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RESUMEN DEL PROLOGO A LA PRIMERA EDICION Esta obra comenzé con un fichero profesional, en el que se fueron recopilando datos de pu- blicaciones diversas y observaciones personales del autor y de otros colegas de profesién, durante varios afios. Ha sido posteriormente cuando, pensando en que los propios problemas serfan los mismos para todo especialista 0 proyectista de utilaje, se decidié reunir en forma de libro toda la parte de documentacién que ofrecia verdadero interés profesional. En este libro se ha pretendido estudiar de modo sistemdtico los distintos tipos de trabajo que pueden ser realizados mediante la estampacién y el troquelado, formando con ello siete gru- pos, cada uno de los cuales comprende un estudio lo mis completo posible de cada caso es- tudiado. Se ha creido conveniente, no solamente cefiirse al aspecto practico del proyecto de los titi- les, indicando procedimientos de construccién y diseiio, tablas y monogramas, sino que se han incluido principios tedricos, recientemente desarrollados, mediante los cuales se hacen entrar dentro del campo de la teoria de la clasticidad todas las operaciones de embuticién, doblado y extrusién, y que tienden, de tal modo, a desechar ese aspecto semimisterioso con que se pre- sentaban estos problemas hasta hace poco. Estos principios han sido establecidos por un grupo de investigacién de la casa Lockheed, durante 1a pasada guerra. En el capitulo en que se habla de la extrusion, se ha dado una gran importancia a las carac- teristicas fisicas del material tales como Ja estructura molecular, forma en que ha sido elabora- do, composicién, estado, etc., ya que creemos que estos conocimientos son fundamentales para poder desarrollar ulteriores procedimientos de trabajo. Quedo muy agradecido a la Editorial Gustavo Gili por haber proporcionado Ia posibilidad de publicarla, y a cuantas personas han ayudado en su confeccidn EL AUTOR PROLOGO A LA QUINTA EDICION Las consideraciones que han Ilevado al autor a seleccionar, entre diversos temas, aquellos que han dado lugar 2 los Capiculos décimo y undécimo actuales, de esta quinta edicién, han estado fandamentalmente basadas en la creencia de que la difusién de los nuevos mécodos utilizados para la mecanizacién de los elementos activos y pasivos de los troqueles, ofrece, de por si, un interés de suficiente trascendencia para merecer plenamente la atencién del estudioso en estos temas. ‘Troovetavo.— 1 2 PROLOGO Fundamentalmente, no han sido modificados los conceptos basics cn los cuales se asienta el proyecto de troqueles de cualquier naturaleza y finalidad, pero la aplicacién de nuevos medios de construccién, muy tecnificados, incide indirectamente en el proyecto, por cuya razdn, la aplicacién del método elegido debe ser tenida en cuenta desde el principio de su planteo. En el Capitulo décimo, describimos los tres procedimientos basicos que se refieren a la repro- duccién de contornos utilizando mAquinas rectificadoras especiales, con plantilla base como ele- mento director del método; Ia rectificacién de contornos mediante miquinas universales por pun- tos coordenados, sin necesidad de utilizar plantillas base; 1a aplicacién de mdquinas cortadoras de contornos mediante electroerosién, utilizando un cable como electrodo de corte y controlando el proceso en su toalidad mediante un equipo de control numérico; y, finalmente, mencionamos las maquinas reproductoras de contornos con reseguimiento éptico-fotoeléctrico de las Iineas con- enidas en un dibujo. La evolucién en la tecnologia de la construccién de los troqueles ha sido de tal naturaleza, al aplicar Jos nuevos procedimientos de trabajo, que se ha pasado desde un oficio artesanal que re- querfa personal muy especializado, con gran experiencia y muy buen entrenamiento, a un tra- bajo sumamente tecnificado que tiene su origen en la Oficina de Proyectos y va desde ésta directamente a la maquina que debe ejecutar el trabajo. Con ello, la fabricacién del utilaje ha pasado a ser un sistema de fabricacién integrada en la que interviene decisivamente Ia buena or- ganizacién, la normalizacién, la planificacién y la metodologia de la construccién. El Capitulo undécimo comienza estableciendo un estudio comparativo entre los resultados obte- nidos segtin el método escogido para la mecanizacidn, tanto si es el de rectificado como el de electroerosionado, y, apoydndose en una familia de macrograffas, razonamos sobre las calidades de los filos de corte y de las superficies internas de los contornos de las matrices, y sobre la in- fluencia de tales condiciones en las piezas cortadas y en la duracién de los dtiles Es creencia del autor, que dicho estudio —por supuesto, no exhaustivo—, puede contribuir a la mejora de los procedimientos, y a una eleccin fundamentada sobre su aplicacién, que esté ba- sada en razonamientos técnicos y no subjetivos. Finalmente, el Capitulo termina con unos ejemplos acerca de Ja estructuracién de los punzones y de las placas matrices, cuando para su construccién ha sido ¢legido ef método de la recti- ficacién, El autor desea agradecer a cuantas personas 0 entidades han contribuido con su informacién a hacer posible la redaccién de los capitulos mencionados, y, especialmente, a D. José Carreras, de Tratamientos Térmicos Carreras, de Sabadell, por su ayuda en el trabajo de laboratorio y en la obtencidn de las macrografias que figuran en el texto; a D. Pablo Barrera, de Industrias del Tro- quel, por su contribucién e informacién sobre la aplicacién del método del rectificado; y, ast mis- mo, a la firma Echazarra, S. A, de Madrid por cuantas facilidades le ha proporcionado en lo que respecta a las miquinas electroerosionadoras mandadas por control numérico. , El Autor Mayo 1975 PARTE PRIMERA PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES Introduccién. — Antes de atacar prdcticamente los problemas referentes al doblado, y tarde a la embuticién de los metales, se ha preferido dedicar una pequeiia parte de esta obra sonocimiento de Jas propiedades mecinicas de los mismos y a su comportamiento al ser ios mediante Utiles que los obligan a variar de forma, modificando su estructura, ¢ incluso, més adelante veremos, su volumen. El motivo que nos ha inducido a tratar aqui de estos asuntos es la falta de relacién que notarse entre las teorias cientificas y las aplicaciones précticas de algunas de las indicadas No se pretende suplir esta falta mediante la exposicién de los datos que a continuacién laremos, pero si esperamos que éstos sirvan de indicio a los proyectistas y también a los igadores, para demostrar que la prictica del dotlado y también de la embuticién puede ssentada sobre una base cientifica. ‘Como se verd més adelante, la mayor parte del desarrollo de los problemas est basada la teoria de la clasticidad. A primera vista parece que, si bien el doblado entra dentro del de esta teorla, no pasa lo mismo con la embuticién, donde tal aplicacién parece ser in- ya que ésta, naturalmente, supone una deformacién plastica de] metal, y no una defor- elistica del mismo. embargo, aqui se considera que los principios de la elasticidad incluyen todas las rela- de cargas y alargamientos que aplicados sobre un cuerpo metélico originan en él una in, ya que es imposible considerar que exista una divisién en Ia estructura de los que diera como consecuencia que estuviesen formados por dos partes