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TEMPLES

HISTORIA DEL TEMPLE

De las distintas técnicas pictóricas que conocemos, el temple es la más antigua


de todas. La pintura al temple consiste en disolver el pigmento en agua, para
después englosarlo o templarlo con goma, huevo, caseína o con una solución
de glicerina. Los temples se utilizaban ya en la antigua Babilonia así como en
Egipto, y es gracias al clima árido y seco de estos lugares que aún se conservan
estas pinturas. En algunos casos se empleaba vinagre en los temples para que
la pintura se adhiera mejor al soporte y se conserve mejor.
El temple llegó a su apogeo cuando se extendió por toda
Europa hasta llegar a Italia, donde se produce un gran
progreso en la creación de soportes para los temples. La
creación de los soportes era muy minuciosa. Había que
cubrir todas las hendiduras de la madera, cubrirla con una
tela y dar una capa de gesso a esta. Posteriormente el
temple fue sustituido por el óleo, que es la técnica que
empleamos a día de hoy.
Aglutinantes:

Procedimientos acuosos
 
Los denominados temples pueden introducirse dentro del grupo de
los procedimientos al agua; se entiende por temple el procedimiento
en el que el aglutinante admite el agua como diluyente. Así pues, el
agua es el diluyente común de todos los temples.
El nombre temple proviene de <templar>, que quiere decir
acondicionar un material a fin de darle unas propiedades
determinadas.
En pintura, templar significa dar al aglutinante el grado justo de
adhesividad y flexibilidad necesarias para que se comporte de modo
óptimo. Antiguamente, la pintura al huevo recibía el nombre de
“templa”, que después se hizo extensivo a toda emulsión. Hoy se da
el nombre temple a todo tipo de pintura que tenga como diluyente el
agua.
Antiguamente se usaban muchos tipos de temples: el agua
azucarada, la leche, la sangre de buey, la cerveza, etc., pero los que
hoy se emplean son los de goma, cola, huevo y caseína.
Estos temples se obtienen a base de soluciones o bien de emulsiones.
 
Temples de goma

 
Las gomas son de origen vegetal y se obtienen de
las secreciones de ciertas plantas.
Entre las gomas se pueden citar la goma
arábiga, la de tragacanto y la de algunos árboles
frutales, como el cerezo, el albaricoque, etc.
Estas gomas, debidamente rebajadas, pueden
utilizarse como aglutinante para mezclar con los
pigmentos; por eso se puede hablar de un temple
de goma.
Las gomas se diferencian de las resinas porque
son solubles en agua e insolubles en alcohol y en
los disolventes orgánicos.
Goma Arábiga

La goma arábiga-o del Senegal, según su procedencia- se extrae de un tipo de


acacia africana. Esta goma en contacto con el aire solidifica, es de color
amarillo claro o rojizo, y de factura vítrea.
Es la goma que mas se utiliza porque está comercializada y porque es la que
reúne las condiciones más idóneas para nuestro caso. Se vende en forma de
terrones.
Para preparar el temple de goma se escogen los trozos más claros y
transparentes. Después de triturarlos, se ponen en agua, ligeramente tibia, en
proporción de 1.3, es decir, una parte de goma triturada, por
aproximadamente 3 partes de agua destilada; a falta de ésta, se puede
utilizar agua hervida. Una vez disuelta la goma, se tamiza con un trozo de
tela fina.
Cuando se quiera restar el secado, se le puede añadir unas gotas de glicerina,
pero sin abusar(un 5%) para hacerlo más fácil.
Si se ha sido cuidadoso en la limpieza tanto del recipiente como del agua, y se
guarda en sitio fresco y bien tapado, este temple se puede conservar bastante
tiempo sin agregarle ninguna clase de antiséptico para protegerlo. No
obstante, si se quiere que el temple de goma dure más, se le puede añadir,
como funguicida, una pequeña dosis de pentaclorofenato.
 
