta. quien se marcha no deja decir. su minuto no dice. oigo el pie del
ladrón. qué se lleva pequeño asustado. pequeño quemado. lo lleva al sol. al
mar. lo lleva al precipicio. un liquen santo. un manojo húmedo que da de
comer. lámpara da de comer. artefacto de espuma y demonio no dice. para
qué va a decir el pulmón. lo llena de rizos. lo riza su madre. yo llegaré hasta
aquí. dormido seré el ilegible. cargo piedras de río. oreja de piedra. tuve sed
y permiso de la sed. tuve sed y dominio, pero no la garganta. me sigue por la
cuesta. algo me va diciendo. yo vi los pobres muertos. lejos de lavativa y
vecindad. lejos de nadie. la cajita feroz. un párpado nupcial, otro de lepra. la
noche se degüella de pie. cascabeles, circo de pus, muebles con tetas. a dónde
va la oreja. la dejo de alguacil. la alejo entre sus pasos. como gran alacrán.
como anzuelo que como. mi ojo sin ciudad. mi pez sin candelabro. oír y no
temer. llevo la cuenta.
61
62
JULIO CARRASCO
(Santiago de Chile, 1969)
63
64
El hombre invisible
65
el hombre completa
absoluta
incuestionablemente
i n v i s i b l e.
66
La tarea actual
67
reconocer
delimitar
(y ya hablaremos de acometer y de neutralizar) al enemigo.
68
Lulú transfigurada
69
Lulú me pide que no la deje
apenas me vuelvo
desaparece
me siento raro
converso con unos amigos
destapamos una botella
caminamos
alzo la vista
y ahí está Lulú de nuevo
ofreciéndome un cigarro
bailamos
anochece y amanece
durante una semana
en la pieza de Lulú
vamos juntos
al mercado
me susurra algo
al oído
cuando le voy a contestar
ya no está
y yo tampoco
voy en un avión
a 8000 metros de altura
siento que Lulú está cerca
pero disfrazada
así que no la veo
miro las nubes tras la ventanilla
y escribo un poema
en el que Lulú
se aleja
no sé si alegre
o triste
saltando a ratos
para no mojarse los pies.
70
Dos pacos
71
Bala perdida
72
Mi despedida
Me fueron a cobrar
Pagué tres lucas en el bar
Como tú
Tres lucas que pasarán furtivas por las manos de un obrero y morirán
de inanición en el bolsillo de un banquero
73
La estrategia de los insectos
Casi por accidente fui a dar con una fiesta en la que conocía a muy
pocas personas. Ese mismo día había leído sobre la táctica
de un tipo de insecto para obtener alimento: emboscarse y esperar.
Visto desde una distancia similar a la que media entre los insectos
y yo, elegir puede representar tanto un modus operandi como la
sustancia que hace diferentes a unos seres de otros:
74
También el Diablo reconoce a su gente
75
La biblioteca del hombre invisible
76
Primavera en Bangladesh
(pero vacías).
un dejarse ir en el tiempo.
77
Arte poética
78
Los detergentes líquidos
La televisión resplandecía
desde el living a oscuras
delineando mi propio reflejo
en esos frascos de plástico
Un jugo verde intenso
como la fiebre
pero un niño no podría saberlo.
79
En la avispa su bello mecanismo
83
84
Dentro de este sobre tengo guardado un poema muy bueno, demasiado
bueno, pero no pienso mostrárselos, porque si no, tremenda gracia.
85
En este poema de clara inspiración social, el autor reafirma su compromiso con
una ideología que busca el entendimiento entre todos los hombres sin distinción
y su fe en la utilidad que tiene la poesía para hacer de éste un mundo mejor. Así,
se aleja de las preocupaciones meramente individuales y se involucra profunda-
mente con la problemática política, económica y cultural de la humanidad toda,
y, en particular, del pueblo latinoamericano1 :
1
Al respecto, nuestro autor cuenta, con la gracia que lo caracteriza, la siguiente anécdo-
ta, en que se observa su afán de compartir a toda costa la poesía con todos quienes lo
rodean, ya sea en su comunidad, su familia o, como en este caso, su lugar de trabajo:
“Me gusta escribir poemas, y a veces, en ocasiones especiales, me piden que componga
versos. Hace poco se jubiló un compañero de la escuela donde trabajo y otra maestra me
sugirió que escribiera un poema y lo leyera en la fiesta de despedida. Acepté, pero en
seguida dije:
-¿Y por qué no le dedicas tú también unas palabras?
-¡Ay, no! -exclamó-. Odio hacer el ridículo frente a la gente.
-Ya veo. Y quieres que yo lo haga, ¿verdad? -repuse.
-Sí -contestó-, ¡pero tú eres bueno para eso!”
86
Ya no sé cómo decir “Te quiero”...
10
2
15
20
25
30
35
3
40
45
2
De seguro el lector coincidirá con nosotros: no hay nada más conmovedor, y a la vez
auténtico, que el llanto de un hombre, pues, como señaló el destacado filósofo francés
François Marie Arouet, más conocido como Voltaire (1694-1778), “las lágrimas son
el lenguaje mudo del dolor”.
3
En este verso se observa con claridad el uso del recurso de la hipérbole (al más puro
estilo de los escritores españoles del siglo de Oro), que tantos aciertos poéticos le ha
valido a nuestro autor. Debido a la maestría con que utiliza tal figura, ésta ya ha
pasado a constituirse en uno de los sellos característicos que han acrecentado su fama
dentro del ambiente literario internacional.
87
50
4
La crítica internacional se ha dividido en su opinión respecto al sorpresivo final de este
impresionante y cautivador poema. Si bien algunos estudiosos estiman que el tópico del
artista al que no le alcanzan los medios que tiene para expresar sus sentimientos se re-
suelve de un modo espléndido en el definitivo silencio final (en una clara alusión al
destacado poeta francés Jean Arthur Rimbaud (1854-1891)), otros, por otra parte, ma-
nifiestan su disgusto ante lo imbricado y laberíntico del recurso: “antes [la literatura] era
más sencilla. Ahora, los escritores tratan de enredarlo todo”. El lector decidirá...
88
Análisis de sistemas y mediación de conflictos
(o descripción de las infinitas conexiones nerviosas
activadas en cada pensamiento)
“el pasado septiembre acabé la segunda licenciatura universitaria filosofía5 y filología hispánica
yo saludo a todo el mundo igual no me importa quién sea / es que así empiezan todos / la gente que se
finalizaba así una etapa de nueve años en la universidad exigiéndome sacar buenas notas para
ríe de tonteritas es normal / cómo no les iba a caer bien si soy un tipo tan normal / yo hago leseras
presentar un currículum competitivo en el futuro bien hace ocho meses que estoy en paro podría
cachai burradas6 lo que querai / lo mío es subir el ánimo tirar la talla sacar los llamados al aire arriba de
quejarme de muchas cosas de un mundo que no necesita gente de letras porque ni la cultura ni la
la pelota o sea en la mañana no voy a estar con cara de pescado / mi tarea en esta vida7 es ser el payaso /
capacidad crítica dan trabajo8 donde manda el dinero y sólo se necesitan comerciales y dependientas
chile9 para mí es un asado nacional tiro la talla chisteo hablo con el choripán atravesado hueveo quiero
89
de los inexistentes planes de ocupación con los que los políticos se llenan la boca de la falta de ayuda
que los momentos todos sean divertidos / no me cambio de país estamos la raja estamos el descueve yo
a las personas que si pudiéramos continuaríamos estudiando pero el problema es otro el problema es
sé que hay gente que no la pasa bien pero aquí nadie te caga este es un país de buenas personas somos
la tristeza10 la tristeza que me produce tener que renunciar a un trabajo más o menos satisfactorio la
una pequeña isla dentro de una gran cagada11 el mundo está patas para arriba pero este país se mantiene
tristeza de no poder sentirme útil demostrar mis capacidades y sacar provecho de todo lo aprendido el
bien / oye chile está un poco depresivo / putas que hay huevones pesados en la tele hay gente mala /
problema es la dureza de tener que renunciar con 27 años a mis planes de futuro y aceptar que la
tengo una vida tengo una familia tengo un futuro12 tengo que jugármela”
lucha y el sacrificio13 no sirven he perdido la ilusión14 y eso no puede inventarse”
90
5
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
6
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
7
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
8
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
9
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
10
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
11
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
12
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
13
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
14
(EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA)*
*
91
¿?
92
La verdad sin dobleces La verdad sin dobleces
“Aunque esté mal visto o sea [-cabe] “En una primera acepción, el [-lado,]
negativo nuestra sociedad [el romper] es una ideología o [nos canta]
por causas de efecto mayor y al [-abe] casi exclusivamente [-lavazado]
que trata que desaparezcan, [poder.]” que promueve el desarrollo y [anda.]”
93
* (¿Considera usted correcto este poema?) * (¿Considera usted correcto este poema?)
94
“Courant dolorosa”:
(“El chileno es derrotista”)
95
“Habrá escaseces de alimento.”
“Habrá grandes terremotos.”
“¿Es realmente posible que este mundo termine?”
“Se levantará nación contra nación y reino contra reino.”
“¿Pero, para qué se terminará este mundo?”
“¿Ha terminado alguna vez un mundo antes?”
96
(“Yo no soy poeta, soy laico”)
(Poemas inéditos)
97
98
ALEJANDRA DEL RÍO
(Santiago de Chile, 1972)
99
100
I. Yo cactus
Yo no soy moderna
o tal vez lo soy. Vivo con mi sangre puesta
goteando encima de las cosas
en una absurda imitación del universo.
Yo no llevo guantes ni ropa blanca
cuando toco los metales
cuando escarbo en las miradas
y me seduce el olor cuando fermenta.
La palabra es una viga donde posan su alma los muertos
el verbo una cornisa en movimiento
y mi oscura vitalidad
el camino que no cesa.
Acaso me hablaré desde el silencio.
Acaso alguna vez poder vestirme del vacío
sonreír desde la mueca.
Acaso cegar el mundo con los ojos abiertos.
Ser siempre lo que no soy
-muriendo en cada intento-
a espaldas del reloj que avanza.
II
Yo no tengo amores
Son mazorcas que se desgranan.
Uno a uno los dorados granos
como besos como. Uno a uno
de la semilla voy vestida cosechando
en cada abrazo un reino de maíz.
101
Yo no sé de rostros,
voy ciega ante tu boca para esculpir
un beso que es otro beso
una lengua que es otra lengua.
¿Ves? Soy un torrente de labios y engaños.
Tú cruzas a nado mil veces
Pero siempre eres el mismo náufrago.
III
IV
102
Carcelero del verbo:
su amor de besos subterráneos
su amor de llaga escondida
su amor de vino de boca en boca.
Se alargan los pies de mi cara,
beben agua en la orilla, mas les parece
estrecho el camino y buscan abismos,
fieras salvajes, árboles caídos.
Mi lengua no tiene cita
llega tarde y sin aviso
a la lengua seca de los diccionarios.
IX
103
X
Yo no oculto mi riqueza
Viene a mí la sutura con sus bocas
desde el horizonte otro pájaro me increpa
la vergüenza de ser pobre:
“No soy pobre” urga el escándalo en mis alas,
“Tres pesos acuña mi bolsillo:
– el uno brilla por su ausencia
– el otro alega lo que busca
– el tercero tiene origen en la entraña
y es un pecho alimentando las hogueras,
pasión creo que lo llaman”.
Yo respondo.
(de El yo cactus)
104
«...por la negra que llaman honra...»
Anónimo
(de El yo cactus)
105
El triunfo de las cifras
(de El yo cactus)
106
El durmiente
Un extraño animal
duerme la siesta en mi cabeza
lo persigue sigiloso
un cazador desnudo pintado en la caverna
a su ronquido le cuelga guirnaldas
tatuajes de caza
le atrapa los sueños en malla de versos
le espanta dolores, ruidos molestos.
(de El yo cactus)
107
Santiago (visiones)
La ciudad te seguirá.
