Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
- ¿Sabés qué? Tal vez están pidiendo a gritos que los mate.
Como los mataba cuando eran de plastilina
Capítulo 8
América hizo una larga pausa, con los ojos cerrados, y luego
continuó:
- Hortensia se llama. Si ponés paciencia, si ponés ganas, vas a tener
alguna compañía. Al menos hasta que el flaco ese que tanto te gusta
te de pelota.
América se iba.
- Chau Juana, un placer Hortensia.
Capítulo 9.
- Mirala a la vieja de mierda.
- Querida, más respeto a una ancianita como yo.
Ella sabe que no sabe matar. Que jamás pudo aniquilar ni a una
cucaracha. Pero mientras no consiga el amor del único, se mantendrá
ocupada deshojando los cuerpos inertes de los demás.
Sin embargo, necesita el elixir de los besos negados para
atreverse a acabar con las vidas del ejército angelical masificado. Y
he aquí una contradicción: matar para usar el tiempo hasta conseguir
su objetivo, pero no puede empezar sin el combustible del ser
amado.
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
(eh? ¿Y este quién es? ¿Cómo llegué acá? Where are the bloody
crimes? Continuará, así de paso me entero yo también que va a
pasar.)
Capítulo 14
Capítulo 15
- Vos mejor acercate a ese Ricardo. Que tiene un mundo para vos.
Amistades por nacer. Vos no te hagas de plastilina para Ángel. No
termines aplastada en el suelo, sangrando y sin ropa.
Capítulo 16
Juana. Solo Juana. Él, Martín, solo Martín. Pero que le iba a
importar a ella, un nombre diferente a otro no hacía nada porque
eran todos iguales y tenían todos el mismo y único derecho: la
muerte a manos de ella. El destino le había regalado ese domingo el
primer paso. Y además, la dirección de E- mail. (Shoot me, bang
bang bang.)
Capítulo 17
Juana se sentía perfecta, hipnótizada por su mortal objetivo.
Después del roce de sus huesos con su piel, después de su
respiración empañando esa pieza maldita y oscura, con tanto deseo
violento aún vagando entre las paredes, realmente no podía estar
mejor. El alcohol la tenía mareada (había aprovechado para tomar un
poco en su primera noche de trabajo), el sexo la tenía maravillada, el
mundo giraba a su favor, mientras en la realidad la gente corría sin
parar, loca, asustada, todos vamos a morir, y a ella no le importaba.
Total, entre tantos caídos alguno de los que ella había condenado
deberían estar. Sí sí, era evidente. Aún no quería levantarse, tener
que vestirse. Ángel ya no estaba, temprano había dejado el lecho
vacío para trabajar. De todos modos a ella no le importaba. Su
atención ínfima atesoraba en cada centímetro cuadrado del cuerpo.
Capítulo 18
Capítulo 22
Capítulo 23
- Estás muy linda Juana, que bien maquillada, muy fifties. ¿Que
atuendo preferís?
- Ay gracias. ¿Tenés algo pin-up? Cosa de combinar con el maquillaje.
- Obvio hermosa.
Segunda etapa, black and white. Ya sin sillón, una silla basta, la
luz hará el resto.
- A ver muñeca, dejame arreglarte un poco el pelo. Porque sino la
luz...
Martín acercándose, hora del ataque. Martín tocándole el pelo,
Juana buscando una boca, pegándose a un cuerpo, logrando el
efecto. Martín tomándola de la cintura, con su otra mano bajando por
el cuello. Miradas, es el momento de las miradas previas y
encendidas antes del primer encuentro y la sucesión de torbellinos de
pasión.
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Federico mostró sus dientes para luego responder con una sola
palabra:
- Sorprendeme.
Ató sus pies firmemente, y luego amarró sus brazos a los caños
de luz que subían por la pared.
Capítulo 33
Capitulo 34
Capítulo 35
-Vos sabés.
-Yo sé.
-¿Qué sabés?
-Todo sé.
-¿Y qué es todo?
-Dónde está, con quién. Y porqué, sobre todo porqué.
