Saluda
Queridos amigos:
Tras XXI afios de celebracién del
Festival de Musica Tradicional de la Alpu-
jarra, tenemos el pueblo de Turédn, el or-
gullo y la satisfacciOn de ser la sede para
la celebracién de la XXII edicién de este
importante evento.
El proximo dia 10 de Agosto este
pueblo y sus gentes, estardn dispuestos
para acogeros con los brazos abiertos y
ayudaros a que disfrutéis de este dia.
Turén, es un pueblo pequefo, pero
grande en amabilidad y hospitalidad, to-
das las personas que aqui vivimos, que-
remos que os llevéis un grato recuerdo en
este dia, y asi poddis seguir recordando y
visitando este bonito pueblo con la certe-
za de que llegais a vuestro pueblo, a vues-
tra casa
Decimos que el Festival es un importante evento, y no nos equivocamos, es
una forma de unir nuestra comarca (la Alpujarra), es un homengje a nuestra cultura,
a nuestra musica y tradiciones, y a todos los alpujarrefios.
Sabemos que hay muchas personas que aqui vivieron, y que por distintas
razones ajenas a su voluntad, tuvieron que marchar a otros lugares y que ano tras
afio, esperan este dia, para volver para recordar sus afios vividos en esta importan-
te tierra.
También quiero recordar y agradecer en estas humildes lineas a tantas perso-
nas que por desgracia ya no estén entre nosotros y que tanto contribuyeron a la
unidad de la comarca y al rescate de sus raices.
No quiero despedirme sin mencionar a la Asociacién Cultural Abuxarra, para
agradecerle en nombre de la Alpujarrra, el trabajo y la gran labor que
desinteresadamente, vienen desarrollando para que este Festival, como tantas otras
cosas se lleven a cabo en nuestra tierra.
Espero y deseo que paséis un estupendo dia y que disfrutéis de esta fiesta
Juan Vargas Lopez
Alcalde de Turon
=12-TURON Y SU HISTORIA
Turén, con Ayuntamiento, provincia de
Granada, partido Judicial de Orgiva, a la fal-
da de diferentes montafias, que llevan el nom-
bre del pueblo, a la distancia de tres leguas
proximamente del Mediterraneo, y en confin
al Sureste, Con la provincia de Almeria, con-
fina el término al norte con los de Darrical,
provincia de Almeria y Ugijar, al Este con
Beninar, al sur con Adra ambos de la provin-
cia de Almeria y Oeste con término de Mur-
tas y Albufiol, se encuentra la localidad de
Turén, casi todo el terreno es montuoso pues
escasamente hay algunos llanos muy fera-
ces, su vega, y le cruzan asi a la poblacién
dos ramblas lievando bastante agua en las
grandes lluvias.
Turén ya estuvo habitado desde tiem-
pos del hombre primitivo pues se han encon-
trado algunos hallazgos que asi lo demues-
tran: (tumbas neoliticas, hachas de piedra,
monedas romanas, puntas de flecha y otros
‘objetos), poco sabemos del paso de los Fe-
nicios y Griegos aunque se cree que empe-
Zaron a explotar las minas de plomo.
El paso de los Romanos fue mucho mas
positivo, trajeron el arado con lo que labra-
ron bien las tierras y explotaron mejor las
minas ya existentes en el pueblo, dandole el
nombre de Turobriga.
Ala llegada de los Arabes se plantaron
muchas moredas para la cria de gusanos de
seda, puesto que ya se cultivaba la tierra casi
como hoy en dia.
Con la rendicién de Granada y la ex-
pulsién de los Moriscos la zona quedé casi
despoblada, mas tarde vinieron familias de
Castilla y Extremadura a repoblar de nuevo
todas las tierras abandonadas. E| municipio
de Turén fue vendido por la Reina Juana (hija
de los Reyes Catdlicos) a D. Luis Zapata de
Puerto Carrero en el afio 1.505, por lo que el
municipio pasé a su propiedad hasta 1.752
que fue vendido a otros sefiores mas pobres.
£1 término municipal de Turén tenia un
trozo de playa en la barriada de Guarea en-
tre el Pozuelo y el término de Adra, al estar
lejano de Turén y no haber carretera pasé al
municipio de Albufiol.
El término de Turén es grande con un
gran numero de cortijos y algunas barriadas,
comprende su término 5.576 Ha. la carrete-
ra llegé a Turén en el afio 1.914, asi como la
luz eléctrica
En la rebelién de los Moriscos de 1.568,
Turén fue uno de los lugares saqueados,
Hurtado de Mendoza y Marmol y las Actas
Juridicas cuentan lo sucedido al Capitan
Diego de La Gasca en Turdn, cuando se re-
velaron los Moriscos de este lugar, enviando
asus convecinos viejos a la localidad de Adra
y ellos se adentraron en la Sierra, después
se redujeron y volvieron a su lugar, en los
primeros dias de Abril unos soldados de Adra
subieron a robar, los moriscos que tenian la
salvaguardia de Mondéjar, se defendieron y
mataron once el dia cinco, La Gasca subié a
castigar la muerte de estos soldados, matan-
dolo un morisco a traicién y sus soldados
enfurecidos mataron ciento veinte moriscos,
saquearon y prendieron fuego al lugar y se
llevaron a las mujeres y nifios a Adra.
Se dice que en el afio 1.571, el pueblo
de Turén contaba con treinta casas, todas
muy maltratadas, encontrandose a tres le-
guas aproximadamente de la mar, tiene una
Iglesia también muy maltratada y la mayor
parte quemada, tiene un molino de aceite,
homo, no tiene aljibe, no tiene tierra de rie~
go, es tierra de muchas vifias e higueras,
pagando de Farda, 7.850 Maravedis, de al-
cabala 26.011 y de Diezmo, 81.000.