C. Kavafis
(de El yo cactus)
108
En ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
César Vallejo
109
Somos todos para la sed
110
Dedos de yerba
Paraísos artificiales
ustedes surten la sed del comensal
el banquete es en este mundo.
Somos rosas devoradas por el sol
una sombra
mordiendo el muro la imagen de dos arrimados contra él
desmembrándose en la pasión
la tarde cotidiana que es apenas soporte de la tarde excepcional
¿te acuerdas de mí
la que reveló tus verdaderos pies
tus pies en la tarde cotidiana?
Si me enciendes
tragarás con apuro el humo que se ha hecho de mi cuerpo
las pavesas son los órganos
de tu propio cuerpo
la caverna
el descampado
el arroyo siempre es otro y uno mismo el sediento
el animal babeando la imagen reflejada
escribe sobre tus pequeños paraísos artificiales
imágenes de adentro en la espesura
aunque no seas auténtico ni verdadero.
111
La poesía tiene extraños caminos o no tiene
así se escriba sorprendido
aterrado siempre de uno mismo
el problema es cómo terminar el poema
cómo darle cauce
esquema de eco
potencia de grito
admisibilidad.
La luna no es luna
es sonsonete de la lengua
de la piedra que lame la lengua que alumbra la luna
lengua hecha áspid
será mortal para los escuchas
caerán como fardos hoguera de lamentos
chilenos
turcos
germanos
tehuelches
recógelos a tu paso y sírvelos
sazonados sobre la mesa.
112
Paraísos son los pies y la mesa el soporte
alrededor y en torbellino recuperados esqueletos
de la propia experiencia humana
bebiendo vino
amamantando supersticiones
así parcharás uno a uno tus muñones cansados
las rotas alas pasajeras
la perdida belleza recuperada en cada parto
belleza eterna podrías estar en las letras
pero perdiste la juventud.
113
Marineros bajo tierra
114
Tarde llegué a Babilonia
mucho antes de mi llegada se habían fundado sus costumbres
yo sólo traje mi nada hasta la nada general
yo sólo introduje mi misterio en el misterio general
115
Einschulungstag
116
Simultánea y remota
(Santiago de Chile, año 1980)
117
mi vida transcurre tras los armarios de Ana Frank
y cuando salgo para la escuela
noto miradas esquivas
biografías ocultas y sospechosas
la evidente labor de los demonios.
118
Tengo ocho años
hace unos días me caí en un pozo
de caída interminable
el agua viscosa del fondo
era cálida mermelada de naranjas
la mano alcanzaba un círculo en el cielo
engendrado en el agujero de mi cabeza
una vez que entraron los seres subterráneos
la población entera de videntes me acosó
hasta cegarme
allí obtuve nuevos dedos
para alcanzar la soga del aliento existencial
no he logrado aún trepar a la superficie
pero tengo mis dominios en la oscuridad.
119
120
KURT FOLCH MAASS
(Valparaíso, 1970)
121
122
Fósiles
Están allí
(de Thera)
123
Thera
Tarde en el sueño
llega el mensaje: dos
o tres
de quien vuelve
sediento del claro vino
en lo más alto
de un árido paisaje
materno y azul.
(de Thera)
124
The skeleton coast
Da igual. El tiempo
o peces
125
ocultos en los rincones de un barco hundido
con la única certeza de haber sido la mala sombra
que se abrió sobre la luz de cuerpo amado,
un poco de humo
falta de claridad:
En fin, cosas:
esperamos
como si la vejez
y el miedo
(de Thera)
126
Barquisimeto
In memoriam L.R.
(naranjitos,
todos bien,
Bajo
127
Entretanto
Los hijos
terminan lo suyo;
llenan sus repisas,
cambian el orden de los muebles,
viajan. Hago
mi aparición y desaparezco.
(de Thera)
128
Paisaje
intenté cavar
Y nada.
(de Thera)
129
En la tienda del desierto
(de Thera)
130
Víctor Otto Maass
La tierra, no
el cielo, oscurece
Mi madre
entierra a su padre: el rostro
huesudo: mejillas de piel
y pulpa de blanco higo
reblandecido (No
Asistido
Mi madre
lamenta la pobreza de los oficios,
la lejanía del campo santo (no
tener un auto) y la constante
odiosidad de los hermanos
en medio del crudo frío
(onda polar) en que fue
131
a morir don Víctor Otto Maass
Mi madre
es un muñón de pena sola
que mira la tierra (no
el cielo) oscurecida ya
por los cuatro costados.
(de Thera)
132
La calma de las orillas
lejos,
un corazón ennegrecido
y un árbol destrozado para el fuego
que debía esperar la llegada de alguien
cuando
el alto silencio de las mezquitas
se abrió sobre esta parte de la ciudad
donde todo termina
en el misterio de la tarde,
bajo largos crepúsculos de ocio.
Y, tendida, eres
un recinto de sombras
para manos partidas
en la perfecta calma de un mar muerto.
133
yace sobre este sitio eriazo
donde ondea la hiel de la madrugada
o una sombra
(de Thera)
134
Trofeo
Rostro (perlado
de penumbra) transformado
en sucesivos estallidos de euforia
o disuelto
Allí
de un cuchillo,
o una espada
al amanecer.
(de Thera)
135
Pecio
...............................................
a verlas
El cuerpo se agota
el mínimo esfuerzo, tiembla
al fumar, al abrir un libro o cerrar
a través de
136
que emergen susurrando
algo que roza los oídos
como soplo
de aire helado.
(de Thera)
137
La noche es negra
el aire
en el oído
como un gramófono
lapidario (lejos
parten leña)
o de a tres simétricas
guillotinas
mojadas
de rocío
de trigo
el llanterío
de la república
(Inédito)
138
Hélice
yo seriaba (es
un decir) arpegios
bemoles
insistencia de una melodía
tallos
granos de trigo
en pleno invierno
igual a palabras
139
donde la muerte nutre
a sus criaturas
imperturbables
nos repelemos
idénticos
a cristalizar
un inmenso salar
de humillaciones
(Inédito)
140
Playas que rodean el mar
el resplandor de la nube
más cercana al sol
forma que
transluce
la luz
verdad desprendida
de tal apariencia
los corales
precolombinos
el olor a leña
quemada
la palabra
objeto
elmar
(Inédito)
141
Lunes feriado
la lluvia
incrustada
en el árbol
habla
algo impensable
lo que crea
monstruos
llanteríos
al amanecer
insultos
por la noche
sin apariencias
contra el fondo
de la sombra
el terror de ser
trozos de vidrio
en la calle
(Inédito)
142
Un lugar por
la ceguera de estar
en un lugar por
primera vez
dos veces
reconocernos
en la imagen
múltiple
del ojo
de la mosca
(Inédito)
143
Gusaneras
grano de luz
al fondo del cráneo
de humillación en humillación
de oscuridad en oscuridad
adobe de llanteríos
144
hileras de lucecitas pestañeantes
decorando el ridículo
brutalidad
risotadas
desde lejos
amplificadas
simple brutalidad
drenando desecando
desde sus miradores
el calor ondula
la perspectiva
la mirada se triza
de luto tensa de ver
en el aire
formando un espejo
que devuelve
ninguna bondad
(Inédito)
145
146
YANKO GONZÁLEZ CANGAS
(Santiago de Chile, 1971)
147
148
VE
ya /
levántese
149
Por ponerte un caso
1 «Pateó en la cara al tipo caído / traicionó a su mejor amigo / cadena puñetazo inglés y cortaplumas / el
diario no economizó elogios / sangre & porrazos en la madrugada / Es preciso vivir matrero / no hay de
donde agarrarse / la cana está brava la vida está dura / pero un solo tiro puede derribar / correr con lágrimas
en los ojos / no es para cualquiera / pero la risa se suelta fácil / cuando el dinero corre suelto / necesitas ver
los ojos de la mujer / en la cuneta del puerto / allí es sólo un juego / aún no inventaron dinero que yo no
pudiese ganar» (Vilhena)
150
Defectique manna
(Y faltó maná)
Josué, V, 12
Hubo aquí un tiempo de africanos / donde los cabros comían cables telefónicos
tenían un gran tejo de jeringa / que achuntaba los residuos de sus huesos
/ y era en sus axilas
/ y era en sus rodillas
Que el hedor del fiambre
El quesillo de sus glandes
los alimentaba como a Rómulos y Remos / y fueron salvos desa mueka hambriada
y fueron liberados de la intoxicación del aire
y no sucumbieron ante la sequía
Y fueron salvos de jalar la tiza
Y fueron salvos de la excrenta del equino, del orégano
Y fueron salvos de la orina de a doscientos pesos
Y fueron salvos de las cápsulas para el mal de chagas
Y nadie descendió de la quemazón del fenotipo
Y a nadie se le partió la traquea en cinco partes
Y nadie sudó nitrato por el coxis
Fueron Salvos
y nadie murmuró:
esta palidez
del rostro mío.2
2 «Otra forma de prevención del abuso de drogas es el estímulo y apoyo al uso del tiempo libre como espacio
de placer, creatividad y desarrollo de potencialidades. EL uso del tiempo libre se puede enriquecer: ayudándoles
a buscar actividades para jóvenes, que a ellos les gusten/ dándoles permiso para que participen/ acompañándolos
las primeras veces/ abriendo nuestros hogares a sus amigos.» (Ministerio de Salud - Ministerio de Educación)
151
Derrotero de Emperaire
152
No sabrás nunca de qué forma
Grité tu nombre en todos los días
Que estuve yo y yo
3
TO M Á N D O M E L A P R E S I Ó N D E T U A B A N D O N O
3 «Una tijera precisa cortó mi calma chica/ haciendo tempestad en mi colonia de tulipanes/ arrojando
arena en mi farofa/ mezclando raspaduras de olla en mi cocaína/ tomando mi antena de tv para hacer
cerbatanas/ pintando mi nombre en puerta de cuartel/ cambiando mis discos por bizcochos maría/
atascando mi cerradura con chicle / cosiendo mi sentimiento en una pelota de tenis descascarada / para
arrojar en la playa mi corazón con raqueta» (Charles)
153
En la esquina
vértice
del peg
amento
i la di
storchon
LA LUNA
ES UN TROZO MÁS
DE LAS BOTELLAS (2)
154
Las escenas son sencillas
(A)
(B)
La otra escena es más sencilla: ella baja las escaleras a topetones/ él la busca
cegado por el té hirviendo/ rociado antes por ella en la cara/ el lugar
donde se ha encajado la puerta/ para apresarla/los gritos se inclinan
hacia el oído feroz del vecindario/ él confunde la de salida por la del baño/ ella
queda inmóvil esperando un brazo/ él se golpea la frente con la loza/
se desparrama/ un auto frena y ennegrece parte de su acera/ ella
recibe un aire mecido por dos tepas/ él se ahoga en su sangre que busca un hueco/
ella se abriga calle abajo.
155
(C)
Hola
Hola vagabundos del Drama
A lo que me levitan un hola
oooola
Para apresurar monedas imantar billetes
y monedas
Dejando caer una tras una saliva
Intentan hacer caminos de caracoles
por donde se ven desfilando hacia
La Berma
Se estacionan los envases y
Va tu desplazarte de un pie a otro
afirmando la reja / fabricando cuadraditos con la etiqueta húmeda de las
botellas
ELECCIÓN MAESTRA
Volver a cambiar de pie
Equilibrar la carne penetrando el otro bolsillo
Recibir papel humeante
Lajar los ojos
Sentirse acariciado nuevamente por los pañales de la esquina. 5
5 “Sí/ es cierto que nos rascamos el paquete en la pua esquina/pero para qué
andar gritando/para qué picarla de engomado / tu anduviste igual/¿qué de las
3 de la tarde en adelante?/puro echarte en la solera/entonces/para qué funar
esta movía/para qué funarnos/para qué picarla de aahh/somos los más locos/a
todo hendrix/no pasa/ a h í n o m a i s/para qué cartelera a tus sociales/qué/te
dan monedas/te mueven motes/te caen mejores zorras/el lafourcade regala tu
libro en cuánto vale el chou?(...)”