independientes si Tal como aqui se emplea, la expresién etcorfa de la elasticidads incluye todas las teorias Semen que ver con un cambio de forma debido a la aplicacién de una carga. la presente exposicién se han tomado datos de diversos trabajos, y cn especial de uno > por tin grupo de investigacién de la casa Lockheed y publicado en la revista «Aircraft ig, en octubre y noviembre de 1942. el fin de dar mds homogeneidad al presente trabajo, comenzaremos por generalizar, sucinta, las diferentes manifestaciones, ya conocidas, del fenémeno de Ia clasticidad. icidad. —Podemos decir que un material es perfectamente clistico cuando toda la ién producida por un esfucrzo desaparece al cesar Ja carga que lo originé. Dentro de 4 FROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES ciertos limites, lo expresado es cierto para la mayorfa de los cuerpos sélidos, Sin embargo, las deformaciones producidas por la aplicacién de una carga tienen un limite; este limite es aquel en el cual el material, al cesar la carga, se recupera, desapareciendo la deformacién sobre &l pto= ducida. Por lo tanto, si a un material se le aplica un esfuerzo superior a su limite cléstico, des- pués de cesar tal esfuerzo el material no se recupera totalmente, sino que la totalidad o parte de la deformacién producida permanece de manera constante. De tal modo podemos expresat que la regién splisticay de un material comienza en el punto de su limite elistico y se extiende hasta el momento de la rotura, es decir, hasta cl instante en que la carga aplicada es superior a la resistencia del material, la cohesién molecular es vencida y aquél se rompe. La deformacién elistica es, por lo tanto, la producida pot los esfuetzos comprendidos den- tro de los limites de la elasticidad; también se suele aplicar frecuentemente este término a la parte de deformacién que desaparece al cesar el esfuerzo, a pesar de que hayan sido rebasados los limites elisticos. Cuando un cuerpo sélido es deformado por Ia aplicacién de una carga, se alteran su for= ma y su volumen; sin embargo, se puede variar de volumen sin cambiar de forma, lo cual ocurre cuando, por ejemplo, se comprime un cubo geométrico por medio de la presién hidrostitica, reduciendo, por consiguiente, la Jongitud de sus aristas. Este fenémeno se Hama selasticidad de volumens, Sin embargo, los sélidos, como los liquidos, son en general muy poco compresibles. El tipo més frecuente de deformacién clistica es la Hamada «clasticidad de forma», y se mide en razén del esfuerzo que produce el cambio de forma o deformacién. Un cuerpo puede set deformado por la accién de una o més cargas combinadas; estos esfuctzos pueden ser de tor= sién, traccién, flexién y compresién. Plasticidad. — Hemos dicho antes que la regién plistica de un metal comienza en el punto en que se rebasa el limite elistico, y se extiende hasta el punto mdximo de carga, es decir, ef momento de rotura, Sin embargo, no toda esta region es perfectamente plistica; las partes prdximas al limite elistico y al momento de rotura pueden considerarse menos plisticas que el punto medio de la zona denominada regién plistica, De un cuerpo se puede solamente decir que es perfectamente plistico cuando conserva toda Ja deformacién producida por la carga que se aplica, después de retirada la misma. Un cuerpo perfectamente plistico tiene la propiedad de Auir, bajo la accién de diversos esfuerzos desiguales, ejercidos en distintas direcciones, de modo muy semejante a los liquidos. Solamente en virtud de esta propiedad es posible deformar conve nientemente los metales sometidos a procedimientos tales como la embuticién y la extrusién y, en menor grado, el doblado. Una caracteristica notable de los metales es Ja ductilidad, es decit, aquella propiedad que ticnen éstos de ser estirados en hilos muy finos, Durante Ja extensidn déctil, el metal pose una plasticidad muy grande y cierto grado de clasticidad, La falta de ductilidad se lama fragi- lidad 0 agrura, Un material disminuye en plasticidad y clasticidad, es decir, se vuelve «agrio» cuando se le somete persistentemente a una gran extensin diictil, o bien se va rebasando la re- gidn plistica y nos vamos acercando a su momento de rotura, También se pucden modificar Jas catacteristicas clisticas y plisticas de un metal cuando se le somete a esfuerzos repetidos de fatiga o vibraciones continuadas. Deformacién producida en una varilla metilica, sometida a esfuerzos de traccién. Médulo de Young. Ley de Hooke. —La prictica ensefia que, cuando un material es some= DEFORMACION FRODUCIDA EN UNA VARILLA MBTALICA 3 ‘ssdo a un esfuuerzo, se modifican, con la vatiacién de éste, las propiedades mecénicas del mismo seaterial. También es ficil observar que las citadas propiedades se encuentran intimamente ligadas estre si y que la modificacién de una de ellas hace variar notablemente las demés, hasta des- ecer incluso totalmente, Asi, por ejemplo, cuando desaparece la elasticidad, y antes de parecer la regién plistica, aparece Ja regiém diictil, es deci, aquella que se encuentra formada per caracteristicas clistico-plisticas; y cuando desaparcce la ductilidad, comienza plenamente Je region plastica, que a su vez, conforme se extiende COO se acerca el momento de rotura, va desapareciendo | H convertirse el material en agrio, es decir, frégil. Esto se hace ostensible cuando se observa el diagra- ses de cargas y alargamientos, que se puede obtener CarGss JE TRICCION lo un material se somete a esfuerzos de traccién 1). En el diagrama que presentamos como ejem- las ordenadas representan los esfuerzos aplicados, Las abscisas, las deformaciones obtenidas. E] limite de icidad tiene lugar hacia la mitad del diagrama. Pos- © a este punto, un pequeiio incremento en la carga senta un desplazamiento brusco hacia la derecha en fC pequeha curva cuyo extremo es cl «limite aparente elasticidad», ALAR GAMIENTOS Después de dicho extremo comienza la extensién Ly las deformaciones van creciendo acelera- ite, como indica el trozo de curva siguiente. Como indica la figura, las deformaciones jucidas por cargas superiores al limite aparente de clasticidad no son iguales a las pro- por cargas inferiores a este limite. El tiempo es un factor muy importante en el desarrollo de la deformacién, y es un hecho perfectamente comprobado que Ia magnitud total de la deformacién absoluta por una carga determinada, y la forma obtenida de la curva de esfuetzos y deformacio- leaperar rower te meccite @ nes, varian segiin la velocidad de aplicacién de la carga. s , g En la parte mas alta de Ja curva de la figura 1, ! i el riacetlal ew city peefocrarneunepldsriconztin paquets me Fie, 1 sedi ecasticn eaion rtsrice 7 twits zasreo | fe (gceier, | & aumento en Ja carga origina una deformacién con- (cue paren rn! & siderable. Lene a2s0 426 4% Una ver rebasada esta regién, es decir, la zona OS jmomuedog _ Plistica, la probeta sometida a ensayo sufie uma estran- i gulacién répida, formindose una garganta de area abs mucho menor que la primitiva que tenia el material y permitiendo que el esfuerzo necesario para su rotura 000 sea mas reducido que Ja carga mixima que actuaba sobre la barra antes de efectuarse la extensién local. Alargamiento mdximo. — El alargamiento total en el instante de Ja rotura se Tama «alargamiento miximo» seatcrial, esto es, la cantidad de estirado que permite antes de su rotura. Para aleaciones del aluminio, este valor es aproximadamente de 19%. Fn la figura 2 se muestra un Fic. 2.