Se recoge que en fecha 30 de Mayo de
1.574, cuando el concejo de poblacién, dis-
pone que se poblase sdlamente cinco luga-
res de la taha de Berja, donde la poblacién
de Turén pertenecia, disponiéndose, que esta
localidad, junto con la de Murtas, formasen
una taha propia, y fuesen concejos indepen-
dientes.
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La primera ope-
racién de amojona-
miento del término, se
realizé en el afio
1.574, cuando se per-
sona el dia 15 de Sep-
tiembre el Licenciado
Alonso de Frias Audi-
tory Alcalde Mayor de
la Alpujarra, con el es-
cribano Luis Escrito y
se procede al amojo-
namiento y libro de
apeos, confinando los
términos con los de
Darrical, Beninar, Ugi-
jar y Murtas.
Apartir de 1.575,
los nuevos poblado-
res, trajeron a este
pueblo, el apellido Briones, siendo el mas
usual en aquella época, del cual no se cono-
cen descendientes.
Durante la época de 1.614 a 1.632, se
conoce un pleito de D. Pedro Andrés de
Guzman y Acufia, Marqués de Algaba y
Herdales, conde de Teba, con los acreedo-
res que pretenden el donadio de Turon, tér-
mino de Herdales, sobre el derecho que tie-
ne a él por pertenecer a su mayorazgo.
En el afio 1.685, consta otro pleito, de
D. Cristobal Portocarrero y Guzman Conde de
Montijo Marqués de Algaba y su hijo D. Pedro
de Guzman, Arcediano de Madrid, canénigo
de la Iglesia de Toledo, vecino de Madrid, con
Catalina Portocarrero Guzman, condesa de
Teba mujer de Antonio de Guzman Fernandez
de Cordoba, sobre propiedad.
En el afio 1.752, consta en el catastro del
Marqués de la Ensenada, la existencia el pue-
blo de Turdn y Reino de Granada, de 344 veci-
nos, de los cuales cinco de ellos, vivian en los
cortijos, asimismo, aparece como principal pro-
ducto agricola, la viria con 600 obradas, segui-
da de higueras, almendros, cebada, trigo y al-
guna proporcién de seda, en lo concemiente a
ia ganaderia, se tenia inventariado, 200 cabe-
zas de ganado laner, 200 cabezas de ganado
caprino, 170 colmenas, asi como 6 yuntas de
ganado vacuno, utilizadas por los:agricultores,
para sus labores del campo.
En esta fecha, en la localidad habia 300
casas, una tienda, una carniceria, un estan-
co, una botica, que pertenecia a D. Julian
Guijarro, también habia un médico, un maes-
tro barbero, un albafill, un carpintero, dos
maestros herradores, un sastre y dos maes-
tros alpargateros, habiendo 150 jornaleros,
que durante gran parte del afio, por su escased
de trabajo, marchaban a Malaga para su ocu-
pacidn, la Iglesia de esta localidad contaba
con cuatro eclesidsticos presbiteros, siendo
un padre cura y tres de menores ordenes.
En el afio 1.767, nos encontramos con
el pleito que D. Vicente Antonio de Peralta
vecino de la villa de Ugijar, como poseedor
del vinculo que fundé el Capitan D. Antonio
de Cérdoba con Ana Espejo y consortes, ve-
cinos de la villa de Turén y Murtas, sobre res-
titucion de diferentes vienes a dicho vinculo.
Enel afio 1.804, aparecen los grandes
terremotos, que sacudieron y desbastaron la
zona, por lo que el Gobierno, concedié exen=
cién de contribuciones ala villa de Turén, jun=
to aotras poblaciones que también sufrieron
el desastre
En el afio 1.812, durante la ocupaciény
Francesa, y a la llegada del General Frans
-14-cés, llamado El Sebastiani, a Granada, el
‘Ayuntamiento de Berja, fue el primero del rei-
no de Granada que le cumplimenté, envian-
dole una comisién formada por D. Martin y tres
sujetos de lo principal con un rico regalo de
jamones, manteca, vacas, cameros, azicar
etc., para presentarlo y presentarse al
Sebastiani, todo era obra del afrancesado, a
la razén nacia en Turén una partida al mando
de un loco calavera llamado Vinagre, éste con
sus hombres, salié al encuentro de D. Martin,
le arrebaté el regalo que llevaba a Sebastiani,
el cual repartié entre los de su partida y a los
de la comisién los llevé a Alcolea, poniéndo-
los en libertad cuando sus familiares, paga-
ron un rescate en onzas de oro,
En 1.815, existe un expediente, para
informar sobre la conducta politica de D.
Ram6n Dominguez, el que fué Teniente del
Regimiento de Extremadura, que residia en
la villa de Turén, con el supuesto nombre de
José Romero.
En Abril de 1.845, El Trinidad y El
Comisarillo, bandoleros de aquella época,
roban a un carabinero las armas, la caballe-
rfa y un batil cuando iban de la cala de! Jun-
co al Lance de la Virgen huyendo a esta villa
de Turén, por ser este su lugar de refugio.
Alfinal del siglo XIX, y terminado con la
inseguridad de los bandoleros de aquella
€poca, recibimos la visita del Corresponsal
de Guerra y escritor D. Pedro Antonio de
Alarcén y Ariza, é! plasma y hace mencién,
en su libro viaje a la Alpujarra, como se tras-
ladaba de unas localidades a otras, por los
tormentosos caminos existentes, y cmo des-
pues de visitar Murtas, se dirige a Turon, ex-
plica cémo cruza una rambla, sube por un
camino, y se adentra en el pueblo, por el ca-
mino de los alcnceles, como también hace
mencién, a los incomparables higos de Tu-
rén, que sdlo son semejantes a los de
Cosenza, a los que también hace alusién en
su libro de Madrid a Napoles.