(Mediano)
Mistral en alto v
158
Que no quiere
«Que
no
quiere
morir
como
un
perro
nadie
quiere
morir
como
un
perro
todo
ser
humano
merece
no
morir
como
un
perro
ha
vivido
como
cerdo
y
no
quiere
morir
159
como
un
perro».
160
Venas por su sangre
pregunta hola tú
si algo sobra si
hace hambre
quedará menú.
uñas de la madre
saliva por la tarde
pisará perú.
161
pordentro&porfuera
O sea
estuvo muchos años extrayendo heces
aunque vamos
Pero vamos
un Trabajo de Mierda
para colmo en negro como la mierda negra
cómo explicarlo en nuestra lengua
se podría traducir como
un trabajo “verdaderamente” ingrato.
162
El punto es que se pasó sus buenos años
absorbiendo aquello
y ya se sabe
aunque las moscas cambien
las piedras siempre serán las mismas.
Publicó algo
y volvió al Alto Volta
pero olía mal
el “caca blanca” le apodó su familia
que viene a significar más o menos sin certeza
alejándose o acercándose al campo semántico
aquel que trabajó como poeta
para los que nos traen
o nos quitan el trigo
de la boca.
O sea.
163
164
JAIME LUIS HUENÚN
(Valdivia, 1967)
165
166
Fogón
167
Respiras ahora el polvo de los nguillatunes,
la machi degollando al carnero
elegido;
respiras ahora el humo ante el rehue,
la hoguera donde arden los huesos del largo sacrificio.
(de Ceremonias)
168
Hermana
(de Ceremonias)
169
Tres
(cementerio de San Juan)
(de Ceremonias)
170
Cuatro
(Loma de la piedra)
(de Ceremonias)
171
En el cementerio de San Juan
(de Ceremonias)
172
Último cielo
(de Ceremonias)
173
Bajé a Puerto Trakl entre neblinas.
Buscaba el bar de la buena suerte para charlar sobre la travesía.
Pero todos miraban la estrella polar en sus copas,
mudos como el mar frente a una isla desierta.
Salí a vagar por las calles con faroles rojos.
Las mujeres se ofrecían sin afecto, fragantes y cansadas.
“A Puerto Trakl los poetas vienen a morir”, me dijeron
sonriendo en todos los idiomas del mundo.
Yo les dejé poemas que pensaba llevar a mi tumba
como prueba de mi paso por la tierra.
174
Como una manera triste de predecir
miro el paso de las nubes sobre el puerto.
Sé que mi suerte no está
en ninguno de esos nimbos que regresan al mar
movidos apenas por el viento de la literatura.
“Profetizar me asquea” podría decir
y, sin embargo, allá va mi vida,
sobrepasada por pájaros que llevan
todo el tiempo del mundo entre sus alas.
175
Fumando en el muelle desierto
recuerdo a mis hijos,
apenas alumbrados por el sol de este anillo.
Mi paternidad se ha ido a pique;
el mercado está desierto frente a mí.
Un corazón apátrida late en esta fuga
hacia la isla prometida.
El amor ha abierto una oscura puerta
por donde paso
inclinándome.
176
Todo amor cuenta las horas de su fin,
tal como el río resbala sobre peces y piedras
que cambian de corriente,
de nido y soledad.
177
Dices que no puedes dejar de recorrer los bares
junto al mar de la mañana,
que los cuerpos llegan hasta ti
con la violencia de los puertos siempre vendidos
al peor postor.
En verdad llorarás en vano
y tu sed sólo será la vanidad de los árboles
que en la colina creen vencer el turbio cielo de la noche.
El silencio, mientras tanto, hará lo suyo
a esos poemas quemándose apacibles
en los desbordados ceniceros de tu vida.
178
Creí que pronto arribaría el barco
de la salvación.
En tanto esperaba me hundí en las cantinas
y en trabajos de puerto.
Pasaron los años, los pleitos, las mujeres
y ni sombra ni noticias del imaginado navío.
Aprendí a tolerar el paso de otros buques
contemplando en el muelle las maniobras de zarpe.
La vejez —mi horizonte— sepultó esa esperanza
perdida como un náufrago en la turbia
mezquindad de los mares.
179
“Perdí mi idioma en la costa
ceniza de Trakl”, dijo finalmente el polizón.
Encorvado entre tambores de petróleo farfullaba
el yiddish de los malecones y los bares.
“Denle restos de ropa y de comida” —ordenó, contrariado, el capitán.
“El destino de mi nave no lo cambia
un demente agonizando en sus bodegas” —sentenció.
180
Ninguna mano despide tus ojos,
ninguna piel aguarda tu regreso.
Tu nombre, lo sabes, es una moneda
tirada con furia a los sitios eriazos.
Recuerdas la nieve cayendo a los pinos,
ahora que deambulas al garete por un puerto
nublado y solitario, tenebroso y
ficticio.
181
Ebrio me despide Puerto Trakl
con el alba mojando mi cabeza.
Sin dinero, sin amigos y sin reputación
vuelvo a mis antiguos días.
La pequeña mañana abre sus puertas.
Los tugurios donde beben poetas y pescadores
quedan para siempre atrás.
182
VERÓNICA JIMÉNEZ
(Santiago de Chile, 1964)
183
184
La derrota del mar
A Kurt Folch
185
Dos poemas
186
II
187
De nuevo frente al mar
188
Script de la memoria
189
II
En cuanto a mí
tengo todo un cementerio a la mano:
narices rotas, bocas,
manos que exhalaban distintos grados
de calor, como seres vivientes,
voces ¡cuántos tonos de voces!
y, sobre todo,
un montón incoherente de imágenes
que le dan a esa otra vida
un cándido aspecto de película
mal dirigida y mal actuada.
190
III
Ellos me amaban
ellos me odiaban
y yo, Abelcaín que destripa
su paloma hecha de jaulas
les lanzaba patadas
y luego les besaba la boca.
Entrañables dioses
a los que debo incontables sacrificios.
191
IV
192
V
193
VI
Emelina, Virginia,
la fotografía elude transformarse
en copia exacta
y yo no he logrado retener nada
o casi nada
de los miles e importantísimos detalles
de meses y años
con tantos gestos
estratificadas las emociones
y ahora el cansancio
de internarse en el cráneo
en busca de migajas.
Virginia, Emelina
estos trazos negligentes
ejecutan demasiado bien
su tarea de desmemorizar
y yo debo rescatar del aires los sonidos
tallar en rocas gastadas por el sol
lamentarme por todas esa canciones
que no supe guardar bien.
194
Postal del puerto
195
Islas del sur I
196
No nos guardes para mañana
197
Las puertas
Un puñado de tierra
y otro
y otro más.
Ellos me dicen:
los burlamos, abre las puertas.
y yo lloro.
198
Comprender de pronto
el lugar más propicio de la flor
la conmemoración exacta del pétalo
que se desgaja, cae y se desvanece
en un sueño ya sin sobresaltos.
199
La casa vacía como el cuerpo
provisto simplemente de fría oquedad:
Estrellas en movimiento
constelaciones fijas.
200
Un cuerpo desmembrado es
un mosaico de piezas que tratan de hacer calzar
los amantes. La sensación cae al alma
y lo altera todo.
201
Nada tiene que ver el amor con el amor
nada tiene que ver la sed con el agua que arrebata
ni la primavera con la flor que se desprende del tallo.
Son sólo ejemplos.
El amor tiene que ver con una casa aplastada por la lluvia
con habitaciones a oscuras y con charcos
con las tristes camisas aferradas al vacío del aire
con los chalecos sin destino empujados al fuego
con un par de ojos sofocados en su espejo.
202
El amor tiene que ver con huir de nuestras habitaciones
con fundar en el barro una nueva ciudad para guarecernos
con vestirnos en nombre del amor con una nueva
guirnalda de granizos
con detestar en nombre del amor los frutos y los árboles.
203
Tendidos en la arena nos olvidamos del naufragio.
Toda la noche el pez de seda vertió a su paso su luz
iridiscente
y al amanecer
la hoz de plata siega los campos marinos separando el
rocío de la sal.
204
Camino de San Juan, las huellas polvorientas nos hacen
o l v i d a r c u á n c e r c a d o s e s t a m o s p o r e l m a r. C a n c i o n e s
rancheras, conversaciones en voz alta, risas y gritos,
transforman a la micro en una fiesta ambulante. Cada tanto
descienden las familias con las provisiones para la semana:
cajas, sacos de harina, atados de leña comprados a los
contrabandistas de madera nativa. Cuesta abajo, el caserío
a p a r e c e c o m o u n a m a q u e t a e s c o l a r c u b i e r t a d e p o l vo.
Cada 24 de junio llegan por el canal cientos de pequeñas
embarcaciones adornadas con flores de plástico y estampas
del santo. Las mujeres, con los labios embadurnados de
maquillaje, se meten a la iglesia y comulgan ante el cura
que visita el pueblo una vez al año. Los restantes 364 días,
San Juan es un laberinto de pasadizos desiertos, pegado a
un cementerio que se hunde. Arribamos en la tarde,
cuando el sol se extingue y las chimeneas de las cocinas
e x p u l s a n u n e s t á t i c o h u m o n e g r o. No s o m o s d e a q u í ,
nadie nos conoce. Ningún pescador sale a recibirnos.
205
Soy el visitante y quiero fundirme con este horizonte de
neblina que aplaca las distancias entre el cielo y el mar. Sin
embargo, más allá del escenario en el que ensayo mi
ejercicio de disolución, un joven se aventura cinco millas al
sur en busca de la merluza y estropea mi tristeza con su
temeridad. Aunque soy el visitante, maldigo a la compañía
pesquera que ha vaciado de peces este mar y ayudo a su
madre a preparar el recibimiento: una frazada, un termo
con café y los estallidos de la leña que abastece la fogata.
El muelle está desierto, pero a través de este aire neblinoso
circulan los sueños de quienes ya han perdido las fuerzas
para hacerse a la mar y guardan en su habitación los
cardúmenes abundantes de la noche: nostalgia, ira, miedo
a volverse loco, sembrando de pasos la arena. Yo soy el
visitante, y mis pequeñas ambiciones ondean como harapos
contra el cielo negro.
206
A la luz del invierno
No vuelvo a repetirlo.
207
DEMASIADO torpe
e ignorante,
y ahora este río
no tiene
sobre qué avanzar,
como una sombra
se agita
entre la maleza
y los insectos
nocturnos, allá
en el fondo: frías
regiones de lucidez.
208
UN poco de tinta
se cuela en las redes
de la luz, y acerca
de un falso dolor
se levanta, como un humus
profundo, una queja
que armoniza
con las pobres hierbas
del jardín, una víctima
que desconoce
–siendo paciente–
la razón exacta
de lo que se destruye
después de recordarlo.
209
Así, entonces,
ya no quedan fuerzas
para discernir
al uno frente al otro
y hasta la nieve se consume
con sus trazos azules
como si fuera
una llamarada
bajo un humo penitente.
Y razonar simplemente
sobre la abundancia
o la falta de rigor.
(Inédito)
210
CRISTÓBAL JOANNON
(Santiago de Chile, 1974)
211
212
La noticia
213
Otoño
Óxido en el mármol
de los jardines.
Flores de agua sucia.
Al otro lado de la ciudad
retumban las campanas.
Envejecido
llegará el invierno.
214
II
En cualquier momento
se largará el aguacero. La ropa colgada
debe ser entrada. Hoy no tengo paraguas
pero es mejor así,
caminar con el pelo estilando
y la lluvia mojando los zapatos,
mojando las huellas en su breve aparición.
Es mejor ir por ahí
con la chaqueta que abriga, con las manos
en los bolsillos entre papeles arrugados,
entre versos que el otoño ha guardado
sin que me diera cuenta.