Técnica:
Como todas las técnicas al agua, necesita mucha cantidad de líquidos y
pigmentos. Asimismo, hay que estar siempre a punto para quitar o poner color
cuando sea preciso. Habrá que tener cuidado para no manchar el temple de
goma.
No se debe olvidar su mayor peculiaridad: las transparencias, que hacen los
colores mas diáfanos y luminosos.
Además de pintar sobre seco y sobre húmedo se pueden hacer efectos
especiales usando diferentes materiales, como lejía, sal, cera, alcohol, etc.
Con esta técnica la riqueza de los matices no depende de la diversidad de los
colores sino de su multiplicación en la paleta. Con pocos colores pero bien
escogidos, el pintor puede conseguir multitud de tonos y matices debido a las
dos cualidades que da esta técnica al temple, acuarelada y guache.
Algunos derivados de esta técnica
son el “aguazo” o gouache, que fue
utilizado también en el Antiguo
Egipto; y la acuarela, que surgió
posteriormente.
Derivados
La acuarela y el gouache constituyen variedades técnicas del temple de
goma.
 

Acuarela
Los colores de la acuarela que se expenden en el mercado en pastillas o tubos estan
hechos a base de pigmentos finamente molidos y poco cubrientes; el aglutinante de la
acuarela es la goma arábiga, a la que se le añaden algunas sustancias, como la miel
(plasticidad) y la glicerina (absorbe mejor el agua).

Aguazo
Llamado también guacha (del frances gouache), y conocido erróneamente como aguada.
Es un temple a base de goma arábiga que ya se vende preparado y que se diferencia de la
acuarela en que es más cubriente y porque puede emplearse el blanco (que acostumbra a
ser de cinc o de titanio, pero no de plomo, ya que oscurece).
Los otros colores pueden ser confeccionados con la mayoría de los pigmentos que también
se usan en la acuarela, si bien en su elaboración se les añade alguna carga a fin de darles
más opacidad.
 
Técnica:
Acuarela:

La técnica de la acuarela consiste en utilizar agua para diluir el


pigmento. Su principal característica es la transparencia. Se
puede pintar sobre fondo seco o fondo húmedo. En el primer
caso es mas absorbente; en el segundo menos y con mas
tendencia a fundir los colores. Se debe ir de claro a oscuro.

Aguazo o “aguada”:

Es un temple a base de goma arábiga que se diferencia de la


acuarela en que es mas cubriente y se puede usar el blanco. El
color es mas opaco y se utiliza no tan diluido. Su intensidad se
rebaja añadiéndole blanco y no agua.
Los temples creados con colas de
animales se han empleado desde
hace siglos, pero el más empleado
ha sido el de cola de conejo, ya que
és ideal por su textura para crear
fondos.
Temple de cola
 

Cola de conejo
La cola de conejo se usa para la imprimación de
tablas y lienzos.
Se prepara una proporción de 50gr de cola por 1 l
de agua aproximadamente.
Insistimos en el echo de que el temple de cola,
cuando se enfría, cuaja; por este motivo será
conveniente mantenerlo al baño María, o
conservarlo mientras se usa en una olla de barro.
Tan pronto de muestras de descomposición (mal
olor, moho o aspecto licuado), será mejor tirarlo y
prepararlo de nuevo.
 
Técnica:

Temple de cola de conejo:

Se utiliza cola de conejo como


aglutinante y como diluyente el
agua. Se mezcla un color con otro
en una superficie húmeda, teniendo
en cuenta que seca bastante rápido.
Los colores bajan de tono al secar.
El temple al huevo consiste en una
emulsión de yema de huevo y agua
mezclada con aceite de linaza o
barniz resinoso, resultando así una
pintura intermedia entre la acuosa y
la grasa. Debido a las sustancias de
la yema, se vuelve insoluble en el
agua y se mezcla mejor con el
aceite o la resina.
Temple de huevo

