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Lo que me ocurrió en granada:

Escribo esto por dos razones:

- Porque creo que la memoria es volátil, nada estable, que no deja de contar
la historia que quiere ser contada, difuminando y moldeando el recuerdo a
voluntad.

-Porque ante un dilema de la memoria, tiendo a desconfiar de mi mismo, y


quiero tener algun relato mas cercano a los hechos que voy a contar.

Esta es mi motivación: tener un relato mas cercano a los hechos. A mi vivencia


de los hechos.

Y tengo esta motivacion porque este “proceso” se prolongará en el tiempo, y no


quiero que tener esta historia en la cabeza ni en el cuerpo, aunque sacarlo del
cuerpo implica otro proceso.

Es también una manera de comunicar esto a la gente que ha estado ahí


preguntando. Gracias a todos, por el apoyo.

También decir que estoy bien, aunque no puedo ocultar que esta historia dejó
huella propia, como una patada, y que consigo se llevó por delante gran parte de
mi equilibrio.
Vivo en barcelona desde hace 9 años, asi que gran parte de mis vacaciones
las empleo en viajes a Córdoba, donde viven mis padres y dos de mis hermanos.
Al principio en tren, mas tarde en avion.
Las “low-cost” han propiciado que proliferen multitud de aeropuertos en capitales
de provincias ineditas en este sentido, asi que pasé de mi habitual vuelo
Barcelona-Sevilla, a otras rutas (Barcelona-Granada)
En uno de estos viajes aproveché para encontrarme con una amiga de mi epoca de
estudiante en Granada, y así pasar la noche en esta ciudad, que tanto me gusta.
Vino a recogerme a la estación de autobuses (yo salia de granada al dia siguiente)
El acceso a la calle desde los andenes se puede hacer por una rampa mecanica, o
por unas escaleras. Arriba en el “hall” de la estación estaba ella.
Nos abrazamos y en cuanto nos dirigimos hacia la calle, cuando interrumpen
nuestro paso dos mujeres, que se identifican como agentes de policia y nos piden la
documentación.

-¿Por alguna razón en especial?- pregunto. Me gusta preguntar siempre el por que
de las cosas, se lo preguntaba a mis padres, al dentista, a los profesores... Por mi
aspecto suelo ser objetivo de este tipo de criba visual para hacer controles, asi que
estoy mas que acostumbrado, a los controles y a preguntar. Yo creo que
normalmente buscan drogas. Nunca he tenido ningún problema en este sentido.

Invariablemente los agentes responden a mi cuestión:

-Control rutinario-

Entramos a una habitación (cuartelillo?) que hay en la estación de autobuses y


mientras las agentes ¿verifican? nuestra identidad, Ana y yo nos vamos poniendo
al día

Las agentes preguntan que donde vivimos, que a que venimos, y poco mas....
Nosotros respondemos. Yo que en Barcelona, ella que en Granada, que habíamos
quedado...

-Muy bien, hasta luego.


Eso fue al principio del verano. Ana vino a pasar agosto a Barcelona, y regresó a
Granada. Yo ya no volví a Córdoba hasta mediados de septiembre, sabado 17.
Fuí a ver la nueva (y bonita) casa en el campo de mis padres, y a pasar un finde
“en familia”, que mi familia es muy dada a hacer estas cosas. Estuvo ese finde mi
sobrina Vera, con la que pasamos todo el día bañándonos en la piscina.

Me compré el billete de regreso via Granada, para estar un rato con Ana y para
conocer a Daniel, su primer sobrino, hijo de Cristina (su hermana) y Jacinto .
Llegaba vía autobús de nuevo y partía al día siguiente.
Era poco tiempo, pero tenia que trabajar al dia siguiente. “Simulo” ser camarero
en un bar en la Barceloneta, y aunque mis “jefes” (todos amigos) son muy flexibles,
mi economía no lo es tanto.

