Está en la página 1de 1

Principio de respeto a la autonomía de la voluntad

En las últimas semanas venimos asistiendo al debate sobre el proyecto de ley


de muerte digna, entre otros aspectos los medios de comunicación se hacen
eco que esta ley garantizará el “derecho” de los pacientes a la sedación.

Al respecto me gustaría decir que la sedación es un procedimiento


farmacológico que mediante la disminución del nivel de conciencia busca
tratar/paliar un síntoma que se ha manifestado refractario (no ha respondido al
tratamiento con los medios habituales), es decir la sedación es un tratamiento
que tiene sus indicaciones. En medicina para administrar cualquier tratamiento
se tienen que dar varias circunstancias, la primera es que exista indicación, la
segunda que el paciente consienta en recibirlo y finalmente que se disponga de
los medios. El derecho del paciente es a ser tratado en condiciones que
garanticen la mejor actuación posible, a saber: equipos formados por
profesionales sanitarios con conocimientos y experiencia, en lugares que
reúnan las condiciones necesarias, con respeto a la intimidad de la persona y
su entorno. Por lo tanto ningún paciente puede reclamar el derecho a ser
sedado, al igual que no puede pedir que se le coloque un marcapasos, o se le
haga una intervención quirúrgica, si no existe indicación para ello.

En la deliberación de casos en Bioética, utilizamos como uno de los


instrumentos los llamados principios fundamentales, entre los que se encuentra
el respeto a la autonomía de la persona, principio que fundamenta el
consentimiento informado, es decir la persona una vez informada de los
beneficios/riesgos de someterse o no a cualquier procedimiento lo acepta o
rechaza según ella misma decida. Este principio es el que garantiza el ejercicio
de libertad que toda persona tiene a rechazar un tratamiento o suspenderlo si
este ha sido ya iniciado, aunque ello conlleve su muerte (recordar el caso de
Inmaculada Echevarría y su decisión a que le fuera retirado el respirador
artificial que la mantenía con vida). Sin embargo este mismo principio bioetico
no puede argumentar administrar tratamientos no indicados, por el hecho de
ser solicitados por el paciente o su entorno.

A este respecto aconsejo la lectura del artículo que la profesora Victoria


Camps, ha escrito con el título “La autonomía, el principio por defecto”. Entre
otras cosas dice “a veces, parece que el solo hecho de decidir por uno mismo
otorga a la decisión el carácter de acción bien hecha”. “Recordemos que el
principio de autonomía entra en la Bioética con el objetivo de proteger al
paciente de los posibles daños que le amenazan por su condición de debilidad
y vulnerabilidad”. Concluye su artículo con una frase de Daniel Callahan “nada
me ha irritado tanto como la importancia que la bioética ha dado al principio de
autonomía”.

Como decía Aristóteles la virtud del ser humano reside en la moderación.

También podría gustarte