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ESCUELA DE SEGURIDAD PÚBLICA ANDALUCÍA

PROTECCIÓN CIVIL
Curso de Formación Básica

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ÁREA
DE
RIESGOS NATURALES

GERMÁN REPETTO JIMÉNEZ


JEFE DEL SERVICIO DE ESTUDIOS DE LA ESPA

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CONTENIDO

1. Conceptos y clasificación

2. Terremotos
2.1. Aproximación a los movimientos sísmicos
2.2. Medidas de autoprotección
2.3. Sismicidad en Andalucía

3. Riesgos meteorológicos
3.1. Riesgos hídricos
3.2. Riesgos eólicos
3.3. Riesgos térmicos
3.4. Medidas de autoprotección
3.5. Guía para la interpretación de los boletines de FEMAD.

4. Referencias bibliográficas

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ÁREA DE RIESGOS NATURALES Protección Civil (Curso Básico)

1. CONCEPTOS Y CLASIFICACIÓN

Por las repercusiones que sobre la sociedad tienen, es necesario detenernos,


aunque sea sucinta y someramente, en los riesgos naturales, centrándonos en aquellos
con incidencia en nuestra Comunidad Autónoma.
Los riesgos naturales son susceptibles de varias definiciones, al igual que sus
criterios de clasificación. Sean cuales fueren, siempre existirán dos componentes

► fenómenos geofísicos o geodinámicos originados en nuestro medio natural, tanto


en el interior como en el exterior del planeta Tierra.
► repercusiones de tales fenómenos en la especie y actividad humanas.

 Conceptos

Con el objeto de dar una idea global más amplia, señalamos a continuación
algunas aproximaciones conceptuales:

● Como ya se indicaba en el módulo del Área de Protección Civil de este manual


(punto 1.2), los riesgos naturales son los desencadenados por fenómenos
naturales, no directamente provocados por la presencia o actividad humanas.

También podríamos decir que son cualquier manifestación del medio físico
natural —generalmente súbita, violenta o extremada— que genera una
afectación negativa en las personas.

● La catástrofe natural es aquella producida cuando un riesgo potencial de


origen natural se actualiza en condiciones de no prevención o no predicción,
generando graves daños a la comunidad.

El desastre natural sería la consecuencia catastrófica de un fenómeno natural o


de la interacción o conjunción de varios de ellos que causa elevados daños y pérdidas
de vidas y bienes. El parámetro de mayor importancia no es la intensidad del fenómeno
natural en sí mismo, sino la negativa incidencia o repercusión de éste sobre la sociedad
aunque con frecuencia se confunda la causa y el efecto, de tal modo que se asocie el
desastre (efecto) al fenómeno físico que lo generó (causa).

El impacto de un desastre natural viene condicionado principalmente por cinco


variables:

► Intensidad del fenómeno (no son iguales los daños ocasionados por vientos de
90 Km./h que de 200).
► Presencia de personas en la zona afectada (un terremoto en una zona desértica o
deshabitada no produce los mismo daños que en una ciudad).
► Infraestructuras existentes que minimicen o al menos palien los efectos (si se
aplican medidas estructurales y se encauza un curso de agua, será más difícil su
desbordamiento).

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► Sistemas técnicos de predicción, prevención, aviso, alerta, etc. con que cuente la
comunidad (los efectos de una “gota fría” serán mayores si no es posible su
predicción o el aviso de la población).
► Información y formación de los ciudadanos en autoprotección (de poco sirve un
aviso de lluvias torrenciales si la población no sabe qué hacer o qué no hacer
ante éstas).

• Clasificación

Como se indicaba anteriormente, los riesgos naturales pueden clasificarse desde


varios puntos de vista o criterios. A continuación presentamos una clasificación, que en
modo alguno pretende ser exhaustiva o exclusiva.
En cualquier caso, habrá de tenerse en cuenta las imbricaciones o interacciones
que unos riesgos tienen con otros y, más específicamente, sus consecuencias. Existe una
concatenación espacio temporal que raramente hace que se presenten por separado en
un lugar y en momentos diferentes. Así, por ejemplo, una inundación puede coincidir
con desplazamientos de ladera y erosiones del terreno; o bien, un temporal lleva
asociado lluvias torrenciales, fuertes vientos y temperaturas gélidas. Tampoco puede
obviarse el significativo hecho de que un riesgo natural incrementa la potencialidad de
otros de distinta entidad, como los antrópicos o los tecnológicos (un seísmo puede
ocasionar un grave accidente en una industria química o un derrame de una mercancía
peligrosa transportada por ferrocarril, un temporal de nieve puede provocar aislamiento
de poblaciones, desabastecimiento, etc.).