Poco a poco, después su poblacién fue
creciendo y alrededor de 1.880, nos encon-
tramos con que la villa de Turén cuenta con
443 casas, 60 calles, tres plazas, pésito que
sirve al propio tiempo de casa Consistorial y
cércel, tres fuentes, y unas treinta en él ter-
mino, cuenta con una escuela para cada
sexo, y una poblacién de 2.603 almas, con
115 cortijos diseminados en el campo de su
jurisdiccion.
También existian tres fabricas de Aguar-
diente, y el sobrante del vino, se conducia
por la arrieria a los puertos de La Rabita y
Adra, en esta época, la correspondencia se
recibe de Ugjijar por valijero, dos veces ala
semana.
Llegado el siglo XX, esta villa de Turén
sigue su avance el que trunca la inesperada
Guerra Civil, en el afio 1.936, alterandose la
vida cotidiana de sus gentes por los desagra-
vios de una guerra, y a su vez, porla existen-
cia del campo de trabajo que establecié el
Teniente Coronel de Carabineros D. José
Maria Galan Rodriguez, junto con el Gober-
nador Civil de Almeria, al que una vez cons-
tituido, traen presos de Almeria y en el que
asesinan més de cien. Por denuncia se per-
soné una inspeccién de la Cruz Roja y se
cierra el campo, de esas personas que ase-
sinaron, quedan en algunos lugares, tumbas,
y cruces que dan fe de lo sucedido.
Tras la guerra, llegé la Posguerra, y lo
que con ello conlleva, poco a poco, este pue-
blo, se fue recuperando, se empezaron a
explotar las minas de plomo, y volvié a tener
el auge que se merecia, pues durante esa
6poca la poblacién crecié y fue un pueblo
importante.
Después, como todo tiene un fin a pri-
meros de los afios 70, se cerraron las minas,
y las gentes empezaron a emigrar a Barcelo-
na, y afios después, hacia la zona de El Ejido.
Durante el final de los afios 90 vuelve a
empezar el crecimiento, debido al turismo y
a la gran calidad de vida en las zonas rura-
les, por lo que en el momento, esta pobla-
cidn, est creciendo considerablemente.
José Maria Manrique Cortés y
Juan Sanchez Romera
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EL ALGUACIL ANDRES DE TORRES
El alguacilazgo era una institucion de
larga tradicién en la Espafia musulmana don-
de, en las zonas rurales, solia estar ocupado
por las élites locales de forma que el cargo
pasaba de padres a hijos, siendo un oficio
de especial honor como demuestra su pro-
pia etimologia que lo relaciona con el visir (al
wazir, el ministro). Manejando apeos y otros
documentos donde aparecen relaciones de
bienes de la época morisca podemos apre-
ciar que tal honor va siempre acompafiado
de riqueza. En aquellas poblaciones que ca-
pitularon durante la guerra de conquista de
Granada, conservaron los alguaciles su ofi-
cio aunque gradualmente debié ir cambian-
do de contenido.
En las capitulaciones que las distintas
villas van concertando para su rendicién con
los Reyes Catélicos a lo largo de la guerra,
se cita a los alguaciles como elemento muy
importante de las comunidades sometidas
Los Reyes procuraron colmar de regalos z
estos notables, confirmandolos en sus hono
res y propiedades, como medio de mantene
el dominio sobre el comin de la poblacién
Gracias a los trabajos del doctor Malpic:
Cuello conocemos bastante bien cémo fun
cionaba el cabildo de Motril, frontero con é
Cehel, a cuya taha pertenecia Turén, en lo!
Ultimos afios del emirato nazari y primero:
tiempos de dominacién cristiana, mediant
la reunién del alguacil y los “viejos honrados
para decidir sobre los asuntos de interés co
mun. Conocimiento que nos resulta funda
mental, pues tras la dominacién castellan
del territorio las personas serén las misma
en la mayoria de los casos y similar el proce
dimiento para administrar los municipios
manteniéndose usos y costumbres. Est
modelo es transferible a otras villas y lugares del reino de Granada con poblacién don-
de el elemento cristiano viejo es inexistente
o muy minoritario.
Para una zona mas rural que la
motrilefia, como es la Alpujarra, Carmen Tri-
llo San José ha observado cémo el alguacil
“gobernaba la alqueria, al menos tedricamen-
te, junto al consejo de ancianos formado por
los mas viejos y honrados, pero también por
los mas ricos y principales”
El bautismo forzado de los mudéjares y
el avecindamiento de cristianos viejos, aun-
que en escaso numero, en los pueblos de
moriscos, debié influir en el estatus de estos
alguaciles en un grado que, en el estado ac-
tual de nuestros conocimientos, no podemos
precisar.
Hemos estudiado, hasta donde la do-
cumentacién conservada lo permite, la tra-
yectoria de los alguaciles del Cehel, obser-
vando que ellos y sus familias suelen ser los
més ricos de los lugares, pero esa posicién
econémica privilegiada no es obstaculo para
que, ante los excesos de los ocupantes y la
presién a que se ven sometides para que
abandonen sus costumbres, encabecen fu-
gas masivas a la otra orilla del Mediterraneo
~"pasarse allende” o a Berberfa en el lengua-
je de la época- dejando atrés sus tierras, ca-
sas y ganado.
Los alguaciles fugitivos son sustituidos
por otros también moriscos a los que, en oca-
siones, encontramos disfrutando de los bie-
nes raices de sus predecesores. No se trata
de una asignacién gratuita anexa al oficio.
Todas las propiedades de los que se pasa-
ban a Berberia eran confiscadas por la Co-
rona y después subastadas destinandose su
importe, en teoria, a financiar el sistema de
defensa de la costa. En la mayor parte de las.
villas y lugares del Cehel, que pertenecian a
la familia Zapata, los moriscos sélo eran cen-
satarios de las casas y heredades por lo que
Unicamente les podian ser confiscados los
bienes muebles y semovientes. No era éste
el caso de Turén que siempre fue realengo.
