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18, año 2
Diego Naselli
Profesor en Historia
1
Palmero, Fernando; Sánchez Tortosa, José, “Viaje al corazón del exterminio”, El Mundo, 16/01/2011,
www.elmundo.es/especiales/2010/01/internacional/viaje_holocausto/lugares_olvidados.html. Manethová,
Marzo 2011
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Los campos utilizados para la Operación Reinhard fueron los de Belzec, Sobibor y
Treblinka, construidos como campos de exterminio donde las personas que ingresaban
eran eliminadas en menos de cuatro horas. La “Solución final al problema judío” en
Polonia estuvo a cargo del Jefe de Policía de Lublin y miembro de las SS, Odilo
Globocnik a quien se le asignó un grupo de 450 soldados dirigidos por otro miembro de
2
las SS, Christian Wirth y varias unidades de soldados ucranianos entrenados por los
alemanes (trawnikis) encargados de transportar y controlar a los prisioneros que eran
enviados a los campos de exterminio. La Operación Reinhard, además de la eliminación
masiva de personas, tenía otro objetivo, humanizar la muerte pero no de los prisioneros
que ingresaban a los campos de exterminio sino de los miembros de las SS encargados
de eliminarlos. Debido al stress y la desmoralización de los soldados alemanes
ocasionado por el fusilamiento de los prisioneros se pensó en reducir la intervención de
los guardias en las ejecuciones, así se implementó el gaseamiento masivo con monóxido
de carbono o Zyklon-B en cámaras construidas dentro de los campos. También se
utilizó a prisioneros judíos para excavar las fosas comunes e incinerar a los muertos en
los hornos crematorios evitando al mínimo el contacto de los miembros de las SS con el
resto de los detenidos.2
Eva, “Atentado contra el verdugo del pueblo checo, Reinhard Heydrich”, Radio Praha, 26/05/2007,
www.radio.cz/es/rubrica/legados/atentado-contra-el-verdugo-del-pueblo-checo-reinhard-heydrich
2
Enciclopedia Temática del Holocausto, La Operación Reinhard, 17/01/2011,
www.elholocausto.net/parte01/0116.htm
3
United Status Holocaust Memorial Museum, Treblinka, Enciclopedia de Holocausto, Washington D.C.,
19/01/2011, www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007269
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A los campos de Treblinka llega otro periodista del Estrella Roja, Vasili Grossman,
quien mediante entrevistas a algunos sobrevivientes del campo localizados por soldados
soviéticos en los bosques cercanos y a campesinos polacos de la zona, reconstruye los
horrores cometidos allí por los nazis en su artículo titulado “El infierno de Treblinka”
publicado en Estrella Roja en noviembre de 1944.7
4
Es su investigación sobre Treblinka, Grossman logra realizar
una descripción del funcionamiento del campo. En julio de
1942, comenzaron a llegar los trenes con prisioneros judíos
desde diferentes partes de Europa. El periodista soviético
describe el viaje de los trenes procedentes de diversos lugares
de Polonia al campo:
Periodista del Estrella “En julio comenzaron a llegar a Treblinka los primeros
Roja: Vasili Grossman
trenes desde Varsovia y Czestochowa. […] En cada vagón
de mercancías metían entre 150 y 200 personas. Durante el viaje, que duraba a veces
dos o tres días, no se les daba agua a los prisioneros. La gente sufría tanta sed que
muchos se bebían su propia orina. Apretados unos contra otros, a veces tenían que
permanecer en pie todo el camino. Muchos ancianos con problemas de corazón solían
morir antes del final del viaje, particularmente durante los calurosos días de verano.
Como las puertas se mantenían cerradas hasta el final del viaje los cadáveres
comenzaban a descomponerse, envenenando el aire del vagón…”8
7
Beevor, Anthony y Vinogradova, Luba, Un Escritor en Guerra, Vasili Grossman en el Ejército Rojo,
1941-1945, Crítica, Barcelona, 2006, pp. 347-348.
8
Ídem, p. 353.
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Había en ellos coches litera y vagones restaurante. Los pasajeros llevaban grandes
baúles y maletas, así como cantidades sustanciales de comestibles”9. De esta manera,
los nazis ocultaban el aterrador final que les esperaba a los viajeros luego del largo
traslado hacia Treblinka. El sadismo nazi continuaba cuando los prisioneros llegaban a
la estación, en el andén una banda musical los recibía cuando descendían de los vagones
5
y una persona con uniforme de ferrocarril recogía los billetes de tren y los acompañaba
a la plaza principal del campo.10
La descripción de lo que sucedía
en la plaza principal de
Treblinka II realizada por
Grossman en su artículo marca
el dramatismo producido en la
espera de miles de personas que
no sabían su futuro inmediato.
