Está en la página 1de 2

CELOS Y RIVALIDAD ENTRE HERMANOS.

Los celos son reflejo de un miedo a perder o ver reducido el cariño y


la atención de sus padres. Los celos suelen acompañarse de envidia y
resentimiento hacia quien se percibe como rival. Además en los niños
celosos aparecen sentimientos ambivalentes: por una parte de
resentimiento hacia el hermano, pero a su vez le aman y le quieren, y
en parte reconocen que no tiene la culpa. Esto es algo
completamente normal.

En las primeras edades, hasta los 8 o 10 años, los celos aparecen del
mayor hacia el menor; pero a partir de esa edad, puede cambiar la
orientación del más pequeño al mayor.

Los celos pueden manifestarse de múltiples formas y a través de


diferentes conductas. Los comportamientos habituales consisten en
molestar, agredir, despreciar, delatar al hermano, cambiar de
conducta (empeoramiento) y una regresión hacia comportamientos
infantiles (quieren tomar de nuevo biberón, que su madre le dé de
comer...).

Existen otros comportamientos menos frecuentes en los niños, pero


que pueden aparecer como manifestación de los celos y la rivalidad
entre hermanos, como tristeza, somatización, indiferencia hacia el
hermano o exceso de responsabilidad y preocupación por su
hermano.

¿Qué es lo que persiguen estos comportamientos?: Atraer la atención


de los padres, expresar el rencor o el resentimiento hacia la situación
que se ha producido de “príncipe destronado”, hacerse la víctima,
forma de rebeldía hacia los padres, …

Medidas básicas para tratar los celos:

1. Hacer colaborador al mayor, se sentirá más integrado a la hora


de participar y no se sentirá aislado o rechazado cuando los
padres prestan atención al pequeño. (“Vamos a dormir al
pequeño, él necesita descansar más. Tú, podrás quedarte un
ratito más con nosotros”).
2. Enseñar modales, la manera más adecuada de relacionarse,
cómo actuar en las situaciones conflictivas: cómo pedirle que
juegue con él, como pedirle que le preste un juguete o que deje
de molestarle.
3. Explicar el trato diferencial hacia el pequeño, por qué el
pequeño necesita ciertos cuidados y por qué se le consienten
ciertas conductas. Hay que explicarle también que con él
tuvieron esos cuidados y que ahora, por ser mayor, se tiene en
cierta forma un trato diferente. Hay que contarle que el trato
diferencial no implica que se le quiera menos, se le sigue
queriendo incondicionalmente.
4. Atención especial cuando se porta bien.
5. Evitar comparaciones entre los hermanos.
6. Procurar momentos de exclusividad: dispongan de momentos
de relación exclusiva con el padre o con la madre.
7. Dejarle expresar sus sentimientos: “Yo a este no le quiero”, o
preguntan: “Mamá, ¿me sigues queriendo?”.Hay que dejarles
que se expresen para explicarles por qué se sienten así, cómo
sus padres pudieron sentir lo mismo y cuáles son los
sentimientos que los padres tienen hacia él.
8. No entrometerse demasiado en las disputas entre hermanos,
sólo intervenir cuando estén agrediéndose físicamente.
9. Trato individual y respetar su intimidad: cada uno tenga normas
y responsabilidades comunes y ajustadas a su edad.
10. Ignorar conductas inadecuadas como delatar al hermano: una
actitud e los hermanos celosos suele ser “chivarse” a sus
padres de los comportamientos negativos de su hermano para
que adopten medidas con él. La reacción de los padres debe ser
la de ignorar esas acusaciones y no actuar cuando un hermano
delata a otro en cosas menores. En las regresiones del
comportamiento como que su madre les dé de comer, piden de
nuevo el chupete, dormir en la habitación de los padres, habla
infantil… Sin reprender esos comportamientos ni ridiculizarlos,
al contrario, acogiéndolos con comprensión, se le dirá al niño
que eso no es posible, que ya es mayor y por qué el pequeño
necesita de esos cuidados. No se le prestará atención y no se
cederá a estas peticiones: no le daremos de comer o no le
daremos el chupete… Se le puede pedir su colaboración, por
ejemplo, que ayude a mamá a dar de comer al hermano, o que
ayude a prepararle la cuna…
11. Evitar que el hermano pequeño sea una carga para el
mayor: en algunos momentos puede supervisarlo, pero no de
manera continuada o en situaciones que superen sus
posibilidades.

*Extraído del libro Celos y Rivalidad entre hermanos de Jesús Jarque


García.

También podría gustarte