 
El temple de huevo consiste en una emulsión de yema de huevo, debidamente
rebajada con agua, a la que se le añade una pequeña dosis de barniz resinoso
o aceite de linaza.
Se podría definir esta emulsión como una pintura intermedia entre la acuosa y
la grasa.
La yema de huevo contiene agua, albúmina, aceite y lecitina. Debido a la
albúmina , con el tiempo se vuelve insoluble en el agua; la lecitina le
proporciona un poder emulgente y hace que se mezcle bien con la resina o el
aceite.
Hay quien utiliza el huevo entero (clara y yema), pero es más aconsejable
emplear sólo la yema, pues la clara, por su propia constitución hace más
cristalina la mezcla, con el consiguiente peligro de que se cuartee si se trabaja
con empastes.
Una manera de obtener la yema del huevo más pura consiste en separarla de
su membrana : se coloca la yema sobre la palma de la mano, y se pasa de una
mano a la otra varias veces a fin de eliminar cualquier resto de
clara( secándose cada vez la mano); se repite esta operación hasta que la yema
se pueda coger con los dedos pulgar e índice por un extremo; así suspendida,
se pincha con la ayuda de un alfiler para que salga todo el liquido de su
interior; por último, se desecha la envoltura o membrana.
Es un procedimiento muy antiguo, por ello existen varias recetas para
su preparación. Una buena proporción es: una parte de yema de huevo
con dos partes aproximadamente de agua destilada o hervida (fría) y
media de barniz dammar o almáciga que hará que la mixtura sea más
consistente.(1 volumen = media cáscara de huevo).
Estos componentes se van incorporando y mezclando en el siguiente
orden: primero la yema, luego el barniz (o aceite) y por ultimo, el agua.
Si se alterara el orden se cortaría la emulsión.
Este temple se puede hacer más o menos graso añadiéndole más o
menos agua o aceite de linaza espesado.

Para comprobar si la mezcla del temple de huevo es correcta,


se dan unas pinceladas de pintura sobre un cristal. Si
pasadas unas 24 horas se pude separar (con espátula) como si
fuera una película elástica y resistente, la mezcla es buena; en
cambio, si se rompe o tiene un aspecto polvoriento, tiene poca
adhesividad.
Se puede proteger la emulsión para que no fermente añadiéndole
unas gotas de vinagre o ácido acético; aunque esto podría dañar a
algunos colores, como el azul ultramar, entre otros. Una gota de
esencia de clavo o de formol puede ser conveniente. Después de un
cierto tiempo, como sucede con todas las colas orgánicas, la
emulsión protegida contra la fermentación pierde también
adhesividad. Por tanto, lo más aconsejable es trabajar siempre con
emulsión fresca, es decir, debe emulsionarse un solo huevo y
conservar la mezcla en un lugar fresco y oscuro.
Es tanta la limpieza que se requiere para todos los utensilios que
han de contener al temple, que en los tratados antiguos se dice que
cuando en un recipiente se haya podrido un huevo, se debe tirar
dicho recipiente y utilizar uno nuevo.
También el temple de huevo en emulsión grasa puede emplearse
como médium en la pintura al óleo. Esta emulsión grasa se prepara
añadiéndole aceite de lino espesado o cocido y la misma cantidad
de barniz de resina.
El temple de huevo se ha usado también en la pintura mural; en
este caso, hay quien utiliza huevo entero.
Antiguamente también se empleaba este procedimiento para hacer
los retoques en la pintura al fresco.
La clara de huevo, debidamente rebajada, se ha empleado como
barniz; quizás más indicado para barnizar pinturas al temple. Sin
embargo, no es muy recomendable.
 
