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1
Claveles
J u a n E d u a r d o D í a z
V I I I 1 9 7 6 / V I I I 2 0 0 9
2
© Claveles
Juan Eduardo Díaz
Derechos Reservados
juaneduardodiazc@gmail.com
www.juaneduardodiaz.blogspot.com
Inscripción Nº 183661
I.S.B.N. 978-956-8688-11-0
Diseñado y Editado por Cantriac
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Exordio
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Acercamiento a Claveles:
La flor, una excusa poética
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La poética que aborda el mencionado tópico, muy
conocida en la literatura universal, es la principal referencia
que sostiene el presente trabajo. Ese acontecer que oculta el
enigma de la vida. Las relaciones perturbadoras entre la
poesía y la muerte propiciadas por la escritura límite. Como
explica Cristhian Espinosa Navarrete en su estudio Diario de
muerte de Enrique Lihn: la escritura sobre la línea de la
muerte: ―El poetizar sobre la línea de la muerte en un libro
produce, por una parte, un proceso de desconstrucción de las
imágenes de la muerte fijadas en la cultura: la muerte se
descubre como pura oquedad. Por otra parte, dicha escritura
propicia el desenmascaramiento del vacío que subyace en
todo lenguaje poético y el devenir de la poesía en muerte.‖
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Coincidencias de un curioso fenómeno
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Temuco, pero de origen Valdiviano. Claudio Gaete Briones,
poeta del merodeo, del caminar despacio, de la nostalgia, del
hogar; gozaba ya de algunos capítulos finalizados de su
primero y gran libro ―El Cementerio de los Disidentes‖, trabajo
por lo demás, merecedor de diversos galardones de nivel
nacional e iberoamericano, y que luego publicara con los
amigos de Ediciones del Temple. Este cementerio de Claudio
conservaba ese fantasmagórico olor a flores y olvido que, de
alguna forma, dialoga con mis noctámbulos poemas de
entonces y de ningún lugar; lo mismo que nuestras charlas
envinadas y alegres. En una de esas lecturas de los preferidos
autores de siempre. Gaete tiene el noble gesto de
presentarme, entre tantos otros poetas, a un fascinante y
extraordinario John Ashbery, total y absolutamente
desconocido, hasta ese momento, para mí…
la historia
..........y perder el tiempo descifrando los sueños de otro.
..........Si tuviese razón en lo que digo, estaría equivocado.
..........Para describir este libro se ha usado la imagen de
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la poesía chilena.
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esos rituales caprichosos que tenemos algunos poetas para
ejecutar el trabajo prístino de la creación pues, ya entraba en
mí una curiosa sensación de que algo ocurría y ocurre con los
poetas de mi generación… Preguntas como: ¿Por qué el tema?
¿Por qué el cementerio? ¿Por qué este tópico?
METRO CUADRADO
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Humberto Díaz Casanueva, entre otros. Porque en ―Campo
Santo‖ ocurría algo parecido a ―Reducciones‖ de Cristian
Cruz, el libro de Bristilo lograba situarme en el centro mismo
del cementerio de mi lugar de origen, con esa rara sensación
de búsqueda, como la que a veces suele ofrecer el sueño, esa
impresión parecida a la de hurgar entre las lápidas y las
cruces, ansias de volver al hogar, a la infancia, donde están
todos, como una fotografía antigua, donde aún están todos…
CAMPO SANTO
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―Puerto de Hambre‖, me refiero a Christian Formoso con su
obra ―El Cementerio Más Hermoso de Chile‖ (2008) del cual,
por ahí me topé con un capítulo que me recuerda
inevitablemente, en su dialogo lejano en distancia de
kilómetros y años, por lo demás, pero cercano en calidad
poética e identidad propia con aquel ―Spoon River Anthology‖
de Edgar Lee Masters, ahora decorado hermoso y tristemente
con el frío y la nieve de aquel hermoso cementerio de Punta
Arenas…
No voy a prestar
le voy a decir que no voy a prestar
mi soga chica esa mi puñado
chica mi muñeca mi piel
que mi ella me dijo que
no la otra vez y ahora dice y
llora y le digo no porque
no porque quiero
llevarla al patio
cuando salga mañana
hermana que no
te presto mi no
importa que llores, no
importa que acuses
total
qué van a hacer
ella, él
cuando quieran
gritar.