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2. TERREMOTOS

2.1. APROXIMACIÓN A LOS MOVIMIENTOS SÍSMICOS

¿Qué es un terremoto?

Conocemos por terremoto —seísmo, sismo o movimiento telúrico— los


temblores de la corteza terrestre, originados por la súbita liberación de energía mecánica
acumulada en la zona superficial del interior de la tierra (litosfera). Tal liberación
energética se transmite mediante ondas sísmicas (movimientos vibratorios del terreno).
Se denomina hipocentro o foco al punto del interior de la tierra donde se
produce el seísmo (el hipocentro se corresponde con la fuente sísmica). El epicentro
coincide con el punto de la superficie terrestre situado justamente en la vertical del
hipocentro.

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Terremoto de Méjico de 1985: daños causados por el colapso de la estructura de una construcción

Una falla es el lugar o zona de la corteza terrestre donde, por una rotura de ésta,
se ha producido un desplazamiento relativo de la masa rocosa de un lado de la fractura
con respecto a la del otro. Una falla se considera activa cuando existe una elevada
probabilidad de que se ocasione un terremoto en ésta.
Cuando el seísmo es de escasa magnitud (menor que 3 en la escala Richter)
recibe el nombre microterremoto.
Entendemos por sacudida sísmica al conjunto de movimientos vibratorios que
se originan en el terreno.
Aunque en principio así pudiera parecer a la población, un movimiento telúrico
no aparece solo o de forma aislada, sino dentro de un conjunto o serie; así, existen
precursores, que son los pequeños temblores que preceden a uno principal, y réplicas o
terremotos menores originados después del principal.

¿Cómo se mide?
A la hora de cuantificar los seísmos nos encontramos con dos variables o
parámetros a medir:

► Magnitud  energía liberada


► Intensidad  efecto de las sacudidas

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 Magnitud

Indica la cantidad de energía liberada y el tamaño del terremoto. Esta supone


una medición objetiva y cuantitativa, pues se realiza mediante los aparatos denominados
sismó gratos.
La magnitud se mide por la escala Richter (ideada en 1935 por el geólogo
estadounidense Charles Richter), la cual carece de límites inferiores y superiores;
aunque no se han detectado sismos con magnitud superior a IX (se suele expresar en
números romanos).

 Intensidad

Indica el efecto de las sacudidas en los lugares impactados. Supone una


medición cualitativa con una relativa subjetividad, pues se realiza mediante las
manifestaciones y reaccione de las personas que lo sintieron, los destrozos ocasionados
en las construcciones y las perturbaciones generadas en el terreno, tales como grietas,
desprendimientos, deslizamientos, etc.
Desde 1964 se emplea la escala MSK para medir la intensidad. Esta toma su
nombre de las iniciales de los apellidos de los tres sismólogos que la recopilaron
(Medvedev, Sponheuer y Karkik) y se encuentra dividida en 12 grados (se suele
expresar en números romanos); comenzando los destrozos a partir del grado VII.
Quizá, el siguiente y paradójico ejemplo facilite la comprensión de la diferencia
existente entre magnitud e intensidad: si en una zona despoblada (como un desierto o en
alta mar) se produce un terremoto de magnitud V en la escala Ritchter (detectado
objetiva y cuantitativamente por los sismógrafos) puede que carezca de intensidad en la
escala MSK o como máximo tenga grado 1, pues cualitativa y subjetivamente ni
produce daños ni nadie lo percibe.
A efectos prácticos y por su simplificación, se emplea la escala MSK reducida
que a continuación se transcribe:

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¿Porqué causa daños?

Las sacudidas producen mayores destrozos según dos elementos:

● Tipo de terrenos
● Tipo de construcciones

Terremoto de Méjico de 1985:


Momento del desplome de un edificio

 Factores que favorecen los daños

Los factores que propician un mayor daño


vienen determinados por

● La magnitud del temblor: cuanto mayor sea


la energía liberada durante el seísmo y más
cerca esté el foco, mayores serán los daños.
● Duración: con independencia de que los
terremotos de mayor magnitud son más
largos, los daños serán mayores cuanto más
dure el temblor.
● Tipo de terrenos: cuanto más blando y húmedo sea el suelo, mayores serán los
destrozos; al igual que ocurre con los suelos con pendientes pronunciadas
(laderas).
● Tipo de construcciones: resisten más los edificios bien cimentados y construidos
que los edificados deficientemente o que están en mal estado.

