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GUIÓN PARA LA INTERVENCIÓN DE

LA PRESIDENTA DEL PARTIDO


POPULAR DE MADRID EN LA
CONVENCIÓN NACIONAL DEL
PARTIDO, EN LA 3ª SESIÓN
PLENARIA, “MÁS SOCIEDAD,
MEJOR GOBIERNO”
(Sevilla, 22 de enero de 2011)

Querido Esteban González Pons,


Presidente de esta 3ª Sesión Plenaria
de la Convención Nacional del Partido
Popular,
Queridos Pío García-Escudero,
Alberto Núñez Feijóo, Juan Vivas, José
Manuel Soria, Juan Ignacio Diego e
Isabel Pérez Espinosa, con los que

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tengo el honor y la suerte de participar
en esta Sesión, que, con especial
acierto, se titula “Más sociedad, mejor
gobierno”.

Con tantos participantes y tan


importantes mi intervención en esta
Sesión tiene que ser necesariamente
breve en el tiempo, aunque espero que
esté a la altura de esta Convención
Nacional.

Decir que estamos viviendo la crisis


más profunda de nuestra historia ya se
ha convertido en un lugar común.
Nadie lo pone en duda. Lo que ya se
dice menos, y para mí es muy

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importante señalarlo, es que las crisis
son siempre los momentos más
adecuados para hacer los cambios
más profundos y para dar hacia
delante los saltos más
trascendentales.

Además las crisis son los momentos


en los que se ponen de manifiesto
con más nitidez las convicciones y
las cualidades de los políticos.

De ahí que crea yo que esta crisis


está teniendo, y puede tener aún más,
efectos positivos.

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El primero es que ha puesto en
evidencia el fracaso del paradigma
socialista y, en concreto, de las
políticas de Zapatero. Hoy todas las
encuestas y el sentir de la calle nos
muestran que en Zapatero ya no cree
nadie. Como nos muestran que una
inmensa mayoría de españoles cree
que sólo nosotros, el Partido
Popular, podemos sacar a España
de la sima a la que la han conducido
los errores y el dogmatismo
socialistas de Zapatero.

Por otro lado, este fracaso de las


políticas socialistas está siendo
general en toda Europa. Y así vemos

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cómo hoy todos los países
importantes han elegido gobiernos
de signo liberal para dirigir la lucha
contra los errores que han conducido a
la crisis actual.

Pero no voy a perder más tiempo


criticando a los socialistas. Os decía
que la crisis tiene algunos efectos que
pueden ser positivos. Y otro de esos
efectos es que nos ha dado la razón a
los que siempre hemos defendido la
austeridad como primera política
económica de cualquier gobierno.

Miles de veces he repetido en miles


de circunstancias que “cuando los

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gobiernos son austeros las
sociedades son prósperas”. Y hoy
esto se ve más claro que nunca.

No os quepa la menor dudad de que


de la situación actual sólo saldremos
con austeridad a todos los niveles.
Pero hay que saber que para exigir a
los ciudadanos que se aprieten el
cinturón es imprescindible que los
ciudadanos vean que los gobiernos
y los políticos nos lo apretamos
también y más, incluso, que ellos.

Y aquí quiero decir que no me


parece bien que los mismos
parlamentarios que aprueban una

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congelación de las pensiones de todos
los españoles se blinden las pensiones
máximas para ellos.

Y para alcanzar esos niveles de


austeridad necesarios para triunfar
sobre la crisis hay una herramienta
imbatible: la transparencia.

Que los administrados sepan


perfectamente y en todo momento
qué hacen con su dinero los
administradores. Para que eso sea
posible en la era del Internet y las
tecnologías de la comunicación sólo
hace falta voluntad política.

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Y el Partido Popular tiene que
estar a la cabeza de esa
transparencia. Todas las Instituciones
que administramos tienen que
convertirse en absolutamente
transparentes para que los ciudadanos
sepan qué se hace con su dinero. Si
alcanzamos ese nivel óptimo de
transparencia estoy convencida de
que la austeridad nos vendrá dada
por añadidura.

Eso es lo que quería deciros y con


estas palabras creo que aporto mi
granito de arena a ese objetivo
irrenunciable de las políticas de nuestro
Partido que tienen que buscar siempre

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la primacía de las personas sobre
los aparatos del Estado. Porque,
como dice el título de esta Sesión,
tenemos que buscar siempre la manera
de hacer compatible el mayor
protagonismo posible de las personas
con el gobierno más eficaz, que no
tiene por qué ser el más grande ni el
más intervencionista, sino todo lo
contrario.

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