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Mi experiencia en el

II Campeonato Iberoamericano de Taquigrafía


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Por Martín E. Córdoba


Taquígrafo de la H. Legislatura de Tucumán
Subcampeón Iberoamericano de Taquigrafía
Profesor de Taquigrafía
Sitio web: www.lataquigrafia.blogspot.com

Ahora, al ponerme a escribir acerca de la maravillosa


experiencia que, gracias a Dios, me tocó vivir el día 24 de
setiembre de 2010, regresan a mi conciencia aquellas bonitas
imágenes de aquel día, las cuales se van sucediendo, una tras
otra y, por momentos, confieso que mi mente quisiera
“congelarlas” para que se queden allí por siempre, eternizadas.
Recuerdo el entusiasmo que animaba a todos los compañeros
participantes momentos antes de la competencia, cómo los
estenotipistas acomodaban sus máquinas y se disponían a
realizar “una última práctica” para ver si todo realmente estaba
bien; también evoco cómo los taquígrafos manuales
preparábamos nuestros elementos: algunos comprobábamos
si el lápiz estaba adecuadamente afilado o no, a la vez que
decidíamos con cuál de los extremos del mismo íbamos a
escribir y también determinábamos cuáles serían las hojas que
íbamos a utilizar, tanto para realizar el “dictado de
calentamiento” como para taquigrafiar el dictado definitivo.
Pude observar cómo los nervios, naturales y propios de una
competencia de estas características, se apropiaban de los
cuerpos, en mayor o en menor medida, pero que, en definitiva,
todos los sentíamos… En fin, rememoro todo esto y,
sinceramente, quisiera que mañana mismo se organice otra
competencia para estar presente en ella, pues todo lo que allí
se vive a veces no se puede expresar con palabras.
Aunque nunca participé en certámenes deportivos,
siempre estuvo en mí el sano deseo de competir (antes que
con otros, conmigo mismo, tratando de mejorar cada vez un
poco más), y pude tener la enorme satisfacción de hacerlo en
una actividad que me apasiona sobremanera: la taquigrafía
manual a lápiz, la cual descubrí cuando cursaba el 4° año de la
escolaridad secundaria, y nunca dejaré de agradecer a Dios por
el hecho de haberme permitido conocer aquellos hermosos y
multiformes signos, derivados de las figuras geométricas, que
llegaron a mí en aquella oportunidad para nunca más
abandonarme.
He sido partícipe de la taquigrafía considerada como un
deporte [1] y he disfrutado del “antes” y del “después” del
evento competitivo: el “antes” estuvo dado por toda la etapa
previa de entrenamiento para poder llegar en las mejores
condiciones posibles al Campeonato, lo cual redundó en un
notable perfeccionamiento en el arte de taquigrafiar, dada la
dedicación y el esfuerzo que puse para conseguir el objetivo
que me había propuesto, que no fue otro que entregar lo mejor
de mí como taquígrafo, con independencia de los resultados
que pudiera obtener; el “después” estuvo dado por los días
que siguieron a la competencia, con la correspondiente cuota
de ansiedad que me acompañó hasta el momento de la
premiación.
No quiero dejar de señalar mi experiencia al emplear la
tecnología del reconocimiento de voz en el Campeonato, pues
he utilizado un programa informático basado en esta
tecnología para traducir mis notas taquigráficas y he podido
observar cómo la taquigrafía manual y la técnica antes
mencionada -dos herramientas puestas al servicio del
taquígrafo- se unieron, se complementaron una con la otra. Al
contrario de lo que algunos pueden pensar respecto a que las
nuevas tecnologías pueden sustituir al taquígrafo, pienso que
de ninguna forma esto puede ser posible, pues el “verdadero
taquígrafo” es el cerebro de la persona que está detrás de las
herramientas (lápiz y papel, máquina de estenotipia,
computadoras, etcétera), el cual, por su extrema complejidad,
no puede sustituirse artificialmente. Sí estoy convencido que el
taquígrafo debe servirse de todos los adelantos tecnológicos
que surjan y que redunden en una óptima realización de su
labor taquigráfica.
En mi caso, el solo hecho de intervenir en el Campeonato
ya fue todo un éxito, por lo que el resultado de haber
clasificado como subcampeón constituyó todo un plus, como
también lo es todo lo que día tras día continúo viviendo con
relación a este logro.
Qué interesante sería que el entusiasmo que
manifestamos todos los taquígrafos que participamos en este
certamen internacional de Taquigrafía se contagiara entre más
colegas y que en el III Campeonato Iberoamericano de
Taquigrafía, a realizarse en Uruguay en el año 2012, esto se
viera reflejado en un mayor número de participantes.

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[1] Considerando la acepción del DRAE: “Actividad física, ejercida

como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y


sujeción a normas”.

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