 Efectos del seísmo

● Sobre las construcciones  grietas, caídas de revestimientos y paramentos,


derrumbes parciales, colapso de edificios, incendios originados por escapes de
gas, cortocircuitos, efecto aplauso o abanico (los edificios, sobre todo los altos,
resuenan a las frecuencias de las ondas sísmicas, realizando grandes oscilaciones
en las plantas superiores y ocasionando graves daños), etc.
● Sobre las infraestructuras  lesiones e incluso colapso de vías de
comunicaciones (carreteras y ferrocarril), en tendidos eléctricos, en suministros
esenciales para la comunidad (agua, gas, teléfono, alcantarillado...).
● Sobre el terreno  grietas en el suelo, modificaciones en los cursos de agua,
deslizamientos de laderas, desprendimientos de rocas, desplazamiento del
terreno a lo largo de la falla, licuefacción del terreno (los terrenos muy húmedos

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● y poco cohesionados pierden su resistencia, comportándose como un líquido),


etc.

 Terremotos en el mar

Como es lógico, bajo la superficie del mar también se producen movimientos


telúricos; cuando esto ocurre (el epicentro es el fondo marino), estamos ante un
maremoto o “tsunami” (palabra japonesa que designa los maremotos). La sacudida
sísmica cuando llega a aguas poco profundas disminuye su velocidad, generando una o
más grandes olas (frente de hasta una decena de olas con una cadencia en torno a los 20
minutos) que con una altura incluso de 30 metros arrasan las costas a una velocidad de
unos 100 Km./h. Los factores necesarios para que se origine son, fundamentalmente,
dos: que el seísmo sea como mínimo de grado VII en la escala Richter y que la
profundidad (distancia entre el hipo y el epicentro) sea menor de 60 Km.
En nuestra región se produjo un tsunami el 1 de noviembre de 1755 en Cádiz (aunque
concretamente tuvo el epicentro frente al cabo de San Vicente, es conocido como “el
terremoto de Lisboa”) ocasionando graves daños en la capital, la destrucción de Conil
de la Frontera y un millar de víctimas mortales.

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2.2. MEDIDAS DEAUTOPRQTECCIÓN

Las medidas de autoprotección ante terremotos las podemos clasificar en


función de su temporalidad con respecto a la ocurrencia del suceso:

► Antes del terremoto


► Durante el terremoto
► Después del terremoto

 ¿Qué hacer ANTES del terremoto?

► Preparar objetos imprescindibles: botiquín, linternas, radio a pilas y pilas de


reserva (deberán guardarse en lugar conocido por todos).
► Conocer técnicas de socorrismo.
► Conocer dónde están y cómo desconectar los interruptores de la electricidad
y las llaves del gas y del agua.
► Abstenerse de colocar objetos pesados en lugares altos, asegurar los objetos
pesados al suelo y los armarios a la pared.
► Prever un plan de actuación y un lugar de reagrupamiento después de un
terremoto.
► Disponer de un directorio telefónico para llamar a Protección Civil,
Bomberos, Policía y servicios sanitarios.
► Revisar la estructura de la vivienda. Comprobar que chimeneas, aleros,
revestimientos, balcones, etc. tienen una buena fijación a los elementos
estructurales.

 ¿Qué hacer DURANTE el terremoto?

► Ante todo, mantener la calma.


► Si está dentro de un edificio, permanecer en el interior; si está fuera,
permanecer en el exterior. Entrar y salir de los edificios sólo puede causarle
accidentes.
► Dentro de un edificio, buscar estructuras fuertes: bajo una mesa o cama, bajo
el dintel de una puerta, junto a un pilar, pared maestra o en un rincón.
► Jamás utilizar el ascensor para la evacuación, emplear siempre la escalera;
pero en todo caso, no huir hacia la salida.
► Fuera de un edificio, alejarse de cables eléctricos, cornisas, cristales, pretiles,
etc.
► Apagar todo fuego. No utilizar ningún tipo de llama (cerilla, velas...) durante
o inmediatamente después del temblor.
► No acercarse ni penetrar en los edificios para evitar caídas de objetos
peligrosos (cristales, cornisas, etc.). Dirigirse hacia lugares abiertos, no
correr y tener cuidado con el tráfico.
► Si va en un vehículo, parar donde permita el tráfico y permanecer dentro.