‘Al comenzar la segunda mitad del siglo
XVI Turén es un lugar escasamente pobla-
do, tranquilo en comparacién con sus veci-
Nos costeros mas expuestos a las incursio-
nes de piratas turcos y berberiscos, cuyos
habitantes, en su mayoria cristianos nuevos,
se dedican a las labores del campo: trigo,
cebada, higos que se dejan secar, almendras
y pasa son los principales productos. Se cria
ganado y se produce alguna seda y miel. En
sus montes no falta la caza. Hay también
una iglesia y, al frente de ella, el beneficiado
Juan de Briones de! que no sabemos gran
cosa aunque por los indicios parece haber
tenido buena relacién con sus feligreses, al
contrario que lo que ocurria en el vecino lu-
gar de Murtas donde el beneficiado Juan
Ximénez de Perespada aprovechaba su po-
sicién para enriquecerse adquiriendo a bajo
precio los bienes de los que se pasaban a
Berberia, cuyos familiares intentaban ocul-
tarlos para seguir beneficiéndose de ellos.
Lo hasta ahora escrito podria darnos
una falsa visién idilica de lo que era la vida
de los lugarefios en esos afios dificiles. Aun-
que la relacién con los escasos vecinos cris-
tianos nuevos era buena, nunca faltaba una
sombra de desconfianza; la presién fiscal era
dura y, en especial, {a presencia de las com-
paiias de soldados para defensa de la costa
con residencia en Adra, Motil, Almufiécar 0
‘Almeria, pero merodeando frecuentemente
por las cercanias del lugar, constitua una
permanente amenaza por la frecuencia de los
abusos que quedaban impunes en la mayo-
ria de las ocasiones; unas veces por miedo
de los perjudicados a denunciar y otras por
el escaso celo que ponian los capitanes en
corregirlos,
Era alguacil de Turén, en la época a que
nos referimos, Andrés de Torres, cristiano
nuevo acomodado y de enérgico cardcter.
Antes de 1557 ya él y los suyos hab/an teni-
do problemas con la justicia a los que el pro-
pio interesado alude en una peticién dirigida
al capitan general del reino de Granada en la
que expone que “a vuestra sefioria es noto-
rio c6mo por falso testimonio yo y mis hijos
hemos padecido en cérceles y ha sido causa
para destruir toda mi hacienda que ya no ten-
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go qué comer ni de qué alimentar a los hijos
y nietos que me quedan”. Que los problemas
fueran debidos a falso testimonio debe ser
cierto porque ya los hechos habian sido juz-
gados en su dia y no iba a mentir en un do-
‘cumento dirigido a tan alta autoridad; ade-
més, después de que se pronunciara sen-
tencia fue repuesto en el alguacilazgo. No
tenemos tanta seguridad de que su posicién
econémica fuese tan apurada como da a en-
tender, aunque el pleito debié originar a la
familia gastos cuantiosos; lo que si parece
haber ocurrido es que Andrés, que en 1555,
se encontraba apartado de su cargo y pen-
diente de la resolucién del pleito, temeroso
quizé de que algiin dia sus bienes pudieran
ser confiscados, se las arreglé para ponerlos
a nombre de su hijo Cristébal
Conocemos este detalle porque, des-
pués del cambio de titularidad, el nuevo al-
guacil inclufa tanto a Andrés como a su hijo
en los repartimientos que se hacian para con-
tribuir a proporcionar bastimentos y aposen-
to a la gente de guerra y para una cuadrilla
que se ponia en la costa de Berja, lo que
motivé que Cristobal de Torres decidiera que-
jarse al conde de Tendilla en una peticién en
la que exponia que “Andrés de Torres mi pa-
dre, alguacil que fue del dicho lugar, me hizo.
donacién de todos sus bienes y me los en-
tregé y los tengo y poseo sin que el dicho mi
padre posea cosa alguna porque yo le doy
de comer y hasta las ofrendas que ofrece en
la iglesia (...) pues el dicho mi padre no tiene
casa poblada ni hacienda porque yo le tengo
en la mia’.
En el mes de febrero de 1557 la com-
pajiia del conde de Chinchén se encontraba
aposentada en Ugijar y la de don Alonso de
la Cueva en Mecina de Bombarén. Las pa-
gas llegaban por entonces tarde y la inten-
dencia estaba organizada de forma muy ru-
dimentaria, estando a cargo del aposentador
procurar el bastimento para hombres y ca-
ballerias -basicamente trigo y cebada- en las.
villas y lugares cercanos.
Era aposentador de a compafia del
conde de Chinchén el escudero Alonso de
Villarroe!, quien obtuvo un mandamiento de
alcalde mayor de las Alpujarras, licenciad
Escobar, dirigido alos concejos, alguaciles )
regidores de los lugares de la taha del Cehe
y Turén, para que se le permitiese “sacar
ciento ochenta fanegas de trigo y cebada pa
gandolas al precio que lo hacian los escude
ros de Alonso de la Cueva
No deja de llamar la atencién que Tu
rén, perteneciente a la taha del Cehel, sez
citado como lugar ajeno a la misma pero, po
motivos que se nos escapan, lo cierto es que
por estos afios, y a efectos de contribuir a
sostenimiento de la tropa, unas veces se con
sidera incluido en el Cehel y otras en la tahe
de Berja, Puede tener algo que ver la ten-
dencia que se observa a identificar Cehel cor
el territorio perteneciente a los Zapata, de
que Turén estaba excluido.