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LUNES 31 JULIO
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Existen varios poetas chilenos y extranjeros de mi
generación que han dedicado algún material a este mencionado
tópico, pero en el caso de los que he citado, se presenta
acompañado de los correspondientes ―rituales‖ en que nos
hemos criado, como si nuestra infancia hubiera transcurrido en
la misma aldea. La imagen del velorio es, para nosotros, un
capitulo insondable, necesario; lo mismo el funeral, la perdida
en definitiva que requiere inevitablemente del luto, último paso
en este transito largo, que posee además ese forzoso paseo
nostálgico hacia el ayer, ese ayer del que alguna vez estuvimos
todos.
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las hilanderas
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20
la devanadora
21
II
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III
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IIII
24
la tejedora
25
II
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III
No es de preocuparse
cuando la vestimenta se rasga
es como encontrarse en una película antigua.
Contar los peldaños al subir, sólo al subir.
Disfrutar de la suerte anotada al pie del acta
de nacimiento, ese contrato que cargamos
por el resto del oficio.
Es fácil hacerse el sordo al remendar
los calcetines rotos
27
IIII
28
la de las tijeras
29
II
30
III
31
IIII
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las flores
De mi cuerpo, sus partes marinas irritan horizontes,
negros huesos me sostienen y lo cautivo devorador,
en mi llanto buscan cuajarse mármoles y palomas.
Humberto Díaz Casanueva
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los claveles no huelen a cementerio
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cuando los niños se marchen
a Danilo Díaz C.
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verso cortés
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el limpiador
38
el hombre que no habla
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la curiosidad nos matará a todos
a Cristian Carrera
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con treintaisiete edades
a Vladimir Maiakovski
41
el imberbe
a Marcelo Sepúlveda
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nicho
43
bastedad de amigos
44
la sombra
45
última visita
46
la vigilia
47
honra fúnebre
48
el agonizar del silbido luminoso que me ampara.
49
el luto
50
las flores
51
La cortesía ordinaria de pasear mirándolo todo
hasta la mala costumbre del manoseo casi malhechor.
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porqué no el rezo
Esta es la recompensa de la f e
En el descanso eterno. Incluso la muerte
Miente. El vacío engaña.
No caemos como hojas de otoño
Para dormir en paz.
Seamus Heaney
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54
rito
En medio de todo
es la sensación que provoca huir de la misa los domingos
con la solemnidad de la infancia cargada sobre los hombros
hacia el transito soliviantado de visitar a los parientes y
amigos.
55
II
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donde el hablante utiliza perspectivas de ciego
como dentro o fuera de la urna, como difunto o como
deudo.
57
parricidio
58
repaso de la memoria
59
Entonces la promesa de jamás poseer un cachorro
porque la defunción es terrible sobre ellos
porque ellos se entregan durmiendo a los gusanos
y durmiendo también se hacen huesos y miseria
ante el pasar curioso de mis chiquillos.
60
espejo
61
lugar
62
Reclamo el lugar de los que se quedaron
la romántica colonia, Augusto DHalmar
Fernando Santiban,
Manuel Magallanes Moure.
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epígrafes
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la saeta
65
II
66
III
67
mi Dios
68
II
69
III
De luto.
La canción es melancolía de claustros, la ofrenda
que depositas.
La piedad de tus camisas a pureza de cátedra-les
es el plagio del génesis —Mi sed descansa en la oración
y sollozamos de contento—.
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IIII
71
V
72
VI
73
un canto de mone piaf
74
II
75
III
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IIII
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viejos roneos
a Juan Díaz O.
78
II
79
III
80
IIII
81
por la tarde saldré a buscarles
a Mónica Cáceres C.