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 ¿Qué hacer DESPUÉS del terremoto?

► Comprobar que está ileso y socorrer a posibles heridos. Los graves no se


moverán, excepto si sabe cómo hacerlo o en el caso de empeoramiento o
peligro inminente (fuego, derrumbamiento, etc...).
► Guardar la calma y tranquilizar a los demás, impedir cualquier situación de
pánico.
► Comprobar el estado de las conducciones de gas, agua y electricidad;
efectuarlo visualmente y por el olor, pero no poniendo nada en
funcionamiento. Ante cualquier anomalía o duda, cerrar las llaves de paso
generales.
► No reparar desperfectos de forma inmediata, excepto si hay botellas rotas,
especialmente si son de sustancias tóxicas e inflamables.
► Apagar cualquier fuego. Si no es dominable, avisar a los Bomberos.
► Después de una sacudida violenta, salir ordenada y paulatinamente del
edificio.
► Abstenerse de telefonear excepto en situaciones de extrema urgencia.
► Después de un fuerte terremoto siguen otros pequeños (réplicas) que pueden
ser causa de destrozos adicionales, sobre todo en construcciones dañadas
(permanecer alejado de éstas).
► Si hay necesidad de entrar en edificios dañados, hacerlo un número reducido
de personas y permanecer el menor tiempo posible.
► Abrir con precaución los armarios, ya que algunos objetos pueden caer.
► Emplear calzado fuerte (preferentemente botas) para protegerse de objetos
cortantes y punzantes.
► Precaución con el uso del agua, puede estar contaminada; consumirla hervida
o, mejor, embotellada.
► Si el epicentro es marino, alejarse de costas o playas.
► Seguir las normas de actuación, recomendaciones o plan de emergencia que
exista.
► Escuchar la radio y estar pendiente de las instrucciones dadas por Protección
Civil.
► Seguir las instrucciones, consignas o consejos dados desde Protección Civil.
No dejarse llevar por rumores, ni propagarlos.
► Informar de los destrozos graves de edificaciones, sobre las que amenacen
con derrumbarse en zonas de tránsito, así como de posible material peligroso
(productos radioactivos, tóxicos...) y cualquier hecho (incendio,
explosiones...) que amenace con aumentar o desencadenar más daños.
► Abstenerse de ir a las zonas afectadas si no le solicitan ayuda, curiosear es
peligroso y dificulta las ayudas.
► Atender cualquier llamada de ayuda que hagan las autoridades.
► Trabajar bajo las órdenes de Protección Civil, hacer sólo aquello que se
ordene.
► Evitar el uso de vehículos, ya que hay gran peligro de accidentes e impide las
ayudas externas.

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► Economizar recursos (agua, víveres, combustible...) y colaborar con los


vecinos.

2.3. SISMICIDAD EN ANDALUCÍA

El que nuestra Comunidad Autónoma pueda calificarse como una zona de riesgo
sísmico medio y el hecho de haber sufrido a lo largo de su historia algunos terremotos
de carácter destructor (durante el siglo XX ha habido nueve, la mayoría de grado VIII
en la E. de Richter) hacen inferir que los movimientos telúricos nos volverán a visitar.
Aunque se repiten según intervalos o períodos más o menos fijos, del orden de uno o
dos siglos, tales lapsos tan dilatados no permiten una predicción mínimamente operativa
para alertar a la población.
Dentro del contexto de la España peninsular (excluidos los archipiélagos),
Andalucía es la zona con una incidencia mayor de este tipo de fenómenos geofísicos;
toda vez que su situación en los límites de un continente y próximo a otro, así como la
relativa juventud de sus suelos la propician.

1. La chimenea debe estar bien enlazada con la estructura de la casa, como parte
del edificio, no sólo superpuesta.
2. Las macetas no deben estar sueltas. En caso de caer, deben hacerlo hacia
dentro, no hacia la calle.
3. Los cristales de los cuadros deberían ser irrompibles. No poner nunca los
cuadros en lugares debajo de los cuales se está habitualmente (encima de la
cama, sofás, etc.).
4. Los calentadores eléctricos suelen pesar por estar llenos de agua. Ponerlos
siempre lo más bajo posible y bien sujetos a la pared.