Un dia, mediado febrero, se presente
en el lugar Ambrosio de Villarroel, con vare
de justicia en la mano, acompajiado de otrc
escudero. Los enviaba Pedro de Samaniego
teniente de su compafiia, para recoger trigc
y cebada amparados por el mandamiento de
alcalde mayor. A los vecinos que encontra-
ron en la calle les exigieron que les entrega-
ran cebada, respondiendo éstos que no te-
nian y que ya habian contribuido al reparti
miento hecho en la taha de Berja. Sin escu-
charles penetraron en el domicilio de Juar
del Rio quedandose con cuatro celemines
pues no encontraron mds. Requirieron al ve-
10 Francisco de Torres para que les acom-
pafiara y entraron en casa de Agustin de To-
tres donde encontraron algo mas de tres fa-
negas de cebada que requisaron a pesar de
los ruegos de Francisco que les pedia se las
dejaran pues Agustin y su familia, en la que
habia tres doncellas, eran pobres y ese gra-
no se lo habfan dado de limosna los vecinos
para que pudiesen comer, a lo que respon-
dieron los escuderos que no pensaban de-
jarle un grano. Depositaron lo incautado er
casa del alguacil Andrés de Torres y pasaror
a registrar la de Francisco-de Torres donde
solamente habia una fanega y un celemin de
cebada que se llevaron igualmente por lz
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.
fuerza,
Volvieron al dia siguiente los escude-
ros y comenzaron buscando en la casa del
alguacil donde no encontraron cantidad al-
guna de cereal, posiblemente porque lo ha-
bia ocultado. Pasaron luego a la de su hijo
Crist6bal y hallaron una sera con cuatro fa-
negas y media de cebada, llevandoselo todo.
A ninguno de los perjudicados pagaron el
género intervenido.
Quince o veinte dias mas tarde regre-
saron Villarroel y Balboa a Turén. Llevaban
un papel en la mano y se encontraron a Juan
del Rio.
- Traemos un mandamiento del alcalde
mayor de las Alpujarras para sacar tri-
go del Cehel
- Nosotros no somos de la taha del Cehel,
sino de la de Berja y ya hemos entrado
antes en el repartimiento que se hizo
enella
- Pues aunque esto sea taha de Berja o
del diablo, nos habéis de dar el trigo que
tengais 0 nosotros lo sacaremos de don-
dequiera que esté.
Algin vecino opté por irse del lugar te-
miendo los excesos que pudieran cometer los
soldados, mientras éstos obligaban a Juan
del Rio a que los acompafiara en su recorri-
do por las casas. Asi entraron por la fuerza
en las de Andrés de Torres, Juan de Medina,
Andrés de Buendia, Lorenzo de Cérdoba y
el propio Juan del Rio, confiscafido en ellas
todo el trigo que encontraron hasta un total
de diez fanegas. Igualmente registraron el
resto de las viviendas y, al no encontrar ras-
tro de cereal en ellas cogieron prendas de
oro, plata, seda, ropa de cama, calderas y
hasta una capa de Juan de Buendia, y con
todo ello se presentaron en casa de Luis de
Guzman donde estaba depositado el trigo de
los votos de Santiago y pese a sus protestas
por el cardcter sagrado de esta contribucién,
midieron seis fanegas las cuales se llevaron
pagandolas a doce reales cada una a pesar
de que su precio en el mercado era doble.
Como compensacién por la diferencia deja-
ron las prendas que habian requisado a los.
vecinos, a fin de que con ellas se pagase lo
que faltaba a costa de los que no habian dado
trigo
No satisfechos con tales abusos toma-
ron de casa de Agustin de Torres una sera
pequefia con higos y almendras entregando
a cambio medio real y en la de Lorenzo de
Cérdoba otra sera grande de higos con peso
de unas tres arrobas y media por la que pa-
garon tres reales.
‘A Juan del Rio y Francisco de Torres
les quitaron dos costales para envasar el
cereal y seguidamente obligaron a Juan de
Buendia a transportarlo hasta la villa de Ugi-
jar, donde se descargé en el aposento de un
escudero, negandose después a devolver los.
envases que fueron recuperados mucho tiem-
po después por mediacién de terceras per-
sonas.
Segin testimonio de Juan Sanchez,
cristiano viejo de Berja, por aquellos dias se
habia acercado, en la villa de su residencia,
a la tienda de Diego de la Blanca con inten-
cién de comprar un poco de alcandia y du-
rante su conversacién le conté el tendero que
un tal Diego de Figueroa, escudero de la com-
pafiia del conde de Chinchén, le habia pro-
puesto venderle cierta cantidad de alcandia
y cuatro fanegas de trigo. Figueroa y Diego
de la Blanca eran cufados.
Por su parte Juan del Rio testifics que
encontrandose en la plaza de Ugijar habia
ido comentar a otro tendero morisco llama-
do Alazfar que un escudero de la capitania
del conde de Chinchén le habia vendido tri-
go por el que habia pagado seis ducados.
A mediado de marzo comparecia el al-
guacil en Granada ante el capitan general
presentando una denuncia escrita contra los
escuderos en la que solicitaba se practicara
la informacién pertinente y se le devolviera
su trigo, El conde de Tendilla firmé un man-
damiento para que el escribano de las Alpu-
jarras al que fuera entregada practicara la
informacién y le fuese remitida, Al mismo
-19-EG
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tiempo Andrés de Torres otorgé poder a sus
convecinos Miguel de Mendoza y Martin
Mexia para que le pudiesen representar en
cualquier diligencia relacionada con el asun-
to.
Fue elegido para practicar la informa-
cién Francisco Lépez, escribano de Berja, a
quien Mendoza y Mexia presentaron diver-
0s testigos cuyas declaraciones coincidian
en general con la denuncia del alguacil.
El 2 de abril tenia el capitén general en
su poderla informacion y dispuso que los dos
denunciados compareciesen ante él en el pla-
zo de cuatro dias a partir de la notificacion y
el 10 ordenaba que Alonso de Balboa per-
maneciera preso, teniendo la Alhambra por
carcel y sin que pudiera salir de ella.