Parados uno al lado del otro en
varias filas, muchas preguntas
circulaban por sus cabezas hasta
que el oficial de las SS daba la orden de dejar todas las pertenencias en el suelo y
caminar hacia la casa de baños portando únicamente sus documentos personales. Todos,
caminando en silencio, se dirigían hacía un portón rodeado por una alambrada de seis
metros de altura camuflada con ramas. El resto del camino estaba vigilado desde las
torres por guardias con ametralladoras imposibilitando a los prisioneros cualquier
intento de fuga, huida o lucha. Grossman consigna en su artículo que solo los rusos
luchaban en ese momento en contra de la locura nazi, “El mundo entero ha quedado en
silencio, cohibido, esclavizado por una banda parda de bandidos que ha tomado el
poder. Londres permanece en silencio, y también Nueva York. Y sólo a orillas del
Volga, a muchos miles de kilómetros, ruge la artillería soviética”11.
Mientras los prisioneros se dirigen hacía la cámara de gas del campo de Treblinka II, en
la plaza principal, grupos de reclusos con brazaletes azul celeste se encargaban de abrir
bolsos, paquetes y valijas para catalogar y seleccionar todos los objetos. Debían
clasificarlos y valorarlos en cuestión de minutos para enviarlos a Alemania para su
9
Ídem, pp. 353-354.
10
Ídem, p. 354.
11
Ídem, p. 356.
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reutilización o a la fogata donde se quemaban los objetos sin valor; un solo error en la
clasificación podía ocasionarle al obrero la muerte por fusilamiento, “Un peón que
cometiera un error, como poner una vieja maleta de cartón en un montón de otras de
cuero seleccionadas para ser enviadas a Alemania, o que arroje un par de medias de
París, con la etiqueta de la fábrica sobre ellas, a un montón de viejos calcetines
6
remendados, tendría un serio problema. Sólo puede cometer un error”12. Una vez
clasificados los objetos se llevaban al almacén y la plaza era barrida con rapidez para
esperar el próximo tren.
12
Ídem, p. 356.
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“«Al acercarse a la casa de baños deben llevar consigo sus documentos, dinero, una
toalla y jabón. Repito…»”13.
Las imágenes de separación recreadas por Grossman en su artículo muestran el dolor
sentido por los reclusos y la frialdad implementada por los guardias llegado el terrible
momento:
7
“El amor maternal, marital o filial le decía a la gente que se estaban viendo por última
vez. Apretones de manos, besos, bendiciones, lágrimas y breves palabras pronunciadas
por voces roncas en las que la gente mostraba todo su amor, todo el dolor, toda la
ternura, toda la desesperación que les embargaba. Los psiquiatras de la muerte de las SS
sabían que tenían que interrumpir inmediatamente esa expresión de sentimientos,
ahogarla. Los psiquiatras de la muerte
conocían las leyes que rigen en todos
los mataderos del mundo. Ese
momento de separar hijas y padres,
madres e hijos, nietos y abuelas,
maridos y mujeres, era uno de los más
cruciales. Y de nuevo suena sobre la
multitud: «Achtung! Achtung!»”14
El siguiente paso era enviar a las mujeres a los barracones correspondientes para
cortarles el pelo con maquinas. Según la investigación realizada por Grossman, ese pelo
era embolsado y enviado a Alemania pero no pudo averiguar para que era utilizado.
Mientras tanto, los hombres debían desnudarse rápidamente en el patio dejando toda su
ropa apilada para ser clasificada por un segundo grupo de prisioneros que portaban un
brazalete rojo. Un extraño olor, a veces tapado por un aroma a cloro, circulaba por el
campo acompañado de miles de moscas y un fuerte ruido emitido por las gigantes
excavadoras que trabajaban en Treblinka. En este ambiente, los prisioneros desnudos
eran conducidos a la caja donde debían entregar los documentos y todo objeto de valor
que aún portaran. Los guardias continuaban emitiendo órdenes a los gritos y los
reclusos se detenían frente a un miembro de las SS sentado delante de una mesa con
varias cajas de madera donde debían depositar los billetes en una, las monedas en otra,
13
Ídem, p. 358.
14
Ídem, p. 358.
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los relojes, los anillos, los pendientes, broches y pulseras. Estas cajas luego eran
enviadas a joyeros especializados15 para su clasificación por pureza, valor, peso y color.