82
II
83
III
84
IIII
85
ellos
a Italo Olguín
86
II
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III
88
IIII
89
V
90
nosotros
91
Los huesos aguardan tallados a mordiscos, el polvo
se une al rocío y ambos son una escultura ciega de azul
justo en el momento en que la anciana de las golosinas
enloquece por el desorden de esos matizados colibríes
que resultaron no ser más que sencillos gorriones.
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mi memoria no tiene ca balleros
93
II
94
III
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IIII
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de éste lado
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y me enfrento a la calle.
La perfecta combinación…
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II
Tratado de amor...
y el odio a causa del mutismo de mancebas miradas
las traslúcidas con rostros de princesas niponas.
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Fuerza de voluntad que se vuelve preciosista
incapaz de pisotear las flores monocromáticas.
Simpática combinación que inflama a algunos
de mis consortes paisajistas.
Sus raíces reventándose en la sien, como los nervios
y hasta el brazo, la sangre brotando por entre las uñas.
100
III
101
de los antiguos románticos
tópico en tono de recurso poético, como siempre.
102
descifrador
103
Te queda descifrador, recordar a fuerza
los fines de año, con zapatillas y tenida nueva
como ahora, pero sin este cortejo de fantasmas.
104
mono-ambiente
Hablar en una pieza oscura.
Los pájaros emprenden vuelo hacia la neblina del espejo
Y no volverán.
El espejo va menguando.
Kenneth Rexroth
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so pena de un recuerdo ti bio
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pero el crujir de tu cama te avisa que de nuevo han de
comenzar los amantes.
Con ese ritmo la nostalgia se enardece, deja tus recuerdos de
lado y se suma a ellos sin siquiera probar su café.
El tuyo mientras empaña el vidrio donde te reflejas, tomas un
sorbo largo de tu anochecido elixir.
Descubres por la enmudecida cama que el silencio ahora se
fuma tus cigarrillos,
y es cuando te quitas tus ropajes como de concreto y te
acuestas sin pensar en nada.
Puede que el café no te permita dormir.
La soledad, la nostalgia y el silencio se abrazan a ti como
niños entumidos,
ellos aún se acarician en evidencia,
pero las sábanas están tan frías que descubres no poder más
con esta inquietante desolación.
108
ocaso
a René Díaz
109
¿dispara usted o disparo yo?
110
El clic metálico relaja mi mandíbula entre vitoreos y aplausos.
El celebre animador aborda a Vladimir mirándolo a los ojos,
como confabulados lo abofetea una y otra vez con la infernal
pregunta… —¡¿Quién dispara, usted o yo?!
El hombre de la blusa amarilla con sus venas vaciadas de
duda pone el arma en su pecho, pero el hombre del micrófono
lo interrumpe mirando al respetable en sus casas… —Un
momento amigo, ¿Está seguro?
Y la respuesta es un solo ¡pafff! El robusto conductor cual
infante salta de alegría mientras tararea a toda voz la cortina
musical… —Que venga la modelo, que traiga el billetito. La
mujer pálida se me acerca con una bandeja plateada a la
altura de sus pechos de higos, en ella trae mil dólares en
billetes falsos que parecen ser un millón.
Guardo el arma en mi abrigo, tomo el dinero y miro sin
sonreír al respetable a través de las cámaras.
Don francisco celebra aún besuqueando al resto de las
modelos.
La pálida mujer arrebata mi reloj tornasol y se lleva el
bermellón revolver de Vladimir que aún yace frente al
televisor y en el suelo de su frío departamento moscovita.
111
reniego
112
Son treinta veces cada una mis edades,
reafirmadas de ladrillos y el tañido ronco de mi reniego.
A mis pies el rebuzne quejumbroso de gusanos vivos de
muerte.
113
la ánima
114
II
115
III
116
tristeza
a Darío Prieto
117
el hilo
a Arturo Rojas
118
tan románticos, que ni siquiera reconocieron sus propias
exequias.
Ese olor tosco a gladiolo que dejaron al pasar.