Villarroel presenté un mandamiento ex-
pedido por el alcalde mayor de las Alpujarras
con fecha 15 de enero en el que se autoriza-
ba a “sacar” ciento ochenta fanegas de trigo
de los lugares de la taha del Cehel y Turén
para los escuderos de la compajila aposen-
tada en Ugijar, pagandolo al mismo precio
que lo hacfa la de don Alonso de la Cueva
que estaba en Mecina Bombarén
En cuanto a Balboa presté declaracion
el 17 y admitié haber “sacado” diez fanegas
de trigo del lugar de Turén y que las habian
pagado a doce reales igual que en otras par-
tes del Cehel, por ser lo que habian visto que
se cobraba a los escuderos de don Alonso
de la Cueva, desconociendo cual era alli su
precio aunque hubo de admitir que en Ugijar
valia la fanega dos ducados y para el sumi-
nistro de los soldados se solfa pagar a veinte
reales. Neg6 haber requisado cebada algu-
na aunque afirmé que se pagé a seis reales,
y no podia dar detalle de las cantidades sa-
cadas de los distintos lugares porque no lo
recordaba, si bien tenia apuntes en su posa-
da, que podria presentar mas adelante. Ante
la imposibilidad de negar la toma de prendas
para pagar con ellas el trigo del voto de San-
tiago, intenté presentar el hecho como una
iniciativa del regidor y dos vecinos cuyos nom-
bres ignoraba. También las seras de higos
se las hablan entregado voluntariamente &
brando la cantidad en que se habian cone
tado.
Tras serle tomada declaracién,
Balboa que le dejasen en libertad bajo fi
za, consiguiendo una licencia por quince di
con la obligacién de volver a guardar
carceleria.
Examinando lo que se conserva del
pediente que se instruy6 por los hechos
tados, se aprecia cémo toda la culpabilié
va recayendo sobre Alonso de Balboa, mi
tras la presién de la justicia sobre Villarra
es mas suave. Este presenta un testimo
tomado supuestamente el 18 de febrero
Tur6n, justificativo de haber pagado al ves
no de aquel lugar Martin Mexia cuatro duce
dos y medio importe de nueve fanegas
cebada, hasta tanto se supiera a.como lap
gaban los escuderos aposentados en Mec
de Bombarén. Los testigos son vecinos
Picena
Los excesos de la gente de guerra
sucedian mientras tanto en la comarca. El
de abril, Francisco de Torres denuncia q
dos soldados, esta vez de la compaiifa ¢
Diego de Herrera de guarnicion en Adra,
bian tirado tres saetas a su hijo Martin co
intencién de matarlo para quitarle una mi
con la que transportar una carga de higos
pasas que habian robado en el lugar. Fini
za su exposicion afirmando que “cada d
pasa esto, Vuestra Sefioria lo remedie
que de otra manera estos pueblos del Ce
se despoblarén por razon de los malos trate
mientos que el capitan y soldados nos
cen".
Terminada su licencia se presents
Balboa nuevamente en la Alhambra. La
te contraria no ha comparecido y solicita pe
tanto que lo dejen ir ya que se le estan orig
nando gastos. El conde de Tendilla se
cuentra por entonces ausente y el tenier
de capitan general, que es don Jerénimo
la Cueva, dispone que se le ponga en la 03
cel y saque mandamiento para citar a las pe
sonas que tengan algo que deponer cont
=20\=él. Igualmente deberia comparecer Ambrosio
de Villarroel,
A partir de ese momento se suceden
con espacio de pocos dias peticiones de
Balboa para que lo pongan en libertad bajo
fianza, alegando que es tan apurada su si-
tuacion econémica que no tiene ni para pa-
gar los gastos que originaria sacar el man-
damiento y enviar a citar a sus acusadores.
Debié sin embargo abonarlos pero enviado
alla Alpujarra se quejaba de no haber encon-
trado escribano que lo quisiese notificar.
Como una mitigacion a su falta de libertad
consiguié tras muchos ruegos que se le asig-
nara como carcel la ciudad de Granada con
lo que le seria mas facil encontrar fiadores.
E18 de junio comenzaron por fin a ser
citados Andrés de Torres y los demas perju-
dicados: Algunos, fuera por el cansancio de-
bido al tiempo transcurrido o por coacciones
de los soldados -uno de los testigos de las
citaciones es Diego de Figueroa, supuesto
fevendedor de trigo- manifestaron que no
querian quejarse de nada; el alguacil y su
familia se abstuvieron de hacer comentarios
ante el escribano y los testigos.
Dias més tarde solicitaba Balboa licen-
cia para incorporarse a su compafila, alegan-
do llevar preso mas de dos meses y medio,
que los vecinos de Turén no habian querido
reclamarle nada y que el alguacil, que no res-
pondi6, tampoco se habia presentado. La re-
solucién del teniente de capitan general fue
que el escudero hiciera un depésito de vein-
te ducados y diese fianzas para otros ochen-
ta, tras lo cual podria irse dejando un procu-
rador con que se hicieran los autos para los
que se nombraba fiscal al alguacil mayor de
la Alhambra Cristébal de Arce.
Recurrié el acusado manifestando no
haber encontrado en Granada quien le pa-
gase la fianza por ser forastero, suplicando
que pues el rey le debia ciento veinte duca-
dos de pagas atrasadas, se cobrase de ellos.
Pedida certificacién al secretario del conde
de Tendilla en cuyo poder se encontraban los
libros de la paga de la gente de guerra, se
comprobé ser cierto lo expuesto por Balboa
al que se le adeudaba sueldo desde el afio
1549. Por otra parte él tenia una pequefia
deuda inferior a dos ducados en el lugar de
Nieles.
En vista a lo anterior dispuso don Jeré-
nimo que se notificase al pagador de la gen-
te de guerra que tuviese embargados en su
poder todos los maravedis del sueldo que
hasta ese momento se debla a Balboa mas
el que fuera corriendo en adelante hasta Ja
terminacién de la causa. Al escudero, al que
se le seguian al mismo tiempo autos como
inculpado por otro delito, se le daba licencia
para marcharse dejando procurador y pagan-
do las costas. Nuevo recurso y consiguié que
el embargo afectara solamente a cincuenta
ducados.