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5. Las lámparas, sobre todo las que tengan cristales, deben estar literalmente
amarradas al techo, no solo colgadas de un gancho.
6. Las conducciones de agua, gas y electricidad deben estar bien visibles y
accesibles para cerrarlas en caso de emergencia. Las instalaciones eléctricas
dispondrán de interruptores diferenciales y magnetotérmicos.
7. Los muebles de librería deben estar fijados a la pared en su parte superior
8. Poner los objetos pesados abajo
9. Fijar bien los televisores a las mesas y evitar que éstas tengan ruedas
10. Tener siempre un extintor de incendios
11. Tener un botiquín para curas de urgencias
12. Tener un aparato de radio con pilas cargadas
13. Tener una linterna con pilas cargadas

Las áreas de mayor índice de riesgo sísmico son:

► Zona sur de Andalucía oriental (intensidad VIII de la escala MSK).


► Área de Granada (intensidad IX de la escala MSK)
► Provincia de Huelva (en su mayoría) y área suroeste de la de Sevilla.

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La singular sismicidad de Granada se constata por los siguientes temblores:


Arenas del Rey (el día de Navidad de 1884, intensidad X, con mil muertos), Albolote-
Atarfe (en 1956, intensidad VIII, con daños en construcciones) y Granada (junio de
1964, magnitud VIII, con daños en construcciones y deslizamientos de laderas).

3. RIESGOS METEOROLOGICOS

Los riesgos meteorológicos son aquellos derivados de los meteoros, cuya


etimología latina significa “elevado en el aire” con lo que nos da idea de la relación de
tales riesgos con la ocurrencia de determinados fenómenos atmosféricos,
fundamentalmente de tipo físico (lluvia, viento, frío, calor, presión, electricidad...).
Interesa clarificar dos conceptos que, a menudo, generan confusión:

► Tiempo: estado en que se encuentra la atmósfera en un momento dado


► Clima: resultante del conjunto de condiciones atmosféricas típicas de una
zona o región (se obtiene del estudio estadístico realizado a largo plazo sobre
el tiempo que hace en un lugar).

En este apartado del manual nos detendremos en los principales riesgos que
pueden tener incidencia en nuestra región, desde el punto de vista de la protección civil,
por lo que a tal efecto y con ese criterio se presentan agrupados (hídricos, eólicos y
térmicos); no obstante, algunos de ellos están muy imbricados o se interactúan, como ya
se indicaba en el punto 1 de esta área.

3.1. RIESGOS HÍDRICOS

Los riesgos hídricos son los derivados de la acción del agua (hidros en griego
significa agua). Analizaremos dos de éstos, las inundaciones y la sequía, en la medida
y bajo la perspectiva de que se deben, respectivamente, al exceso o al defecto de
precipitaciones acuosas; a pesar de que pueda existir otras génesis en las inundaciones,
en las que no entraremos (deshielo, roturas de embalses, depósitos o diques...).

INUNDACIONES

Normalmente entendemos por inundación la salida de una masa de agua de sus


límites naturales o artificiales, resultando, pues, una consecuencia de un problema de
relación entre continente (p. e., lecho de río) y de contenido (cantidad de agua a drenar o
evacuar). La directriz básica de planificación de P. Civil ante el riesgo de inundaciones
las define como “sumersión temporal de terrenos normalmente secos, como
consecuencia de la aportación inusual y más o menos repentina de una cantidad de
agua superior a la que es habitual en una zona determinada”.

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Aspecto de los daños ocasionados tras una riada

 Tipos

 Desde un punto de vista espacio-temporal:

► Extensas y duraderas (llanuras anchas, ribereñas de grandes ríos, que se


anegan lentamente y durante mucho tiempo).
► Localizadas y rápidas (lluvias intensas o torrenciales de tipo convectivo —
masas de aire caliente que ascienden rápidamente, enfriándose— que caen en
poco tiempo sobre una cuenca de recepción que resulta incapaz de absorber
y drenar el volumen de agua caído).

 Según la Directriz Básica:

► Precipitaciones “in situ” (en un sitio)


► Escorrentía, avenida o desbordamiento de cauces provocado o potenciado
por
• Precipitaciones
• Deshielo
• obstrucción, invasión o aterramiento de cauces
• acción de las mareas

 Factores que influyen

En la generación de inundaciones causadas por lluvias influyen varios


elementos. Serán más graves en la medida que coincidan varios de ellos:

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► Volumen de las precipitaciones


► Lapso durante el cual llueve (no suponen iguales riesgos lluvias 200 l/m² en
72 horas que 90 l/m² en 45 minutos).
► Reiteración de las precipitaciones (tras días de intensas lluvias, otras
menores pueden inundar al estar las cuencas y suelos saturados, llenos los
embalses...).
► Extensión o superficie del área receptora de lluvias.
► Orografía del área de precipitaciones (vertientes montañosas muy inclinadas
o, por el contrario, zonas bajas y llanas).
► Tipo de suelo (un terrero rocoso, impermeable, no absorbe agua y toda pasa
a escorrentía).
► Deforestación (la ausencia de capa vegetal impide la retención de las aguas,
favoreciendo, además, la erosión del suelo).