Técnica:
Temple al huevo:

Se mezclan los pigmentos con


huevo. Se debe trabajar con
pinceles finos y capas muy
delgadas, casi veladuras, sin
empastar. Pincelada simple y de
una sola dirección. Se suele
trabajar esta técnica en soportes de
madera o superficies doradas, para
lo cual hay que añadir unas gotas
de aceite de linaza.
Otras cosas que se pueden hacer
con huevo/cáscara de huevo
El temple a la caseína destaca por
los resultados mates en las pinturas.
Esta técnica puede emplearse tanto
en muro como en caballete.
Temple de caseína

 
La caseína se empezó a utilizar ya en la
Antigüedad. Es un procedimiento lácteo, una
proteina que se obtiene del requesón de la leche. Se
ha usado la leche desnatada para pintar, ya que
esta no es más que un tipo de caseína fresca.
Hoy se emplea la caseína industrial, en forma de
polvo de color amarillento claro, obtenida del
requesón secado artificialmente y molido. Este
polvo ha de estar seco y no permanecer
almacenado durante demasiado tiempo.
La caseína es insoluble en el agua; de ahí su
resistencia a los efectos atmosféricos. Por este
motivo, para diluirla- o, mejor dicho, emulsionarla-
se puede emplear cal apagada o bien carbonato
amónico.
Caseinato cálcico

Es la emulsión que se obtiene


añadiendo a la caseína una quinta
parte de su volumen total de lechada
de cal apagada. Normalmente, el
comercio proporciona ya este
preparado a base de un caseinato de
cal, al cual basta añadir el agua en
proporción de 50 g de caseína por
1/4L de agua. Esta mezcla actúa
como una cola fuerte. Esta cola debe
utilizarse el mismo día, ya que licúa y
pierde adherencia al día siguiente.
Caseinato amónico

Es la emulsión que se obtiene mediante carbonato amónico, y, a falta de éste,


amoníaco. Se procede de la siguiente manera:
Se diluye la caseína pura con agua tibia en la misma proporción, antes indicada, se
remueve con una espátula de madera y se le añade una solución de 15g
aproximadamente de carbonato amónico, con poco agua, o unas gotas de
amoníaco; se bate enérgicamente la mezcla hasta que espese y tome una
consistencia de miel sin grumos; una vez finalizado el proceso se obtiene caseinato
amónico.
Se recomienda que, antes de emulsionarla con el carbonato amónico o el amoníaco,
se ponga la caseína durante unas horas en remojo (3ó4 horas como mínimo, y una
noche como máximo) a fin de aumentar su fuerza, ya que de lo contrario pueden
quedar pequeñas partículas sin emulsionar.
Ambas mezclas se comportan como una cola fuerte, que, a su vez, constituye una
emulsión base; ésta, debidamente rebajada, se puede utilizar para imprimar telas o
tablas y también como temple para pintar.

Preparación del temple a la caseína


El temple para pintar tendrá una proporción aproximada de una parte de cola fuerte de caseína
por tres de agua. Es preferible usar el caseinato amónico, ya que el amoníaco se volatiliza sin
dejar residuo, cosa que no sucede con el caseinato cálcico.
Convendrá recordar que si se utiliza un amarillo de plomo, por ejemplo, éste a las pocas horas
puede adquirir un color anaranjado, tanto por acción de la cal como del amoníaco.
Técnica:

Temple de caseína:

Su técnica de aplicación es similar


a la del temple de cola de conejo,
con la diferenta de que este se usa
en frío y el otro debe de mantenerse
en caliente. Su calidad es mate,
delgada y compacta. El soporte
puede ser tanto tela como tabla. Su
ventaja frente a la cola de conejo es
que al secarse se vuelve insoluble.
Los temples polímeros fueron muy
empleados ya que permitían tanto
la creación de veladuras como la de
empastes en pintura.
Temple polímero

