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Guía de Historia de Chile: “La Conquista”

LA EMPRESA DE CONQUISTA

Después de la empresa de Colón, España se encontró frente a la enorme tarea de conquistar


todo un continente nuevo y fascinante, con riquezas y recursos desconocidos en Europa; con
culturas y civilizaciones de notable adelanto tecnológico; con millones de habitantes con
creencias, costumbres y modos de vida que los europeos no habían visto jamás.

España consiguió transmitir a América toda su cultura (idioma, religión, costumbres, etc),
borrando prácticamente los elementos culturales básicos de los pueblos de América. ¿Cómo se
dio este proceso? ¿A través de qué mecanismo? ¿Qué roles cumplió el Estado y los
conquistadores?

1.- La empresa de conquistas: en primer lugar el proceso de conquista tuvo como


características central justamente eso, el ser una empresa, en el sentido que la preocupación
central de quienes la ejecutaron no fue la evangelización o la culturización de los pueblos
nativos sino el obtener ganancias (lucro) en dicho proceso.

Esta empresa, además, tuvo otra característica: fue privada. No fue el Estado español quien la
ejecutó sino personas privadas; hombres que por su cuenta se embarcaban en los puertos
españoles y venían a estas nuevas tierras en busca de fortuna.

2.- El conquistador: los hombres que pasaron a América poseían todos algunas características
comunes que nos permiten hablar de un tipo social. Los elementos principales que comparten
todos ellos son la procedencia (de qué región de España provenían), el origen social (de qué
clase social surgieron) y sus motivaciones.

La gran mayoría de los conquistadores provenían de las regiones del sur de España,
especialmente Castilla, Andalucía y Extremadura. Esto fue así por dos razones. En primer lugar
porque esas zonas eran las más cercanas a los principales puertos de España desde donde
zarpaban los barcos hacia América.

3.- El origen social: la sociedad española del siglo XVI estaba marcada por una fuerte
jerarquización social, a tal punto que casi se puede hablar de castas sociales. Los dos grupos
sociales principales eran la nobleza y el grupo social bajo al que llamaremos los no nobles.

Dentro de la nobleza había varios grupos, quedando al final de la escala los llamados hidalgos
segundones; aquellos que por no ser primogénitos eran afectados por la costumbre del
mayorazgo, que entregaba toda la fortuna familiar al hijo mayor. El hidalgo segundos se
encontraba así en una incómoda situación, pues era dueño del orgullo de ser nobles, pero no
tenía ninguna fortuna. Las posibilidades que le quedaban para sobrevivir con dignidad,
como se decía en la época, eran tres: la espada, la cruz o las letras; que significaba que
podían ingresar al ejército, optar por la carrera eclesiástica o estudiar y transformarse en
letrado.

Por eso dentro del grupo noble éste era el que se encontraba en mejores condiciones de
participar en la conquista de América.

El grupo no noble, llamado genéricamente villanos (pues habitaban en villas), estaba también
subdividido en grupos internos, aunque esta división no era tan marcada como dentro de la
nobleza ya que se refería más bien a diferencias de funciones en el proceso productivo.
Estaban los artesanos y pequeños comerciantes, el campesinado –que era la mayoría-, y un
conjunto de otros oficios y actividades dispersas. Pero todos, sin excepción, componían la
fuerza de trabajo de la sociedad española y eran quienes, con el pago de impuestos o mano de
obra barata, ayudaban a sostener todo el sistema social y político de España.

En general, eran un grupo despreciado y vilipendiado por los nobles.

Aquí con un poco de suerte y de carácter, no sólo podían salir de la pobreza, sino incluso
cambiar su status social, pues todos querían olvidar su origen innoble y ponerse en la cúspide

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social simplemente por su valor como conquistadores y haciendo, por supuesto, fortuna.
Además, pensaban que los indígenas se les podía someter y transformarlos en la mano de obra
barata que ellos eran en España.

Esta es la razón por la cual la mayoría de los conquistadores va a originarse en este grupo de
los llamados villanos.

4.- Las motivaciones del conquistador: las motivaciones que los conquistadores tuvieron
para pasar a América están indisolublemente ligadas a la sed de fortuna y de ascenso social.
Ellas se resumen, entonces, en:

La búsqueda de riqueza fácil: el conquistador no venía aquí pensando en trabajar sino en


encontrar como Cortez en México o Pizarro en Perú, una rica ciudad cubierta de oro. El oro era
el sueño obsesivo de todo conquistador. De allí el surgimiento de la leyenda de El Dorado, una
ciudad fantasma toda de oro, que algunos españoles buscaron hasta morir.

Es bastante significativo que la conquista fuese muy rápida en las regiones ricas y muy lenta en
zonas pobre como Chile.