-Entonces lo que dijiste saber gracias a tus muchos ojos, lo sabés
sólo porque vas a propiciarlo.
-Trágico, realmente.
-Traidora, y sin embargo no te importa porque...
-Porque si no hablo también lo seré. Y todo es tu culpa y la mía y la
suya. Estoy ciega.
- ¿Entonces?
-En la casa de su amigo; Ricardo. Tomá la dirección.
Capítulo 36
Juana miraba por la ventana, con tristeza. Podía ver como los
colores fluctuantes de las sirenas aparecían y desaparecían
alternadamente entre los vidrios de los edificios que en la noche eran
puro silencio, podía sentir acercarse el sonido penetrante que emanan
los patrulleros. Podía asegurar que ya no tenía escapatoria. Sabía,
pero no sabía todo.
- Está acusada del asesinato de Federico Osuno, hace cinco días; fue
vista en una estación de servicio a menos de un kilómetro de la
escena del crimen y usted no es una clienta usual. Testigos dijeron
haberla visto nerviosa. ¿Tiene alguna coartada?
Capítulo 38
Capítulo 39
- ¿Cómo estás?
- Bien, mal, qué sé yo...
- Podés zafar de la cárcel, pero vas a terminar en un
neuropsiquiátrico.
- ¿Cómo? ¿Por qué?
- Juana, no estás en tus cabales. Bah, estás bastante en tus cabales,
pero estás bastante fuera de tus cabales también. Es decir, encontrás
muñecos de plastilina de la nada, que posiblemente hayas hecho vos,
tenés serios problemas con tu cuerpo, querés matar hombres sólo
porque crees que son todos iguales a aquel que te embarazó y que se
trata de una conspiración para dominar el mundo con un clan de
seres idénticos; que todo esto es una conspiración pseudonazi de un
loco que se cree superior, enviado de Dios y va a crear una serie de
hombres perfectos, etc. ¿Eso te parece sano?
- Vos no entendés, Ricardo, la mamá de Ricardo...
- No me importa Juanita como te quisieron consolar. Vos estás mal
¿Entendés? Que te internen es lo mejor que te puede pasar. Todo lo
que hiciste fue a base de maquinaciones tuyas.
- No, no; Ángel me delató porque sabía que estaba amenazando su
proyecto ¡Su destino!. Cuando los clones nacen; después de un
tiempo, bah, los empiezan a reclutar y entrenar ¡les lavan la cabeza
para que sólo procreen con mujeres perfectas, como yo, sí como yo,
qué orgullo y qué condena la perfección, América!. Yo sé lo que te
digo, Ángel tuvo miedo. Sino ¿Cómo supo todo? ¿Cómo supo que fui
yo?
- Juanita, no sé cómo supo, no sé.
- Ah ¿Ves? ¡CONSPIRACIÓN!
-Juanita...
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Y estaba viva. Por sobre todas las cosas, estaba viva. Se odiaba
más que nunca, su cuerpo de papel se resistía a morir. O quizás era
la muerte la que se resistía a tenerla en sus filas. Las enfermeras
entraban, salían, la miraban. No tenían rostro para ella; eran seres
vestidos de blanco cual fantasmas que flotaban sobre los azulejos
helados. Helados como la muerte. Como la muerte que no la quería.
Juana se durmió, horas o minutos, no lo sabía. Al despertar se
encontró con dos médicos observándola y hablando de ella. Ellos sí
tenían rostros y eran idénticos al de Ángel, al de todos esos
monstruos clonados. Pero ella no podía moverse, no podía gritar
aunque la fobia la embriagara. Y los médicos reían ahora,
maliciosamente pero en silencio. La miraban, acariciaban sus
pómulos hundidos, apretaban sus brazos. Como aprovechándose de
su indefensión, jugaban a torturarla con el misterio. De repente uno
miró su celular, le susurró al oído del otro un corto mensaje y juntos
salieron, no sin antes observarla detenidamente por última vez.
Capítulo 42
Capítulo 43
FIN