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- Porque creo que la memoria es volátil, nada estable, que no deja de contar
la historia que quiere ser contada, difuminando y moldeando el recuerdo a
voluntad.
También decir que estoy bien, aunque no puedo ocultar que esta historia dejó
huella propia, como una patada, y que consigo se llevó por delante gran parte de
mi equilibrio.
Vivo en barcelona desde hace 9 años, asi que gran parte de mis vacaciones
las empleo en viajes a Córdoba, donde viven mis padres y dos de mis hermanos.
Al principio en tren, mas tarde en avion.
Las “low-cost” han propiciado que proliferen multitud de aeropuertos en capitales
de provincias ineditas en este sentido, asi que pasé de mi habitual vuelo
Barcelona-Sevilla, a otras rutas (Barcelona-Granada)
En uno de estos viajes aproveché para encontrarme con una amiga de mi epoca de
estudiante en Granada, y así pasar la noche en esta ciudad, que tanto me gusta.
Vino a recogerme a la estación de autobuses (yo salia de granada al dia siguiente)
El acceso a la calle desde los andenes se puede hacer por una rampa mecanica, o
por unas escaleras. Arriba en el “hall” de la estación estaba ella.
Nos abrazamos y en cuanto nos dirigimos hacia la calle, cuando interrumpen
nuestro paso dos mujeres, que se identifican como agentes de policia y nos piden la
documentación.
-¿Por alguna razón en especial?- pregunto. Me gusta preguntar siempre el por que
de las cosas, se lo preguntaba a mis padres, al dentista, a los profesores... Por mi
aspecto suelo ser objetivo de este tipo de criba visual para hacer controles, asi que
estoy mas que acostumbrado, a los controles y a preguntar. Yo creo que
normalmente buscan drogas. Nunca he tenido ningún problema en este sentido.
-Control rutinario-
Las agentes preguntan que donde vivimos, que a que venimos, y poco mas....
Nosotros respondemos. Yo que en Barcelona, ella que en Granada, que habíamos
quedado...
Me compré el billete de regreso via Granada, para estar un rato con Ana y para
conocer a Daniel, su primer sobrino, hijo de Cristina (su hermana) y Jacinto .
Llegaba vía autobús de nuevo y partía al día siguiente.
Era poco tiempo, pero tenia que trabajar al dia siguiente. “Simulo” ser camarero
en un bar en la Barceloneta, y aunque mis “jefes” (todos amigos) son muy flexibles,
mi economía no lo es tanto.
Esta vez Ana no venia a recogerme, asi que me disponia a pasar un rato tomando
unas cañas y viendo el Barça-el que sea, partido de liga entre semana mientras
me tomaba unas cañas. Así que me fumé el último cigarro antes de subir al
autobús en Córdoba, cogí un libro (el misterio del amor, de Joan Miquel Oliver)
para pasar las 2.30 hrs que tarda el viaje.
Normalmente cuando viajo llevo un petate “heredado” de los viajes de mis padres,
marrón, que es muy util porque se hace pequeño cuando voy a Córdoba, para
volver lleno de comida. Esta vez no llevo apenas nada, un par de chorizos y unas
conchas, un dulce que me recuerda a cuando era niño. Llevo también un bolso con
alguna lectura, y ropa cómoda, porque viajar es muy cansado, y prefiero ir lo mas
confortable posible. Para la ocasión llevaba un pantalón “chandal” nike, antiguo,
azul con dos bandas naranjas en los laterales. Me encanta este pantalón porque
me lo puedo remangar, es relativamente fresco, pero me lo puedo dejar largo
cuando refresca un poco. Llevaba una camisa lila, cuello de botones, que
normalmente llevo desabrochado, por el calor, porque me refresca. Es una especie
de uniforme que he paseado por aeropuertos y trasportes nacionales e
internacionales este verano (barcelona , Köln, Sevilla, Malaga) . Usaba mis
albarcas mallorquinas, que siempre me han gustado.
Soy pintor profesional desde hace 10 años, asi que normalmente mi ropa suele
evidenciarlo mostrando manchas de pintura, en especial zapatos.
Nunca meto mi mochila en el maletero del autobús, porque normalmente llevo
poco equipaje, y asi puedo salir más rápido. Es algo que me queda de los viajes
Granada-Córdoba de mis primeros 2 años de carrera universitaria.
Asi que salgo del autobús, petate al hombro y cigarro en la oreja, intentando
encontrar el mechero. Subo por la rampa, delante mia a unos metros una pareja de
estudiantes, imagino, se dan besos. Encima de la rampa dos agentes de policía
nacional uniformados. Uno mas joven (35?) y moreno, a la derecha, apoyado en el
muro que da acceso a la escalera (que no es mecánica) otro mas entrado en la
cuarentena, pelo mas claro, controlando el acceso a la rampa (mecánica), a mi
izquierda. Me fijo en el de la derecha por ser con el que tengo la visión mas clara,
y porque me está mirando fijamente. Sé lo que suele significar esto.
Cuando llego a su altura me dirijo hacia el, casi ni tuvo que moverse de su sitio.
El compañero no estaba con nosotros.
-Documentación
-¡¡¿No sabe usted que no está en su Pais?!! ¡¡ ¿No sabe que aquí en España un
agente le puede pedir la documentación cuando quiera?!!
En Barcelona es muy común que me pregunten de donde soy, al notar mi
indisimulable (pero suavizado) acento. Que si soy canario (canario!), y
normalmente ubicándome en Andalucía. En el ranking de mas nombradas
aparecen Granada y Sevilla, aunque creo que mi acento no tiene nada que ver.