El 25 de julio encontraba el procesado
un fiador en la persona del escudero Alonso
de Panes, de guamicién en la Alhambra. Dias
mas tarde le acusaba el fiscal de haber co-
metido “graves e atroces delitos (y) ha incu-
rrido en las penas civiles y criminales esta
blecidas en derecho contra semejantes de-
lincuentes”. Agravé su situacién un testimo-
nio de Francisco Hernandez el Fiteti, vecino
de Capileira de Berja, en que declaraba ser
el duefio del trigo de! voto de Santiago con-
fiscado en Turén en casa de Luis de Guzman,
Por tenerlo pagado a veinte reales la fanega.
Pedia se le reintegrara su importe y se con-
denara a Balboa.
No se toma declaracién a Ambrosio de
Villarroel hasta el 30 de agosto. Procuré por
todos los medios descargarse de responsa-
bilidad sin culpar a su compafiero, pero que-
dé igualmente preso en la fortaleza. Diez dias
mas tarde recibia el alguacil de Turén una
notificacién para presentarse en la Alhambra
a deponer contra los denunciados, pero ya
debia comenzar a sentirse cansado y con-
test6 que le pagaran su trigo y que no los
queria acusar; lo mismo respondié el resto
de los perjudicados. Villarroel fue puesto
pronto en libertad.
EI pleito se dilaté en exceso debido a
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que Andrés de Torres, que debia compare-
cer en la Alhambra, se valid de todos los re-
cursos para no hacerlo. Quiza temia que le
pudiera ocurtir algo por el camino e intenta-
ba que los interrogatorios y probanzas en que
tuviera que participar se practicaran en Tu-
ron; el capitan general accedié a que se rea-
lizaran en Berja. Sin embargo ocurrié algo
que demoré atin mas la terminacién de los
autos: en el mes de septiembre de 1558 el
alguacil fue detenido por el santo oficio y en
enero de 1559 segula preso en la carcel de
la inquisicién, habiéndosele pasado el plazo
para hacer su probanza; a peticién de su pro-
curador, el capitan general le dio ochenta dias
mas de término.
Elexpediente se ha conservado incom-
pleto por lo que nos quedamos sin conocer
el final. La inquisicién terminé poniendo en
libertad a Andrés de Torres quien quizé fuera
depuesto entonces de su oficio en el que le
sustituyé Andrés de Buendia.
No acabaron ahi los problemas para An-
drés de Torres. El 10 de diciembre de 1565
varios moriscos de la Alpujarra, auxiliados por
un cristiano viejo que andaba fugitivo de la
justicia, robaron una barca en La Rébita y se
Pasaron con ella a Africa. El capitan general
comisioné al escribano Gaspar de Vilches
para que averiguara los hechos y confiscara
los bienes de los huidos. En el curso de su
comisién llegé a Turén el 19 de enero de 1566
para averiguar la hacienda que alli poseia el
vecino de Albufiol Juan Farfan.
El documento donde quedaban regis-
tradas las propiedades era el libro de farda,
pues con arregio a ellas se pagaba el impues-
to de ese nombre. El escribano pidié a Mar-
tin Mexia, a la saz6n alguacil del lugar, que
le presentara el libro y éste respondié que
tenia que ir a casa del anterior alguacil, An-
drés de Torres, a buscarlo. Cuando lo exami-
Naron se comprobé que le faltaba una hoja y
la mitad de otra “que parecié estar cortada
con tixeras” y precisamente alli era donde se
suponia que debian estar asentados los bie-
nes de Farfén, estando escrita la otra media
con diferente tinta y letra que el resto d
bro.
Mas preocupado de confiscar los
nes que de averiguar la autoria de aq
presunta falsificacién no present el esc
No cargos en este sentido, Andrés de To
se limit6 a reconocer que cuando entreg
libro a Mexia le faltaba una hoja, pero
haberla cortado él o haber hecho anota
nes pues no sabia escribir en ardbigo
que su hijo Cristobal, que moraba en su
mo domicilio y se encontraba ausente en
nada, si. No recordaba quién le entr
libro para que lo guardase ni cuénto ti
hacia que estaba en su poder. Queda al
tor la sospecha de que hubiera tratado
hacer desaparecer las pruebas documes
les de la existencia de la hacienda de Fat
que era sobrino nieto suyo, para cultivar
provecho de la familia.
Faltaban menos de tres afios para
belién de la nochebuena de 1568. El of
portamiento de los moriscos de Turon
acompafiaron a los cristianos viejos
‘Adra poniéndolos a salvo con sus bie
muebles, tan distinto a lo ocurrido en o
villas y lugares donde les quitaron la
puede ser interpretado como una muestra
que la convivencia entre la dos comuni
des era buena. De ellos escribié Bermud
de Pedraza: “Estos hacian buena gue
peleaban por la patria, por la libertad, sin
bar a los enemigos sus bienes ni hacer
niceria de sus cuerpos”. En cuanto alas
te que en la contienda corrieron Andrés
Torres y los suyos nada sabemos. Quizaf
Viejo alguacil tuviera la postrera fortuna
morir en su tierra.
FUENTES
Para este trabajo se han utilizado
siguientes documentos del Archivo de
Alhambra: L11-12, L-124-7, L-124-40 y
135-21.
