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Vara de Rey MAR0096

Viviendas sociales en El Rastro


Alberola DiazMauriño Martorell

planta +18.60

planta +15.60

planta +12.60

proyecto
22 viviendas sociales en alquiler para jóvenes
situación
España. 28005 Madrid. Plaza del General Vara de Rey nº 12
autores
Mónica Alberola Peiró. (1965)
Luis Díaz-Mauriño Garrido-Lestache. (1963) planta +9.60
Consuelo Martorell Aroca. (1955)
colaboradores
Pablo Martín Palomeque, Arquitecto
Eduardo Cardero, Cálculo de estructura
Mario Abajo (Maproing), Cálculo de instalaciones
Jorge López Conde, Fotografía
arquitecto técnico
José Ramón Pérez Arroyo
promotor propietario
Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (Emvs)
Empresa Constructora
Ferrovial Agroman S.A.
fecha proyecto
2005 (concurso), 2006 (proyecto básico), 2007 (proyecto de ejecución) planta +6.60
2010 (fin de obra)
Presupuesto
1.783.921,7 euros
2.467.970,82 dólares
Costo
766,59 euros/m²
Superficie construida
2.327,09m² vacío

planta +3.60

volumen

piezas

acceso
planta de acceso +0.00 estrategia

Memoria
El proyecto demandaba construir 22 viviendas de alquiler para jóvenes de promoción
pública en el corazón de El Rastro madrileño, un mercado al aire libre que se viene
organizando desde 1740 en el popular barrio de La Latina. La plaza del General Vara
de Rey es una de las más representativas. Abundaban las corralas, un tipo
edificatorio característico ahora protegido, establecido alrededor de un gran patio
central, con accesos a las viviendas por corredores. Algunos cuentan con pasajes
interiores que se ocupan los días de mercado por tiendas y puestos de venta.

Sin embargo, la manzana donde se ubica la parcela ha perdido las corralas


existentes en el pasado. Los patios de vecindad, lugares de intensa relación e
intercambio social, han sido sustituidos por estrictos patios de luces, funcionales pero
desvitalizados. Algo parecido ha ocurrido con las fachadas: los balcones
tradicionales que las “ensanchaban” con unos espacios a medias entre el interior y el
exterior se han reemplazado por simples ventanas. La superación de este
empobrecimiento espacial y funcional de la edificación ha sido el objetivo del
proyecto.

La elección del sistema, y la recuperación del área común interior como elemento
organizador, fue una de las decisiones iniciales, rechazando el tipo convencional
actual de bloque con portal y pequeños patios de luces. La singular ubicación en la
plaza sugirió la oportunidad de abrir el patio a la plaza a través de una gran
embocadura, tal y como ocurre en algunos edificios antiguos del barrio.

El patio central fue concebido como un ámbito intermedio entre lo estrictamente


privado y el espacio público. Un lugar para relacionarse y que, con un carácter más
doméstico, aportara a las viviendas pequeñas por exigencia de la normativa de
extensiones que favorecieran la convivencia. Aparecen así el aparcamiento para
bicicletas, la lavandería y los tendederos comunitarios. El resto de las galerías son
espacios libres que permitirán usos alternativos en función de las necesidades
cambiantes de la comunidad.

Un cuerpo alineado en continuidad con los edificios existentes, abierto hacia la calle
y con viviendas pasantes, resuelve de manera sencilla gran parte del programa
residencial. El resto se coloca al fondo del solar, con las viviendas colgadas como
una mochila en las dos plantas más altas para disfrutar de más sol y ventilación. Bajo
ellas, varias galerías abiertas donde se colocan los espacios vecinales. Ambas
piezas se vinculan mediante unas pasarelas que configuran el perímetro del patio. La
localización, en lugares muy precisos, de la escalera y el ascensor permite controlar
la geometría irregular del solar.

Otra clave del proyecto fue el tratamiento de la fachada, enfocada como


reinterpretación libre del balcón, característico y versátil elemento de los edificios de
vivienda decimonónicos. Hacia la plaza los balcones se multiplican y aprietan unos
contra otros hasta llenar el edificio, como paseantes en un concurrido día de
mercado. Las fachadas principales, orientadas a sur, están compuestas por
contraventanas de lamas y carpinterías de aluminio y vidrio doble con cámara. Estos
dos diafragmas paralelos dejan un colchón entre viviendas y plaza, un espacio
transformable espacial y climáticamente por cada vecino.

El hormigón visto de la estructura, el adoquinado en el suelo del patio, el áspero


revoco del zócalo, las barandillas y pasamanos metálicos, las luminarias colgadas
como globos de verbena, el tenue brillo de los azulejos de las galerías, los
medallones de escayola bajo la cornisa a la calle… en su humildad y sencillez
describen una aproximación elocuente a las sobrias virtudes de la vivienda social a la
vez que aluden a cierta idea no mimética de reinterpretación de la tradición popular.

sección constructiva transversal

XI bienal española de arquitectura y urbanismo 2011

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