Esta vez Ana no venia a recogerme, asi que me disponia a pasar un rato tomando
unas cañas y viendo el Barça-el que sea, partido de liga entre semana mientras
me tomaba unas cañas. Así que me fumé el último cigarro antes de subir al
autobús en Córdoba, cogí un libro (el misterio del amor, de Joan Miquel Oliver)
para pasar las 2.30 hrs que tarda el viaje.
Normalmente cuando viajo llevo un petate “heredado” de los viajes de mis padres,
marrón, que es muy util porque se hace pequeño cuando voy a Córdoba, para
volver lleno de comida. Esta vez no llevo apenas nada, un par de chorizos y unas
conchas, un dulce que me recuerda a cuando era niño. Llevo también un bolso con
alguna lectura, y ropa cómoda, porque viajar es muy cansado, y prefiero ir lo mas
confortable posible. Para la ocasión llevaba un pantalón “chandal” nike, antiguo,
azul con dos bandas naranjas en los laterales. Me encanta este pantalón porque
me lo puedo remangar, es relativamente fresco, pero me lo puedo dejar largo
cuando refresca un poco. Llevaba una camisa lila, cuello de botones, que
normalmente llevo desabrochado, por el calor, porque me refresca. Es una especie
de uniforme que he paseado por aeropuertos y trasportes nacionales e
internacionales este verano (barcelona , Köln, Sevilla, Malaga) . Usaba mis
albarcas mallorquinas, que siempre me han gustado.
Soy pintor profesional desde hace 10 años, asi que normalmente mi ropa suele
evidenciarlo mostrando manchas de pintura, en especial zapatos.
Nunca meto mi mochila en el maletero del autobús, porque normalmente llevo
poco equipaje, y asi puedo salir más rápido. Es algo que me queda de los viajes
Granada-Córdoba de mis primeros 2 años de carrera universitaria.

Asi que salgo del autobús, petate al hombro y cigarro en la oreja, intentando
encontrar el mechero. Subo por la rampa, delante mia a unos metros una pareja de
estudiantes, imagino, se dan besos. Encima de la rampa dos agentes de policía
nacional uniformados. Uno mas joven (35?) y moreno, a la derecha, apoyado en el
muro que da acceso a la escalera (que no es mecánica) otro mas entrado en la
cuarentena, pelo mas claro, controlando el acceso a la rampa (mecánica), a mi
izquierda. Me fijo en el de la derecha por ser con el que tengo la visión mas clara,
y porque me está mirando fijamente. Sé lo que suele significar esto.
Cuando llego a su altura me dirijo hacia el, casi ni tuvo que moverse de su sitio.
El compañero no estaba con nosotros.

-Documentación

Mientras se la entrego pregunto

-¿por alguna razon en especial?

El farfulla una respuesta contrariada, y yo respondo que todavia no ha contestado


a mi pregunta. Pero esto ya no sirve de mucho porque el se dirije al “cuartelillo”
de la estacion, de nuevo a “verificar” mi identidad.

Espero en la puerta mientras le oigo repetir mi nombre, al teléfono me imagino.


Quizá con el walkie, hablando con un compañero.

En este momento mi mayor preocupación era fumarme un cigarro, y tenia la


puerta de salida justo al lado.

Me hace pasar a la estancia, que reconozco de la otra vez. Cuadrada, con un


escritorio en un extremo, custodiado por mobiliario de archivo, un par de sillas
en el otro extremos, verdes, y un ventanal a la altura de estas.

El tono del policía había cambiado de repente, y había pasado de rancio y


contrariado a decididamente intimidatorio:

-¡¡¿No sabe usted que no está en su Pais?!! ¡¡ ¿No sabe que aquí en España un
agente le puede pedir la documentación cuando quiera?!!
En Barcelona es muy común que me pregunten de donde soy, al notar mi
indisimulable (pero suavizado) acento. Que si soy canario (canario!), y
normalmente ubicándome en Andalucía. En el ranking de mas nombradas
aparecen Granada y Sevilla, aunque creo que mi acento no tiene nada que ver.