 “La gota fría”

Es un fenómeno meteorológico que aparece cuando en una gran masa de aire


frío situada en los niveles altos de la atmósfera —que precisamente por estar a esa altura
no se detecta en los mapas del tiempo de superficie— se origina un estrangulamiento o
estrechamiento de parte de su volumen, llegando al final a quedar esta “bolsa” o “gota
fría” aislada del resto de la masa fría de aire de la que formaba parte.
La sola aparición o presencia de una “gota fría” no es determinante para producir
copiosas lluvias, sino que, además, hacen falta otras condiciones como un determinado
tipo de inestabilidad atmosférica, la especial orografía o vegetación de la zona, fuentes
de vapor de agua, proximidad de una borrasca, etc.

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Las zonas de la península ibérica más afectadas por la “gota fría” son la vertiente
atlántica (Galicia, Portugal y golfo de Cádiz), el área más occidental de la mediterránea
(Cádiz y Málaga), Extremadura y zona centro.

 Umbrales de lluvia

Bajo la perspectiva de la protección civil, el umbral o nivel mínimo a partir del


cual el Instituto Nacional de Meteorología (INM) genera un boletín de predicción sobre
lluvias

► Lluvia acumulada en una hora: 30 l/m²


► Lluvia acumulada en 12 horas: 60 l/m² (80 l/m² para el sur de la provincia de
Cádiz).

SEQUÍAS

El concepto de sequía es un tanto relativo, pues, por ejemplo, una sequía en


Níjar (con un promedio anual 298 mm de precipitaciones) no puede ser comparada o
definida con los niveles pluviométricos de Grazalema (cuyo promedio es 2213 mm).
Según Inocencio Font Tullot (primer director del Instituto Nacional de
Meteorología) una sequía es “la ausencia de precipitaciones significativas, por un
periodo lo suficientemente largo para causar un déficit de humedad en el suelo.., hasta
llegar a transtornar seriamente las actividades biológicas y humanas de la región
afectada”.
Para determinar si un territorio es seco o lluvioso, es preciso consultar las
estadísticas; aunque éstas son relativamente recientes (p. e., en Sevilla los registros
pluviométricos tan sólo se remontan a 1922, en el observatorio de la base aérea de
Tablada). Si, por ejemplo, seguimos las lluvias recogidas en la capital sevillana, se
observa que cada decenio existe un periodo lluvioso y, también, cada diez años, un ciclo
seco; lo que viene a suponer una sequía en torno a los años acabados en tres y un ciclo
lluvioso alrededor de los terminados en ocho o nueve.

 Causas

El origen de la sequía se puede atribuir a variaciones climáticas producidas por


dos grupos de causas, las terrestres y las extraterrestres:

► Extraterrestres
• Variaciones de la radiación solar
• Variaciones en la órbita de la tierra
► Terrestres
● Efecto invernadero (la actividad humana hace aumentar las
cantidades de dióxido de carbono o CO2 que contaminan la
atmósfera, convirtiéndose ésta en una especie de invernadero que
hace retener el calor y subir la temperatura terrestre).

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● Cambios en los océanos


● Alteraciones en la capa vegetal del suelo
● Cambios climáticos fortuitos o inducidos por la actividad humana.