215
III
216
Texto
217
Figura humana
(de Cuaderno)
218
Barcelona-Mataró
(de Cuaderno)
219
Puedes dejarte barba
220
Cama de soltero
221
Quizás lo que esté ocurriendo ahí
sea algo así como la felicidad, quién sabe.
Pero ellos también se disparan en la boca
o toman aviones hacia ninguna parte.
222
Jornadas espartanas
223
Abogados
224
Sesión
225
Duelo
226
El oro y las piedras
227
Rosa almidonada
228
Los buenos modales
229
Playas
230
Habrá que superar dichos eventos inoportunos, y oír
a los consultores internacionales cuyas delegaciones
conocen métodos para aliviar los abusos en tiempos de paz.
(Inédito)
231
232
ADÁN MÉNDEZ
(Concepción, 1967)
233
234
Nuestra ciencia paradigmática
235
pero en general a la mayoría les quedó la zorra
el universo prácticamente se creó ex-nihilo
ni siquiera era una partícula
y de repente dicen que explotó
(y ‘de repente’ está mal dicho, porque tiempo tampoco había)
así no más, de repente dicen
y que hasta se escucha todavía
que lo tienen grabado y todo
una tremenda explosión
¿de qué? de algo que ni siquiera era una partícula
y ahí están los planetas y soles
las tremendas distancias entre unos y otros
el agua que es hielo, nieve y nube
(cuando no escarcha, o granizo, garuga, etc)
ahí está la flor que deja su néctar al insecto
y de contrabando le llena las patas de polen
ahí la micro que dobla la esquina y atropella un cabro chico
Todo ex-nihilo
hasta el tiempo y el espacio mismos
(idea contra la cual Newton luchó toda su vida)
236
Y también sin que ni remotamente un solo ser viviente
pueda presenciar el fin del universo
con lo importante que éste ha sido
para la religión, la poesía, la ciencia
y la filosofía de todos los tiempos
Tantas cosas que hay y que vinieron de una que ni siquiera era cosa
qué seremos en este universo que más parece una chispa
frutos del encuentro casual de un espermio y un óvulo
en una trompa de falopio
parecemos chiste surrealista
sólo para morir hemos nacido
sin el consuelo de dejar rastro en el mundo
porque no habrá mundo en que dejarlo
237
y quedaba tranquilo uno
porque las tortugas son animales muy pacíficos
Pero ahora no sólo no caben las tortugas
sino que en el fondo en el fondo no hay vidas
no hay ríos, no hay mar
ahora en el fondo no hay quién escriba este poema
ni tampoco quién lo lea
A lo mejor del oriente venga una respuesta, no sé
En todo caso, dicen los superficiales eternos
no hay que preocuparse todavía
porque recién nos estamos expandiendo
238
La mujer me internó entonces en un largo y espeso bosque
Yo más o menos sospechaba a lo que iba
así que fui dejando caer migajas mientras andábamos
Y desde que me abandonó he esperado no sé cuánto tiempo
pero los pájaros no han querido comerlas
Así que voy a tener que volver parece
239
1842
Es seguro también
que luego tendremos
un movimiento político
Interesante, por supuesto
pero en ningún caso definitivo
240
Al-Muffaddal Al-Dabbi / 786 DC
Y además en su prólogo:
De palabras difíciles no sé
Y menos de los sentidos
de las interpretaciones
o explicaciones de la poesía
241
Aquí Méndez,
aquí mismo
nos dimos en gusto y fuimos libres
Decisión apenas meditada,
con algo o mucho de automática
a pesar que en ella orbitamos todavía
y voces,
que andarán en sus últimos rebotes por los muros
con todo ese lenguaje exagerado
y estas alturas ya inaudible
242
Axí com cell qui·n lo somni ·s delita
243
el pasado placer debo dejar.
Ay, en dolor se vuelve mi deleite,
se dobla el afán, tras breve reposo,
como el enfermo al permitirse un gusto
nutre con sufrimiento su comer;
244
Conocer el sabor del mar era fácil
En Chile sobre todo, era pan comido
Qué había que hacer
darle la espalda a la cordillera no más
y luego caminar algunos días
245
El poeta paradójico chileno
246
FLAVIO, esa dicha que tienes, con Cátulo,
si no fuera grosera y antiestética,
compartirías, nunca podrías callarla.
Pero alguna putita febril te está gustando
porque la vergüenza te impide hablar.
Que ya tus noches dejaron de ser viudas
inútilmente en silencio tu cama lo grita:
ese olor a perfume y flores
y las almohadas, sobadas las dos como están,
y los chirridos del catre que tiembla
y todo ese ir y venir y el hablar desquiciado.
Qué sacas con callar tu infamia.
Para qué?
Ese aspecto fatal no lo tendrías:
es producto de alguna torpeza.
Entonces cuéntame,
yo con mis versos pondré por las nubes tu amor.
247
Garrincha falleció alcoholizado entero
lo mismo que Vinicius de Moraes y Teillier.
Algo tendrá el alcohol si a hombres de tanto ser
en la vida y la muerte los contuvo en su alero.
248
Io son si vaga della mia belleza
249
It’s old Lévy
250
Segundos sonetos comprimidos
primera
Corazón de chiflichafla
más de alguno te dirá
lo pensara un par de veces
pondría la marcha atrás
Se paró la bandurria
en el ciruelo
me acordé de ti misma
me puse lelo
Se me seque el hocico
si te critico
segunda
251
Más sufrieron los rojos
con Pinochet
Con Pinochet ay sí
yo te comparo
Fuera deso no te hallo
ningún reparo
Te mató tu ternura
la dictadura
tercera
Tu personalidad
no es consistente
Yo ya no seré más
quien la sustente
Quien la sustente, sí
tu tomatera
donde quieres pasarte
la vida entera
(en Gutiérrez)
252
qué planeta terrible el de los celos
253
Solau do Mario Quintana
254
...the Tale of the Honest Sailor...
255
Tú eres el que ahora me preocupa
Mira mijo has tocado el punto
Papá me has dicho siempre y no lo soy
Yo no soy tu padre soy tu madre
Tu padre fue un comerciante podrido en plata
que conocí una vez en Estambul
256
Una vez le preguntaron a Toynbee
que cuáles vendrían siendo los países del futuro
China o Japón, respondió el historiador
Brasil o México agregó enseguida
Y Chile
257
258
PEDRO MONTEALEGRE
(Santiago de Chile, 1975)
259
260
Salmo suicida
Lanza al aire tus esferas del escándalo. Se ríe de sí mismo cuando explotan
en la nada y se vuelven nueces o pájaros nocturnos. Sus ojos ladran como
un perro enfermo; sus manos son dos hechiceros sobre el fuego; su voz no
existe; su cuerpo repta como un galápago a la espuma. Helo aquí,
saltando hacia la hoguera: hierve su saliva como un pez sobre el salar;
cruje su diafragma con sonido de viento. El arlequín, el arlequín está
abierto. Aún sonríe, de cara al polvo, entre tus esferas apagadas.
261
Los posesos
... A Quercipinion
No es malicia
que luzcamos placentas al salir de la misa
mientras adúlteros y extasiados
lamemos los cirios del último sacrificio
Es delicia
que desde el fondo de la lápida
en la pared más oscura de la iglesia
abramos las piernas a los demonios
y clavemos entre ellas la cruz.
262
Penitencia
Caigo
de cara en tu charco
Mis rezos son musgos flotantes
que miras extasiado desde el cielo
Retorno de rodillas a la urbe que me diste
Me vuelvo estaca, poste de luz, no puedo conmigo
y me das la cojera. No me mendigo a mí mismo
para encontrarte entre todos los cartones
Quizás si me invitas cerveza
hablemos de gloria y redención
Cuando esté borracho convénceme de lo que quieras.
263
El mismo cóndor: mi entraña en su pico. El mito escribiéndolo –me lo dicta el hado. Respirar. Aspirar.
La mutabilidad de la roca, cuando sube, por los siglos, hasta volverse efímera. Husmeándola, siempre,
no digo tu rabia: la vanidad, esa niña –los pastos, allí, en la formación de un útero, girasoles silvestres
no nombrados aún– aquella hija, en su páramo, liberada de la rabia, no aprehendiendo el anatema
–comunión o hastío– de la burla. Esbozar –no un croquis– la vergüenza: mojarse los pies
en el reflejo del mundo. No habitar más casa: una rosa y su espina. He allí, mi patria. Amapola, la tuya:
recordar la grosella –transparencia: hallar su amargura en la boca– un signo perfecto ¿o acaso era infancia?
Ya dormíamos: el sueño de un mastín amarrado –arrastraba su perrera cuando el mal escindía.
La arija del caleidoscopio resulta sospechosa: también, cuestionable, el abuso de síntesis. Si quiero roer
la conformidad, el consenso –la morada de un príncipe– necesario es atar un cometa a los dedos,
necesario raspar: el élitro –el sol– elevándose a superficie. El cerro de Apolo en la extensión de la mano:
cambiar la respuesta, el solo –observa pasar un entierro– tener fe en ese niño, su compañero invisible
soplando las hebras. Evidencia malsana: vínculo –unas viejas: lo cortan con el filo con que se pelan gallinas–
el salino plumón de la ciudad. El bosque. Es mentira el verde. El sueño era sí. El signo –lo espeso–
fue tinta de fábula. Ya no recuerdas la humedad de los párrafos. Te enredabas en ellos –una zarza maligna,
echando gritos– el cielo, el jilguero a la entrada. Fusión –confusión– de ese cóndor de espuma
comiéndome el hígado: así versa el mito. A él estoy destinado. Merecer la sordera entre pastos –recuerdo–
la anestesia: pasar. Ser imagen. La sombra. Anulación y método, filtro de periódicos, potencia de almizcle.
Lo que llamamos información o cantidad de desorden. No se extrañe alguno: esta palabra es lánguida.
No se extrañe el discípulo: la verdad es rocío en las pestañas del caballo. Siempre helechos y líquenes.
Mi geografía es tuya: latitud o poder. Amarte lo mismo, el calígrafo el trazo. La geométrica finalidad
del decir: reconocer –la bondad de– un Dios, la simple existencia del contenedor de basura. Negar la basura
por existir una rosa: negar la espina, la existencia de Dios. Regresar al punto en que el punto se multiplica
para transformarse en aroma ¿pero y su faz?, ¿y el viento? Soy un modo de viento, pequeña galaxia
cuyo centro eres tú ¿Qué te impide colisionar contra un astro, cercano, y aún así más visible?
Yo quiero, contigo, ahogar en el nardo la mercancía: lo tuyo y lo mío. Lo de él. El ojo de fuego
del carnero dorado. El banquero más bello, la anciana de sangre –cegada por la magia, ese áspid de menta–
la carnicería, los muertos, hallados bajo nieve –creyeron el cambio– una foto de mujer,
blanco y negro, amarrada a la estrella muy sola –en esquinas nacida, la escoba no alcanza
y es cubierta con polvo. Su rebelión contra ella. No así estas imágenes, recuerdo de ti, chiquillo sin padre,
que te crees niña: trasgresión de lenguaje, sin corte ni género. Ni siquiera un punto, siempre hacia atrás
264
por la nebulosa, la calle: naturaleza consensuada. Esto es y no es. Velo, teúrgo, el parásito de plata,
dejando la cicatriz, nimia letra, diamante para procrear un genio He perdido, a veces. Acecho por cada
hoja caída en la acera, por cada ciego que vende lotería bajo el farol. El dedo del niño
en el tomacorriente prohibido, visión y fruto del chispazo. Un Prometeo de todos y la muerte de uno.
265
Hay uno en la muerte parecido a mí. Ésas son sus huellas, el papel mojado de las horas.
Éstos, sus dedos quemados con grafito, un lápiz insostenible. Aquellas libélulas,
la fugacidad de los ojos –porque el mal: un ojo. Más grande. Nadando– y la pecera es pecho.