Diego de Almagro llegó a Chile engañado por los incas que le hablaron de un país abundante
en oro; al no encontrarlo dio la vuelta al Perú que seguía brindado posibilidades de riqueza fácil.
A su vez, Valdivia tuvo dificultades en la conquista y sólo hubo interés en participar al
descubrirse los lavaderos de Marga Marga y Quilacoya. La mantención de la conquista al sur
del Biobío fue posible sólo por la abundante mano de obra y las faenas auríferas en los
lavaderos de oro (oro extraído de la arena de los lechos de ríos).

La búsqueda fácil en algunos lugares no fue en torno al metal amarillo sino que cualquier tipo
de bienes de gran valor como perlas, esmeraldas y piedras preciosas en general.

Aspiraciones señoriales: fuesen hidalgos o villanos todos los conquistadores soñaban con
llevar una vida señorial de acuerdo al modelo impuesto por la nobleza en España.

Todos querían olvidar su pasado u origen social, especialmente los villanos. Aquí en América
cada uno trató de ascender socialmente, incluso levantándose una ascendencia noble con
documentos falsos.

Para ascender socialmente los mecanismo principales fueron la riqueza fácil, en primer lugar, y
la fama y el prestigio, en segundo lugar.

La riqueza era considerada por los conquistadores como un requisito indisoluble ligado a la
honra y la nobleza. En este sentido aparece también la tierra como fuente de fortuna, sobre
todo porque la nobleza española era eminentemente terrateniente. Muchos conquistadores
ambicionaban una buena merced de tierra y encomienda para asimilarse al modelo noble.

Fama y prestigio: los grandes conquistadores de América se destacaron por sobre el resto por
mérito propio. Valdivia dio clara demostración de esto al venir a Chile, dejando las riquezas que
había obtenido por servicios prestados a Pizarro. El lo expresó muy bien cuando al escribir al
rey Carlos V aseguró que su deseo era "dejar fama de mí". El ideal en esta lucha por el ascenso
social era obtener un título de nobleza o un título como el de adelantado, otorgado por el rey. El
simple derecho de usar el título de don antes del nombre elevaba al individuo a una condición
social de nobleza. el español de origen villano aspiraba a que se le reconociese por lo menos
su condición de hidalguía, esto es de origen noble.

Afán de aventura: el espíritu renacentista que llamaba al hombre a confiar en sus capacidades
y además a conocer el mundo temporal, estuvo muy presente en la empresa conquistadora. El
hombre español estuvo dispuesto a arriesgar su vida y a veces sus posesiones personales para

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venir a intentar un negocio incierto pero que tenía el atractivo de lo aventurero y donde él
pondría a prueba sus capacidades como hombre.

El servicio del rey y la evangelización: el conquistador revistió su empresa de conquista cuyo


objetivo fundamental era hacer fortuna personal, con algunos elementos que la hacían aparecer
como una actividad más noble. Estos elementos fueron el servicio del rey y la evangelización.

El servicio al rey se explica por la devoción que existía hacia la persona del monarca, símbolo
de la España unificada y posteriormente de la España dueña del mayor imperio del mundo en
su época, el siglo XVI. La España poderosa se expandía en Europa y entonces América era una
etapa más del desarrollo de la metrópoli en su dominio del mundo.

El conquistador jamás olvidó esto, porque además servir bien al rey significaba la posibilidad de
recompensa por parte de éste. De ahí el empeño de Pedro de Valdivia por comunicar al rey
todo lo que estaba haciendo en Chile, que no eran otra cosa según Valdivia que para "el
acrecentamiento del patrimonio y rentas reales de Vuestra Majestad".

Así también se explica su afán por aumentar la belleza y el valor de las tierras que estaba
conquistando, como también los peligros y penurias sufridas en la empresa, como una forma de
elevar sus hazañas a los ojos del rey.

La relación al espíritu religioso y la evangelización arranca desde la época de la reconquista


española a lo largo del siglo XVI cuando los reyes católicos terminaron por expulsar a los moros
del sur del España. Según esta imagen de triunfo, los conquistadores españoles continuarían
ahora en América esta cruzada contra los paganos indígenas americanos. Por eso los
españoles resultaron implacables y violentos en la destrucción de las creencias religiosas de los
pueblos prehispánicos.

Sin embargo, la imposición del cristianismo fue una tarea que preocupó fundamentalmente a la
Corona y a la Iglesia Católica, que envió gran cantidad de misioneros a América. Al recibir los
reyes de España las concesiones territoriales de América por parte del papado, recibió también
el encargo de convertir al cristianismo a los habitantes de las tierras que se iban a conquistar.
Por ello el rey exigió la inclusión de un sacerdote en cada expedición de conquista.

