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La tenencia de animales es una responsabilidad ciudadana, y la protección y el buen trato que les demos a ellos no debe ser solo una cuestión temporal o una moda pasajera, sino una proyección que culturalmente adoptemos por la salud pública y porque además, como seres humanos racionales y emocionales, tenemos la obligación de cuidar y respetar a todos los seres vivos que están en menor jerarquía; de esta manera, lograremos un equilibrio alcanzando un medioambiente saludable para todos, y por lo tanto, una mejor calidad de vida para los que habitamos del planeta. Este es el enfoque del hombre moderno del siglo XXI basado en un individuo más conciente, más responsable y más solidario con su entorno.
Que un animal sea abandonado o utilizado para actos hostiles debe ser condenado, porque ellos también tienen derechos como se lo propuso en la UNESCO y la ONU hace 30 años, evento que este mismo Concejo Deliberante celebró desde 1992 para nuestra ciudad capital.
Los actos de crueldad y abandono contra los animales deben acabarse, y para ello debemos integrar todos nuestros recursos y así, con la correcta difusión y concientización, promover una tenencia responsable que contemple la salud, el cobijo, la prevención y el control que como ciudadanos participativos y solidarios, convierta a San Miguel de Tucumán en la ciudad en la que tanto nos gusta estar.
Nuestra propuesta de Ordenanza establece las medidas para garantizar la salud y seguridad públicas mediante normas básicas de convivencia y trato de los animales que, tanto domésticos como domesticados, pertenecen, permanecen o se instalan en nuestra ciudad capital tanto para la compañía, para la guardia, las diversas terapias, o el trabajo, y que por estar incluidos en nuestro entorno cotidiano, tienen que ser tratados con respeto y responsabilidad.
Los eventos lamentables sucedidos hace tan poco tiempo instalaron en los medios la necesidad urgente de procurar la seguridad de las personas al respecto de los animales, pero casi todos las propuestas nacidas de dicha necesidad, solo contemplaron razas caninas a las que se las catalogó rápidamente de “potencialmente peligrosas”, a riesgo de acabar demonizándolas, mientras que el universo que requerimos tratar es mucho más amplio, puesto que toda convivencia con especies animales “potencialmente agresivas”, muchas veces domesticadas sin el conocimiento suficiente, es el verdadero riesgo para las personas y los bienes, y por ende, necesario de ser regulado de manera integral, no parcial.
En este universo se deben contemplar especies más allá de las caninas, y de éstas, no solo las razas poderosas o de tipología grande, sino también las mestizas, rescatadas, o rehabilitadas de la calle, no solamente para una protección o seguridad, sino para establecer un hábito que todos los ciudadanos debemos comenzar a adoptar, como lo es el de cuidar a los animales, y así, lograr entre todos tener una ciudad más limpia, sana y libre de potenciales accidentes o brotes de zoonosis latentes en la región Noroeste. Ante todo, debemos comenzar siendo mejores ciudadanos, y lo lograremos no abandonando mascotas, denunciando maltrato de animales, descuido o desatención, abuso, discriminación e inclusive aquellas infames riñas de gallos y peleas de perros clandestinas, eventos que solo degradan nuestra condición de ser humanos.
La tenencia responsable abarca desde el cuidado cotidiano hasta nuestras obligaciones de no destruir ni ensuciar los espacios públicos como cuando paseamos nuestras mascotas, como así también, la prevención de una reproducción incontrolada o indeseada que incremente el abandono de animales, la profilaxis necesaria ante enfermedades transmisibles a los humanos, etc., con una completa regulación higiénico-sanitaria y el registro y censo de todos los animales de compañía de la ciudad capital y de los establecimientos de cría, venta y rehabilitación de mascotas.
Todo esto, y a raíz de una necesaria unificación de los cuatro proyect
La tenencia de animales es una responsabilidad ciudadana, y la protección y el buen trato que les demos a ellos no debe ser solo una cuestión temporal o una moda pasajera, sino una proyección que culturalmente adoptemos por la salud pública y porque además, como seres humanos racionales y emocionales, tenemos la obligación de cuidar y respetar a todos los seres vivos que están en menor jerarquía; de esta manera, lograremos un equilibrio alcanzando un medioambiente saludable para todos, y por lo tanto, una mejor calidad de vida para los que habitamos del planeta. Este es el enfoque del hombre moderno del siglo XXI basado en un individuo más conciente, más responsable y más solidario con su entorno.
Que un animal sea abandonado o utilizado para actos hostiles debe ser condenado, porque ellos también tienen derechos como se lo propuso en la UNESCO y la ONU hace 30 años, evento que este mismo Concejo Deliberante celebró desde 1992 para nuestra ciudad capital.
Los actos de crueldad y abandono contra los animales deben acabarse, y para ello debemos integrar todos nuestros recursos y así, con la correcta difusión y concientización, promover una tenencia responsable que contemple la salud, el cobijo, la prevención y el control que como ciudadanos participativos y solidarios, convierta a San Miguel de Tucumán en la ciudad en la que tanto nos gusta estar.
Nuestra propuesta de Ordenanza establece las medidas para garantizar la salud y seguridad públicas mediante normas básicas de convivencia y trato de los animales que, tanto domésticos como domesticados, pertenecen, permanecen o se instalan en nuestra ciudad capital tanto para la compañía, para la guardia, las diversas terapias, o el trabajo, y que por estar incluidos en nuestro entorno cotidiano, tienen que ser tratados con respeto y responsabilidad.