Existe una broma entre amigos, pues son conversaciones que se repiten mucho

-¿Tu,de donde eres?


– del sur
– pero, ¿de donde?
– ¿que es lo que quieres saber? ¿donde nací? ¿de donde es el acento?¿de donde
me siento?
– …...
– Nací en Guatemala, el acento es de Córdoba, porque allí vive mi familia,
aunque pase por gran ada, y me quedan cosillas, y en Barcelona lo he
suavizado...

No tengo un fuerte sentimiento de raiz, eso que se llama orgullo patrio, ni con
España ni con Guatemala. Vivir en Barcelona ha sido un paso adelante en este
sentido, pues es un gran entorno donde he podido poner en crisis mi identidad.
Con lo español tengo una cuestión política en el sentido de que nunca me sentí
como tal, y por lo que conozco de historia me identifico mas como republicano.
En Guatemala tengo familia, y amigos, pero tengo un gran trabajo que hacer en
este sentido, pues es una realidad de la que en verdad me encuentro muy alejado.
Alguna gente dice que tengo rasgos de indio, de “sudakilla”, y es algo que durante
un tiempo de mi adolescencia me disgusto, pero que ahora luzco con orgullo.
Otra gente dice que no, que no tengo apenas rasgos...
Yo siempre he vivido con mi cara, y no puedo juzgar muy bien el aspecto que
tengo, pero si sé que nunca fui tan parecido a los “niños” de aquí, como nunca lo
fuí de los de allí.
Así que flipo cuando le respondo al policia:

-Pero si yo tengo doble nacionalidad! Siempre he vivido aquí!

Me faltó decir “soy españo!!”


En realidad lo que le tendria que haber dicho era:

-Bueno, como si me acaban de dar el dni esta mañana, soy ciudadano de pleno
derecho.

Pero claro, no se te ocurre.

En este momento todavía estamos de pie ambos, el:

-Pues ahora por listo te va a costar el dinero.

En este momento mi actitud no es para nada sumisa. Miro a los ojos en todo
momento, me mantengo erguido y seguro. Porque no he hecho nada malo.
Se que esto no es una gran estrategia frente a la policía, pues se suele decir
prefieren las actitudes sumisas, que si eres sumiso no vas a tener problema.
Pero yo me estoy sintiendo maltratado y quiero evidenciar mi disgusto.
Estoy tranquilo.

Me hacen sentarme en una de las dos sillas, “sientese”.


Escojo la de la derecha.
Mis “pertenencias” estan a mi derecha, a los pies.
Me realizan las mismas cuestiones de siempre, que donde vivo, que qué hago aquí,
que a donde voy, ….Las voy contestando mientras el policía joven va rellenando un
formulario, muy torpemente, o quiza alterado, aunque esto es un juicio que puede
estar muy influenciado. El recuerdo es que no le estaba resultando fácil, miraba
una y otra vez alguna guía o algo así.

En este momento el compañero cuarenton ya esta con nosotros, aunque no


recuerdo exactamente desde cuando. Había estado identificando a otra persona.

Es el encargado de revisar lo que extraigo de mis bolsillos y deposito en la silla de


la izquierda. Algunos papeles que se quedan en los pantalones cuando los pongo a
lavar. El los examina como el cuerpo del delito, pero no hay nada.
Se queda a mi izquierda , de pie apoyado en la pared a la altura de la mesa.

Yo estoy tranquilo.
-Tu dirección
-¿Por que?

Yo creo que me está poniendo una multa o sanción, pero en ningun momento me
lo dijo. Lo único que sé es que “me va a costar el dinero”, “por listo”.

Desde luego no creo que yo haya dado algun motivo por el que merezca una multa,
y es por eso que pregunto por qué. Decido no firmar la supuesta multa que está
redactando, definitivamente no estoy de acuerdo.

