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Características generales de los reptiles

Además de reptar, los reptiles se caracterizan fundamentalmente por:

- Piel gruesa protegida por una capa córnea protectora de escamas.

- Reproducción ovípara (en algunos casos, vivípara) con fecundación interna


(presencia de órgano copulador (hemipene) en todas las especies).

- Respiración pulmonar durante toda su vida (incluido cuando son embriones).

- Circulación sanguínea doble e incompleta con corazón divido en 3 cámaras (2


aurículas y 1 ventrículo).

- Esqueleto formado por 4 extremidades (tetrápodo) y constituido por cráneo


osificado y columna vertebral divida en 5 regiones (cervical, torácica, lumbar, sacra
y caudal), como los mamíferos.

- Sistema nervioso constituido por 12 pares de nervios craneales.

- Patrones rígidos de conducta establecidos desde el nacimiento, sobre todo los


reproductivos.

- Independencia del medio acuático: adaptación total a la vida terrestre.

- Dependencia del medio ambiento: son animales de sangre fría o poiquilotermos.

 
¿Qué son los reptiles?

Las reptiles son el grupo de vertebrados formado por los lagartos (o saurios), los
cocodrilos, las serpientes (u ofidios) y las tortugas (o quelonios).

Esta clase de animales son los ancestros tanto de los mamíferos como de las aves.

La ciencia que se encarga de estudiar a estos animales (y a los anfibios) es la


herpetología.

¿Qué comen los reptiles?

La dieta de los reptiles varia mucho más de una especie particular a otra que de un
grupo a otro de reptiles, por lo que es muy difícil generalizar sobre las costumbres
alimenticias de estos animales. La excepción a la gran variabilidad en la
alimentación de los reptiles la constituye el grupo de las serpientes, así como el de
los cocodrilos, que son carnívoros estrictos. La dieta de serpientes y cocodrilos
(excepto en alguna especie concreta) no incluye ninguna proporción de alimento
vegetal sino que todos estos animales comen solamente otros animales, tanto
vertebrados como invertebrados.

La mayoría de los reptiles carnívoros se alimentan de cualquier presa que esté


dentro de un determinado rango de tamaño. Sin embargo, las serpientes son más
especialistas y no se limitan a consumir cualquier presa adecuada a su talla.
En cualquier caso, además del tamaño de las presas los reptiles valoran a la hora
de seleccionarlas como plato de su menú el tipo de movimientos que hacen en
desplazarse, el olor que desprenden, su colorido o la temperatura corporal de las
propias presas.

En la mayoría de reptiles carnívoros, otro factor que condiciona el tipo de presa que
van a consumir, además del tamaño y otras características propias de una presa en
concreto, es la variabilidad propia de presas existentes en el lugar donde vive ese
reptil. De hecho, sin llegar al extremo de los anfibios, en general, los reptiles son
animales todoterreno que comen cualquier animal que esté a su alcance.

A pesar de la gran variedad en cuanto a dietas de los reptiles, podemos afirmar que
la mayoría de esta clase de animales son especies carnívoras, que engullen sus
presas sin masticarlas. Los reptiles carnívoros no mastican el alimento, se lo tragan
entero, después de sujetar a la presa con sus dientes y colocarla en la posición
adecuada, a veces con la ayuda de las extremidades anteriores, como en el caso de
las tortugas acuáticas.
De hecho muchos reptiles, salvo las tortugas que tienen en su lugar láminas
córneas, poseen dientes para sujetar mejor a la presa y evitar que escape.
Los dientes de los reptiles están soldados a las mandíbulas, excepto en los
cocodrilos que se hallan implantados en los alveolos dentarios, como muestra de su
mayor grado evolutivo.
Los dientes de los reptiles,a diferencia de los dientes de los mamíferos, se renuevan
varias veces a lo largo de su vida (son polifiodontos).
En general, los saurios no mastican tampoco las presas, pero a diferencia de las
serpientes, no las tragan totalmente enteran sino que ya están un poco trituradas
por sus mandíbulas cuando las engullen.
¿Que reptiles son herbívoros?
Aunque no son predominantes, existen reptiles herbívoros, pese a que podemos
afirmar que los reptiles son sobre todo animales carnívoros.

