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militares
Patricia Chandomí
TUXTLA GUTIERREZ, Chis., 20
de octubre (apro-cimac).- El 4 de
junio de 1994, tres hermanas, de
12, 13 y 14 años de edad, fueron
detenidas junto con su madre, Delia
Pérez de González, por un grupo de
militares en un retén del municipio
de Altamirano, Chiapas.
“Ninguna cantidad que dé el gobierno será suficiente para sacarnos del corazón
el daño y el coraje que se nos ocasionó”, dicen las adolescentes, cuyo rostro
refleja rabia e impotencia.
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La pobreza, su compañera
permanente, les aconsejó aceptar
el ofrecimiento de Sabines, pero exigieron incluir a su madre, porque ella
también sufrió por el ataque sexual contra sus hijas, perpetrado por elementos
del Ejército Mexicano.
“En estos 16 años que ha tardado el proceso, ni en toda nuestra vida podemos
olvidar el dolor, la enfermedad y la rabia que nos causó la violación. Nunca
podremos perdonar lo que nos hicieron”, expresan las hermanas, apoyadas por
un traductor.
Dos años después el caso fue presentado ante la CIDH con el apoyo de la
Comisión Mexicana para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos y
del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil). El asunto sentó un
precedente en el sistema interamericano, que por primera vez reconoció la
violación sexual como tortura y determinó que el delito cometido por militares
contra las tres indígenas tzeltales fuera investigado en el fuero civil.
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Valentina señaló que lo más importante es que después de ocho años de buscar
la justicia, ahora “el gobierno tiene que reconocer que se equivocó con dos
mujeres indígenas”; y recordó que sus casos como mujeres agredidas
sexualmente por soldados no son los únicos, pero sólo ella e Inés se atrevieron a
denunciar.
“La principal intención es que lo que ocurrió con Valentina e Inés, y que pasa en
todo el país a partir de que el gobierno de Felipe Calderón apostó por la
militarización de la seguridad pública, no vuelva a ocurrir”, puntualizó Barrera
Hernández.
"Le tomó más de 20 años para mí que admitir lo que había sucedido;. Es algo
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que nunca perdonará que acaba de aprender a vivir con él," 35 años de edad,
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Según UNICEF, una gran parte de esto, sexual y psicológica violencia física y
el abandono permanece oculto, ya veces se acepta socialmente.
Y mientras que este delito se denuncia, hay menos información aún sobre las
diferencias en los malos tratos por motivos de género. "Hay una invisibilidad
estadística que nos impide obtener una imagen clara del problema", dijo Pérez.
En Quintana Roo, estado el secretario de Salud, Juan Carlos Azueta, dijo que en
2009 5.500 embarazos en la adolescencia se informó, el 16 por ciento de los
cuales fueron el resultado de la violación - una parte en línea con la media
nacional.
"Amo a mi hija, pero nunca he sabido cómo tratar con ella. Ella me exaspera, y
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yo estoy a menudo injusto para ella", admitió Gloria, una madre de tres niñas, la
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"A los 15, me escapé de casa con el hombre que ahora es el padre de mis hijos,
pero las cosas fueron aún peor para mí", Citatli, ahora tiene 45 años y una
abuela, dijo a IPS. Ella vive en un barrio de bajos ingresos en la parte oriental
de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Tenía dos hijos en el momento en que ella tenía 17 años, "y el más joven nació
prematuramente después de que fue golpeado", dijo. "Siempre he estado
rodeado por la violencia. De mi madre, mis hermanos, mi primer marido, y
ahora de mis hijos." Su única esperanza es que sus cinco nietos "no salen de esa
manera."
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Giovanni, un año de edad, niña de nueve años que vive en el violento barrio de
la Ciudad de México de la Penitenciaria, sabe todo acerca de eso. Ella tiene lo
que es tradicionalmente el nombre de un niño, porque cuando su madre estaba a
punto de dar a luz a su hijo primogénito, perdió el embarazo debido a "un susto"
cuando el padre se involucró en una pelea. Así que el nombre fue a la niña,
cuando ella nació.
"Odio la violencia, y lo odio aún más cuando los hombres beben", dijo
Giovanni TerraViva.
Mientras tanto, en algunos estados de la República, las leyes son más duras para
las mujeres que se someten a abortos que en los violadores que los impregnados.
Según las encuestas del gobierno, más del 60 por ciento de los adolescentes
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* Este artículo fue publicado originalmente por IPS TerraViva con el apoyo de
UNIFEM y el Fondo Holandés ODM3. (FIN)
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