3.2. RIESGOS EOLICOS

Son aquellos producidos por la acción o el efecto del viento, tanto en rachas
violentas y casi instantáneas como de larga duración (toman su nombre de Eolo que, en
Grecia, era el dios del viento).
Como se indicaba anteriormente (punto primero de esta área), se pueden
clasificar en

● Tornados
● Ciclones
● Vientos huracanados
● Tempestades

 Tornados: son torbellinos, a modo de chimenea o embudo, que bajan desde una
nube tormentosa hasta el suelo, acompañados de los vientos más fuertes que existen
(de hasta 500 Km./h) que aspiran todo lo que encuentran debido a la baja presión
existente en el centro (vórtice). Tal baja presión interior hace que las casas, en cierta
forma, “exploten” hacia el exterior (los techos o tejados desaparecen aspirados hacia
el cielo y no caen dentro, los vidrios de las ventanas se proyectan hacia el exterior).
Por lo general, no son visibles y únicamente se reconocen, una vez pasados, por los
daños ocasionados en una estrecha faja de un centenar de metros de ancho que ha
llevado un recorrido sinuoso. Un ejemplo de tornado fue el ocurrido el 27 de
diciembre de 1978, en la zona del aeropuerto de Sevilla, que trajo coches de más de
un kilómetro de distancia, llevó chapas de la cubierta de los aparcamientos a 30 Km.
o arrancó del suelo y volteó un avión DC-4 que, anclado al terreno, se usaba como
cafetería.
 Ciclones, conocidos como “baja”, son fuertes vientos superficiales producidos en
un centro de bajas presiones y que giran de derecha a izquierda.
 Vientos huracanados (vientos de más de 120 Km./h)
 Tempestades (perturbaciones atmosféricas con bajas presiones y fuertes vientos
acompañados a menudo de precipitaciones, truenos, etc.).

 Según la óptica de la protección civil, el umbral o nivel mínimo a partir del cual el
INM genera un boletín de predicción sobre vientos —racha máxima— es de 75
Km./h para toda Andalucía, excepto en la zona sur de la provincia de Cádiz que es a
partir de 90 Km./h.

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3.3. RIESGOS TERMICOS

Son aquellos derivados de la acción y el efecto de las temperaturas, tanto por ser
bajas como altas; por esto, se clasifica en

► Olas de frío
► Olas de calor

 Olas de frío: el tipo de clima mediterráneo que posee Andalucía hace que este
fenómeno meteorológico se produzca raramente en la región, al igual que ocurre con
la presencia de la nieve, que se circunscribe a determinadas áreas de la zona oriental
de la Comunidad (p. e., en Sevilla capital no nieva desde el 2 de febrero de 1954).

El umbral de temperaturas para determinar la presencia de una ola de frío, tomando


como criterio el descenso de 6ºC en un lapso de 24 horas, aproximadamente
corresponde a

► Litoral: mínima entre 5ºC y 0ºc


► Hasta 200 m de altura: mínima entre 0ºC y -5ºC
► Más de 200 m y, especialmente, en la zona oriental: mínimas menores de -5ºC

 Olas de calor: nuestro clima lleva inherente altas temperaturas estivales, aunque en
ocasiones, como cuando reinan vientos tórridos del sur sahariano, se producen olas
de calor. La determinación del umbral de temperaturas para la existencia de una ola
de calor corresponde aproximadamente a

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► Litoral: máximas superiores a 35°C durante dos días


► Otras zonas: máximas de 40°C durante dos días (en el área oriental de la
región, además, cuando haya un incremento de 6°C en 24 horas).

3.4. MEDIDAS DE AUTOPROTECCIÓN

A continuación se expone una serie de medidas generales de autoprotección para


afrontar los riesgos meteorológicos

 Inundaciones y temporales de lluvias

● Abstenerse de viajar por carretera; si fuera imprescindible, deben extremarse las


precauciones en la conducción, no cruzar puentes o circular por vías que estén
siendo sobrepasadas por las aguas.
● Jamás vadear si el caudal del agua es muy elevado o crecido.
● Recoger a los niños a la salida del colegio.
● Retirar o afianzar todos los objetos que puedan ser arrastrados.
● Revisar el adecuado drenaje de tejados, canalones, alcantarillas, desagües, etc.
● Evitar que sustancias y productos químicos (fertilizantes, pesticidas, disolventes,
combustibles...) sean arrastrados y contaminen.
● Ante una tormenta con abundante aparato eléctrico, desconectar la toma de
antena de la TV e incluso el interruptor general de la electricidad de la vivienda.
● Intentar tomar medidas para evitar que el agua entre en viviendas o locales y, si
fuera el caso, facilitar su circulación o salida para que no se represe.
● Buscar refugio en lugares elevados o en las plantas superiores de la vivienda
● Intentar poner a salvo al ganado y, en su caso, retirar los cadáveres de los
animales.
● Poner a salvo los enseres y víveres que estén en lugares bajos.
● Proveerse de agua potable, alimentos, linterna y pilas, ropa de abrigo, botiquín,
etc.
● Para informarse, sintonizar la radio. Debe evitarse telefonear para no sobrecargar
las líneas

 Riesgos eólicos

Para defendernos de los vientos caben varias medidas generales

● Predicción y previsión con suficiente antelación.