Entre los reptiles herbívoros, podemos encontrar las tortugas terrestres (excepto
las del género Terrapene), las iguanas, las iguanas del desierto (Dipsosaurus
dorsalis), los Hidrosaurus o los lagartos de cola espinosa (Uromastix spp).
Como especies autóctonas de Europa de tortugas terrestres está la tortugas
mediterránea (Testudo hermanni), la tortuga mora (Testudo graeca) (aunque está
especie se encuentra más en zonas de África y Asia (la parte norte) que en Europa,
limitada en algunos puntos del sur de la Península Ibérica, Italia, Grecia y los
Balcanes) y la tortuga marginada (Testudo marginata), la mayor tortuga terrestre
de Europa con sus 35 cm de longitud máxima que vive de forma salvaje en Italia,
Grecia y en Cerdeña.

Los reptiles no son en la mayoría de los casos herbívoros estrictos, por lo que
también comen alimento de origen animal. Así por ejemplo, las tortugas europeas
se alimentan fundamentalmente de plantas, de sus tallos, hojas y floras, pero en
ocasiones también capturan pequeños invertebrados, como gusanos o escarabajos.
La excepción están en la tortuga marginada de dieta casi completamente herbívora,
sólo en muy raras ocasiones llega a tomar algún invertebrados, como una babosa.

¿Que reptiles comen insectos?


Existe un número considerable de reptiles que basan su dieta en insectos y otros
invertebrados, como arañas, caracoles, babosas o lombrices.

Como grupo principal de insectívoros tenemos a los saurios. Entre ellos están unos
reptiles muy frecuentes en Europa, las lagartijas. La lagartija cenicienta
(Psammodromus hispanicus), la lagartija colilarga (Psammodromus hispanicus), la
lagartija colirroja (Acanthodactylus erytrurus) son especies propias de la Península
Ibérica, además obviamente de la lagartija ibérica (Podarcis hispanica). Otras
especies que viven en una zona más amplia son la lagartija roquera (Podarcis
muralis) o la lagartija de turbera (Lacerta vivipara), que se encuentran en la zona
centro y norte de Europa.

Otros reptiles típicamente insectívoros son los camaleones. En Europa, vive el


camaleón común (Chamaeleo chamaeleon). Sin embargo, los camaleones son unos
animales típicamente africanos. En el sureste asiático, se encuentran las restantes
especies de camaleones en la Península Arábiga, la India o Sri Lanka.

Los geckos también son unos animales insectívoros como los camaleones. La
salamanquesas son los geckos europeos. A parte de la salamanquesa común
(Tarentola mauritanica) y la salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus), existen
muchas más especies de geckos que se pueden encontrar en toda África y Oceanía,
la parte sur de Eurasia, en América del Sur, América Central y el sur de América del
Norte.

Otras especies propias de Europa que se alimentan de insectos, así como de otros
invertebrados, como arañas, caracoles o babosas, son el lución (Angis fragilis) y el
lagarto de cristal (Ophisaurus apodus), que a pesar de su aspecto, estos lagartos
sin patas, no son serpientes.
Los eslizones, como el eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) y el hermoso eslizón
ocelado (Chalcides ocellatus) también devoran con esmero un gran número de
insectos.

Los saurios de mayor tamaño de Europa, como el lagarto ocelado (Lacerta lepida) o
el lagarto verde (Lacerta viridis) además de alimentarse de insectos como las
lagartijas también atacan presas más grandes, como pequeños vertebrados
(roedores y huevos de aves) dado su mayor tamaño.

¿Qué comen las serpientes?


Las serpientes se alimentan de presa viva, lo que acarrea más de un problema de
mantenimiento para el aficionado a los animales exóticos que quiere adquirir uno
de estos preciosos animales, aunque estos animales se pueden habituar a comer
presas muertas (tanto frescas como congeladas).

Las serpientes, gracias a la gran movilidad de sus mandíbulas, que no están


soldadas, engullen el alimento entero y sin masticar.

No obstante, el inconveniente que tienen las serpientes es el de depender de su


propio tamaño a causa de la incapacidad de despedazar el alimento, que sí se da en
muchos lagartos y algunas tortugas de agua.
Esto se traduce en que serpientes más grandes comen presas más grandes. Pero
también a la inversa, las serpientes más pequeñas tienen una dieta a base de
presas de pequeño tamaño.

