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L i te r a
m bi n
e c o l o
Pr
Literatura Azteca
Los aztecas tuvieron una
escritura ideográfica o
jeroglífica. Con la llegada de los
españoles, estaban en la etapa
fonética y no se ha podido
comprobar si podían
representar los sonidos con
letras.

Aunque muchos códices fueron


destruidos por los
conquistadores, de todas
maneras, han llegado a la
actualidad por medio de
misioneros o de la tradición oral
algunas obras indígenas.
Los tres lugares más importantes para el desarrollo cultural y
literario lo constituyeron Tenochtitlán, Texcoco y Cualhtitlán.

Tenochtitlán era la capital del imperio azteca (México) y poseía


museos que han desaparecido.

La poesía azteca era cantada y bailada, los temas eran los


héroes, la historia, la vida y la muerte, cargados de
significación religiosa. Componían también himnos a los
dioses: los cantos divinos (teocuícatl) y los cantos guerreros
(yaocuícatl).
Literatura Maya
Los libros de la literatura maya que
se conocen, son de temas
religiosos y mitológicos y no son de
fácil interpretación. Hacen continua
alusión a su historia, su religión y la
ciencia de su época, con un
profundo sentido patriótico y
poético.
Entre las principales obras se
pueden citar

"El Libro de Chilam Balam“

El "Popol Vuh“

"Las antiguas Historias del Quiché"


Literatura Inca
Antes de la conquista española existía una rica y variada
literatura oral en el área del Imperio inca. Algunas
muestras de poesía religiosa, narraciones y leyendas
quechuas han llegado a nosotros gracias a que fueron
transcritas por cronistas como Cristóbal de Molina, el
Cuzqueño, autor de Fábulas y ritos de los incas (1573);
Santa Cruz Pachacuti, indio evangelizado defensor de la
Corona española, que escribió la Relación de
antigüedades de este reyno del Pirú (1613), donde
describe la religión y filosofía quechuas y recoge en
lengua quechua algunos poemas de la tradición oral; el
Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616); y Felipe Guamán
Poma de Ayala cuya obra Nueva crónica y buen gobierno
permite reconstruir buena parte de la historia y genealogía
de los incas, así como numerosos aspectos de la
sociedad peruana posterior a la conquista.
Gracias a ellos y a otros cronistas del siglo XVII, una parte de
este legado pervivió y es una fuente viva para la literatura
posterior. Esa labor fue continuada mucho después por
antropólogos, historiadores e investigadores modernos y
contemporáneos; en este siglo, uno de los más influyentes es
José María Arguedas, importante también por su obra
novelística, que subraya la importancia del carácter bilingüe y
multicultural del Perú.

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