Está en la página 1de 4

Con Gómez y el gomecismo se inicia la verdadera formación de las Fuerzas Armadas.

Se
inicia el proceso de profesionalización de la Fuerza Armada con la creación de la Academia
Militar de Venezuela el 5 de Julio de 1910. Una fuerza armada que no estuviera en manos
de improvisados caudillos, que obedeciera a una política central, con criterios técnicos y
políticos. Gómez necesitaba mantenerse en el poder y la garantía de esa exigencia era una
fuerza militar nacional con esas características.

Fue así que Gómez pudo controlar todas las intentonas revolucionarias contra su régimen.
Ni siquiera el talento y la valentía de la llamada generación del 28 con hombres como
Betancourt, Villalba, Silva Tellería, Otero Silva, Leoni y otros, no pudieron con el
gomecismo. Muere Gómez en 1935 después de haber gobernado 27 años a los venezolanos
y haber modificado 7 veces la Constitución para lograr mantenerse en la jefatura del
gobierno.

En nuestro país tenemos una larga historia de 140 años de militarismo y sólo casi 50 años
de gobiernos civiles y democráticos. La Constitución de 1961 estableció la esencia y
filosofía de la Fuerza Armada en democracia:

“Es una institución apolítica, obediente, no deliberante, organizada por el Estado para
asegurar al defensa nacional, el respeto a la Constitución y las leyes. Estará al servicio de la
república y en ningún caso de una persona o parcialidad política.” La Constitución de 1999
introdujo cambios sustantivos, desligándola del control civil, las introduce en el debate
político y le asigna tareas propias del ámbito civil, todo ello bajo la dirección del jefe del
estado.

Pasados estos años la Fuerza Armada no ha logrado asimilar tal cambio y se observa
confusión, el prestigio de que gozaba ha venido cayendo y hay cierto grado de
desmoralización. Cuando los factores de poder tratan de hacerse del control del aparato
militar para garantizar el ejercicio del gobierno y se intenta politizar al sector militar,
violando principios de liderazgo, ética, profesionalismo y méritos, se pone en grave riesgo
la continuidad del sistema democrático.

Esta mal llamada reforma constitucional agrava aún más las cosas en ese sector. Cambiar el
carácter eminentemente profesional de la Fuerza Armada por esencialmente popular para
justificar con ello la creación de la Milicia Popular Bolivariana como componente de ella es
asunto que puede traer graves consecuencias.

Tratar de eliminar a la Guardia Nacional de Venezuela causó una fuerte reacción en ese
cuerpo que aparentemente se tuvo que desistir de la idea. Establecer entre las atribuciones
del Presidente de la República que “promoverá a todos los oficiales en sus grados y
jerarquías y designarlos en sus cargos” nos hace reafirmar la idea de autocracia gobernante.

Pero si eso es grave, más grave es poner a los Oficiales de la Fuerza Armada a saludar con
“patria, socialismo o muerte”, consigna cubana y haber asistido a Cuba a rendir homenaje
al Ché Guevara lo cual constituye una provocación al mundo militar profesional
latinoamericano.
Estos son hechos suficientemente claros que indican que hay que decirle NO a esa reforma.
Sin embargo, consideramos que el profesionalismo y la convicción democrática de la
inmensa mayoría de los oficiales de nuestra Fuerza Armada nos dan un pequeño respiro de
que las cosas se resolverán en democracia y en paz para bien de todos, los que vivimos en
la hermosa y grande patria de Bolívar. Aunque parece necesario advertir que la tarea no
será nada fácil.

Gomecismo sin Gómez

Día de especial trascendencia en el proceso de luchas populares contra la continuidad en el


poder de lo que fue denominado "gomecismo sin Gómez" y por la democratización del
país. La movilización ciudadana realizada en Caracas el 14 de febrero de 1936 condujo al
presidente de la República, general Eleazar López Contreras, a restituir en 7 días (el 21 de
febrero) las garantías constitucionales suspendidas desde el 5 de enero; a derogar un
decreto de censura y control sobre los periódicos y emisoras de radio emitido el 12 de
febrero por el gobernador del Distrito Federal, general Félix Galavís; a la destitución y
posterior enjuiciamiento de éste acusado de ordenar el abaleamiento de grupos
concentrados en la plaza Bolívar esa mañana del 14 de febrero; a la remoción de muchos
otros funcionarios gubernamentales provenientes del régimen de Juan Vicente Gómez y,
finalmente, a la presentación de un programa de gobierno, el llamado "Programa de
febrero".

Los hechos que culminaron en tan significativas iniciativas se sucedieron de la siguiente


manera: desde el 17 de diciembre de 1935, apenas anunciado el fallecimiento del general
Juan Vicente Gómez, manifestaciones diversas, huelgas, saqueos a propiedades de
personeros del gomecismo y otras protestas comenzaron a ocurrir en todo el país. Esta
reacción antigomecista fue tomada por el recién instalado presidente López Contreras como
excusa para suspender las garantías constitucionales el 5 de enero de 1936, la que a su vez
utilizó el gobernador del Distrito Federal para crear, primero, una Oficina de Censura (28
de enero) y emitir luego el mencionado decreto restrictivo del 12 de febrero.