Todas las serpientes son carnívoras. Las serpientes pueden alimentarse de peces,
anfibios, pequeños lagartos, mamíferos pequeños, aves e incluso pequeños
artrópodos, como insectos y arañas, según sea el tamaño de la serpiente.
En cambio, cuando son todavía crías, las serpientes, normalmente, se nutren de
insectos y otros animalillos invertebrados.

Sin embargo, existen algunas especies de serpientes con dietas especializadas,


como las serpientes que se alimentan de insectos, como Opheodrys aestivus; de
lagartos, como Coronella girondica o de huevos. Aunque, como el resto de
serpientes, también adaptan la alimentación a su tamaño y cuando son jóvenes se
alimentan de presas más pequeñas, ya sea insectos más pequeños, huevos de
especies más pequeñas o crías de lagarto, y a medida que crecen se alimentan con
presas cada vez mayores de tamaño.

Por lo tanto, existen serpientes con dietas más especializadas basadas en huevos,
como la serpiente comedora de huevos africana (Dasypeltis scabra); en lagartijas y
lagartos más grandes, como la culebra lisa meridional (Coronella girondica); en
insectos, como la serpiente verde áspera (Opheodrys aestivus) o bien en otras
serpientes, como la cobra real (Ophiophagus hannah) o las serpientes reales
(Lampropeltis spp), estas dos últimas son serpientes ofidiófagas.
Las serpientes acuáticas, como las culebras europeas culebra de collar (Natrix
natrix) y Natrix maura o culebra viperina, se alimentan de ranas y sapos y peces.
Incluso hay serpientes que basan su dieta en caracoles, como la serpiente come-
caracoles (Sibon annulata) de Centroamérica. Esta serpiente tiene endurecida la
mandíbula inferior y los dientes delanteros los tiene más desarrollados para poder
comer los duros caracoles. De hecho, no se comen la concha, sino que sólo
consume la parte blanda del caracol una vez la saca de su protección con la ayuda
de los dientes y la fuerte mandíbula.

Las serpientes marinas también tienen dietas muy concretas. Las serpientes de mar
del género Emydocephalus se alimentan únicamente de huevos de peces. Por
ejemplo, la serpiente de mar de cabeza de tortuga (Emydocephalus annulatus) se
alimenta de huevos de peces demersales, como gobios o pomacéntridos.
Otras serpientes de mar, en cambio, tienen un menú un poco más variado como las
Hydrophis (Hidrophis spiralis o serpiente de mar amarilla, Hidrophis lapemoides o
serpiente marina del Golfo Pérsico, Hydrophis fasciatus o serpiente de mar
manchada, etc.). Estas serpientes se alimentan sobre todo de crustáceos (además
de peces), como cangrejos y camarones, que sacan de sus refugios gracias a su
estrechísima cabeza y a su delgado cuerpo que les permite introducirse por los
agujeros y grietas donde se esconden sus presas.
Sin embargo, muchas serpientes marinas comen básicamente peces. La serpiente
marina de cola ancha de la especie Laticauda semifasciata depreda sobre un gran
número de peces distintos aunque sobre todo consume acantúridos y
pomacéntridos. Las crías de esta especie se alimentan principalmente de peces
Parapercis.

Pese a que existen serpientes con menús muy especializados, el mayor número de
serpientes se alimenta de roedores. En esta lista se encuentran varias culebras,
como las serpientes ratoneras (Elaphe spp) como ejemplo de animales exóticos o
las culebras autóctonas de la Península Ibérica, como la Elaphe scalaris o culebra
de escalera y la culebra de esculapio (Elaphe longissima). Las víboras también
consumen un gran número de roedores, como la víbora hocicuda (Vipera latasti) y
la víbora áspid (Vipera aspis) como ejemplo de víboras ibéricas. Los crótalos o
serpientes de cascabel, como el crótalo diamantino (Crotalus adamanteus), el
crótalo de bosque (Crotalus horridus) o el crótalo atroz (Crotalus Atrox) se
alimentan fundalmente de roedores.

¿Qué comen las tortugas y los lagartos?


Los lagartos y otros saurios, (con la excepción de los cocodrilos, grupo totalmente
distinto y de dieta completamente carnívora) junto con las tortugas tienen una
dieta mucho más variada. Existen especies herbívoras, omnívoras, carnívoras e
incluso insectívoras.