¿Quién eres tú, ciudadano impuro? Una hoja en el lapso de sostenerse en el aire.
Seguro, más brava y más hombre que yo. Contienes un pulso, tinta y hiel –desborda una copa–
¿no se llama cabeza? Tres veces te vi, sujetando mi sueño –el agua, igual, con la punta del iceberg–
tres veces dijiste tu nombre: Inasible. El sonido de la madera, la brisa no brisa:
un puñal penetrando. Tuve miedo –me tuviste– ahora, yo temo: he perdido la jugada.
Regresar por borde, el filo de la luz ¿Quién eres tú, ciudadano impuro, hermoso como un grillo
atravesado con la córnea? Han huido calles de mí. Declararme en la guerra. Doble y paralelo,
la oposición. La vida: ese hombre y yo mismo. Adolescente ¿yo? Tocaba los órganos
escondidos de la gaviota. Muchacho disparaba sobre otro. Era yo. Redondez de su rabia.
Injusticia del vínculo. Hay uno en la muerte parecido a mí. Parábola de matemático,
por mí, no borrada ¿No te gusta la frase estrujada, este paño? El secreto de la logia,
el hermafrodito y yo. El Uroboro y yo. Yo me llamo María: con fotografías en sepia
degrado a mi hijo. La tinta se corre. Comprende la sinapsis, hijo de Chile: la tenaza
del cangrejo apretando el pezón de la ondina. La ternura se entiende. Pero soñando y en aquello
sin tinte de noche, siempre rompo cosas: la alcancía del niño, la dentadura de oro;
la chimenea fabril –hay que ventilar el aire– la plusvalía, los juegos de azar; los hombres
que marcan a otros. Un código binario. Siempre rompo algo: las cosas, desde sus átomos,
asumen movimiento: lo que forma y destruye. Tres veces te vi: hablabas con blancura
de espuma abisal. Tenías la gracia de escribir trabalenguas. Recordabas la furia.
El proceso del maestre. Mi dialéctica de desposeído, tinta de pulpo y no gota de sangre.
Mi voz no tocando la generalidad del Otro. La singularidad del Otro. La colectividad del Otro.
Seguramente tú eres más bravo que yo. Lo sabes: del vestido no se crea un cuerpo:
Hermafrodito era yo. Hombre y mujer, Tiresias despierto, con un vientre capaz
de sostener una estrella. Nunca fuimos remedio para la tos ni para el mundo. Yo quería el arma,
la contra-palabra y el balbuceo. El recién nacido pronuncia la fuerza centrífuga.
Pero habitaba un cuarto de 3 metros por 2: afuera, pasabas y no fuiste distinto. La lluvia caía
como pueblos han caído ¿Qué eres tú?, ¿qué te llevas? Ciudadano mío, tan iguales a la muerte.
266
He escrito la rabia –son poemas de hilo– y todo permanece, su pequeña muerte encima:
el árbol petrificado, la huella de un fusil, mancha en medio de círculos, no de agua, no carne.
El pájaro en el momento que es captado: y sin vista. Persistente en su figura. Y no habrá trasgresión.
No habrá trasgresión: no un niño cayéndose. Su rotura es bolsillo. No tú descendiendo
del tronco del coigüe –el gorrión de tu infancia dejó un polluelo muerto. La memoria anestesia
la geometría de la avispa. La memoria se fabrica con leche cortada. He escrito su caída:
termino hablando de mí mismo o termino hablando con Dios. Si yo trazara una letra
en el preciso momento: si es pensada es trazada. La drosera del mundo –lo que sabemos de mundo:
animalia, vegetabilia, mineralia: especulum. Artisque imago. Entre otros: el universo
de Robert Fludd. El ángel urbano: una mancha y no odiosa. Metatrón y su lira. Esplendor más allá
de la transeúnte ceniza adherida a su ala. Entonces: el niño, a punto de huir, jugando –o su sombra–
al trompo, la cabeza, no regresando a él mismo. La mujer lapidada con una estrella abisal.
El obrero, sin lucha, entre la sintaxis del miedo. Ciudadanos y ciudadanas, neoprén de factoría,
el mendigo –su anonimato– al interior del contenedor, la cuenca de un muerto: si hay comida hay alma.
El poema no colma. El poema no colma. Y yo sigo aquí, en la comodidad de la magia: la visión de los astros
al dibujar en el cielo las coordenadas del grito. He escrito sobre ti, sinuoso pez de la hora,
que te escapas de mi mano para hundirte en el sol. Tentación primordial: A quién le importa
cuánto sufra Usted. He escrito sobre ti, pequeño Dios de la semilla, y de ti, Demonio,
al interior de mis uñas. He escrito la rabia, su claridad baldía. Y no se trataba de mí. No se trataba de mí.
267
No sabes gritar –crees que no sabes, pero respiras bajo el agua y su branquia: ¿este texto?–
contra lo que ignoras y te ata. Contra lo que crees herido con la triple uña del escarabajo,
lo que llamamos hoy sencillamente discurso –verdor, tersura de ala ¿pero de bicho?– Ay,
no sabes corromperlo y te obliga a desvestirte: es la misma lentitud que para vestirte. Pasan
los astros uno a uno, trazando su matemática –su humedad– en el cielo. Pasan los hijos
de la mano de sus madres. El lazo que los une es una línea de plata. El lazo que me une
a ellos es voz: no digo algo entendible, resaltar una presencia, como un grillo con música.
Pasan las abuelas con la noche encima. La negrura de sus ropas ¿No hay otra explicación?
Esta gente no grita, apenas respirando bajo la bota: el tiempo, la bellota caída
pero atrapada en un lapso: desprenderse de la rama: enterrarse en el suelo. Este poema no sabe
gritar –o cree que no sabe callar. Especula: es lo mismo– contra la corona de un rey.
Su emulsión de hombre, una moneda al rojo sobre la frente. Digo: un fermento: un caracol
encantado con el sonido del caparazón cuando lo pisan. El gusano de Blake perdona al arado
que lo parte en dos. La rueda de la fortuna. Un perro y un mono sujetando a la Esfinge.
No bastan ejemplos para ti, que despiertas. Una aguja de hielo atravesándote el tímpano.
El sonido de una gota sobre la cabeza es mortal. Te quedas encogido en la misma cuneta,
sin otra transparencia: reconocerte mendigo. No sabes gritar contra lo que ignoras y te ata,
siempre empeñado en ir y venir, en regresar a su nacimiento. Esa luz artificial
que busca la sombra bajo tu dirección uniforme. Y el ojo de la belleza, cerrado y moviéndose.
268
Te quedabas tú con tu propia poesía y no decía algo: pasaba la demostración
de lo vacío –o un sueño– y no decía algo. Afuera llovía no con fuerza sino hambre.
269
Un vaso de palabra
No son saladas: no tienen la lágrima de un pez sobre el cuchillo: el sabor de una axila
cuando el sol se fracciona con el mismo filo del pez. Y la rabia exaspera. Y el dolor de verse
enterrado sobre el fango, más entorpece que la adormidera sobre un niño.
No saladas las heridas. El musgo sobre la palma del negado. Latiendo. La culpa es crujir
–desde hoy– tu gramática: pincharte la vena, hundir un dedo en el agua. Entorpecer. Exasperar.
Lleno de polen, no dirás a los artistas que se trata de pólvora. Si tienes que escoger:
ponte un clavo ahí, en el labio inferior: no espantes a los ángeles posados en él.
Ahorra el ataque. La noche de sal desfilando en los desaparecidos: ese transcurso, de seguro,
más puro que el silbido de una bala. Su música. Llenarte del vino –te desborda de adentro–
mientras hacia el exterior, en la tierra, caen más y más. No saladas las calles
trazadas con sangre de quien ha sido esclavo. Allí la adormidera en donde hubo un niño,
el discurso del tráfico sobre el ojo paseante: consumirse uno mismo en la factura de ver.
O quedarse ciego ante la ceguera: y reír –con una mano adelante y una atrás– aún creyendo
que un poema basta para ganar oxígeno. Para que un muerto hable en lugar de la palabra.
270
Un vaso mutable
Rompías los papeles con el mismo impulso: la víbora real rompiendo su piel con otra piel que nace.
El mismo impulso: longevidad del decir –su cambio de ropa– longevidad del reconocer:
la ciudad es un niño –hoy llora despacio– un anónimo reconociéndose en otro anónimo: el brillo.
Esta víbora milenaria llamada tradición: podría llamarse enfermedad y muerte. Estas calles blandas,
al otro lado de ti, tienen la sinuosidad de los meandros más rojos: la sangre vuelta pájaro.
Desorden de plumas no importa al huir, no importa, si quiera, ser despierta escritura. Te llaman escritura.
Pero la víbora entiende el secreto jeroglífico llamado poder, llamado proceder, ojo único de cíclope
más allá de la vanidad de ser uno más otro: más otro, pero nadie. Rompías los papeles,
la dignidad de quien rompe una plumilla de cardo. Chicos y chicas –besándose en las discotecas–
tenían el esplendor de este mismo poema. Se trata de papeles. Se trata de creer y se trata de crear: libertad
es dividir esas cifras con barro. Libertad es multiplicar ese barro por hombre.
Hombres, ofidios, en la orgía de la hora. Romper los papeles como romper el aire.
271
272
ENOC MUÑOZ
(Curepto, 1970)
273
274
Génesis
275
Llueve
Acercarse al brasero
y ver
en la pregunta de siempre
un pájaro pasar en su fantasma
Acercarse a la ventana
y creer que algo hay
al otro lado de la lluvia
276
El mismo punto
Quizás
qué divagante danza
torbellina y nos pone el sol en los ojos
sin que podamos encajar nuestra sombra
por no tener
en qué perder el alma
277
Trazo invisible
Morirse
con la palabra muerte entre los labios
para que no haya preguntas inútiles
Con los ojos fijos
sin donde
Sin partida ni llegada
Que no vengan
pájaros ni pajarracos
a descifrar el último vaho
que ha quedado en la ventana
Ni la última sonrisa
por la que entró el cielo
Que no vengan
los despalabrados
a extraer dos mariposas de los ojos
y una flor de la boca
Que todo símbolo
es tardío a la destrucción
Y ya ni siquiera busquen
la palabra muerta entre los labios
Que no habrá equilibrio
que sostenga
polvo ni temblor alguno
Sólo caerán babas
y más babas la transparencia.