La actitud de rechazo de este decreto fue general, al punto de que los miembros de la Junta
de Censura designada el 28 de enero renunciaron a sus cargos el 13 de febrero en la
mañana. Ese mismo día, en reunión convocada de urgencia, los directores y periodistas de
la prensa caraqueña convinieron en protestar ante el gobierno de la manera más enérgica,
elaborando en tal sentido un documento que circuló profusamente como hoja volante. En
poco tiempo, el mismo 13 de febrero, la prensa capitalina obtuvo la solidaridad de la
Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), Asociación de Escritores de Venezuela
(AEV), Asociación Nacional de Empleados, gremio de linotipistas y trabajadores de Artes
Gráficas, Asociación Cultural Femenina y otros gremios y organizaciones, todos los cuales
adhirieron al documento de los periodistas y llamaron a un paro general. A tiempo que lo
anterior tenía lugar, las noticias corrían por la ciudad y ya antes del mediodía de ese 13 de
febrero una considerable multitud se había congregado en la plaza Bolívar, frente a la
gobernación, en plan pacífico.

En la tarde los directores de periódicos y emisoras de radio conversaron con el presidente


López Contreras, quien prometió libertad de pensamiento sincortapisas y, por ende, la
supresión de la censura. Esta promesa no satisfizo a la gente de la prensa ni al resto del
movimiento popular, pues no significaba nada si se mantenían suspendidas las garantías
constitucionales. El 14 de febrero de 1936 en la mañana la situación se
mantenía sin cambios y nuevamente se fueron concentrando en la plaza Bolívar numerosas
personas. La actitud de la gente seguía siendo de expectativa sin violencias, y algunos
portaban carteles con leyendas como "Queremos prensa libre - No somos comunistas" y
"Queremos garantías". Hacia las 9 de la mañana los reunidos aprobaron la propuesta de
intregar una Junta Patriótica, cuyos miembros fueron Jorge Luciani quien había renunciado
a la Junta de Censura el día anterior, Miguel Acosta Saignes, Rolando Anzola, Manuel
Felipe Rugeles, Ernesto Silva Tellería, Hernani Portocarrero y Raúl Osuna. Varios de ellos
se dirigieron a la concurrencia comprometiéndose a mantener la lucha por la democracia y
exhortándolos a organizarse para la acción cívica.

Cuando esto se desarrollaba, desde el edificio de la Gobernación del Distrito Federal fue
repentinamente tiroteada la multitud, muriendo al menos 6 personas y resultando heridas
unas 150. No obstante la agresión, con sus fatales consecuencias, la concentración popular
se mantuvo sin disolverse. En medio de los acontecimientos, algunos pintaron letreros en
las paredes de la gobernación y otros edificios, utilizando para ello inclusive sangre y
expresando consignas tales como "Muera Galavís" y "Abajo los asesinos del pueblo",
mientras otros, llevados por la furia, saquearon residencias de personas vinculadas a
Gómez. Luego del tiroteo, la gran incógnita presente entre los manifestantes era si el
general López Contreras tenía responsabilidad en la masacre; pues de ser así ello
significaba que su intención era prolongar la dictadura y la represión negándose a la
apertura democrática. Esa interrogante comenzó a ser disipada cuando se esparció la noticia
de que el general Félix Galavís había sido destituido por el presidente de su cargo de
gobernador del Distrito Federal.

Tal noticia se confirmó más tarde, cuando habiéndose dicho que Galavís sería sustituido
por el general Elbano Mibelli -opositor y víctima del gomecismo- éste apareció en la plaza
Bolívar dirigiéndose hacia el edificio de la Gobernación, desde donde acompañado de los
doctores Atilano Carnevali y Andrés Eloy Blanco, se dirigió a los manifestantes. A estas
alturas de los acontecimientos algunos integrantes de la Federación de Estudiantes de
Venezuela se entrevistaban con el presidente López Contreras, al cual solicitaron la
restitución de las garantías constitucionales, la liquidación del gomecismo en el gobierno y
la libertad de los presos políticos. El general López Contreras ofreció a los estudiantes que
dentro de los 15 días siguientes estarían nuevamente en vigencia las garantías y que
progresivamente se erradicarían del gobierno los representantes del régimen de Gómez.
Mientras esa entrevista se realizaba, la Junta Patriótica de Caracas designada esa misma
mañana difundía una convocatoria por la ciudad para llevar a cabo en la tarde del propio 14
de febrero una manifestación o marcha cívica. Esa convocatoria fue respaldada
unánimemente por las organizaciones populares. La manifestación fue encabezada por el
rector de la Universidad Central de Venezuela, Francisco Antonio Rísquez y los profesores
y estudiantes de esa casa de estudios, a los cuales siguieron dentro del mayor orden los
periodistas, los médicos, abogados e ingenieros, las agrupaciones culturales femeninas, la
Federación de Estudiantes de Venezuela, la Asociación de Escritores, la Asociación de
Antiguos Universitarios, la Asociación de Empleados de Comercio, los gremios de
linotipistas, trabajadores de artes gráficas, tranviarios, choferes, panaderos, albañiles,
vendedores de mercados y el pueblo en general. Partiendo de la plazoleta de la universidad
la marcha se dirigió en primer término hacia el Palacio de Miraflores y luego continuó
hasta el Panteón Nacional. En el primer sitio, sede de la Presidencia de la República, hizo
un alto mientras los organizadores del evento sostenían otra entrevista con el general López
Contreras solicitándole nuevamente ante la multitud, los ofrecimientos que hiciera horas
antes a la Federación de Estudiantes.

Logrado ese propósito los manifestantes entonaron el Himno Nacional y Jóvito Villalba,
presidente del Comité Directivo de la Federación de Estudiantes de Venezuela, declaró
culminada la marcha.

La recreación dirigida es la forma más valiosa para hacer que el tiempo libre y el ocio
tengan verdadera calidad. 
.

También podría gustarte