Por eso cuando el alza la voz y golpea la mesa, y me grita por mi direccion,
“mecagoenlaputa”, yo sigo contestando “¿por que”?, y pienso, si tienes mi dirección
en mi dni, si no he hecho nada, por que te estas poniendo asi. Y por eso cuando se
levanta y camina hacia mi yo sigo preguntando por que, y creo que se va a encarar
conmigo, y yo firme, seguro de que no he hecho nada. Todavía estoy pensando
cuando el llega a mi altura y empieza a darme, una bofetada primero y despues
golpes con el puño, en la cara, en el hombro. Con su mano derecha, desnunda,
quiero decir, sin guantes. Y entonces ya no pregunto mas por que, ahora grito que
yo no he hecho nada, para tio, que haces, que yo no he hecho nada . Y me cubro con
las manos y levanto los pies, y el me dice que me voy a ir al calabozo, y saca la
porra, y continua golpeándome, en la cadera, en el costado izquierdo siempre, el
siempre con la derecha. Hace un par de amagos muy breves, pero continua. No se
cuanto tiempo,supongo que poco, un par de minutos, quizá menos, quizá mas....no
lo se. A mi me pareció muy largo, pero el tiempo es muy flexible. No lo se.

Ahora su compañero está a mi lado tambien, no se cuanto tiempo ha estado ahi,


yo solo prestaba atención al que me estaba pegando. Me inmovilizan entre los dos
mientras el mas joven me ponía las esposas, primero mi mano derecha, muy
apretada, me duele, luego la izquierda, fuerte también, pero con bastante menos
presión.

Yo no entiendo por que me inmovilizan, si yo no me he movido de la silla,


tampoco entiendo por que me me han esposado, no entiendo la situación.
Todavía me mantengo en mi posición, erguido y mirando de frente, pero bajo la
mirada, ya por miedo.

Empiezo a entender lo que me está pasando.


No me moví salvo para cubrirme la cara y el torso.

En todo momento les obedecí, les entregué mi documentación, accedí al


“cuartelillo” por mi propio pié, y permanecí dentro y puse mis pertenencias a su
disposición cuando lo requirieron.

No mostré una actitud sumisa hasta que me pegaron.

Hasta ese momento, les miré a la cara.

Pregunté lo que creí necesario.

No obtuve respuesta a ninguna de mis preguntas.

Tuve (y tengo) miedo.

Utilizo la dirección de mis padres en Córdoba para todas las notificaciones.

Nunca pensé que me vería en una situación similar.

Mucha gente cuando hemos hablado del tema me dicen menos mal que yo no los
toqué, porque entonces no podria hacer nada, que bien que lo hice.
Otros se sorprenden, “porque yo habria respondido, es instintivo” dicen.

Hubo un momento en que fui consciente de que cualquier cosa que yo hiciera iba a
ser en mi perjuicio, pero no lo percibí como un pensamiento, con palabras. Ellos
tenían el poder, todo el poder, y yo no tenia derechos.

Me preguntaron a quien avisar, y yo les di el teléfono de mi amiga Ana, pensando


que ella vive en granada, y que quizá esté en mejor posición para ayudarme.
Especifique que no la llamaran antes de las 22 hrs, porque estaría trabajando.
Estoy esposado, me duelen las muñecas porque tengo las esposas muy apretadas,
siento dolor en la sien y en gran parte del cuerpo. Estoy muy nervioso.

Ellos hablan por teléfono, por walkie, entre si. Yo bajo la cabeza, y no miro a la
cara.

Llaman a la puerta, es el guardia de seguridad de la estación. Había un problema


con un tipo que había agredido a una chica, y sale el policía mas viejo. Me quedo a
solas con mi agresor. El busca en mi bolso, en mi cartera, en el petate que llevo.
Saca la camara de fotos, saca mis libros....Esta exaltado, se pone los guantes, se los
quita. Esto me parece muy curioso porque me agredió con las manos desnudas,
asi que no se a que viene tanta asepsia para registrar mis cosas. Creo que el
piensa lo mismo y por eso se los quita. Los guantes eran negros, de cuero o
similar.