—Diagrama tipico de cargas y alargamientos 6 PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES diagrama tipico de cargas y alargamientos en una aleacién de este tipo (24 ST Alclad). Elalargamiento normal se mide empleando probetas de una longitud de so mm, con pro- betas de traccién sujetadas entre grapas que distan entre si 127 mm. Sin embargo, en los trabajos de embuticién, las longitudes estiradas varian considerable~ mente, desde valores muy pequefios, como, por ejemplo, 6 mm en el caso de un doblez ——_— brusco, hasta valores muy grandes, tales como varios decimetros, como en el caso de planchas conformadas por estirado. Considerando lo expuesto, se comprende que haya sido necesatio determinar los alargamientos miximos en estas condiciones tan variables. Los primeros estudios se hicieron fotografiando una malla sobre una probeta de traccién, y efectuando medi- ciones de los alargamientos entre distancias muy pequefias, bien mediante una fotografia ampliada de la malla de la probeta, o mediante un mictoscopio de medicién. Con los resultados de tales ensayos se construyé un grifico, ponién= dolos en el mismo en funcién de su posicién en Ia probeta, con lo cual se hacia destacar la variaci6n local de los alarga~ mientos en el momento de la rotura, En la figura 3 se muestra Ja curva obtenida en uno de estos ensayos. Si se desea obtener el alargamiento total sobre un tramo cualquiera de la probeta, se determina el promedio de Ja altura en este tramo. Escogiendo varias longitudes base y procurando intuir el lugar donde la rotura esté por desarro- Rotors natal en SOnar wargeateate lace! 27 % rosiciéa en le probeta une cision = 65mm. Fic, 3.—Distribucién de alarga- mientos medidos sobre longitudes base de 5 mm arse, se obtienen valores para construir la curva de la figura 4. Cuando se desean datos sobre piezas estitadas de gran longitud, ya no es posible emplear la probeta de longitud standard, teniéndose que em- plear probetas de més longitud, las cuales deben estudiarse. Por medio de la experimentacién se CURMB (Iguelo A, on mayer escow) MLARGAHIENTO EN Yo ¢ 250 «S00 SO = 0. NB han llegado a establecer Iimites aproximados, 8¢- 54, 4 —variacign del alargamiento mfximo ptin indica la figura 4. Se supone que es probable que la regién de elevado alargamiento local, adya~ cente al punto de rotura, mantiene una anchura y una altura aproximadamente iguales, indepen diente de Ia longitud de la probeta entre grapas, en funcién de las longitudes base Notas.—1.° Las longitudes base, de hasta 0 mm sobre probetas de 125 mm entre grapas; longitudes mayores medidas sobre probetas pro porcionalmente mayores, — 2.° Todas las lon- gitudes base, incluyendo el punto de rotura. de forma que, cuando este largo aumenta, Ja varia~ cién local tiene menos importancia como tanto por ciento de] total. De aqui que el alarga~ miento medio que se obtiene del total de la probeta tienda a disminuir y a igualarse al que se obtiene en las partes adyacentes a la reduccién local. La relacién entre esta regidn y el resto de a curva de distribucién de alargamientos parece depender de las caracteristicas de endureci miento por alargamiento del material. La curva de las distribuciones locales de los alargamientos debe considerarse como un dato de la mayor impottancia, pero no debe considerarse en si como una propiedad independiente del material. Es evidente que la misma informacién general puede ser obtenida del diagrama de DEFORMACION PRODUCIDA EN UNA VARILLA METALICA 7 scegas y alargamientos para cubrir diversas longitudes entre marcas. Sin embargo, esta forma demostracién no es conveniente, pero no cabe duda que ayuda a esclarecer el problema; la figue $ indica el efecto que probablemente tiene la distancia entre marcas sobre el diagrama de car= y alargamientos. Los alargamientos -ssiximos corresponden con los de Ja figu- “==4; como puede observarse, las distancias we grapas se indican en cada caso. Deformactén permanente. — El diagrama cargas y alargamientos normal repre- tents los resultados de la aplicacién de una e2 unidireccional hasta la rotura. Con- ‘1+S0am. srando, sin embargo, que las operacio- eal es de embuticién no Iegan al punto de iz " w a 0% es interesante conocer el compor- ALARGIMEW TO. ato de los metales después de qui- 43 Longited base. dies la carga y, en algunos casos, después 97 b/starcte entre grapes wolvérscla a aplicar. Las consecuericias xg. 5, piagramas de cargas y alargamientos para mis importancia son: varias longitudes base: L, longitud base; D, distancia 2) Durante la disminucién de la entre grapas el diagrama de cargas y alarga- es pricticamente eldstico, esto es, una Tinea recta de la misma pendiente que la parte ca del diagrama bisico. B Alvolver a cargar, el nuevo diagrama tiende a seguir la linea de «descargar hasta alcan~ Lb curva bisica, después de Jo cual sigue el curso de éta. Ea b figura 6 se mucstran los detalles de dos cargas sucesivas. Si aplicamos mayor néimero eazgas y descargas, apreciamos la misma tendencia general ya expuesta, Ex ls figura 6 se demuestra que si la carga aplicada se mantiene hasta bien entrada la regién Sa, el alargamiento permanente seré grande, comparado con Ja recuperacién elistica. Por otra parte, cualquier condicién de carga que no Heve el mae material mds alli del Iimite clistico, es decir que no vaya mis all4 de la parte recta inicial del diagrama de c. y a., nos dara una recuperacién completamente clistica. Como ejemplos de tales casos extremos se pueden citar dos: 1) un [| oi © —Cargas y_alargamientos Fic. 7.—Probeta de traccién normal, con para cargas sucesivas mala para determinaciones de alargamientos gi blando, como el plomo, tiene un limite elfstico muy bajo y un alargamiento muy 2) um metal duro, como un muelle de acero, tiene un Himite elistico muy elevado y muy pequefio. Las aleaciones de aluminio, como el dural, cuando después nto térmico se las deforma representan una condicién intermedia en la que sobre- santo deformaciones plasticas como elisticas, {y principales constantes eldsticas, — Un cuerpo puede encontrarse sometido a esfuerzos g PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES sencillos © complejos; los esfuerzos complejos deben ser descompuestos en sus componentes. Esfuerzos sencillos que pueden concurric en un cuerpo son los de traccién; los esfuerzos aplicados 2 un punto actiian en sentido inverso, de modo que sobre el cuerpo, siempre actiian como minimo dos, annque éstos sean del mismo tipo. Como caso de un cuerpo sometido a esfuerzo de traccién puede imaginarse, por ejemplo, un estirado, a pesar de que, frecuente- mente, los esfuerzos que en él intervienen son complejos. De un cuerpo se dice que estd sometido a compresién cuando los esfuerzos aplicados a dicho cuerpo se oponen respectivamente; si los csfuerzos son iguales y el cuerpo tiene una forma regular, la zona de compresién méxima seré el centro geométrico del cuerpo sobre el cual actian, estando éste entonces en cquilibrio; cuando uno de los esfuerzos ¢s menor que su opuesto, la zona de maxima compresidn se desplaza en el sentido de és, siendo la fuerza media, en cualquiera de los dos casos, por mm® de seccién del cuerpo: Pp = ty donde p es la intensidad media del esfuerzo en Ja seccién, a es la seccién en un plano imaginario del cuerpo, y P la fuerza de compresién en Kg. Se dice que existe un esfuerzo cortante entre