Existe una broma entre amigos, pues son conversaciones que se repiten mucho
No tengo un fuerte sentimiento de raiz, eso que se llama orgullo patrio, ni con
España ni con Guatemala. Vivir en Barcelona ha sido un paso adelante en este
sentido, pues es un gran entorno donde he podido poner en crisis mi identidad.
Con lo español tengo una cuestión política en el sentido de que nunca me sentí
como tal, y por lo que conozco de historia me identifico mas como republicano.
En Guatemala tengo familia, y amigos, pero tengo un gran trabajo que hacer en
este sentido, pues es una realidad de la que en verdad me encuentro muy alejado.
Alguna gente dice que tengo rasgos de indio, de “sudakilla”, y es algo que durante
un tiempo de mi adolescencia me disgusto, pero que ahora luzco con orgullo.
Otra gente dice que no, que no tengo apenas rasgos...
Yo siempre he vivido con mi cara, y no puedo juzgar muy bien el aspecto que
tengo, pero si sé que nunca fui tan parecido a los “niños” de aquí, como nunca lo
fuí de los de allí.
Así que flipo cuando le respondo al policia:
-Bueno, como si me acaban de dar el dni esta mañana, soy ciudadano de pleno
derecho.
En este momento mi actitud no es para nada sumisa. Miro a los ojos en todo
momento, me mantengo erguido y seguro. Porque no he hecho nada malo.
Se que esto no es una gran estrategia frente a la policía, pues se suele decir
prefieren las actitudes sumisas, que si eres sumiso no vas a tener problema.
Pero yo me estoy sintiendo maltratado y quiero evidenciar mi disgusto.
Estoy tranquilo.
Yo estoy tranquilo.
-Tu dirección
-¿Por que?
Yo creo que me está poniendo una multa o sanción, pero en ningun momento me
lo dijo. Lo único que sé es que “me va a costar el dinero”, “por listo”.
Desde luego no creo que yo haya dado algun motivo por el que merezca una multa,
y es por eso que pregunto por qué. Decido no firmar la supuesta multa que está
redactando, definitivamente no estoy de acuerdo.
Por eso cuando el alza la voz y golpea la mesa, y me grita por mi direccion,
“mecagoenlaputa”, yo sigo contestando “¿por que”?, y pienso, si tienes mi dirección
en mi dni, si no he hecho nada, por que te estas poniendo asi. Y por eso cuando se
levanta y camina hacia mi yo sigo preguntando por que, y creo que se va a encarar
conmigo, y yo firme, seguro de que no he hecho nada. Todavía estoy pensando
cuando el llega a mi altura y empieza a darme, una bofetada primero y despues
golpes con el puño, en la cara, en el hombro. Con su mano derecha, desnunda,
quiero decir, sin guantes. Y entonces ya no pregunto mas por que, ahora grito que
yo no he hecho nada, para tio, que haces, que yo no he hecho nada . Y me cubro con
las manos y levanto los pies, y el me dice que me voy a ir al calabozo, y saca la
porra, y continua golpeándome, en la cadera, en el costado izquierdo siempre, el
siempre con la derecha. Hace un par de amagos muy breves, pero continua. No se
cuanto tiempo,supongo que poco, un par de minutos, quizá menos, quizá mas....no
lo se. A mi me pareció muy largo, pero el tiempo es muy flexible. No lo se.
Mucha gente cuando hemos hablado del tema me dicen menos mal que yo no los
toqué, porque entonces no podria hacer nada, que bien que lo hice.
Otros se sorprenden, “porque yo habria respondido, es instintivo” dicen.
Hubo un momento en que fui consciente de que cualquier cosa que yo hiciera iba a
ser en mi perjuicio, pero no lo percibí como un pensamiento, con palabras. Ellos
tenían el poder, todo el poder, y yo no tenia derechos.
Ellos hablan por teléfono, por walkie, entre si. Yo bajo la cabeza, y no miro a la
cara.
Llega la furgoneta y me hacen coger mis cosas. Se me caen de las manos porque
las esposas me aprietan y al tensar los brazos el dolor se hace mas intenso. No me
lo esperaba, el dolor. Nadie me ayuda y salgo por mi propio pie de la estación.
Humillante, la gente me mira. Uno de ellos me coge del brazo, firme.
No quieren esperar mucho ni hacer la cola, asi uno de ellos habla en recepcion
para ver si podemos colarnos. Si, por esta puerta.
Con las esposas aflojadas entro con el medico, me acompañan los dos policias.
En ningún momento estoy a solas con el medico.
Me dan medicamentos.
Me hacen dejar todas mis cosas en una mesa y me meten en una celda.
Me ofrecen un desayuno, que rechazo, y me meten en una celda con dos personas
mas.
Justo en la entrada del juzgado, al lado de las celdas, me encuentro por ultima vez
con el policia viejo. Ha estado presente siempre que he salido de las celdas.
Siempre he bajado la mirada.
Llueve un poco.
Si no hay motivos para tenerme encerrado, tampoco creo que los hubiera para
golpearme.
En el único momento que tuve opcion de hablar a solas con mi abogado recibi
presiones para que no lo hiciera (asi es mas rápido, el juez te quiere ver ya)
Ya no pude hablar con el.
Sospecho que lo que me ha pasado tiene que ver con mi aspecto, con mis rasgos,
con mi lugar de nacimiento, y con que no me mostré sumiso ante el agente,
aunque en todo momento obedecí sus peticiones/ordenes.