ellas tienen las llaves que abren las cerraduras del fin pero en sus pezones se encuentra la esencia de la vida misma, manantial blanco derramado por los orificios superficiales de las tetillas de la loba creadora la sustancia nos preserva y nos alimenta, nos permite crecer.
El sol encendido y chispeante
proyecta su luz y así nace mi sombra, un puñado de oscuridad contra lo sólido, contra lo concreto que puede o no presentar grietas en su estructura, no importa ella no discrimina el origen de las cosas, de la materia.
Los dientes afilados cortan carne
los sin dientes comen papilla o puré absorben nutrientes con su lengua la defensa del cuerpo está en alza pero el corazón queda desprotegido cuando el amor escapa por la puerta de atrás, una puerta que al cruzarla se hace humo y el intento de persecución queda trunco.
El verde crece entre las grietas y
entre mi sombra horizontal, cae la lluvia oblicua sobre tu ventana, sobre lo que era y sobre el diminuto helecho desplegado en la hendidura de un piso mal terminado.