dos partes de un mismo cuerpo cuando cada una de las dos partes ejerce sobre la otra fuerzas iguales y opucstas lateralmente, en una direccion tangencial a su superficie comtin, La fucrza media por milimetro cuadrado, para el esfuerzo cortante de un cuerpo de seccién a, en mm’, donde P es el esfuerzo cortante total aplicado, es: a=? pl Z Como ejemplo de un caso de esfuerzo cortante podemos imaginar dos planchas remachadas entre si'y que tiran inversamente; el remache se encuentra sometido a tal esfuerzo porque cada plancha acta tangencialmente sobre el mismo plano de seccién del remache. Como puede obsetvarse, tun cuerpo, que puede ser sometido a los tres tipos distintos de es- fuerzos, ha de tener tres clases de deformaciones, a saber: 4) Deformacién por traccién, que es el alargamicnto del material, producido frecuente~ mente por una accién mecinica, que da origen a condiciones tales que producen esfuerzos de traccién. FJ alargamiento tiene lugar en la misma direccién del esfuerzo de traccién, y su valor le es proporcional. Asi, si una longitud de [ unidades, después de sometida a un esfuerzo de trac- cién, de cesar éste y de haberse efect.ado la recuperacién eldstica, aumenta hasta [+a se tiene Ja deformacién proporcional: a bl siendo el valor numérico de esta telacién, evidentemente, igual al alargamiento por unidad de longitud. Este valor se Hama también anédulo de alargamientor 0 «médulo de Youngs; es, como se ha visto, el amédulo de clasticidads, aplicable a esfuerzos de traccién sencillos, sin que inter- venga ningtin otro género de esfuerzo. Précticamente tiene para muchos materiales el mismo valor que el esfuerzo de compresién y se le designa siempre con Ja letra E, Este médulo di- recto de elasticidad es igual al esfuerzo de traccién o de compresién por unidad de deformacién lineal. Si un esfuerzo de traccién de P Kg por mm” determina una deformacién proporcional DEFORMACIGN PRODUCLDA EN UNA VAMILLA METALICA 9 (o compresién) ¢, la intensidad del esfuerzo de traccidn es igual a esta deforma sultiplicada por E: PaexE Gl n=? e [s] gue cs lo mismo, el médulo de elasticidad es igual a la intensidad del esfuerzo de traccién, s3o por la deformacién a la traccién, y se expresa en Jas mismas unidades (Kg/mm*) que sexfuerz0. De aqui se establece la ley de Hooke, segén ls eval, dentro de los limites elistcos, Ia defor- producida es proporcional al esfuerzo que la origina. Esta ley tiene aplicacién a toda de esfuerzos. ® Deformacién por compresién es la contraccién de un material, debida generalmente aplicacién de un esfuerzo de compresién. Se mide, como la deformacién a la traccién, por la Sn entre Ja contraccién experimentada y Ia dimensi6n primitiva. Si la longitud J se con- Basta |— 8'l, la deformacién por compresién valdra: at 7 {6] Ze notar que mientras la deformacién por traccidn origina una contraccién perpendicular propia direccién, Ja deformacién por compresién da lugar a un alargamiento (ensancha- ), perpendicular también a su direccién 4 La defocmacién producida por wn esfuerzo transversal, 0 esfuerz0 cortante, es el despla- © angular producido por un esfuerzo cortante, De tal manera, en una pieza sometida, en ‘glno determinado, a un esfuerzo cortante puro, la medida de la deformacién transversal ‘resulte es la variacién de inclinacién (en radianes) entre dicho plano y una linea primitiva- perpendicular a él. Este se Hama también médulo de clasticidad transversal o de rigi- & y es el que expresa la relacién entre la intensidad del esfuerzo cortante y la magnitud de la én transversal. Normalmente se designa este médulo con la letra N. Sil deformacién transversal ¢ (radianes) es producida por wn esfeerzo de cortadura de q Kg/mm*, tendremos: {7 volumeéirico. — Es el correspondiente a la deformacién volumétrica de um cubo some- = presién hidrostatica, lo que es igual a decir a la accién simultinea de tres esfuerzos direc ‘y perpendiculares entre sf, que tengan Ja misma intensidad y sean de la misma clase. Este se reptesenta generalmente por la letra K y podemos decir que la deformacién volumé- <= igual al cambio de volumen experimentado por el séldo, dividido por el vohumen fs decir, el que tenia antes de ser sometido a los esfuerzos. ‘Ls deformacién voluméirica puede considerarse como igual al triplo de la deformacién lineal. Belacién o constante de Poisson. —Dijimos en el apartado #) que los esfucrzos directs pro- ma deformacién en su propia direccién, y otra de diferente género en todas las direc- perpendiculares a la primera, En el caso del alargamiento, éste va acompafiado de uma sém de las dimensiones laterales, y Ja razén entre la deformacién transversal y Ja defor- 10 PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES macién longitudinal se Hama raz6n o coeficiente de Poisson. Asi, la razén por Ja que general- mente se designa para un material dado: I ___Deformacién transversal m— Deformacién longitudinal & El valor de m varia generalmente entre 3 1-y 41 y la relacién—es aproximadamente */, para muchos metales, " Relacién entre las constantes eldsticas. — Los diversos médulos de elasticidad no son indepen- dientes entre s{, sino que los unen ciertas relaciones. Consideremos un cubo unidad (fig. 8) ABCD, actuando una traccién p sobre las caras ABy CD, y una compresin p sobre las caras AD y BC. Sea E el médulo de Young y m la razén de Poisson, Las fuerzas sobre AB y CD producirén, como es légico, un alargamiento en direccién vertical, que seré igual a p/E, y apareceré al mismo tiempo una contraccién, en direccién horizontal, igual a mp E. Andlogamente, las fuerzas que acttian sobre BC y AD produciran una contrac- cién horizontal, p/E, y un alargamiento vertical, m p/E. Si imaginamos otro cubo MNRQ dentro del primero, cuyas aristas, normales al papel, dividan el primer cubo por la mitad de sus caras, también normales al papel, se alterard este cubo segiin una deformacién de tijera, es decir, suftird un esfuerzo de cortadura. El Angulo de deformacién — ser4: Pp = MS _MM’cos4s? Fic. 8 —Deformacién de un MT MB cos 45° cubo sometide a fuerzas de 1 RIED traccién-compresién eS hehe) BB og gy B. [9] La fuerza segtin MN es la resultante de las fuerzas segiin MB y BN, es decir, p cos 45°, y el par producido por las fuerzas sobre las caras opuestas de MNRQ serd: pcos 4s° x MQ luego tenemos que: tp OE ae) Ge] Consideremos ahora otro caso, en el que actiia una traccién p sobre las seis caras del cubo unidad, Cada dimensién deberd aumentar ear por las tensiones paralelas a su direccién, y dis minuir en el doble de”, Luego las dimensiones lineales aumentardn en EB es £(1- 2) ydlyolumen en 3, ESFUERZOS COMPUESTOS. CIRCULO DB MOHR aI Pero la elasticidad de volumen K, 0 médulo volumétrico, es igual a la fuerza uniforme p apli- cada a las seis caras del cubo unidad, dividida por el cambio de volumen, o sea ee jen esta expre- s86n, K es el médulo volumétrico. Por lo tanto, er) 6 x: 2\ R=BP— al =3K(1— 2) [er] Esfuerzos compuestos. Cireulo de Mohr.