Me hace apagar el móvil.

Vuelve el compañero. No ha aclarado nada con la chica y hay un poco de confusión


en este momento.

Llega la furgoneta y me hacen coger mis cosas. Se me caen de las manos porque
las esposas me aprietan y al tensar los brazos el dolor se hace mas intenso. No me
lo esperaba, el dolor. Nadie me ayuda y salgo por mi propio pie de la estación.
Humillante, la gente me mira. Uno de ellos me coge del brazo, firme.

Entro en la furgoneta, con mis cosas a mis pies.


En este momento pienso en enviar un mensaje a Ana, para que estuviera
prevenida, pero dejo pasar la oportunidad. No quiero que me pillen, tengo miedo
de que me pillen.
“te vamos a llevar al hospital, para que veas que aquí las cosas las hacemos bien”

Si, muy bien las haceis, pienso.

Me llevan al Hospital Virgen de las Nieves. Lo reconozco, estuve viviendo cerca


de alli un año.

No quieren esperar mucho ni hacer la cola, asi uno de ellos habla en recepcion
para ver si podemos colarnos. Si, por esta puerta.

Me preguntan mis datos, para el ingreso.


“Tu dirección”
mierda de pregunta.
“Fray pedro de Córdoba 24, 14009 Córdoba”. Es la dirección de mis padres, la que
figura en mi dni.

En la recepción de urgencias me hacen esperar. El compañero viejo entra a hablar


con el medico de urgencias.
Alguien del personal sanitario me pregunta que donde me duele. Digo o me
señalo, la cara, el brazo, la cadera, las muñecas.
“sera de las esposas” dice quien me estaba preguntando.
“si te portas bien te las aflojo un poco” dice el policia, mi agresor.
¿si me porto bien?!!! pienso, pero no lo digo.

Con las esposas aflojadas entro con el medico, me acompañan los dos policias.
En ningún momento estoy a solas con el medico.

“No tengas miedo, dime que te pasa”


Por supuesto que tengo miedo, sobre todo de contar algo y que después me peguen
mas.
“Yo no he hecho nada..” digo. Se me saltan las lagrimas.
Me reconoce, me pregunta, me tumba en la camilla, me mira en los ojos.

No creo que hiciera ningún parte de lesiones.


No me dieron copia de mi informe de urgencias
“Lo adjuntamos a la denuncia”, dicen.

Me dan medicamentos.

“suerte...” me dice el medico.


Llegamos a la comisaria. En mi mente deben ser las 21.00
Esta cerca de la estación, creo, por la direccion que tomamos, pero no la
reconozco, supongo que no existia cuando yo vivi en granada.
Desde luego nunca antes habia necesitado ir.

Entramos por un parking subterraneo, y al final del pasillo me encuentro con


varios policías.

Me hacen dejar todas mis cosas en una mesa y me meten en una celda.

“¿quieres comer?” Yo no tengo hambre.

Un rato mas tarde me sacan de nuevo y me presentan un documento en el que


creo que figuran mis derechos.
“A quien quieres que llamemos”
Les repito que a Ana, les doy el numero de telefono.
Me registran a mi, y mis cosas, las enumeran y las apuntan en una lista.
Firmo el documento donde aparece la lista de mis cosas, mis derechos y supongo
que la razon por la que estoy alli. Igualmente me lo explican.
“Estas aquí por resistencia a la autoridad y agredir a un agente”
“Yo no he hecho nada”
“No te preocupes, mañana por la mañana estas fuera porque no tienes
antecedentes”
…..ya, perfecto, no me preocupo....
Estoy rodeado de policias, muy intimidado, golpeado, y mi agresor y su compañero
están todavía allí.

Me llevan a una celda.