● Desalojo de zonas no defendibles del viento.
● Preparación de elementos protectores o desviadores de la circulación del viento.

Las recomendaciones cuando se anuncian fuertes vientos son


● Alejar a las personas de los ventanales o preparar una protección para evitar que
los vidrios rotos caigan en el interior.
● Afianzar persianas, toldos, maceteros, antenas, andamios, carteles publicitarios y
todo aquello que sea susceptible de ser desprendido por la fuerza del viento.
ÁREA DE RIESGOS NATURALES Protección Civil (Curso Básico)

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ÁREA DE RIESGOS NATURALES Protección Civil (Curso Básico)

● Evitar circular por la carretera; si fuera totalmente preciso, extremar la


precaución ante ramas y árboles, cornisas, postes o líneas eléctricas, vallas
publicitarias abatidas por el viento y que obstaculicen la calzada.
● Aparcar en un lugar seguro para los restantes usuarios de la vía.
● Al caminar por la calle, debe hacerse por el centro de la vía con precaución ante
posibles desprendimientos de árboles, tejados, muros, etc.

3.5. GUÍA PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS BOLETINES DE FEMAD

El Instituto Nacional de Meteorología tiene establecido desde 1997 un sistema


de avisos o boletines para cuando se prevén fenómenos meteorológicos adversos
(FEMAD), a través de los cuales protección civil puede tomar las medidas oportunas.

GUÍA PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS BOLETINES DE


FENÓMENOS METEOROLÓGICOS ADVERSOS

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ÁREA DE RIESGOS NATURALES Protección Civil (Curso Básico)

(>: mayor que, <: menor que, <=: menor o igual que)

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ÁREA DE RIESGOS NATURALES Protección Civil (Curso Básico)

4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

● Repetto Jiménez, Germán. “Prevención y autoprotección ante inundaciones”,


revista Almotacén (Consejería de Gobernación y Justicia), nº 30, octubre 1990.
● Marvizón Preney, Julio (Meteorólogo, Ingeniero Industrial). “Riesgos naturales
meteorológicos” y “Naturaleza y composición de la atmósfera”; materiales
curriculares no editados de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía, 1995.
● Romero Cordón, Estrella (Geóloga, Técnica de Riesgos Naturales de la
Subdelegación del Gobierno en Granada). “Desastres naturales”; materiales
curriculares no editados de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía, 1995.
● Vidal Sánchez, Francisco y otros. “Medidas de protección frente a terremotos”,
folleto, Dirección General de Política Interior (Servicio de Protección Civil) y
Observatorio de la Cartuja. Granada, 1986.
● Dirección General de Política Interior (Servicio de Protección Civil). “,Qué
hacer en caso de terremoto?”, folleto.
● Dirección General de Política Interior. “Cuadernos de Protección Civil. 1: el
riesgo sísmico”.
● Vidal Sánchez, Francisco. “Medidas preventivas y de protección frente a
terremotos”, folleto, Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres
Sísmicos. Granada, 1994.
● Dirección General de Protección Civil. “Cuadernos de Protección Civil”, revista.
Madrid, enero-febrero 1985.
● Vidal Sánchez, Francisco y otros. “Cuando el suelo tiembla”, revista Salud entre
Todos, suplemento nº 38. Sevilla, marzo 1989.
● Espasa. “Diccionario de la naturaleza” (tomos 1 y II). Madrid, 1998.
● Dirección General de Protección Civil. “Vademécum REMER”. Madrid, 1989.
● Dirección General de Protección Civil. “Guía ante inundaciones”, folleto.
Madrid, 1983.
● Dirección General de Protección Civil. “La autoprotección”. Madrid, 1989.
● Dirección General de Protección Civil. “Conocimientos generales de Protección
Civil”. Madrid, 1989.
● Directriz básica sobre planificación de Protección Civil ante el riesgo de
inundación (Resolución de la Secretaría de Estado de Interior de 31/1/1995,
BOE 14/2/95).
● Consejería de Medio Ambiente. “Información ambiental de Andalucía”, soporte
magnético. Sevilla 1998.
● Pita López, M Fernanda. “Los riesgos hídricos en Andalucía: sequías e
inundaciones”. Dirección General de Política Interior (Servicio de Protección
Civil). Sevilla.

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