— Cuando un cuerpo se encuentra bajo la ac ciém de fuerzas diversas, todas ellas otiginan esfuerzos normales o tangenciales sobre diferentes planos, en direcciones conocidas y en Jas que podemos encontrar el modo de accién de estos esfucrzos sobre diferentes planos. Se suman algebraicamente los diversos components, tan- genciales y normales a tales planos, combinando las sumas de acuerdo con las reglas de Ja ‘extitica. En la accién de fuerzas diversas hay que distinguir: Planos principales: se Haman ast los planos trazados por un punto de un cuerpo, para los cua- lcs el esfuerzo que los solicita resulta completamente normal. Esfuerzos principales: se aman asi los que acttian sobre los planos principales; las direccio- mes de los esfuerzos principales se llaman ejes de esfuerzo. Por muy complejos que sean los géneros de esfuerzos que actiian en un punto de un cuerpo, siempre existen tres planos principales que son recfprocamente perpendiculares; los esfucrzos ex este punto pueden ser descompuestos en tres esfuerzos normales equivalentes. Por otra parte th imtensidad del esfuerzo a través de estos splanos principales es, en dicho punto, ma- ib o oF 4 ‘yer que en cualquiera otra direccién, y | fetro de los esfuerzos principales es menor re se el esfuerzo en otta direccién cualquie- é & i. En algunos casos, uno dé los esfuerzos i principales es cero 0 despreciable por lo 4 | hp fh & pequeiio; en tales casos, la proyeccién, composicién y descomposicin de esfuer- ge. HH 4i pebek ‘20s es un problema de dos dimensiones, es decir, de estitica plana. (A) sreceion —(B)fiple treceitn (C) Civeloriente pare En lugar de considerar la traccién triple Fic. 9. — Condiciones fundamentales de carga emo una condicién bdsica, vamos a consi- dexar dos estados «puros» de carga, que designaremos stensién triple» y «cizallamiento puro». Ess condiciones limites pueden verse en la figura 9, que muestra la condicién de tension sziple con su componente mdximo de cizalladura en el plano diagonal a 45°. En la Hamada condicién de triple traccién (fig. 9 B), cada particula del material esté some- wads ¢ traccién uniforme en todas las direcciones. La figura 9 C muestra un ejemplo de compre- saém y de traccién, combinadas en dos dimensiones. Esta representa un caso de cizallamiento m PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES puro en Jos dos planos inclinados a 45° respecto a la direceién de carga en traccién y compre= sién. Un plano en estas condiciones se ha representado; el otro es normal a éte. Los esfuerzos normales a estos plaros de cizallamiento son nulos. Aun podria modificarse la figura 9 indi- cando compresién en. las cuatro caras verticales y produciendo asi cizallamiento puro en cua quier plano inclinado a 45° con Ja direccién de carga de traccién. Las condiciones del esfuerzo en cualquier plano que atraviesa la probeta cargada pueden determinarse analiticamente o graficamente mediante el circulo de Mohr. Pero en cl caso de tensién triple no. Circulo de Mohr. —Es una sencilla construccién geométrica que puede resumir ficilmente los principales puntos rclativos al andlisis de esfucrzos de dos direcciones. En la figura 10 se muestra su construccién, sicndo su no- tacién la siguicnte: P,, = esfuerzo normal. P, = esfuerzo tangencial. P, y P, = esfuerzos normales al plano. 8 = angulo formado por el plano. a= oblicuidad del esfurerzo resu- tante, Asi, si sobre un eje A B se represen ta, a cscala por AD, el valor de Py y Fig. 10.—Cireulo de esfuerzos, 0 de Mohr por AC el valor de P,, es decir, los valores correspondientes respectivamente a los esfuerzos normales al plano, y se toma el punto E, punto medio entre C y D, se verificaré que A =10,4 7) y CE=ED=1(P,- P,) Si haciendo centro en E, se traza un circulo que pase por los puntos C, Gy D, con CE=ED como radio, es posible detcrminar cudl ser4 cl esfuerzo en el plano que se considere al trazar el radio vector EG, que forma un angulo de 2 con ED (es decir, sobre la direccién AB) y ast, trigonométricamente, tendremos: EFS EG cos2( = 4 (P,— P,) cos2, de donde se deduce que: AF=AE + EF=4(P, + P,) +4 (P,—P,) cos 8, donde A F representa el valor de P,, 0 sca la intensidad del esfuerzo normal. Ademis: FG=EGsen $=} (P, —P,) sen 28. La magnitad F G representa el valor P,, 0 sea la intensidad del esfuerzo tangencial. Como consecuencia A G, que cs la suma de vectores de los dos componentes rectangulares, representa ~ el valor del esfuerzo resultante P, siendo cl Angulo , GAB, cl de inclinacién de este esfuerzo con la normal. TENSION TRIPLE 33 Como consecuencia del andlisis del diagrama del circulo de esfuerzos, el resultado final nos dice: 1° Que el valor mAximo del esfuerzo tangencial P, 0 sea de 4 (P,—P,), se presenta do 2 = 90° 6 270°, es decir, valiendo = 45° 6 135°. 2° Que el valor méximo de, 0 sea cl Angulo que indica la oblicuidad maxima del esfuerzo semltante respecto a la normal del plano, a cuyo través acta, sobreviene cuando AG es tan- emte al circulo de Mohr, es decir, cuando: By Py BS ye Tal como indicamos al comienzo del pérrafo, el caso que acabamos de mostrar como cjem= es de dos esfuerzos de un mismo signo, y en tales circunstancias el punto A queda faera circulo de Mohr; pero evidentemente, a medida que P, disminuye aproximéndose a cero, los Ay C coinciden, y cuando P, es de signo contrario a Py el punto A cac dentro del clr- cs decir, entre Ay E si P,, considerado como valor absoluto, es de mayor magnitud que Py. Tensién triple, — Cuando se trata de cargas de traccién iguales en todas las direcciones babla de tensién triple. Se denomina «traccién triaxiab cuando acttan esfuerzos de traccién tres ejes principales; en este caso, la accién de los esfuerzos es tal que tiende a romper la es- a de los elementos. Suponiendo que invertimos la direccién de los esfuerzos, cada par- del material se encontrar4 sometida a compresién en todas las direcciones, y tanto en un como en otro (traccién o compresién triaxial) no existen cargas de cizalladura. En el caso de cizallamiento puro (fig. 9 C), la condicidn de los esfuuerzos varfa desde traccién normal al plano horizontal, seg’in se muestra en la figura, a cizallamiento puro cn ¢! plano |, y finalmente a compresién pura, normal al plano vertical, Todos los planos inter- estén sometidos a una combinacién de tensiones normales y de cizallamicnto. fe fe fon? be fe ay ¢ & = | , 4 Me siacpanes routes ae TetCCION Y COM-_ Presion Bo Fic, 11. —Diagramas polares de distribucién de esfuerzos El estado de carga a varios Sngulos esté indicado por los diagramas polares de Ja figura 11, los cuales las cargas de cizallamiento y las cargas normales estén presentadas grificamente cada una de las tres condiciones antes mencionadas, El caso de Ja tensién triple es de un interés especial en la embuticidn, por la significacién 4 PROFIEDADES MECANICAS DE LOS METALES negativa del mismo, Pricticamente representa una absoluta indeformabilidad. Para conseguir una deformacién permanente en estas condiciones, se requeriria un aumento permanente de vo= lumen, de la misma manera que seria necesaria una disminucién de volumen para deformar un cuerpo bajo una presién uniforme (hidrostética). En los casos practicos, el cambio de volumen de un metal bajo presién hidrostética es despreciatle, no existiendo realmente més que una ligera compresién elistica. Por consiguiente, se concite que bajo una traccién triaxial uniforme (pre~ sién negativa) las condiciones que existen son pricticamente semejantes. En estas condiciones, el metal soportarfa Jas cargas de traccién hasta el momento de la rotura, sin deformacién apre= ciable. La rotura, en tal caso, sobrevendria por una disgregacién, o sea, una separacién directa del metal, sin ninguna accién de deslizamiento. La resistencia de un cuerpo sometido a un cnsa- yo en tales condiciones serfa notablemente mayor que la que se determina mediante un sencillo ensayo de traccidn. Esta resistencia que opone un Triple treccidén cuerpo bajo Ja accién de una triple traccién se de~ signa con el nombre de fuerza de cohesisn. Los actuales métodos de ensayo no. permiten “20CrOw ieee Cee ttre efeorvar ensayos de probetas de suficiente tamaiio Py é para obtener medidas de cargas,y alatgamientos, 3 pudionde solanitnte eipecular thre of diagrams § de cargas y alargamientos. El] médulo de elastici- sasghuinta. dad puede solamente apreciarse por las caracteristi- Fie, 12.