Los conquistadores por su parte, tenían permanentemente a Dios y los Evangelios a flor de
boca, pero sus actos distaron mucho de ser ajustados a los preceptos religiosos que decían
promover. La gran mayoría dio un trato cruel a los indios que debían evangelizar, de ahí
también que la iglesia ante los abusos y maltratos se transformó en la gran defensora de los
indios en América.

5.- El rol del Estado español: si la conquista fue hecha por los conquistadores ¿qué rol
correspondió al Estado español?

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, el rey nunca perdió el dominio del proceso.

En primer lugar, sólo él podía autorizar la conquista de un territorio. Esto generalmente se


hacía a través de un contrato entre el rey un particular (el conquistador) llamado capitulación,
por estar dividido en capítulos. En este documento a parte de ser autorizada la conquista, el rey
otorgaba títulos y cargos a los capitanes de conquista, nombre que recibía el particular que
firmaba la capitulación, y además les otorgaba el derecho de repartir premios entre sus
principales colaboradores. El rey traspasaba al capitán de conquista sus derechos sobre el
territorio y las personas que originalmente lo habitaban (léase los indios). Por eso el capitán
de conquista podía repartir tierra (mercedes de tierras) e indígenas (encomiendas).
Además, se concedían solares y chacras.

Por otra parte, la corona se reservó el derecho de reglamentar el proceso a través de una
profusa legislación. Todos los aspectos del proceso de conquista fueron debidamente
expresados conforme a las leyes. Desde los requisitos de organizar una empresa de conquista

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hasta cómo tomar posesión del territorio, cómo fundar una ciudad, el trato que se debía dar a
los indígenas, etc.

El tercer papel que cumplió la corona sólo apareció una vez que los conquistadores cumplieron
su función de someter un determinado territorio. Entonces, el Estado español comenzó a tomar
las riendas del proceso asumiendo el gobierno y la administración de las colonias. Esto se
hizo a través de una serie de organismos y funcionarios a la cabeza de los cuales estuvo el
llamado Real y Supremo Consejo de Indias.

6.- Tipos de empresa y los centros de dispersión de la conquistas: ¿cómo se organizaba


una empresa de conquista? Los españoles recién llegados a América se reunían en algunas de
las ciudades donde se organizaban y desde donde partían las expediciones.

Aunque en la práctica todas las primeras ciudades fundadas por los españoles cumplieron esa
función, los principales centros de dispersión de conquista fueron Santo Domingo, Cuba,
Panamá, México y Perú.

Los tipos de empresa de conquista pueden ser divididos en grandes y pequeños. Los segundos
estaban compuestos por un capitán de conquista y su hueste (el grupo de españoles e indios
que formaban el grupo de conquista). Cada uno de los participantes se asociaba con los otros y
debía hacer un aporte ya fuera en dinero o especies (armas, caballos, alimentos o indios). De
acuerdo a ese aporte serían las ganancias que se obtendrían al momento de la repartición.

Generalmente quien hacía el mayor aporte sería el jefe o capitán de conquista de la empresa.
Otras veces ese cargo lo ejercía quien sabía hacia dónde ir o dónde se podía encontrar riqueza
fácil.

Las pequeñas empresas más comunes fueron la de rescate, que consistía simplemente en
intercambiar con los indígenas baratijas por oro (rescatar significaba intercambiar), y la de
cabalgada, en cambio consistía en penetrar en el territorio de los indígenas bajo la excusa que
éstos no habían querido someterse pacíficamente al dominio español y capturarlos para
venderlos como esclavos.

Estos dos tipos de empresa se hicieron en los inicios de la conquista de América en las
regiones del Caribe y Centroamérica.

Pero la empresa más importante fue la de conquista. Este tipo de agrupación sólo se dio
ocasionalmente. En ella se reunía dos o más capitanes de conquista sumando así sus
respectivas huestes y fortunas. Esto se hacía cuando el objetivo a lograr era de grandes
proporciones, de tal manera que un solo líder no sería capaz de alcanzarlo.

Un ejemplo típico de gran empresa de conquista fue la del Perú, donde confluyeron los grandes
capitanes Pizarro y Almagro, más el aporte de De Luque, para reunir una gran hueste e incluso
comprar barcos para la expedición.

La organización de una empresa de conquista seguía todo un trámite ante el rey que se puede
apreciar en los esquemas adjuntos a este apunte.

Para ascender socialmente los mecanismos principales fueron en primer lugar la Riqueza y
luego la Fama y el Prestigio Personal.

La riqueza era considerada por los conquistadores como un requisito indisolublemente ligado a
la honra y a la nobleza. En este sentido aparece también la Tierra como una fuente de fortuna,
sobre todo porque la nobleza española era eminentemente terrateniente. Muchos
conquistadores ambicionaban una merced de tierra y encomienda para imitar el modelo
aristocrático español.

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