Las tortugas terrestres son animales herbívoros, excepto las tortugas Terrapene,
como la tortuga caja de Carolina (Terrapene carolina) o la tortuga caja ornada
(Terrrapene ornata).
Por lo tanto, las tortugas, exceptuando la inmensa mayoría de las terrestres que se
alimentan de vegetales que trituran con su pico córneo y algunas pocas tortugas
marinas, como la tortuga verde (Chelonia mydas) que consume algas marinas, son
animales carnívoros, tanto las de agua dulce o galápagos, que comen anfibios,
peces y carroña, como las tortugas marinas, con una dieta basada en peces y
medusas. La tortuga laúd (Dermochelys coriacea) tiene una dieta que se basa casi
en su totalidad en medusas.
Aunque, en realidad, el mayor número de especies son omnívoras y en menor
cantidad existen tortugas herbívoras o carnívoras estrictas.

En este sentido, se observa, en la mayoría de tortugas acuáticas, la tendencia hacia


una dieta más herbívora conforme madura el animal, como en la tortuga de Florida.

Un buen ejemplo de tortuga omnívora es la tortuga caimán (Macroclemys


temminckii). Esta tortuga se alimenta de peces principalmente, aunque en su menú
también figuran crustáceos, como cangrejos de agua dulce y langostas de agua
dulce, moluscos como caracoles y almejas, ranas y salamandras, reptiles de
pequeño tamaño, como tortugas, serpientes y crías de caimán, plantas acuáticas y
frutos e incluso aves y mamíferos.

Algunas especies de tortugas acuáticas tienen una dieta muy específica. La tortuga
Malayemys subtrijuga o tortuga malaya comedora de caracoles, como su nombre
indica, se alimenta, en estado salvaje, exclusivamente de caracoles acuáticos de
agua dulce. Malaclemys terrapin o tortuga de dorso diamantino tiene un régimen
alimenticio menos especializado y además de caracoles también consume
crustáceos, insectos y invertebrados acuáticos, peces, además de plantas acuáticas,
pero en menor cantidad.

Algunas especies de saurios tienen también una dieta bastante herbívora, como la
iguana verde (también consume insectos) o la iguana marina (Amblyrhynchus
cristatus) de las Islas Galápagos, que sólo se alimenta de algas marinas.

No obstante, la mayoría de lagartos y demás saurios de pequeño tamaño, como las


lagartijas y los geckos son animales carnívoros que se alimentan de insectos y otros
pequeños invertebrados, como, arañas, babosas o caracoles.

Los lagartos más grandes, como los varanos, como por ejemplo el dragón de
Komodo, se alimentan de presas de mayor tamaño, como otros lagartos, búfalos,
ciervos o ganado, además de roedores y aves. Por supuesto, también comen
insectos como el resto de lagartos.

Foto de tortugas comiendo

¿Que comen los cocodrilos?


Los cocodrilos son animales carnívoros estrictos (no consumen ningún tipo de
alimento de origen vegetal), con dietas muy variadas que pueden contener tanto
vertebrados como invertebrados. Se alimentan en mayor medida de peces, pero
también de anfibios (sobre todo, ranas) y tortugas y las especies más grandes
añaden a este menú mamíferos y reptiles, de mayor tamaño cuanto más grande es
el propio cocodrilo, además de aves. Los cocodrilos de gran tamaño, como el
cocodrilo del Nilo (Cocodrylus niloticus) de hasta 7 metros de longitud, pueden
llegar a comer grandes mamíferos, como ñúes y búfalos. El ser humano tampoco se
escapa a los ataques de este majestuoso animal.
Las crías de cocodrilo se alimentan de insectos y otros invertebrados, como
cangrejos y caracoles, y peces pequeños.
La comida de los reptiles
Los reptiles cazan guiándose mayoritariamente por la vista, mientras que las
especies herbívoras se sirven del olfato para encontrar el alimento. Aunque, los
animales se sirven de todos sus sentidos para desarrollar cualquier actividad.

El modo que tienen los reptiles carnívoros de hacerse con una presa es muy distinto
según la especie y sus costumbres.