—Comparacién de los diagramas para © de compresitilidad, ya que las caracteristicas cargas de triple traccién y traccién simple de expansién eléstica pucden considerarse seme- jantes. Las cargas de rotura han podido ser pronos+ ticadas por ensayos efectuados sobre las fuerzas de cohesin.Mediante estos conocimientos ha do posible establecer un diagrama hipotético de cargas y alargamientos, como cl de la figura 12. ‘Tal diagrama nos demuestra que, aunque ha aumentado Ja carga de rotura, no hay deforma- cién permanente y, por consiguiente, la formabilidad es nula. También se puede observar que Ia capacidad de absorber energia es despreciable comparada con la condicién de traccién ordi- naria, Tal caracteristica hace notar inmediatamente la peligrosa influencia de tales condiciones de cargas, combinadas con Ia resistencia al choque. E] significado de lo expuesto puede resumirse como sigue: @) Las cargas uniformes axiales en todas direcciones (tracciém © compresién) evitan la de~ formacién permanente y, por consiguiente, representan una condicién de formabilidad nula, 8) Tal condicién resulta también en una resistencia al choque casi nula, debida a la peque~ ima area del diagrama de cargas y alargamiento, 4) Hl metal, no suftiendo deformacién permanente bajo tales cargas, es muy sensible a las concentraciones de cargas, 0 sea, se comporta como un material frdgil @) Cualguier condicién intermedia de cargas combinadas que se aproxime a esta condi- cién extrema, poseerd hasta cierto punto las caracteristicas indeseables que ya sc han mencionado. Cargas de cizallamiento.—Lo antedicho indica que la ausencia de formabilidad estd ligada directamente con la ausencia de cargas de cizallamiento. En efecto, para todos los fines pricticos puede decirse que las deformaciones permanentes son por completo el resultado de deformaciones por cizallamiento, Tales deformaciones suponen un cambio de forma sin cambio de volumen; éste es, naturalmente, el caso deseado en la embuticién. CARGAS DE CIZALLAMIENTO 1S En la condicién de cizallamiento puro (figs. 9 C y 11 C) existen planos sobre los cuales toda ecién se reduce a un resbalamiento; esto es, no existe ninguna tendencia que obligue los planos ser separados, Suponiendo que el material sea sometido a una carga de cizallamiento Jo sufi- entemente grande para originar tal resbalamiento, el resultado ser4 una deformacién perma- sin rotura, siempre y cuando las condiciones de carga no originen en otro plano cargas males, lo suficientemente grandes para originar Ia separacién. En cl caso de traccién sencilla, como el representado en las figuras 9 C y 11 C, existen car- de cizallamiento en combinacién con cargas normales y tienen un valor mdximo de Ja mitad Ja carga maxima de traccién. Por consiguiente, es posible obtener una deformacién perma- mate si la resistencia a la separacidn es, por lo menos, el duplo de la resistencia al cizallamiento. El resbalamiento debido a las cargas de cizallamiento hace que cl diagrama de cargas y alar- mientos se desvie de la linea recta; de aqui que la regién plistica del mismo no sea, en reali- nada més que un fendmeno de cizallamiento (figs. 1 y 2). Se comprende también que la resistencia a la deformaci6n por cizalladura en un material sil es clevada en comparacién con la resistencia a la separacidn, 0, dicho de otro modo, con feerza de cohesién. Como se ve, por consiguiente, la rotura puede sobrevenir por separacién es de que haya deformacién permanente. Es evidente asimismo que, para obtener alarga- esto. miximo bajo traccién sencilla, el material debe tener una baja relacién de la resisten- =x al cizallamiento a la fuerza de cohesién. Gizallamiento puro. —En el caso de cizallamiento puro (figs. 9 Cy 11 C) la méxima carga cizallamiento es igual a la maxima carga de traccién. De tal manera, es de esperar que la de- smacién por cizallamiento sea mucho més extensa que en caso de traccién sencilla antes de Ilegue el momento de Ia separacién; ademis, esto se Serorecido pot la existencia de planos de cizallamiento Simo, sin componentes normales de carga, que permi- gee Ia accién del resbalamiento tenga lugar en estos os sin tendencia a separarse. Para construir un diagrama de cargas y alargamientos condiciones de cizallamiento puro, podemos situar la + mixima de traccién en funcién del alargamiento, en aaa jemisma direccién de esta carga. 1 i geamialpe OT El valor de F (pendiente) se veré reducido en virtud de SaieneD F para statin catga de compresién, que aumenta el alargamiento do sobre la direccién de traccién. Esto puede calcularse tanto para el caso de dos dimen- es como para el de tres, usando el coeficiente de Poisson. En este diagrama, el limite proporcional y el punto de estriccién quedan reducidos, puesto ls carga critica de cizallamiento se presentar4 para un valor relativamente menor de Ja carga traccién. Si se compara un caso de cizallamiento puro (fig. 11 C) puede observarse que es necesaria la mitad de la carga de traccién para originar el mismo valor de carga Gzallamiento. Por consiguiente, el mite proporcional y la carga de estriccién se verdn reducidos apro- damente a la mitad de sus valores normales. E] alargamiento en estas condiciones resul- “i muy aumentado; por consiguiente, cl diagrama de cargas y alargamientos se extenderd seco cn comparacién con el diagrama de traccién sencilla. Un ejemplo demostrativo puede en la figura 13. El grado de deformabilidad puede atin ser aumentado, si supone- CARGH 3 rRICCIOH (pg 20.758 (y= ts) 16 PROPIEDADES MECANICAS DE LOS METALES mos que ademés de la carga de traccién acttian sobre la probeta cargas de compresién en las caras ‘opuestas, 0, en el caso de una probeta cilindrica, uniformemente repartidas de modo radial, dando como resultado un diagrama de cargas y alargamiento més largo. Esta condicién se puede denominar «cizallamiento puro en tres dimensiones; esta gltima condicién ofrece, segiin se observa, pocas posibilidades de roturas por separacién. Puede, ademds de los casos expuestos, considerarse otro, en el cual no se aplican sino cargas de compresi6n, uniformemente distribuidas cn las cuatro caras de la probeta, dejando las otras dos libres. Esto producir cargas de cizallamicnto, originando un alargamiento en direccién normal al plano de las cargas de compresién. Este caso es el que se emplea en el proceso de «extrusién» y es evidentemente una condicién muy favorable de Ja embuticién; pero, sin embargo, tal caso no es aplicable a la embuticién de plancha. En la exposicién precedente se han considerado condiciones extremas 0 hipotéticas para hacer resaltar la importancia de los esfuerzos combinados. En la prictica, estas condiciones ex- tremas no suclen presentarse casi nunca, siendo, por lo tanto, absolutamente necesario estudiar las condiciones intermedias, que son precisamente las que se suclen presentar como casos pric ticos, Tales condiciones han sido, naturalmente, la base para la mayor parte de los experimentos efectuados con el fin de determinar lo mas exactamente posible las verdadcras propiedades fisi- cas de los metales. Cargas biaxiales. — Un ejemplo interesante de cargas combinadas en dos dimensiones es el siguiente (el experimento fué efectuado por Lockheed): un tubo de pared delgada fué sometido ala vez a traccién en sentido axial y a presién interna; esto determind una condicién de traccién biaxial, en la que la relacién de las dos cargas era susceptible de variarse. En Ja figura 14 se podré obsecvar la naturaleza de la prueba; en b se da cl resultado de las mismas. Como se ve, el alargamiento ha sido puesto en funcién de la diferencia de cargas de traccién empleando un factor sin dimensién; es éste K kay donde K es la diferencia entre la traccién citcunferencial y la traccién axial. Como este factor varla de —1 a +1, la condicién de carga mre varia de una simple traccién axial a una traccién Aas *h 6 &, legoe see mayor circunferencial. Fic. 14.