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“En el termino municipal existen una serie de edificaciones y elementos que, por su valor arquitec-
tónico e histórico merecen ser adecuadamente valoradas con el objetivo de adoptar, por una parte,
medidas de protección que eviten su desaparición y, por otra, medidas que potencien su reutiliza-
ción sin alterar sus elementos tipológicos característicos.
Los objetivos de esta protección son, en primer lugar, el de preservar los valores tipológicos y
arquitectónicos relevantes de las propias edificaciones y sus elementos singulares, así como los
elementos de maquinaria agrícola e instalaciones que pudieran poseer algunas de ellas. En segundo
lugar, se considera necesario garantizar la conservación de estas edificaciones, pretender que se
constituyen en importantes protagonistas de las señas de identidad histórica y cultural del munici-
pio que deben ser preservadas.”
La obtención de azúcar a partir de la caña dulce ha sido durante los últimos cuatro siglos la principal ac-
tividad económica de Nerja y Maro, donde, desde 1585, fecha en que se construyó el primer ingenio, hasta
1968, en que se cerró la última fábrica, han funcionado en distintas épocas hasta nueve establecimientos
dedicados a esta actividad: el ingenio de Maro, el ingenio de Nerja, también denominado “San Antonio
Abad”, el ingenio de San Miguel, la fábrica “Nuestra Señora de las Angustias” (tratada en la alegación
cuarta), la fábrica “San José”, la fábrica “La Independencia”, también llamada “San Clemente” o, popu-
larmente, “Los Cangrejos”, la fábrica “San Joaquín”, la fábrica “El Progreso” de Francisco Cantarero, y
el ingenio o maquinilla de RIFOL. Excepto de las fábricas “Los Cangrejos” y “El Progreso”, de todas las
demás se conservan edificios o restos industriales en mejor o peor estado de conservación.
La introducción del cultivo de la caña de azúcar en las vegas de Nerja y Maro tuvo lugar en las décadas
de los ochenta y noventa del siglo XVI, auspiciada por la ciudad de Vélez Málaga, bajo cuya jurisdicción
se encontraban estos territorios de la frontera marítima, peligrosos, inseguros y durante mucho tiempo casi
despoblados; sus promotores fueron Felipe de Armengol, en el caso de Maro, y Juan de Briones, en el de
Nerja.
La historia de la producción del azúcar de caña se divide en dos fases o épocas: la preindustrial y la indus-
trial. La primera se caracteriza por el uso de la energía hidráulica o la de sangre para proporcionar el mo-
vimiento a los molinos que trituraban la caña y todo el proceso productivo tenía lugar en establecimientos
denominados ingenios, mientras que en la segunda se emplea maquinaria a vapor en fábricas azucareras
provistas de modernos avances tecnológicos en las que el trabajo y la producción se organizan de manera
diferente.
Nerja y Maro disponen de edificios o restos de las dos épocas que forman parte del patrimonio histórico,
aún no reconocido, que son objeto de estudio por parte de la arqueología industrial y a cuya inclusión en el
listado de elementos protegidos del municipio se insta a través de esta alegación.
A) Ingenios
1. Ingenio de Maro.
Edificado en 1585 por Felipe de Armengol, vecino de Granada y abogado de la Real Audiencia, estaba en
funcionamiento un año más tarde. Pasó por distintos propietarios hasta que en el siglo XIX la familia Pérez
del Pulgar se hizo con él y con las tierras y
pueblo de Maro. Uno de sus miembros po-
líticos, Rafael Chaves y Manso vendió todo
ello a Larios en 1930.
Al igual que el ingenio de Maro, este de Nerja constituyó el motor económico de la localidad hasta que
dejó de funcionar y fue reemplazado por las fábricas azucareras que se instalaron en la parte de la orilla
izquierda del río Chíllar. Siguen en pie algunos de sus muros, parte de las dependencias y de la cerca que
lo rodeaba, alberca, canal y muro de la Voladera o rueda hidráulica, muchos de ellos pertenecientes a la
primitiva construcción del siglo XVI. Además, quedan restos edificados en 1715 y en 1734 e interesantes
inscripciones con flores de cardo, cruces con peana, barcos y motivos marinos.