Los documentos personales se arrojaban al piso porque carecían de valor para los
nazis.16
A la salida de la caja, la orden de «Achtung!» impartida por los alemanes cambiaba por
8
la palabra «Schneller!!», gritada a viva voz para conducir a los prisioneros a su pronta
muerte. Desnudos, entraban a un callejón recto rodeado de flores y abetos conocido por
los alemanes como “El Paseo Sin Retorno”. Caminando sobre arena blanca y vigilados
por guardias uniformados de negro y miembros de las SS portando sus uniformes grises,
los reclusos marchaban impertérritos hacia su destino final. En su reportaje, Vasili
Grossman intenta esbozar una explicación de por qué esas victimas no luchaban en
contra de sus victimarios; en la desnudez, la vergüenza y la opresión que sufrían el
periodista soviético encuentra la causa de su pasividad: “Sabemos por la cruel realidad
de los últimos años que una persona desnuda pierde inmediatamente la fuerza para
resistir, para luchar contra su destino. […] Pero para reforzar ese efecto, los SS
aplicaban adicionalmente en esa etapa final del proceso un método de estupefacción
monstruosa, haciendo entrar a la gente en un estado de conmoción psíquica total […]”17.
A través de testigos, Grossman logra recrear los maltratos sufridos por los prisioneros
antes de ingresar a las cámaras de gas. Se les quitaban las toallas y los jabones, se les
soltaban perros amaestrados en morder a los prisioneros, los golpeaban con las culatas
de los rifles e incluso mataban a algunos niños para terminar de destrozar la voluntad y
la conciencia de los hombres y mujeres que iban a morir.
15
Los encargados de administrar el oro, las joyas, el dinero y las acciones eran los prisioneros conocidos
como goldjuden (judíos de oro). Pérez Gay, José María, “Treblinka: el campo de la muerte”, La Jornada,
30/01/2010, p.32, www.jornada.unam.mx/2010/01/30/index.php?section=mundo&article=032n1mun
16
Beevor, Anthony y Vinogradova, Luba, Ob. Cit., pp. 359-360.
17
Ídem, pp. 360-361.
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cámaras de gas se cerraban se producía un silencio repentino, silencio que duraba hasta
la llegada de la nueva partida de victimas.
El campo de exterminios de Treblinka II contó al principio con tres cámaras de gas
construidas de hormigón de 5x5 metros y de 1,90 metros de altura pero en ellas no se
lograba matar a la gran cantidad de judíos que llegaban en los trenes. Claude Lanzmann,
9
en su documental Shoa, relata que las pequeñas cámaras de gras funcionaban noche y
día y no daban abasto.18 Para satisfacer las cuotas de muertes solicitadas desde Berlín,
las autoridades del campo construyeron
diez nuevas cámaras comunicadas por
un corredor de cemento, cada una de
ellas tenía dos puertas, una por donde
ingresaban los prisioneros y la otra por
donde eran retirados los cuerpos. El
suelo de las nuevas cámaras estaba
inclinado hacia plataformas donde se
apilaban los cuerpos de los gaseados,
que eran cargados en vagonetas y transportados por prisioneros judíos denominados
Sonderkommando hacía enormes fosas comunes excavadas por grandes máquinas
excavadoras.
En el artículo periodístico, Grossman reproduce el momento en el que los prisioneros se
encontraban dentro de las cámaras de gas esperando la muerte inminente: “Sabemos que
se mantenían en silencio… Terriblemente apretados unos contra otros, jadeantes,
incapaces de respirar, transpirando el último sudor de la muerte, unidos en un solo
cuerpo […] La conciencia se desvanece, llega el minuto del último sufrimiento
lacerante… No, es imposible imaginárselo… Los cadáveres permanecen en pie,
enfriándose poco a poco”19, luego de pasados entre veinte y veinticinco minutos, los
asistentes de la casa de la muerte observaban por la mirilla de la puerta esperando el
momento para enviar a los prisioneros encargados de descargar la cámara. Mientras los
miembros de las SS examinaban los cadáveres fusilando a los que todavía tenían un
atisbo de vida y le quitaban los dientes de oro, los Sonderkommando cargaban los
vagones para llevarlos a las fosas comunes. Una vez desocupadas las cámaras, otro tren
con veinte vagones entraba a la estación.
18
Pérez Gay, José María, Ob. Cit., p.32.
19
Beevor, Anthony y Vinogradova, Luba, Ob. Cit., p. 365.