— Condicién de esfuerzos biaxiales Se muestra también, en e] diagrama de la figura 14, que el alargamiento de rotura, medido axialmente, disminuye segdn aumenta la carga biaxial, alcanzando un minimo cuando las dos cargas de traccién son iguales, 0 sea, cuando KJkpax = 0. Las lineas punteadas representan los alargamientos producidos por Ja carga que no originé rotura. Esta condicién de carga biaxial se sucle presentar con frecuencia en los casos pricticos de embuticién de planchas metilicas, debiendo ser evitada si se desea conseguir un méximo de for- mabilidad del metal. En este caso son muy importantes los efectos que produce la constante de Poisson. Gargas triaxiales, — Una entalladura brusca en una probeta de traccién tiene el efecto de pro- ducir una condicién de cargas triaxiales en Ja raiz de la entalladura, debido a la influencia de CONCEPTOS SOBRE LA CONSTANTE DE POISSON 17 Seno del metal quitado adyacente a ésta. Este principio ha sido frecuentemente empleado por seuchos investigadores, para determinar, mediante ensayos, la fuerza cohesiva de los metales. Ea entalladura 0, mejor expresado, el efecto de las entalladuras disminuye la formabilidad y J resistencia al impacto, debiendo ser evitadas, por lo tanto, en todo proyecto. Para poder pronosticar el comportamiento completo de un material bajo cargas, es nece- satio conocer no solamente la fuerza cohesiva y la carga maxima de cizallamiento — para ciza~ ‘amicnto puro —, sino también cémo son afectadas estas caracteristicas por la presencia de una = otra de las demas clases de cargas. También es necesario y conveniente conocer otros facto- es, tales como Ja temperatura, Ja velocidad con que se aplican las cargas, etc. Conceptos sobre la constante de Poisson. —Hemos dicho anteriormente que la cons- Sante de Poisson es un cociente de alargamientos y no de cargas, y que expresa la tendencia de ‘= material a contracrse lateralmente cuando sc Je aplica traccién, y, viceversa, 2 expandirse, ‘sembign lateralmente, cuando se le aplica compresién. También conocemos que el valor apro- swimado de esta constante, para todos los metales, es aproximadamente 0,3, lo cual significa ‘gee un alargamiento de traccién va acompafiado por una contraccién unitaria igual a*/,) partes ‘Gel alargamiento axial. Esta contraccién lateral es un alargamiento igual al que producirian car- de compresién que actuasen normales a la direccién de traccién; sin embargo, no son nece= fas tales cargas para causar esta contraccién. Si suponemos que se impide que se efectiie la contraccién, se originardn cargas de traccién les a Ja direccién de Ja traccién aplicada. Bste es un efecto importante para trabajos de icién, puesto que conduce a Ja condicién de traccién doble, que a su vez se aproxima a condicién de traccién triaxial, disminuyendo, por lo tanto, el grado de formabilidad, Por consiguiente, las influencias desfavorables de la constante de Poisson se reflejan por su 2 inducir cargas de traccién normales a la direccién del estirado, si se impide que los o Jados del material sufran contraccién. Estos efectos son especialmente notables en casos de planchas anchas que deben ser estiradas 0 dobladas. Ls constante de Poisson debe considerarse como una caracteristica cléstica, En la regin ica, Ja relacién de cambio de dimensiones puede considerarse como un fenédmeno de volu- constante, 0 sea, se supone que el material se comporta de manera semejante a un fltido. volumen constante, Ja constante de Poisson deberia ser muy aproximadamente de 0,5, lugar de 0,3. Esto significa que en la regién plistica hay una mayor contraccién lateral du- el alargamiento axial; por consiguicnte, es esencial Ja libertad de contraccién, cuando en una dimensién. Suponiendo que una dimensién lateral se mantenga constante, la otra contraeré con rapidez doble para mantener el volumen constante; el valor «pldsticor para constant de Poisson seri de 1,0 aproximadamente. Si consideramos una Iimina plana, suje- por sus Iados, el espesor disminuird a Ja misma velocidad unitaria con que se aumenta la de la lamina. Sometiendo a esfuerzos de traccién doble, en los que las dos cargas sacci6n son iguales, la disminucién del espesor seré aproximadamente el duplo del valor de ra de Jos alargamientos de traccién. PARTE SEGUNDA EL PUNZONADO Generalidades. — El corte por punzonado de una plancha, metdlica frecuentemente, con- siste en una operacién mecénica, mediante la cual, y con la aplicacién de los étiles adecuados, puede obtenerse una figura de carfcter geométrico, en forma de superficie plana, de manera instanvinea. Esta operacién se desarrolla en el curso de un fenémeno de transformacién plistica y, en la prictica, todas las operaciones de estampado, troquelado y matrizado, en general, se desenvuel- ven alrededor de este fenémeno, Si seguimos despacio el proceso del corte de una pieza, observamos (fig. 15 A) que el pun- 26n, al descender, ejerce sobre la plancha una presién continuada; a este esfuerzo se le opone la reaccién propia del material, hasta el instante en que el esfuerzo de compresién originado por el punzén es superior a la resistencia propia del material, siendo entonces separada Ia pieza me~ tilica, obtenida por el lado opuesto al ataque del punzén (fig. 15 B). LZ Fic. 15 Como puede observarse, el material sufre, antes de ser cortado, una deformacién clistica, ya que las fibras del mismo tienden a estirarse progresivamente, conforme el punz6n va aumen- tando su accién; sin embargo, al rebasarse cl limite de clasticidad las fibras son cortadas, y cuando la pieza esté libre experimenta una répida recuperacién cléstica y queda adaptada muy enérgicamente por sus bordes al agujero de la matriz, donde permanece encerrada hasta que el corte de una segunda pieza obliga la primera a salir. ANGULO DE ESCAPE DEL CONTORNO DE 1A HIGURA MATHIZ 19 Existe una relacién minima entre el diémetro de la pieza cortada y el espesor del material; cuando el espesor de la plancha que se ha de cortar es superior al dimetro del punz6n, la resis- sencia de corte es superior al esfuerzo que puede soportar el punzén, origindndose la rotura de ése. En estas condiciones puede admitirse que el espesor de la plancha debe ser igual 0 menor que el diimetro del punzén. Tebricamente se admite que la relacién-S entre el espesor y el didmetro debe ser de 1,23 expresindolo de distinta manera podemos decir que Sy4x = 1,2 D para las condiciones