 
Es la pintura cuyo aglutinante está constituido por una emulsión acuosa de
un plástico de alto grado de polimerización. De aquí procede la
denominación de temple polímero.
Al secarse el aglutinante, es decir, al evaporarse el liquido que mantiene en
suspensión las partículas del plástico, éstas se juntan formando una capa
continua, transparente y resistente al agua. Así pues, cuando decimos
plástico nos estamos refiriendo al nombre generico de unas resinas
polimerizadas.
Algunas de estas resinas sintéticas se presentan en estado de dispersión
(líquidas), a manera de colas y aglutinantes, aptas para mezclarles
pigmentos y construir las llamadas vulgarmente “pinturas plásticas”.
Desde el año 1948 se ha producido un desarrollo continuado de estos
aglutinantes en todos los campos, especialmente en el de la pintura, en
donde se utilizan sobre todo los vinílicos y los acrílicos; no obstante, en la
pintura industrial el número de estos materiales es más extenso.
Algunos pintores, por desconocimiento, llaman acrílica a cualquier pintura
de este tipo.
El aglutinante vinílico

 
El acetato de polivinilo(PVA), o poliacetato de vinilo, es
una dispersión blanca y lechosa, vulgarmente llamada
látex sintético, que se puede utilizar como aglutinante y
que admite el agua como diluyente. Su precio
relativamente económico hace que sea utilizado para
pinturas de corta duración, como las de los anuncios
publicitarios, etc. (Muchas de las colas que hoy ofrece el
mercado bajo nombres distintos son, en el fondo,
vinílicas, como la “cola blanca” que usan los
carpinteros.)
El aglutinante acrílico

Otro aglutinante es la emulsión de acrilato (o copolímero acrílico). Es


igualmente de color blanco lechoso y posee una gran dureza y resistencia,
sobre todo para exteriores, más que los vinílicos.
Los pigmentos que pueden utilizar estos aglutinantes son los mismos que
se utilizan para los temples y el óleo en general; sin embargo, debe
emplearse el blanco de titanio, ya que los otros blancos no son del todo
compatibles con la naturaleza alcalina del medio polímero.
Los establecimientos especializados proporcionan pinturas ya preparadas
con estos aglutinantes, así como también otros accesorios y aditivos, unos
como los “médiums” para diluir y conseguir mejores veladuras y otros
para retrasar el secado, para espesar, como “pasta para relieve”, “gel”
para dar más viscosidad, “barnices” para abrillantar o matizar, etc.
Todas estas sustancias son resistentes y elásticas, y se vuelven insolubles al
secar; secan rápidamente formando una película; debido a esta última
característica, corren el riesgo de desprenderse como una piel si el soporte
no esta en las debidas condiciones.
 
Soportes
El soporte más indicado para el temple de huevo es la tabla preparada con cola de conejo y creta. El
número de manos que se deben dar dependerá del tipo de superficie que se desee obtener, ya sea para
bruñirla posteriormente, o no.
Otro soporte para el temple es el papel. Antiguamente el papel era de fabricación manual; a este tipo
de papel en la actualidad se le denomina papel de tina. La materia prima, la celulosa, se obtenía por
trituración de trapos de hilo o de algodón. Los papeles que se fabrican para usos artísticos se dividen
en dos grupos: los de técnicas secas y los de técnicas húmedas. Este último grupo se subdivide a su
vez en técnicas a la tinta y a la aguada.
El papel para las técnicas al agua (que es el caso que nos ocupa) tiene que reunir unas condiciones
básicas:
1. Estar encolado
2. Ha de tener cierta dureza superficial que permita borrar mediante el lavado.
3. No debe ser satinado.
4. No ha de contener ningún tipo de carga.
5. No debe estar grasiento.
6. Se procurará conservarlo siempre dentro de carpetas.
7. Es conveniente probar si el papel es sólido a la luz.
En el mercado podemos encontrar el papel adecuado; basta con precisar que se desea papel para
acuarela, ya que está fabricado para este fin. Entre los mejores, están las marcas Whatman, Fabriano,
schöllers, Strathmore, Guarro y Canson.
Antes de empezar a pintar con temple sobre el papel, es conveniente tensar el papel para evitar así las
posibles ondulaciones que con la humedad se pueden producir en el transcurso del trabajo.
• Historia: Pablo Antón
• Aglutinantes: Mohammad Jasem Mahboyle
García
• Técnicas: María González
• Soportes: Mario Pérez Fernández

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