El mito urbanista recita que el subliminal ser perdió sus
fuerzas y pasó de largo al Hades,
de vuelta, cogió sus papeles y sus dibujos con la intención de
salir de nuevo a la calle.
El mundo tomó todos los desperdicios y supersticiones,
aquellos entrerrenglonados objetos que a nadie sirven y el
sabor traposo de la perdida en la boca,
todo para ser amontonado en la puerta.
Entonces, no pudiendo salir se tendió en su cama a esperar el
calor de la primavera.
Dormido, las raíces de hielo escarcharon su cuerpo,
la fiebre quemó la osadía de los ojos y el hambre se ocultó
bajo la lengua.
En un escritorio, envuelto en papel kraft, esperó un cerebro
en forma de corazón y atado a un par de alas.
Un corazón y unas alas pintados a ingeniería de niños en
colores pasteles y lápices de cera.
Desde el techo pende el trozo de hilo que la inexorable
Átropos cortó.
119
duelo
a Mateo Saavedra
120
las flores, la celebración del luto.
121
122
índice
123
exordio ........................................................... ……….. 3
las hilanderas
la devanadora....................................................... 21
la tejedora.............................................................. 25
la de las tijeras....................................................... 29
las flores
los claveles no huelen a cementerio…………… 35
cuando los niños se marchen............................... 36
verso cortés............................................................. 37
el limpiador............................................................ 38
el hombre que no habla........................................ 39
la curiosidad nos matará a todos........................ 40
con treintaisiete edades........................................ 41
el imberbe............................................................... 42
nicho....................................................................... 43
bastedad de amigos.............................................. 44
la sombra................................................................ 45
última visita........................................................... 46
la vigilia.................................................................. 47
honra fúnebre........................................................ 48
el luto...................................................................... 50
las flores.................................................................. 51
124
porqué no el rezo
el rito................................................................ 55
parricidio......................................................... 58
repaso de la memoria.................................... 59
espejo............................................................... 61
lugar................................................................. 62
epígrafes.......................................................... 64
la saeta............................................................. 65
mi Dios............................................................. 68
un canto de mone piaf................................... 74
viejos roneos................................................... 78
por la tarde saldré a buscarles..................... 82
ellos.................................................................. 86
nosotros........................................................... 91
mi memoria no tiene caballeros.................. 93
de éste lado..................................................... 97
descifrador...................................................... 103
mono-ambiente
so pena de un recuerdo tibio........................ 107
ocaso................................................................. 109
¿dispara usted o disparo yo?........................ 110
reniego............................................................. 112
la ánima........................................................... 114
tristeza............................................................. 117
el hilo............................................................... 118
duelo................................................................ 120
125
Notas del exordio
*
Bartra, Agustí. Antología de la Poesía Norteamericana, segunda edición 1972,
Universidad Nacional Autónoma de México.
*
Cervantes, Miguel. Prólogo, de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha,
(1605).
*
del Valle, Rosamel. De Pequeño concierto para una extranjera.
*
Triviños, Gilberto. El poeta y la muerte en la poesía de Armando Uribe Arce. Hacia
una física-poética de la muerte. Y Pedro Aldunate, Atenea No.493 Concepción 2006.
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este manojo de claveles
a René Díaz
Jorge Díaz O.
Elizabet Soto
José Fernández
Laura Cuello
Guillermo Catalán
Fernando González
Juan González C.
Arturo Rojas
Julio Pozo
Eric Flores
Vladimir Maiakovski
Boris Pasternac
Sergei Esenin
Humberto Díaz Casanueva
Juvencio Valle
Rosamel del Valle
Enrique Lihn
Jorge Teillier
Pedro Antonio González
Cesar Vallejo
Roberto Bolaño
Gonzalo Millán
Oliverio Girondo
Alejandra Pizarnik
Anais Nin
Herman Melville
Fiodor Dostoievski
León Tolstoi
Jorge Luís Borges
Jorge Guillén
Federico García Lorca
Fernando Pessoa
Konstantinos Kavafis
Teresa Wilms Montt
Mario Benedetti
y Laura Avellaneda
mis muertos.
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