278
Confróntese con la Sospecha
Demasiada escritura
por debajo de la escritura
Como si alguna vez
nos asomásemos
en este forcejeo de visiones
Cuando tan solo andando
Nunca después
Aunque a veces se camine a pedazos
Pedazos de amor o de río
“AI cabo, al fin, por último”
en su primera redacción
Vallejo escribió:
“y como último vaso de sangre”
279
Llegar y laberinto
280
Osario
Comienzo
por apagar las estrellas
No quiero despertar a nadie
La oscuridad pasa
cerrando puertas y ventanas
Entonces escarbo el acecho
Bandada de dedos rotos
para pájaro
Lunaciones cayéndose de carne
Y me desvisto y me desvisto
hasta hacerme aparecer
en otro cuerpo
Que nacer es llenar una ausencia
que anda vestida de negro
281
Adiós
282
El hogar
A veces
escribo mi nombre sobre los muebles
para verme caer en el polvo de las cosas
O simplemente
para trizar el silencio y entrarme
...cuando ya me he marchado
El mundo también aquí se derrumba
pero con más calma
El polvo es un signo
que en puntillas borra otros signos
283
Adiós
El pájaro funeral
que traías en tus manos
fue la noticia de aquel día
Habrá que buscar
un lecho de hojas
donde dormirlo para siempre
284
Rostro
285
Cifrado en los huesos
De letra en letra
sólo es una la pregunta
Las respuestas son trizaduras
Mi huesa es la de todos
amarrados por los ojos
que vieron el aullido
en una mañana como esta
sin paladar
sin párpado
286
Aunque a veces
Aunque a veces
recuerde mi infancia
aquí no puede haber un niño
Aunque quisiera
seguir los ruidos de mi padre
contra la escarcha
cuando escarbábamos
parábolas bajo la tierra
Aquí no puede haber un niño
Aunque a veces
recuerde mi infancia
aquí no puede haber un niño
Tengo por testigo la oscuridad
287
Para volver
288
Te crecieron flores
Encorvado
de pedazos de cielo y de sus pechos
te crecieron flores distraídamente
289
El mismo libro
Ahora
que hemos leído el mismo libro
tal vez
nos parecemos un poco más
Por eso
lo vuelvo a hojear
Párpado a párpado
Que de una mirada a otra
hay toda la noche del mundo
Tal vez
ahora
hablemos de la misma ausencia
Del mismo libro que nos separa
290
El paso dado
291
292
MIGUEL NARANJO
(Santiago de Chile, 1970)
293
294
Dó
(de El desnaturalizado)
295
Insulso
296
[tiempo bajo
Muy abajo dese carrusel sideral
Que a veces brilla por su ausencia
A orillas del estrecho de magallanes
Así sea como fuere
Con o sin embargo
Alcancé a mandaros parecidas postales similares y
[beber ese beber
Ese oporto más barato que
L vino
Intercambiado en el mismísimo ínterin los tales
Por cuales perpetré mis pequeñas eternidades pero
Pero no fui a misa a comulgarte a pesar de la
[tentación
Mía y jamás vi el sol aparecer por el mar del calafate
[no
Me acuerdo mas sí del raudo viento llevábase las
[palabras ni
Visité el albatros porque los circos no trabajan en las
[vísperas no
Las pingüineras tampoco
Ni ni siquiera conocí a alguna austral mujer si quiera
[sic o bis definitiva
Mi suerte la anduve como siempre
Contra el tiempo.
(de El desnaturalizado)
297
Palimpsesto
maestra
no sabría decirle si cimarra empieza con ese o con
[ce
inútil pues describir en la pizarra cien veces que
[nunca más volveré a hacerla
a pesar de haber sido usted misma quien me enseñó
[a leer
y más por extensión que añadidura
a escribir
además ayer
entre la noche y el colegio
después de jugar al papá y la mamá en la punta del
[cerro blanco
perdiósemele el bolsón
ya no lo tenía conmigo cuando bajábamos pa bajo
ahí estaba mi composición acerca del día del
[maestro y otros papeles
como mi libreta de calificaciones
y la perfumada misiva que con anticipación [mandárale mi
apoderado
donde ruega que hoy se me envíe más temprano pa
[la casa
(de El desnaturalizado)
298
y/o
(de El desnaturalizado)
299
Coda
(de El desnaturalizado)
300
Conquistas
mediterráneos huifas
siguen latinos
gozadores del pan
del circo y vinos
301
cristiano culto mi alma
latín vulgar
nacen lenguas romances
al conquistar
al conquistar oh yeah
grecorromano
el neoclasicismo
judeocristiano
judeocristiano chévere
ya en Nueva Tierra
se rebautiza el suelo
hágase América
latinoamericanos
fome la toma
casi todo camino
viene de Roma
fin al etceterá
estrofa magra
la épica me aburre
cual cueca larga
302
viene nueva Conquista
Marte a la vista
303
Pan y vino
304
Seguidillas
este remordimiento
es mi atroz dupla
soy quien bebe su error
y mea culpa
si la justicia es ciega
cual fe y es cierto
que el amor no es vidente
yo soy un tuerto
en esta soledad
sin ningún límite
no me ha faltado Dios
tampoco vírgenes
305
fuiste de boca en boca
hasta mis labios
no se lo cuento a nadie
mira qué sabio
yo de ni una palabra
y pocas letras
soy de una sola línea
cero a la izquierda
me pide la palabra
que la someta
caligráficamente
a bellas letras
es derecho de autor
indagar pistas
de los originales
soy el copista
escribo en castellano
lengua que ahínca
chileno mestizoide
yo soy el güinca
escribo en español
lengua pedestre
mis prosaicas anécdotas
ultraterrestres
en el dialecto estándar
soy escribiente
para ser traducible
eventualmente
306
las sangrías son el
margen de error
en verso aproximado
a mi favor
Tatitadiós bendice
mi verso ahíto
de orador demagogo
oh Supraescrito
guerrilla literaria
plagio y mal cito
oculto en mi seudónimo
El Infrascrito
307
literatura es como
contrato escrito
porque las letras chicas
son un delito
mi palabra no es válida
por iletrado
por lo mismo no es cierto
que haya plagiado
mi palabra común
y tan corriente
está al pie de las letras
literalmente
profesión de escritor
soy un versero
que empeña su palabra
por el dinero
de escritor yo trabajo
horas a diario
con papel lápiz goma
y diccionario
308
no corrijo y domino
la rima métrica
payo el verso automático
ésa es mi técnica
rima instantáneamente
es plagio en tinta
pues las rimas inéditas
están extintas
carrera de escritores
profesionales
dopaje paraísos
artificiales
no escribo el paraíso
ni un purgatorio
tampoco infiernos varios
yo expurgatorio
alucinado invoco
mi San Pedrito
déjame tocar cielo
cual meteorito
309
huelga de sindicato
del escritor
contra el patrón que exige
el cruel lector
yo no pago derechos
de autor ni robo
pues no cito ni plagio
sino parodio
palabras de mi boca
quitas y escribes
me citas pa plagiarme
los versos libres
a veces yo me quemo
con mis versículos
no siempre autocensuro
lo más ridículo
concurso literario
compré al jurado
gané mención honrosa
fui el estafado
310
mi verso es tan oscuro
y peculiar
que soy amarditado
escribo mal
carezco de talento
para escritor
por eso soy plagiario
malversador
se es de esta existencia
o de la otra
si no fuere realista
sea patriota
311
yo voluntariamente
soy a la fuerza
latinoamearaucano
o viceversa
nacionalidad doble
indioeuropeo
mapuhispanochileno
mestizo y feo
desnaturalizado
ni más ni menos
soy subdesarrollado
afrochileno
es control económico
más económico
que el control colonial
mira qué módico
cara la independencia
por vos se mata
dependencia económica
sois más barata
largayangostafaja-
detierra aún
Chile es tradicional
lugar común
312
Te Pito o te Henua
ínsula límite
el ombligo del mundo
lo rasca Chile
costas ex bolivianas
Isla de Pascua
la media Patagonia
dónde estás Patria
el siguiente dilema
me quita el sueño
si escribo en mal romance
o en buen chileno
ilegible es mi letra
y mi palabra
es puro garabato
que apenas habla
dentra pa dentro a
comer comía
guacho conchetumadre
dijo una tía
313
imputable es mi estatus
de proletario
con conciencia de clase
soy ordinario
a Gabriela Mistral
dijo un carancho
le plagiaba los versos
Miguel Naranjo
libertad de palabra
y de expresión
libertad de las letras
y de impresión
314
La Paz Avenida
315
Me lanzó entonces una corona por la cabeza
y pétalos a mi paso cuando regresaba por donde vine
Desde esa vez que no se me muere nadie
(Inédito)
316
MATÍAS RIVAS
(Santiago de Chile, 1971)
317
318
Insomnio
319
Aniversario
320
La esperma sucia de una vela
321
Ninguna tarde más
será regada con tu fría mirada
ni sabré cómo me queda
la ropa. Te fuiste sin haber
llegado y yo con el aire
entre los dedos,
reclamo ceguera
en asuntos de amor.
322
Señora Gabriela Mistral
323
Para una nínfula irreductible
324
Una decepción de segunda mano
325
Guadaña veloz
326
Opúsculo sobre las falacias de Práctico
327
I
328
VII
329
VIII
330
Perorata
Cuelga mi mente
de un cielo mohoso,
fea baratija de bazar,
idea mal concebida,
fruto de la ignorancia
y de un constante despotricar.
331
Vivo tiñoso y arañado,
como un santo con el cirio desinflado.
Y miro a mis sobrinas,
como un rey a su potestad:
culitos transpirados,
pezones inmaculados,
son asuntos intensos
y dignos de palpar.
(Inédito)
332
Posible gato
(Inédito)
333
El único habitante de todos los encierros
(Inédito)
334
Me calienta verme pensar
335
El otro destino del perro
336
Quiero compartir nuevas experiencias
337
Responso
Querido maestro:
Hasta hoy usted yace en una tumba equivocada
La que conocí por secreta amistad con uno de sus violadores.
Recuerdo la última tarde en que lo vi
Y me entregó el respectivo encargo, el final.
Aún siento la fetidez a remedios de su carne
Y retengo nítida en la memoria la imagen de su mujer
Aplastada en una esquina de su pieza.
Sepa usted que ella es hoy una cebolla seca
Que trabaja administrando a sus nietas yugoslavas
A las que contrato a menudo como una forma de ayudar
A la economía doméstica de su familia.
Debo confesarle que son la miel de las mieles
Y me encierro con ellas en un subterráneo
Y lloran. Y ruegan.
Y dicen que para ellas lo único que vale es la fuerza bruta
Y que adoran los bozales. Y ronronean.
Qué más puedo detallarle que no lo hostigue.
Esta misiva no tiene la intención de referirse
A los hastiados cuerpos rubios
Que heredaron su sangre caliente.
Paso entonces a preguntarle con cierta cautela
Si es verdad que mató a la que le daba aquel fulgor pálido,
Aquella tierna y blanca y morada carne que lo saciaba.
Usted estuvo escondido, mi amado preceptor, lo sé.
Estuvo refugiado en una pieza inmunda
Con un agujero en la pared
Que tapaba con bolsas de basura negras.
Fueron sus años religiosos, cuentan.
Fue cuando empezó el cultivo de la decoración mental
Y pensó en la venganza como en un arte de príncipes.
En crudas palabras: ¿cómo no lamentar su largueza,
338
Su podredumbre flemática
Y su cara de raja indisimulada?
Para que entienda claramente por qué le hablo así,
Le advierto que es de conocimiento público que trabajó como
generoso soplón
Y que como única herencia dejó, de su puño y letra,
Dos cuadernos con poemas canallescos y cientos de papeles
delatorios.
Sepa además que la miseria con que trató a su hija,
Negra y loca, terminó por teñir su sangre harinosa:
Ella es hoy su única heredera,
La dueña de su agencia de cartoneros.
Ella vio las fotos y el video
Donde se le ve, con una carcajada en la boca,
Contratar a dueñas de casa aburridas
Para encerrarlas un par de horas en un clóset
Y someterlas a suculentas y sensibles vejaciones.
Pero aquello es cuento aparte, asuntos de familia.
Y si hoy me dirijo a usted
es sólo tomando en cuenta aquello que nos unió durante décadas:
La memoria de esas jornadas en que salíamos colgados
Y vehementes deseando chuparnos hasta la más podrida breva sexual.
Me atrevo, frente a su lápida, a contarle sin vergüenza y en su memo-
ria
Que soy en verdad un antiguo cliente de su padre
En el negocio de los secuestros.
Y que fui pagado por su madre, una señora distinguida y diligente,
Para que les mostrara a los proxenetas que lo perseguían
La manera más sutil de rebanarle los huevos
Y así calmarlos y ella darse un desahogo.
Ella, que amaba a las putas.
Sí, su querida madre deseaba también que usted se viera
Envuelto en una película porno:
Lo quería en cuatro patas y fascinado gozando el lujo del dolor:
Usted como maricona con tres pacos y un conserje hambriento.
Mi venerado mecenas, no lo lamento.
Usted y yo somos de cepas similares,
339
O pesadillas equivalentes: traidores de poca monta,
Aún callados por el asco al amor.
Pero, como bien lo sabe, me repugnan las oraciones,
Especialmente las que adulan a líderes magnánimos.
Comienzo entonces la exhumación de su cadáver
Para enmarcar sus huesos tras gruesos cristales.