Antes pido que me dejen un libro conmigo, y me dejan uno en catalan, de Joan
Miquel Oliver.
“¿quieres cenar? Yo sigo sin hambre.
Las celdas tienen como un somier de obra, sobre el que pones el colchon.
Las rejas son muy gruesas, cuadradas, y apenas te cabe la mano.
Todo ahi abajo es oscuro, y no tienes ninguna referencia del exterior.
Me cuesta dormir, siempre, y alli fué muy complicado.
Me despertaba y la luz estaba encendida, yo aprovechaba y leia.
En medio de la noche se escucharon gritos y golpes, después supe que era un
marroquí que, por supuesto, había agredido a un policía.
Preguntaba cuando podía por la hora.
Por la mañana nos fueron sacando uno a uno, y nos tomaron impresiones de las
manos, enteras, y nos sacaron fotos. Me acompañaban dos policías, y junto a la
puerta donde me iban a tomar las huellas vi al compañero viejo, el compañero mi
agresor. Bajé la mirada.

Me ofrecen un desayuno, que rechazo, y me meten en una celda con dos personas
mas.

Me llaman de nuevo, y en el pasillo me vuelvo a encontrar con el policia viejo.


Vuelvo a bajar la mirada.
Entro en una habitación, y esta un tipo que no lleva uniforme y un policía.
El policía me informa que el tipo es mi abogado, me presenta lo que creo que es
mi denuncia. Yo quiero hablar con mi abogado, lo digo.
Me dicen que si lo hacemos ahora vamos a tardar, que ya lo haremos mas tarde, en
el juzgado, que el juez me está reclamando.
Firmo el documento (así es mas rápido, así sales antes)
Y de nuevo a la celda.

Espero un rato mas, y ya por fin me llevan al juzgado.


¿son necesarias las esposas?
Es el protocolo, me responde.

Entramos al juzgado, y hay un poco de confusión, porque se ve que el juez me


quería ver antes de la una, y hemos llegado tarde. Me entero de que me está
reclamando desde la mañana. Todo es muy desorganizado, pienso.

Justo en la entrada del juzgado, al lado de las celdas, me encuentro por ultima vez
con el policia viejo. Ha estado presente siempre que he salido de las celdas.
Siempre he bajado la mirada.

Breve espera y subimos al juzgado.


Allí me informan de que tengo un juicio rápido por falta al día siguiente, que no
hace falta abogado para eso.

Salgo libre del juzgado.


Mi amiga Ana no tiene noticias de la policia, asi que soy yo el que la llamo para
contarle, y que me venga a recoger.

Llueve un poco.

En ningún momento pude dar mi versión de los hechos.

Según la persona que me atendió en el juzgado, no había motivos para tenerme


encerrado, pero ya había estado encerrado.

Si no hay motivos para tenerme encerrado, tampoco creo que los hubiera para
golpearme.

En el único momento que tuve opcion de hablar a solas con mi abogado recibi
presiones para que no lo hiciera (asi es mas rápido, el juez te quiere ver ya)
Ya no pude hablar con el.

Sospecho que lo que me ha pasado tiene que ver con mi aspecto, con mis rasgos,
con mi lugar de nacimiento, y con que no me mostré sumiso ante el agente,
aunque en todo momento obedecí sus peticiones/ordenes.

Me parece injusto el trato recibido


Me parece una falacia todo el proceso que sufrí.
Me resulta que estoy muy desprotegido ante estas personas, que curiosamente
tienen como oficio protegerme.

Me han vuelto a parar en Barcelona un par de veces desde aquel incidente.


Tengo que decir que el estado de nerviosismo en el que entro en estas
circunstancias me alarma.
Uno de los agentes (Mossos de incognito) incluso me tranquilizó diciendo que en
Cataluña no son así.
No he vuelto a tener ningun problema en este sentido, pero el dia de la huelga
general no quise ni salir a la calle por miedo a que me pararan.

Sigo teniendo miedo.

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