Se conservan, formando parte del citado instituto, la chimenea, la casa noble o Casa Arce, todo el exterior
y un 30%, aproximadamente, del interior del edificio de pisos destinado a secadero, la nave de melazas,
convertida en salón de actos, el almacén cargadero del azúcar, destinado a gimnasio, algunas dependencias
secundarias, como la portería sur, y los lados sur, oeste y norte de la cerca. Aún habiendo desaparecido
parte de sus primitivos edificios, los que permanecen reúnen las dos tipologías que introduce la arquitectura
industrial decimonónica: la fábrica de pisos (edificio de secaderos) y la nave industrial (nave de la melaza
y almacén cargadero del azúcar), con armaduras de hierro forjado y cubiertas de madera.
Al igual que “San José”, la fábrica “San Joaquín” era un conjunto de naves industriales, destilería, alberca
y demás dependencias fabriles, que también disponía de casa noble con jardín, y 24 viviendas para operarios
y maestros de la fábrica en torno a una gran plaza de cañas. Todo el recinto estaba rodeado por una cerca.
Actualmente se conserva prácticamente íntegro, si bien algunos de sus edificios están en estado ruinoso.
ALEGACIÓN SEGUNDA
Molino de Papel
El molino molía aprovechando la energía de un salto de agua de una acequia procedente del mismo río que
se precipitaba sobre sus tres voladeras o ruedas hidráulicas que movían los mazos trituradores de trapos con
los que se fabricaba el papel. Produjo un papel de calidad utilizado en escribanías de Málaga y sus pueblos.
En el papel fabricado por Centurión figuran las filigranas que reproducen una rosa, emblema que figuraba
en su escudo de armas situado sobre la puerta principal del molino (hoy no se encuentra en dicho lugar), tal
como prescribían las ordenanzas de los fabricantes de papel en el siglo XVIII.
En 1822 lo compraron los papeleros catalanes Boloix, Elías y por el comerciante, naviero y banquero es-
tablecido en Málaga, Pablo Parladé, poseyéndolo este último hasta 1861. Tanto el molino como las tierras
de río de la Miel que tenía anexas fueron compradas por los Pérez del Pulgar, y, en 1930, por los Larios que
lo usaron con distintas finalidades agrícolas y ganaderas.
El molino lo constituye un conjunto de edificaciones que eran, a la vez, fábrica y vivienda en la que mora-
ban el arrendador del mismo y los trabajadores con sus familias. Se conservan, más o menos transformadas,
prácticamente todas las dependencias en que tenían lugar las distintas fases de la fabricación del papel: el
pudridero con cubiertas abovedadas, las distintas salas para la tina, las pilas, y otras. En la parte superior, se
encuentran, ventilados con gran número de ventanas, los miradores o estancias donde se secaba el papel.
ALEGACIÓN TERCERA
Casa de Recreo
Esta fábrica, parte de cuyos edificios se conservan, estuvo en la actual calle San Isidro, junto a la ermita
de Nuestra Señora de las Angustias. Fue construida entre 1861 y 1864 por José Navas Herrero, vecino de
Frigiliana, quien la vendió a los Larios en 1872. Se trata de la primera fábrica azucarera propiamente dicha
que se construyó en Nerja, dotada con moderna maquinaria de vapor. Están perdidas algunas de sus depen-
dencias y la chimenea, que fue demolida, aunque se conservan parte de ellas como testigos del que fuera el
decano de los establecimientos nerjeños en la introducción del sistema de producción fabril.
1.- Incluir en el PGOU como elementos protegidos las edificaciones de gran valor patrimonial ausentes
de él, y que indicamos en las alegaciones 1, 2 y 3:
1. Ingenio de Maro
2. Ingenio de Nerja o ingenio “San Antonio Abad”
3. Ingenio de San Miguel
4. Fábrica “San José”
5. Fábrica “San Joaquín”
6. Ingenio o maquinilla de RIFOL
7. Molino de Papel
8. Casa de Recreo
2.- Corregir la denominación de Ingenio de San Rafael por la de fábrica azucarera “Nuestra Señora de
las Angustias” tal y como indicamos en la alegación 4.
Asociación Cultural para la Conservación y Difusión del Patrimonio Histórico “La Volaera”
Nerja, 7 Abril 2011