Francisco Guardia Ma
-22-‘
TURON
AQUEL TURON DE MI INFANCIA
Los recuerdos més lejanos de mi vida se
remontan a los dias terribles de la Guerra Civil
y se confunden en mi mente con los relatos de
las personas mayores, oidos bastante después
en el seno del hogar. Nuestro pueblo, Turén,
habia quedado del lado de la legalidad rep
blicana, al tiempo que Granada, nuestra ca
tal de provincia, habia pasado al bando fascis-
ta
Por lo que of contar después a los adul-
tos, en los primeros momentos de la contien-
da, Turén vivid una gran ola de confusién y
terror: los elementos mas iconoclastas y radi-
cales del pueblo asaltaron la iglesia, destruye-
ron imagenes y retablos y, con sus despojos,
encendieron una gran pira de la que sélo se
salvé la cabeza de San Marcos, que un alma
piadosa logré sustraer de la hoguera. Mien-
tras tanto, el cacique, el cura, el total de la
Guardia Civil y algunos gerifaltes adictos a los
rebeldes, habian tomado las de villadiego.
Poco después, procedentes de Almeria,
llegaron varios camiones cargados de presos:
la carretera que une Turén con Murtas -enton-
ces a medio hacer-, se convirtié en campo de
trabajo y nuestra iglesia en dormitorio de pre-
sos, Los milicianos que guardaban a los pre-
$08 se acomodaron a su gusto y antojo en las
distintas casas del pueblo. En la nuestra, des-
pués de requisar las mejores habitaciones, se
instalé uno de los jefes, un tal Torcuato que,
seguin contaban después mis padres, a los ni-
fios nos trataba muy bien. Yo trabé muy buena
amistad con él. Incluso todavia recuerdo gran
parte del arsenal de tacos y obscenidades que
el miliciano repetia con mas frecuencia, como
ésta relativa a las despedidas: «salud y fuerza
en la cafiaduz» o ésta otra que él prodigaba,
entre risotadas y gestos, a las mozas del pue-
blo:
- Qué llevas ahi?
-Dos bombas de mano.
-¢Y mas abajo?
“A Queipo de Llano.|
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Cuando el frente se vino abajo y comen-
26 el avance los fascistas, los milicianos co-
trieron en desbandada o se echaron al monte
y los presos -los que atin no habian muerto de
hambre y hacinamiento-, se marcharon como
mejor pudieron a sus casas. Pero en toda esta
turbulenta historia de infancia los recuer-
dos se mezcian con los relatos posteriores de
las personas mayores. Con todo, si me acuer-
do perfectamente de la tarde en que los fas-
cistas entraron en el pueblo. Entraron cantan-
do y, para los nifios, fue un gran acontecimien-
to. También me acuerdo perfectamente de las
reprimendas de mis padres cada vez que yo
soltaba alguna de las atrocidades que le ha-
bia o/do al miliciano, que, huelga decirlo, siem-
pre era en los momentos mas inoportunos.
En dias sucesivos tuvimos otras nove-
dades no menos festivas para nosotros: mi-
‘sas, procesiones, sermones, via crucis, etc. Al-
gunos meses después llegaron unos misione-
ros, el padre Baltasar y el padre Mayo, dis-
puestos a lavarnos el alma (y de camino el
cerebro) de todos las miasmas que habian
dejado en nosotros los cinco afios de Republi-
cay tres de rojeria. Todavia, al cabo de tantos.
afios, atin me parece estar oyendo sus ser-
mones sobre el infierno, el pecado de la carne
y la concupiscencia de los sentidos. Se mar-
charon los misioneros y la vida siguié su mo-
notonia de todos los dias.
Con los miasmas que habia dejado la
guerra y las hambrunas de las cartillas de ra-
cionamiento, nos llegaron muchas enfermeda-
des: -tuberculosis, tifus, «piojo verde» (que era
una variedad de tifus), colitis, sarna, y otras de
nombres mas enrevesados que no recuerdo.
Sin embargo, en compensacién a tantos ma-
les, casi desaparecié por completo otra enfer-
medad que se habia dado bastante antes y
volveria algunos afios después: la obesidad.
Elhambre y las enfermedades trajeron muchas
muertes y, aunque el pueblo era pequefio, era
rara la semana que no teniamos un entierro,
Los entierros de los nifios eran los mas dolo-
rosos: iban todos con el féretro descubierto y
rodeados de flores. La imagen que guardo de
ellos es de las mas tristes de mi infancia
Al final de la guerra hubo en mi pueblo,
como en todos los puebios y aldeas de Es
fia, una despiadada caza de rojos y a mu
hombres se los llevaron presos a penales
campos de concentracién. Otros se echar
al monte y constituyeron lo que entonces
maban los huidos, personajes que yo cot
dia con los bandoleros y piratas de los cue
tos, que muy pronto empezaron a llenar
terror nuestras veladas de invierno. Entre
hombres que se llevaron presos, en una
aquellas redadas, iba mi tio Pepe. Ami tio
se lo llevaron por rojo (él carecia de ideas p
liticas; mejor dicho, él carecia de ideas), sis
por inmoral: vivia con una mujer con la que
estaba casado y todo el mundo sabia en
pueblo que, cada vez que se inventaba un
je a la ciudad, era para hacer una visita a
prostibulos. Por si fuera poco, no pisaba la ig
sia ni el dia de San Marcos. Cuando se lle
ron a mi tio se quedé, errante y lastimero,
perrillo de raza indefinible que hasta entonc
habia sido su compafiero de cacerias, del q
inmediatamente yo me hice cargo. El perro
acompajiaba a todas partes y, mientras yo e
taba en la escuela, él me esperaba en la pi
ta. Creo que fue entonces cuando se forjé @
mi mente la aficién por los perros y el cari
canino. Fruto de ese carifio es hoy uno de
libros, Mis paseos con Chica, en el que cuent
las andanzas de ambos -la perra y su amd
por las riberas del Sena y alrededores.
Yo habia empezado a ir a la escuela,
alll aprendi las primeras letras. La escuela es
taba en un bajo himedo y frio en el que, salv
un poco en los finales de primavera, jamas er
traba el sol. En el testero principal, justo end
ma de la mesa del maestro, teniamos un cru
Gifijo y a un lado la foto de Franco, y al otro, k
de José Antonio Primo de Rivera. Debajo d
la foto de Franco habia un letrero que decta
«