Muchas serpientes cazan al acecho aves y otras presas. Este es el caso de las
serpientes arborícolas, como por ejemplo, el crotalino o tamaga verde (Bothriechis
marchi), la pitón verde arborícola (Morelia viridis) o la boa esmeralda (Corallus
caninus).
Otras serpientes más pequeñas, las serpientes de enredadera, como la culebra
arborícola del Cabo (Dispholidus typus), la serpiente liana o serpiente pajarera
(Thelotornis capensis) o la serpiente de hocico largo (Ahaetulla nasuta), tienen
unos cuerpos alargados y finos muy parecidos a las ramas de los árboles que les
rodean, esperando pacientemente durante horas hasta que se acerquen a ellas
algún animal de su agrado, como un pájaro.

En cambio, unas cuantas serpientes persiguen implacablemente la comida. Este es


el caso de las serpientes acuáticas, como la culebra teselada (Natrix tessellata).

En las tortugas acuáticas también existen 2 grupos, el de las tortugas exploradoras


que se desplazan en busca de presas que persiguen hasta darles caza y el de las
tortugas que cazan al acecho, animales silenciosos y cautos que pasan largos
tiempos inmóviles esperando la llegada de su presa.

En el primer grupo, el de los reptiles que buscan sus presas activamente, están las
tortugas más conocidas, como las tortuga de Florida y otras Trachemys, las
Graptemys y las Chrysemys y las tortugas europeas Mauremys caspica o galápago
leproso y Emys orbicularis o galápago europeo. Son animales rápidos y ágiles que
dependen de su velocidad y destreza para obtener la comida (Aunque también se
alimentan de carroña, como la mayoría de tortugas de agua).

Las tortugas que cazan al acecho se valen de otros recursos distintos para hacerse
con una presa. Estos animales son los maestros del camuflaje y el engaño.
La mayoría de estas tortugas pueden pasar largo tiempo en el fondo del agua
invisibles a los ojos de sus presas hasta que se aproximen más de la cuenta para
darles caza con un rápido movimiento.
Algunas colocan verdaderas trampas a sus víctimas. La lengua en forma de gusano
de la tortuga caimán o tortuga aligator (Macroclemys temminckii) actúa de señuelo
para atraer a peces curiosos que no dudará en engullir con una rápida dentellada
cuando estén a su alcance.

La tortuga caimán no es el único reptil que hace uso de este tipo de argucias. Las
serpientes espinosas (Acanthophis spp) usan como señuelo la cola. Estos animales,
cuando quieren conseguir una presa, mueven rítmicamente la cola. El tipo de
movimiento que le dan a su cola, junto con la coloración especial de este apéndice
basada en colores llamativos que destacan sobre el resto del animal, como el
amarillo o el blanco o el negro con manchas de otros colores, además de la espina
que tienen en la punta de la cola, consiguen hacer creer a la presa que ha
encontrado comida (un insecto o similar). Lamentablemente para el desafortunado
animal, lo que éste halla es la muerte después del rápido mordisco que le propina
la serpiente. De hecho, las Acanthophis también se les conoce como serpientes de
la muerte dado su potente veneno de tipo neurotóxico que paraliza rápidamente a
la presa y la acaba matando por asfixia, y también al ser humano en pocas horas si
no se le aplica un antídoto.

Algunas serpientes venenosas, como es el caso de las víboras, cuando muerden a la


presa y le inoculan el veneno la dejan ir y se limitan tan solo a seguir el recorrido
que ha hecho la víctima con la ayuda del órgano de Jacobson. (Este órgano está
relacionado en las serpientes con el olfato, por lo que les proporciona información
sensorial de tipo olfativo cuando recibe, a través de la lengua que sacan
continuamente estos animales, las partículas olorosas que flotan en el aire).

Las serpientes de cascabel tienen un órgano especial en la parte anterior de la


cabeza, la foseta térmica, muy útil para localizar el calor que desprenden las presas
de sangre caliente (roedores, sobre todo).

Las serpientes venenosas pueden tener dos tipos de veneno, el neurotóxico y el


hemolítico.
El veneno de naturaleza neurotóxica afecta a nivel nervioso impediendo la
transmisión de los impulsos nerviosos. Este tipo de veneno lo tienen las serpientes
venenosas más peligrosas, como las mambas, las cobras y las serpientes de coral
entre otros elápidos o serpientes de la familia Elapidae.
El veneno de tipo hemolítico típico de las víboras y las serpientes de cascabel o
crótalos, en cambio, ataca de forma más generalizada y causa la destrucción de los
tejidos afectados.