340
JUAN CRISTÓBAL ROMERO
(Santiago de Chile,1974)
341
342
Las cuecas de Villamediana
Maquiavélico placer
contar lo mismo que nueces
de a puñados las mujeres
que a vuestro poder se ofrecen.
Saturnino deleite
de humores sumo
descerrajar doncellas
y hacerse humo.
Y hacerse humo, sí
me voy de bruces:
ante vuestro talento
don Juan desluce.
343
II
Nueva jugada, sí
que yo le advierto:
el próximo combate
dese por muerto.
(de Marulla)
344
Viñaza, 1900
Sin más que un caballo bayo de galope torpe y el casco herrado a cuatro clavos
damas aglo-criollas de cara overa y melena negra igual que el crin de su montura
confluyen al puerto apenas silba el arribo
para dar y dejarse amar por los marinos de la Union Jack.
No dudo que por el rabillo del ojo observen si nos fijamos en ellas,
si cambia el estilo agreste
con que dicen las miramos,
al fin no es culpa suya que de tanto dominó y barajas
quede poco para damas mozas.
345
Confío se entienda la conveniencia
que de a ratos llegue un gringo
se las lleve
y las divierta.
(de Marulla)
346
De San Antonio a Tarsis
Lo conocí en tierra.
Personaje hosco de singulares manías
para los que como yo evitamos las extravagancias
y acostumbramos la vida simple
no una vida ingenua
sino amante de las buenas maneras.
Y aconteció lo insospechado.
Al pasar Cabo de Hornos, ahí donde las sirenas muestran los senos
y las brújulas olvidan el norte
nos envistió una borrasca como pocas se han escrito
destrincando de cuajo los aparejos
con la soltura de quien desata una zapatilla.
347
La tormenta nos siguió noche tras día,
como la sombra de un cormorán a la caza del bacalao
y cuando se cumplían las tres semanas,
luego de haber sido rotos mástiles
e invocado tantos dioses como tripulantes sobrevivían
confesó el de la Biblia ser la causa de nuestro fatal ventura.
(de Marulla)
348
El abc de un cortejo para enterrar
de una vez por todas a quién no deja de rondarme
349
c
(de Marulla)
350
Las cuecas del montonero
351
II
Al hombre sano, sí
a paso lento.
Qué apuro hay en oír
mi testamento.
(de Marulla)
352
Pan no pagado aún, cerveza no bebida
(de Marulla)
353
Una muchacha descalza
(Inédito)
354
La colmena
A que no me pides que te bese, que te enseñe estos menesteres ni tan de clerecía,
inútiles por cierto,
como la muerte de Cristo que a las resultas y para siempre
trasciende en su aparente aguante y sumisión.
Y ahora, quién la reina, quién los zánganos, qué de todo aquello del panal a bajo
importe. Las buenas rentas.
355
A que arrugas mirar el revés de un contrato
entre las partes dispersas de un ya no idílico asunto, digámoslo de una vez: sin
pies ni cabeza,
lo mismo que las sobras de un caldo criaturero o los pedazos rotos de uno de esos
jarrones
supuestamente chinos que consigues a dos chelines en cualquier mercadito de
Hamburgo.
A que no adivinas, a que no mi niña,
a que no.
(de Marulla)
356
Manuel Lacunza en carta al Provincial
de la Compañía, 1801
Junio me ha sorprendido
olvidado del Papa y la corona,
sin más holgura que los pocos libros
que suelen procurarme en mi pobreza
los frailes capuchinos,
que no de otro consuelo me sostengo.
(Inédito)
357
La visitación del arcángel Gabriel
Orfandad del padre ausente que ve crecer sus hijas por fotografías,
y se sorprende ante cada nuevo detalle,
aros que no había advertido, el arco revuelto y terrible de las cejas, la torcedura
de los pequeños labios que recuerdan el gesto de cierto pariente
irreconocible entre el alto de álbumes que componen su trunca genealogía: cuatro
ramas secas
y mal injertadas en mitad de la espesura. Frutos no siempre comestibles.
Recientemente ascendido
–a punta de fregar sus codos con el tipejo ese que le ha tratado con exceso de
familiaridad–
una buena mañana de marzo parte a su oficina, para volver campante
en las postrimerías de diciembre,
lo mismo que si fuera la noche de un mismo día;
extrañado ante la visión de su hija con el pelo abundante,
balbuceando en sueños su mamma y su babbo,
con un acento
como de lengua que tomara en broma el pozo del universo.
Orfandad del mantenedor que a las perdidas cumple con darse de puñadas
en las costillas, para nomás hincarse
volver a los trajines
que manda su fingida soltería.
(Inédito)
358
Yao Hsin Hsien ve llegar las primeras lluvias de invierno
(Inédito)
359
Ciclistas
(Inédito)
360
Florero
te encomendó un retrato:
ojalá acabado, tu sabes,
menos manchas y más definición.
Prefirió un florero de rosas blancas.
(Inédito)
361
362
LEONARDO SANHUEZA
(Santiago de Chile, 1974)
363
364
Devoción
365
VI. Te otorgo el tiempo de vivir
366
Y te pregunto ¿cuánto dura tu vida?
Te doy un núnuto
para que me disperses y me reconstruyas.
Quisiera tu muerte
para derramar mi cabeza por el mundo
pero es inútil la balada del deseo.
El silencio lleva dentro de sí a todos los hombres
dispersos según el cruel azar de las cosas olvidadas.
El tiempo de la llovizna
tal vez pueda liberar las agujas
que pisas al caminar,
al habitarme los latidos con tus propios latidos
y las honduras con tus piedras quebradas.
367
El amanecer
368
Cataratas
a ma Rosa, octogenaria
369
se oirá el gran ruido de la palabra catarata, esa ráfaga
de toros contra un muro de terciopelo. Tus aguas llegaron
al borde del precipicio. Y cuando caiga el último pétalo
de tu solapa y el último número del reloj, comenzará
la verdadera caída. Yo lo sé. Yo estuve en Foz de Iguazú.
Allí hay un lugar llamado La garganta del Diablo.
Tu belle époque será rocío de acero en Foz de Iguazú.
será rocío de acero en Foz de Iguazú. Tus ojos harán un ruido como de
enamorados en Foz de Iguazú.
Panamá, la mariposa. En guaraní la ceguera es muda.
Pero vaya que ruge. Y así rugirá en tus ojos cada rincón de tu casa,
porque los años querrán mostrar su cosecha todos a la vez,
entrechocados en esa lenteja de nata, alumbrados
por el sol de tu pueblo natal. El tiempo va por caminos bifurcados,
meandros que esperan nuestro cuchillo, nuestro arado ciego.
Pero en ti pronto comenzará la verdadera caída.
Rugirá en la catarata la hojarasca octogenaria
de tu pobre álbum familiar, rugirán los pasillos del Stadio Italiano
atestados de bateleras, ma Rosa, las eternas uvas de marzo,
el cielo surcado por los Halcones de la FACH o ennegrecido
por el humo de la República puesta a rebuznar en los cuarteles,
mi propio ridículo cascabel también rugirá, las albahacas del pesto,
el último estreno del Biógrafo, la mata de hortensias
que llevaba tu nombre, la gata siempreviva y sus tres colores,
los mismos tres colores del ruidoso tranvía donde vas
de sombrero y anteojos para el sol. Deja que todo
resuene en tus ojos, esa espuma negra, el barro bajo la nieve.
Y como la hora no llegará, cae tú también por la catarata,
ve a reunir los pétalos de tu retrato y cerrando los ojos
déjame escribir en el fondo tu nombre,
ma Rosa, con un tizón sobre un muro de cal.
370
El misterio cumple cien años
371
sea posible levantar las huellas de la muerte
como quien desprende de la piedra sellos postales. Es que todo
indica que es la hora de partir, que nuestros amigos
ya han reunido el resplandor del mundo sobre la mesa
y que no debemos perturbar al pequeño chincol
que duerme sobre él. Es el misterio
que cumple cien años. Un día como hoy,
pero ya hace mucho, fue el baile de los molinos y las lámparas.
¿Acaso todavía estás allí? Se nace, se muere ¿y qué más da?
Tal vez demasiado. Pero el poema no tiene por misión
ni la vida ni la muerte. El poema es la piedra que se desvanece.
Y el tiempo y tu nombre sobre la piedra
pierden su brillo opacados por el chincol que duerme allí.
Quisieras opacar tu rostro junto a ellos, dejar que el viento
allane los surcos sobre la piedra, pero bajo tu nombre
está el de Thérèse, aunque ella no yazga junto a ti.
Ella lo hizo grabar tan sólo
para que la piedra no pesara sobre la tierra.
Esa piedra está ahí flotando, como una rebanada de eternidad.
Lo que pesa es la tierra que la sostiene, pesa
como un cordero que te colgaran de los párpados.
Pesa, y los huesos se deshacen y escapan del torniquete,
año tras año, hasta que el árbol sobre la tumba
sea más alto que un hombre y dé frutos. El árbol crece
y da sombra a los que vinieron a buscar lo perdido. Pero el amor
nos contradice. No olvidaremos jamás el árbol
que creció de tus huesos, que no es un ciprés blanco
ni una encina con ramas de muérdago,
sino este simple albaricoque, del árabe albarcoq, del latín
praecox, el fruto que madura temprano,
más temprano al menos
que la campana hueca de mi propia muerte,
ese grito de espanto y regocijo, porque todo será cierto
cuando todo se acabe y otros digan lo que trajo noviembre,
lo que dejó, mientras nosotros olvidamos que noviembre
372
es el mes de los muertos, aunque olvidemos con ello
que noviembre es también el mes azul del jacarandá.
373
El chincol
374
El águila
375
Pequeño Sermón de la Montaña
(I )
Hablemos
del leve dormitar de la mariposa, de la pequeña
perturbación de sus alas, del instante preciso
que vuelve el paso de un sueño al otro
una patada en la cabeza del huracán.
Mueve tus labios apenas para humedecerlos
e incendiarás la casa. La palabra que huyó sin que lo notaras,
mientras desgranabas legumbres en la cocina,
acaba de quebrar un glaciar que dormía en la laguna.
Puedes gritar, golpear las rejas de tu casa,
cantar incluso, puedes intentar ese amor
que es un ruido en el centro del cosmos,
pero la catástrofe será menor que si permites
a la mosca levar el vuelo en el centro de tu habitación.
(2 )
376
eso depende de su color. Yo pensaba en esa redondez, en
el sereno compás con que un niño cuadra su despojo. El
sol gira en los pétalos como el pequeño torbellino de los
desagües. Un viejo pozo sin fondo, y un aroma, y ningún
color. La muerte, como el amor, entra por los ojos. Y uno
entra en ella de cabeza, brota si se quiere. Lo nuestro es la
palabra abundancia. El muerto lo comprende y bebe de
nuestra copa. Las madres van de compras, alguien les ha
dicho: basta. Y entonces tú y yo, irremediablemente:
(3)
377
que hablaba en lenguas a un gato de piedra,
beatus ille,
que amó como y cuanto pudo por sobre todas las cosas,
beatus ille,
que fumó y fumó hasta que fue imposible distinguir entre él
y el humo que recorría la casa
beatus ille,
que no fue nacido de mujer sino de una gran carcajada
abierta entre el follaje del que nadie puede salir
beatus ille
beatus ille
beatus ille.
( de Tres bóvedas)
378
Caliente lejanía
379
contártelo todo con lujo de detalles, aunque esto significara
resignar la posibilidad de la duda y dejar en nada el milagro
de la soledad: el aire cede en la habitación, se rasga
y brota de allí una palabra, un gesto, una mano incluso
que te acaricia hasta que despiertas y la olvidas.
380
por ejemplo, en poder estirar la negra madeja
que enreda una mosca durante días en la habitación
y reunir entonces lo desunido, amoblar la casa desalojada.
Un sueño, te dije, un sueño que tuve, un sueño
que era casi tu rostro.