Los eventos lamentables sucedidos hace tan poco tiempo instalaron en los medios la necesidad urgente de procurar la seguridad de las personas al respecto de los animales, pero casi todos las propuestas nacidas de dicha necesidad, solo contemplaron razas caninas a las que se las catalogó rápidamente de “potencialmente peligrosas”, a riesgo de acabar demonizándolas, mientras que el universo que requerimos tratar es mucho más amplio, puesto que toda convivencia con especies animales “potencialmente agresivas”, muchas veces domesticadas sin el conocimiento suficiente, es el verdadero riesgo para las personas y los bienes, y por ende, necesario de ser regulado de manera integral, no parcial.
En este universo se deben contemplar especies más allá de las caninas, y de éstas, no solo las razas poderosas o de tipología grande, sino también las mestizas, rescatadas, o rehabilitadas de la calle, no solamente para una protección o seguridad, sino para establecer un hábito que todos los ciudadanos debemos comenzar a adoptar, como lo es el de cuidar a los animales, y así, lograr entre todos tener una ciudad más limpia, sana y libre de potenciales accidentes o brotes de zoonosis latentes en la región Noroeste. Ante todo, debemos comenzar siendo mejores ciudadanos, y lo lograremos no abandonando mascotas, denunciando maltrato de animales, descuido o desatención, abuso, discriminación e inclusive aquellas infames riñas de gallos y peleas de perros clandestinas, eventos que solo degradan nuestra condición de ser humanos.
La tenencia responsable abarca desde el cuidado cotidiano hasta nuestras obligaciones de no destruir ni ensuciar los espacios públicos como cuando paseamos nuestras mascotas, como así también, la prevención de una reproducción incontrolada o indeseada que incremente el abandono de animales, la profilaxis necesaria ante enfermedades transmisibles a los humanos, etc., con una completa regulación higiénico-sanitaria y el registro y censo de todos los animales de compañía de la ciudad capital y de los establecimientos de cría, venta y rehabilitación de mascotas.
Todo esto, y a raíz de una necesaria unificación de los cuatro proyect
La tenencia de animales es una responsabilidad ciudadana, y la protección y el buen trato que les demos a ellos no debe ser solo una cuestión temporal o una moda pasajera, sino una proyección que culturalmente adoptemos por la salud pública y porque además, como seres humanos racionales y emocionales, tenemos la obligación de cuidar y respetar a todos los seres vivos que están en menor jerarquía; de esta manera, lograremos un equilibrio alcanzando un medioambiente saludable para todos, y por lo tanto, una mejor calidad de vida para los que habitamos del planeta. Este es el enfoque del hombre moderno del siglo XXI basado en un individuo más conciente, más responsable y más solidario con su entorno.
Que un animal sea abandonado o utilizado para actos hostiles debe ser condenado, porque ellos también tienen derechos como se lo propuso en la UNESCO y la ONU hace 30 años, evento que este mismo Concejo Deliberante celebró desde 1992 para nuestra ciudad capital.
Los actos de crueldad y abandono contra los animales deben acabarse, y para ello debemos integrar todos nuestros recursos y así, con la correcta difusión y concientización, promover una tenencia responsable que contemple la salud, el cobijo, la prevención y el control que como ciudadanos participativos y solidarios, convierta a San Miguel de Tucumán en la ciudad en la que tanto nos gusta estar.
Nuestra propuesta de Ordenanza establece las medidas para garantizar la salud y seguridad públicas mediante normas básicas de convivencia y trato de los animales que, tanto domésticos como domesticados, pertenecen, permanecen o se instalan en nuestra ciudad capital tanto para la compañía, para la guardia, las diversas terapias, o el trabajo, y que por estar incluidos en nuestro entorno cotidiano, tienen que ser tratados con respeto y responsabilidad.
Los eventos lamentables sucedidos hace tan poco tiempo instalaron en los medios la necesidad urgente de procurar la seguridad de las personas al respecto de los animales, pero casi todos las propuestas nacidas de dicha necesidad, solo contemplaron razas caninas a las que se las catalogó rápidamente de “potencialmente peligrosas”, a riesgo de acabar demonizándolas, mientras que el universo que requerimos tratar es mucho más amplio, puesto que toda convivencia con especies animales “potencialmente agresivas”, muchas veces domesticadas sin el conocimiento suficiente, es el verdadero riesgo para las personas y los bienes, y por ende, necesario de ser regulado de manera integral, no parcial.
En este universo se deben contemplar especies más allá de las caninas, y de éstas, no solo las razas poderosas o de tipología grande, sino también las mestizas, rescatadas, o rehabilitadas de la calle, no solamente para una protección o seguridad, sino para establecer un hábito que todos los ciudadanos debemos comenzar a adoptar, como lo es el de cuidar a los animales, y así, lograr entre todos tener una ciudad más limpia, sana y libre de potenciales accidentes o brotes de zoonosis latentes en la región Noroeste. Ante todo, debemos comenzar siendo mejores ciudadanos, y lo lograremos no abandonando mascotas, denunciando maltrato de animales, descuido o desatención, abuso, discriminación e inclusive aquellas infames riñas de gallos y peleas de perros clandestinas, eventos que solo degradan nuestra condición de ser humanos.
La tenencia responsable abarca desde el cuidado cotidiano hasta nuestras obligaciones de no destruir ni ensuciar los espacios públicos como cuando paseamos nuestras mascotas, como así también, la prevención de una reproducción incontrolada o indeseada que incremente el abandono de animales, la profilaxis necesaria ante enfermedades transmisibles a los humanos, etc., con una completa regulación higiénico-sanitaria y el registro y censo de todos los animales de compañía de la ciudad capital y de los establecimientos de cría, venta y rehabilitación de mascotas.
Todo esto, y a raíz de una necesaria unificación de los cuatro proyect