El veneno de las serpientes venenosas les sirve para inmovilizar a sus presas
paralizándolas sin tener que recurrir a la fuerza, aunque muchas veces llega a
matarlas porque les causa la asfixia cuando los músculos respiratorios quedan
paralizados por la acción del veneno.

Las serpientes no venenosas tienen que conseguir su presa de otros métodos, ya


sea ahogándola por estrangulamiento, como las serpientes constrictores, como
boas, pitones y anacondas. Otras especies se limitan simplemente a inmovilizar a
sus presas enroscando su cuerpo alrededor del animal que van a comer, como
sucede con las las serpientes ratoneras (Elaphes spp) y con algunas culebras, como
la culebra lisa meridional.

Sin embargo, la mayoría de las serpientes son venenosas, no solo las más
conocidas, como víboras, cobras, mambas o serpientes de coral, incluso existen
culebras venenosas, como la culebra bastarda (Malpolon nonspelssulanus) o la
culebra de cogulla (Macroprodoton cucullatus). Aunque en Europa el número de
serpientes venenosas es mucho menor que en otros continentes. En la Península
Ibérica, por ejemplo, sólo existen verdaderamente 1 grupos de serpientes
venenosas, las serpientes de la familia de las víboras o víperidos, junto con algunas
especies sueltas de colúbridos, siendo la culebra bastarda la más peligrosa de todas
ellas.

Estos reptiles son venenosos porque tienen glándulas venenosas y dientes


inoculadores del veneno, que son opistoglifos o proteroglifos, según si están,
respectivamente, en posición posterior o anterior de la boca del animal. Las
serpientes no venenosas tienen dientes de tipo aglifo.

La forma de que llegue el veneno al cuerpo del animal que la serpiente pretende
devorar depende de la eficacia con el que se inocula. A modo de jeringas, los
dientes de las serpientes venenosas inyectan el veneno en el cuerpo de la presa.
Pero no todos los dientes inoculadores del veneno son iguales. Los de mayor
eficacia son los de las víboras porque sus dientes están totalmente acanalados por
dentro, con lo que no existe ninguna pérdida de veneno. En el otro extremo, están
los dientes de algunas culebras europeas (de tipo opistoglifo), como la culebra
bastarda o la culebra de cogulla, cuyo canal no está completamente cerrado, por lo
que siempre se produce una pequeña pérdida de veneno pero suficientemente
importante. Este aspecto no tiene importancia para el animal, porque consigue
perfectamente su objetivo, el de paralizar a la presa, pero si para nosotros. La
picadura de la culebra bastarda, así como de otras serpientes con dentición
opistoglifa, no es tan peligrosa como la mordedura de una víbora hocicuda o de
otra serpiente con dientes de tipo proteroglifos.
No obstante, lógicamente, la eficacia de un veneno también depende del tipo de
veneno, porque ya hemos dicho que las serpientes venenosas no todas tienen el
mismo tipo de veneno. El veneno neurotóxico es muy peligroso porque puede
causar la muerte por asfixia del animal. En esta lista están las serpientes de coral,
las mambas o las cobras.

En las tortugas, serpientes (exceptuando las venenosas), lagartos y cocodrilos, el


procedimiento de la captura de la presa es muy sencillo y se basa en atraparla con
la boca, con la ayuda directa de las mandíbulas.

Sin embargo, algunos reptiles concretos, como los camaleones tienen recursos más
artificiosos para hacerse con la comida. Los camaleones, gracias a su larga lengua
(la lengua del camaleón común es tan grande como la longitud de todo su cuerpo)
proyectada a gran velocidad, consiguen sorprender a sus presas que capturan
mediante la superficie pegajosa de la lengua. Las sustancias mucosas hacen que la
lengua de los camaleones sea pegajosa, pero sobre todo es el vacío que se crea en
la punta de la lengua el responsable de apresar a los animales de mayor tamaño.

La lengua, en las serpientes, es bífida o bifurcada y tienen función sensorial de tipo


olfativo. La lengua de estos reptiles recoge las partículas olorosas transportadas por
el aire hasta el órgano de Jacobson. Gracias a la escotadura que tienen las
serpientes en la parte anterior de la cabeza pueden sacar la lengua sin necesidad
de mantener abierta la boca.

Anatomía de un reptil

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