381
toda noción que se tenga de la realidad, y ahora tengo que escribir
el sueño que te dije, aunque eso signifique
resignar la posibilidad de la duda y dejar en nada el milagro
de la soledad: el aire cede en la habitación, se rasga
y brota de allí una palabra, un gesto, una mano incluso
que te acaricia hasta que despiertas y la olvidas.
Pero ¿cómo distinguirlo entre las baratijas del invierno,
cómo sacarlo de allí sin quebrar la taza que prometía su forma
al café, la tibieza que entraba en oleadas
como los dedos de una bailarina que te roza al pasar
y deja a la ventana hablando sola?
El año envejeció justo en la fecha,
justo en agosto dejó caer sus bellas canas sobre los ciruelos.
Entonces la soledad no es precisamente lo que pensábamos,
no lo es, en absoluto. El poema es el testigo del absoluto.
En lugar de tu mano aparece un pájaro recién despojado
de su corteza. Un pequeño chercán por ejemplo,
que la lluvia ha desvestido de su espuma de muerte
para que cante y viva, como un homenaje a lo que te propongo
denominar muy secretamente el bautismo de la hojarasca.
Y que todo lo referente al vacío sea la disolución,
que del durazno quede solamente el cuesco ensangrentado,
que quede solamente una letra, una A es bastante,
para llegar a un acuerdo con el azar que recorre las bibliotecas
detrás de lo que allí permaneció de nosotros
como prueba irrefutable del milagro, la mano de agua,
el día que renace del centro de la habitación
sin que se nos prohíba tocar nuestras ideas acerca de la carencia total,
como se le prohíbe a la golondrina tocar su negro sol de presentimientos
y alejarse hacia los ojos de los adolescentes.
Entonces
la soledad no es precisamente lo que pensábamos,
no lo es, en absoluto. Y los ciruelos imaginan el lugar
donde este poema llega a su . n diciendo caliente lejanía.
Sería una bella ilusión, pero no tan bella
382
como esta mi única certeza: un sueño, te dije, un sueño que tuve,
un sol en la habitación, el mismo tal vez
que ahora quiere pasar entre tus labios y los míos,
para oír la promesa del amanecer, el zarpazo de la abundancia.
383
384
ANTONIA TORRES
(Valdivia, 1975)
385
386
(líneas de un destino unívoco)
dijiste
que podría leerte como en un libro
vellos, arrugas,
huesos, cabellos,
387
Pláticas
II
Guardamos conversaciones
en cajas de cartón
selladas y empolvadas bajo las camas
entre nuestras ropas y en el desván.
388
Año Cero
destilamos
el día
entre ramas de mañío, canelo, coigües
el siglo que se iba en un hilillo de luz
destilamos
un acto de alquimia en medio del silencio cavado
entre el moribundo calor de a tarde y la construcción del sendero
destilamos
la última gota de un año seco que fue a parar a la fogata
junto con los desaciertos de la biografía personal
ascendimos
destilando en las camisetas el rencor acumulado
vimos caer el último sol en mil años y bajamos con linternas
para hallar el destino
oler el polvo, el suelo, besar sus piedras
hurgando, husmeando levantarle el tejido al día
recorrer sus cisuras, soplar entre sus rendijas
quietito allí
como dormido
para alzar de pronto la vista del libro
y asegurarse de que ya no moriremos esa noche
atrás
la ciudad azul
destilaba gota a gota el atardecer que escurría junto al miedo
de bajar más tarde por el túnel:
furtivos saltos, carrera de asesinos perseguidos por linternas y perros
el frenético sonido de la hierba rozándonos las piernas
389
apurar el relato apurar el paso para espantar los muertos del siglo que
ahora
agónico
goteaba
al fin
el nicho perfecto
el nido horizontal donde deslizar el sueño
y el amargo champagne copando el aliento
la ilusión de despertar en cero, cero y
cero.
390
Patios Oscuros
allí
entre inusitado pasto y lápidas
jugamos a las bolitas o pedaleamos casi
una bicicleta que apenas se sostenía en pie
entre un extremo y otro del territorio.
Patios traseros
o laterales
una de las siete maravillas del mundo antiguo
cuyos jardines colgantes desafiábamos
con la mira de un juguete
ensayo precoz de las sucesivas muertes
que enfrentaríamos afuera
Patios breves
sombríos aleros de la casa de Dios,
la nuestra o la del vecino
tres cuartos de cemento y uno de prado
la mágica proporción del tedio.
Como en un ring
cada esquina es un aliento en donde crecen
pequeñas flores, heroicos brotes de resistencia vegetal.
391
Algo de terror habita en estos patios
la noche que sube en sus cañones, sube al sueño
las preguntas que cuelgan de sus jardines
tal vez el día entero pende de la verja
de pronto, el ladrido de los perros que nos ata al presente.
392
A Jorge
393
entre hipos,
y mis disculpas por no llegar a tiempo.
¿Hacia dónde escurre a tarde en tu hemisferio?
394
Un rostro es un rostro en París
Campos Elíseos, Porque Luxemburgo
Sagrado Corazón
un rostro que espera es el tuyo y el mío
entre amapolas de todos colores
rostro que añoras
rostro de culpa y madre
rostros de gente en el metro
silentes y abstraídos
el rostro que enfrentan y niegan
rostro del padre muerto
el del esposo, la hija
que cruzan el porque, entre follaje y estatuas griegas.
Un rostro es el rostro
del hambre y el miedo
el retrato de la niñita que está por nacer
su estampa futura en el lápiz de un artista callejero.
y lloras.
395
Los noctambules
Los parroquianos
grandes negras que acompañan
a barrigones y acaudalados hombres de negocios,
396
los amigotes del artista con trago en ristre
y un extraño grupo de jóvenes latinos.
(Inédito)
397
398
ALEJANDRO ZAMBRA
(Santiago de Chile, 1975)
399
400
( 1 )
401
que nos guardan y nos cierran y nos
guardan, embalados en las cajas
que ellos abren muchas veces con
sus días y sus noches con sus veces
y sus días, hasta que ellos por si acaso
cambiarán la cerradura por si acaso
regresaras el camino ya no importa
que la llave se desfonde en el bolsillo
ni es preciso repasar la borra espesa
de la taza picada. No nos quites el
saludo, no nos quites el dinero
no tenemos más
cigarros porque en noches
como estas no se puede –no se debe-
trabajar, no se puede –no se pudo-
hacer favores ni hacer caso de las voces
que te dicen: ella duerme por las noches
a tu lado y no lo sabe porque duerme,
ella besa y tú la besas, eso es todo, era todo
cuanto había no en el fondo sino encima
de la cama embalada treinta días,
treinta veces me avisaron que dijera
que me iba y no volvía. No nos quites
los cigarros, que me fuera tan tranquilo y callara
si te gusta y cerrara la boca si no te gusta,
no te cuesta nada hacernos el favor
de sentarte con prudencia a la espera de noticias
tan tranquilo tan sentado mientras cae
no la noche pero algo y una forma
peligrosa se remueve en la memoria
como un bulto del que buscas la salida.
402
( 3 )
403
que la virgen no mejora con los años.
Amanece en Sacromonte y en Santiago
y en Bad Hersfeld adelantan los relojes.
Este día es el más largo,
esta noche es la más larga
—nos advierten que los diarios de mañana
no cubrieron la noticia, que hace frío,
que conviene que cerremos las ventanas
y los ojos
porque en días como estos
no se puede —no se pudo— hacer favores
ni hacer caso de las cosas que te dicen
las tarjetas de destino:
a la cárcel
pero rápido, al cine al hospital a la plaza
de armas pero rápido, ella es débil
tú eres blanco pero a veces solamente,
cada tanto recomienza
lo que ahora desconoces, no nos quites
el saludo, no tenemos más
cigarros, ya no importa que despiertes
cuando rondas por la noche ni que pierdas
la jugada o la tajada muchas veces
el azar es previsible y la forma de
la boca se conmueve cuando chupa:
las llamadas telefónicas fracasan
es muy tarde en Bad Hersfeld y en Madrid
es muy tarde en Elvas y en Manresa
en Granada nos quitaron los cigarros
de la boca y alcanzamos a llegar al mirador,
escogíamos lugar cuando te vimos
y quisiéramos saber si no te importa
que pasáramos de largo por la noche, muchas veces
el azar es previsible, las llamadas telefónicas
fracasan, me quitaron las palabras
404
de la boca, esas cuatro o cinco líneas que diría
si de pronto regresaran con el vuelto
y las sillas tapizadas nuevamente.
405
( 6 )
406
buenos precios ni señales convincentes
porque en días como estos no se puede
–no se pudo- hacer favores ni hacer caso
de las voces que te dicen: ella duerme
mientras pasan comerciales, ya leyeron
los poemas que traías preparados, este día
es el más largo, esta noche es la más larga,
que el silencio sirva entonces como excusa
mientras tanto retrasamos los relojes
y la espera parpadea según pasan los taxistas
y las micros: los remilgos, los remedos,
las aldabas, los umbrales, esas pausas
que pensaba proferir quedaron fuera:
me dijeron que avisara treinta días
antes, me dijeron que avisara treinta
veces al menos, decidíamos
las veces, repasábamos
las pausas, desoíamos
las voces y una forma peligrosa
escogía por nosotros el camino, una forma
peligrosa se desfonda en la memoria como
un bulto del que buscas el regreso
mientras cae en Malasaña
no la noche pero algo
y las putas y los junkies se quedaron
con el vuelto: que se queden con el catre
y las revistas si es preciso, que acomoden
como puedan ese bulto en el camino, que
repasen con cuidado los pecados y las cuentas,
sólo faltan las baldosas y los postres y las firmas,
cada tanto los humores sincronizan y se olvida
que ella viaja largas horas y no llega y eso es
todo: el descanso en la escalera no permite
demasiadas precisiones y se pierden
las señales cuando pasas
407
con los brazos ocupados, me quitaron
las palabras de la boca, esas cuatro o cinco
veces con sus voces y las pausas
que pensaba proferir: le bajaron el volumen
al zumbido, fue la mano no era yo quien
saludaba, me dijeron que avisara
treinta días antes, treinta
veces me avisaron que
me fuera y no volviera.
(selección de Mudanza)
408
Poses
1.
2.
(Inédito)
409
Direcciones
(Sobre un fotomontaje de S. Nishimura)
(Inédito)
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428
AGRADECIMIENTOS
Este libro no hubiese sido posible sin la colaboración de los autores incluidos.
Agradezco su disposición y voluntad tanto en la entrega y revisión del material a
publicar como también las conversaciones que nutrieron este trabajo. También
agradezco los comentarios, el interés y el apoyo de Leslie Leppe, Ana María Sanhueza,
Brenda López, Marcela Labraña, Jeannette García, Carolina Brncic, César Tasso,
Carla Pérez, Fernando Gaspar, Daniel Duque, Roberto Contreras, José Luis Tasso,
Mauricio Valdés Riroroko, Felipe Rivera, Álvaro Bisama, Martín Gubbins, David
Bustos, Diego Remondo, Noemí Grinspun, Julio Buzeta, María López, Marcelo
Salinas, Ricardo Bravo, Solange Jara y Carola Vesely. A Carlos por las correcciones y
sobre todo por haber estado en los momentos más difíciles.
A Alicia Simmross por su trabajo y empeño en que este libro fuese finalmente
publicado y a Carlos Labbé por la complicidad crítica y las últimas afinaciones.
También agradezco el cariño, complicidad e interés permanente de
Ana Ruth Lange y Roberto Agustín Valdés
A Carlos Lange Valdés por el camino recorrido juntos, por sus críticas
y por su lealtad a toda prueba. A Gloria Valdés por su incondicionalidad, su
perseverancia, su amor y su fortaleza.
A Carlos Lange Velaschuaga por su amor, su rigurosidad, sus exigencias,
sus pasiones, sus ideas y su vida, las que motivaron y permitieron, antes y ahora,
este trabajo.
429
430
ÍNDICE
PRÓLOGO..................................................................................................11
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................413
431