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“Una excavadora cavaba una zanja de unos 250 a 300 metros de longitud, 20 a 25
metros de anchura y 5 metros de profundidad. En el fondo del foso se instalaron vigas
de hormigón armado en tres filas equidistantes que proporcionaban la base para otras
vigas, estas de acero, a lo largo del foso rectangular. Sobre esas vigas se colocaron raíles
a una distancia de 5 a 7 centímetros entre sí. Ésta era la estructura de las gigantescas
parrillas de aquellos hornos ciclópeos. Se construyó una nueva vía férrea estrecha que
iba desde las fosas hasta el primer horno, al que pronto se añadió un segundo, y luego
un tercero del mismo tamaño. Sobre cada parrilla se cargaban simultáneamente entre
3.500 y 4.000 cadáveres”20
20
Ídem, 368.
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lector debe creerme que también es infinitamente difícil escribirlo. Alguien puede
preguntar: «¿Y por qué escribir sobre esto, por qué recordarlo?» Es el deber del escritor
contar esa terrible verdad y el deber civil del lector es conocerla. Quien mirara para otro
lado, quien cerrara los ojos sin querer saber nada insultaría la memoria de los
muertos”21.
11
checo Zelo Bloch, quien se encontraba prisionero en el campo, pero cuando se dirigían a
tomar la armería un guardia de las SS lo asesinó, suceso que provocó el desenlace de la
revuelta. Con las armas que consiguieron tomaron la entrada principal para escapar,
mataron a muchos de los guardias y varios de los prisioneros murieron también en el
enfrentamiento. Sin embargo, más de trescientos reclusos lograron escapar de Treblinka
II y fueron perseguidos a través de los bosques cercanos por las SS y la policía polaca.
Recapturados la mayoría, fueron utilizados para desmantelar el campo y luego se los
fusiló. Cuando el Ejército Rojo llegó a liberar el campo, solo setenta prisioneros
sobrevivieron al levantamiento.22
Estos sobrevivientes junto a campesinos y habitantes de la ciudad de Wólka fueron los
informantes para el artículo de Vasili Grossman sobre Treblinka. Este artículo publicado
en el Estrella Roja será utilizado durante el Juicio de Nuremberg como prueba de las
atrocidades organizadas por el régimen nazi contra la población civil de los países
invadidos. El juicio contra los jerarcas nazis fue realizado en la ciudad de Nuremberg
comenzando el 20 de noviembre de 1945 y presidio por el juez Lord Geoffrey
Lawrence. Las sentencias de los acusados fueron dictadas el 30 de septiembre de 1946
después de escuchar a 360 testigos y leer ciento de miles de declaraciones juradas; solo
se absolvió a tres de los acusados, doce fueron sentenciados a pena de muerte y siete a
cadena perpetua. El tribunal también declaró criminal al mando político del partido nazi
21
Ídem, p. 369.
22
United Status Holocaust Memorial Museum, Treblinka, Enciclopedia de Holocausto, Washington D.C.,
26/01/2011, www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007269; Beevor, Anthony y Vinogradova,
Luba, Ob. Cit., pp. 372-373.
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(Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores – NSDAP), así como a las SS,
la Gestapo y el Servicio Secreto de Seguridad. Los condenados a muerte fueron
ejecutados el 16 de octubre de 1946 en el gimnasio de la penitenciaria de Nuremberg y
los condenados a reclusión perpetua fueron enviados a la cárcel de criminales de guerra
en Berlín-Spandau. Entre los sentenciados a muerte estuvieron Hermann Göring, quien
12
se suicido antes de someterse a la sentencia, y Hans Frank, gobernador de Polonia a
partir de 1939.23
23
Kastner, Klaus, El Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, El Juicio de Nuremberg (1945/1946),
Tribunal Superior de Nuremberg, Nuremberg, [s/f], pp. 1-6, www.justiz.bayern.de/
mperia/md/content/stmj_internet/gerichte/oberlandesgerichte/nuernberg/imt_int/flyer_sp.pdf
24
Sobre la muerte de Himmler y las dudas sobre su suicidio: Discovery Channel, “¿Quién mató a
Heinrich Himmler?”, Cazadores de nazis, 28/01/2011, www.tudiscovery.com/web/cazadores-de-
nazis/episodios/heinrich/
25
“Rudolf Höss”, 28/01/2011, Institut fur Sozial-und Wirtschftsgeschichte, Johannes Kepler Universität
Linz, www.wsg-hist.uni-linz.ac.at/auschwitz/htmlesp/RHoess.html
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26
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27
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