limites. Lo expresado anteriormente se refiere exclusivamente a plancha de hierro o acero dulce y penzones de acero templado. Fécilmente se comprende que, al reducirse la resistencia en Kg/mm* el material cortado, esta condicién limite puede mejorarse. Angulo de escape del contorno de la figura matriz. — Hemos visto anteriormente que piezas, antes de ser cortadas, sufren una deformacién, seguida, inmediatamente después del , de una recuperacién cléstica tan vigorosa que las piezas quedan retenidas lateralmente ‘0 del contorno de la figura matriz, Facilmente se comprende que la accién del corte de una pieza presionard sobre la primeramente cortada facilitando su expulsién; sin embargo, esfuerzo requerido en el segundo corte ser4 superior al primero, ya que se suma al esfuerzo te la resistencia lateral, por friccién, de la primera pieza cortada. Si éste se repite varias —a lo largo del espesor de la placa matriz, —se desarrolla un gran esfuerzo lateral en dicha gue puede originar la rotura de la misma. Por otra parte, ¢] esfuerzo cortante habr4 aumen- wie también considerablemente. ‘Con el fin de obviar esta dificultad, todo el contorno cortante de la matriz va experimen- un aumento paulatino, conforme va aumentando el espesor de la placa, de manera que descender las piezas a Jo largo de ésta, la resistencia de friccién lateral va disminuyendo, despedidas al final las piezas por el fondo. De modo que no trabaja nada m4s que la parte de la placa, y asimismo cl punzén fricciona solamente en la arista matriz superior. A BO if rie GP Fic, 16.—Tres formas de Angulo de escape Bass. diversas maneras de efectuar este Angulo de escape, que dependen corrientemente clase del material cortado y del mimero de piezas que se desea obtener: @) A partir de la misma arista de corte. Se hace asi frecuentemente en matrices destinadas de metales blandos, como, por ejemplo, latén, aluminio, alpaca, plomo, ete. (fig. 16 A). Dejando una parte recta a partir de Ja arista de corte, con una profundidad de dos o tres elespesor del material cortado. Este sistema se aplica en matrices destinadas a cortar duros, por ejemplo, hierro, acero, etc, (fig. 16 B), con perfiles muy exactos. 20 EL PUNZONADO. 6) A partir de la arista de corte de la matriz, el contorno, en un espesor de dos a tres veces _ cl espesor del material, es ligetamente cénico y, a partir del espesor indicado, la conicidad au- menta répidamente en un ntimero mayor de grados. Se aplica también este procedimiento a metales muy duros (fig. 16 C), que no requieren precisién en su contorno. Discusidn de los tres procedimientos, — En el] procedimiento A (fig, 16), la conicidad de 1°a 2° puede ser efectuada a partir de la misma arista de corte, debido a que, siendo blandos los me~ tales a que se destinan, las matrices con estas caracteristicas permiten cortar grandes series de piezas sin rectificar su superficie para mejorar el filo de corte. Sin embargo, si las piczas a cortar han de tener un contorno muy preciso, es muy recomen- dable adoptar el sistema de la figuta 16B, ya que cada vez que la placa se rectifica y el espesor de la matriz disminuye, el contorno de la figura matriz aumenta. Es necesario, por ]o tanto, en matrices de Jas que se espera un gran rendimiento econémico con piezas muy precisas, adoptar el segundo sistema indicado. En el procedimiento B (fig. 16) puede obtenerse un gran rendimiento cortando piezas de metales duros y con contornos muy exactos, con una gran duracién de! étil. Sin embargo, es evidente que su construccién requicre més cuidado y atencién que con el procedimiento A. En el tercer procedimiento C (fig. 16), destinado al corte de metales duros, se trata de re~ ducir al m4ximo la resistencia de friccién lateral de la pieza, debida a su recuperacién eldstica, Con él se produce, cada vez que se rectifica, una pequefia alteracién en el contorno de la figura de la pieza; pero, como dejamos indicado, se reduce la presién lateral sobre la matriz y también Ja presién requerida para el corte, El nuimero de grados de escape queda indicado cn los dibujos de la figura 16. Sin embargo, algunas veces, en ttiles que deben ser muy econémicos, porque el mimero de piezas a fabricar €5 pequefio, el ntimero de grados puede aumentarse hasta 5° 6 6°, facilitando con ello consi~ detablemente la fabricacién del teil. Se comprende que estas matrices no podrin ser rectifica das, puesto que su contorno aumenta répidamente, al mismo tiempo que degenera el perfil; por otra parte, al intentar ponerlas en servicio proporcionarfan piezas con contornos muy defec= tuosos y con rebabas. Caso de tener que ser utilizadas, estas placas, después de haber perdido su filo, deberan ser repicadas y ajustadas de nuevo; por este motivo se recomienda su empleo sin templar, para evitar tratamientos térmicos posteriores, que pueden perjudicar el acero. Juego entre el punzén y la matriz. —La precisin de los objetos fabricados mediante m: trizado depende, como es légico, de la exactitud con que ha sido construido el atil, Para fore mas geométricas sencillas, la medicién puede efectuarse con facilidad mediante los instrumentos de precisién conocidos: micrémetros, comparadores, catetémetros (microscopios medidores); éstos pueden ser mecinicos, de lectura directa, 6pticos y electro-mecinicos- Faneran om lo chon, que es notablemente enérgico y se desarrolla sin fendmeno alguno de cizalladura; sumar a este esfuerzo el de fa resistencia opuesta a la expulsién por las piezas cortadas, BL FUNZONADO Lorges rues Prsss a'6o6ts voles STF90S 6 goosr esucur Leese sur | GLorrt orgoces | gitist | ErLrcr vert | regott | goryor retest | tzeze | | Lorot SEE | L'fgtot ootat | roves perez rogtoc Stagsor 1656 ec069e ¥heege grote erote P6atoe. PrgéSe girense wroste rgigte gilrete aissuts grea gcc10g6 | ég'006t grosses | re'suer er'6ér6 | 9S'6tor ox'chos | o6'tcst ¥s6tg | re'soth ri'sose | oseecr cgttezg | r0'9rt attctog | terror assaf orgs ort gsr g'6losx ew'o16e, s'est | egrcore, se'saco. geexse | or rortgte | $6 sorgee | 6 gest | sig 9u'2t06 og't6z3 e6otrt atocug | re'68SL y oLoxsd | ea'Sséo. Lr'Le0L | 99'tt09 | ss'gz05 agrees | reigoce TOWLE on sr n fr a 0 qunn/3y oF ga so1na ows wa or 6 8 a ° 5 + € ‘OGVNOZNNd UOd SOISIG HA HLUOD Ta Vuva VaIMANDAA BY Na NOISMIG — TT] 7/92, DETERMINACION DE LAS PRESIONES REQUERIDAS PARA BL CORTE 93491 's | 249810 | 267664 251579 | 269549 253338 | 271434 253097 | 273318 228708 | 246301 | 263804 230342 | 248060 | 263779 x89sor | 204078 | 238655 176432 | 191134 | 208837 | 220540 77940 | 192768 | 207506 | 322435 179448 | 104402 | 200356 | 224310 2o8o99 | aasgar | 242782 | 260124 | 277466 aa707 | 244542 | 262009 220163 | 238509 | 256856 | 273203 | 203530 180956 165875 x67258 | 182464 176934 179699 184725 | 203108 | 221670 | 240143 | 258616 | 277088 | 203561 162105 | 178317 160849 r48ts7 | 164619 | 181081 147026 | 163303 20685 | 145805 146775 | 165122 | 383469 | 20x6: 91086 65345,2 | 7840 753084 | 90478 760267 | 91232 772833 | 92740 76655 8 | 659736 | 79168, 3.5 | 64769 28148,7 | 42223 278074 | 43845,1 183469 | 366938 | sso407 | 733876 | 9173446 | 120082 Tabla I. — Presi6n En Kg REQUERIDA PARA EL CORTE DE DISCOS POR FUNZONADO, DE Fe DULCE DE 40 Kg/mm* (Continuacién) 27 DETERMINACION DE LAS PRESIONES REQUERIDAS PARA EI CORTE 5arSE | gedgee 6081 28 EL FUNZONADO Tabla IV, — VALORES DE LA RESISTENCIA A LA CIZALLADURA SEGON FLENDER, EN FUNCION DEL ESPESOR Y DE LA RESISTENCTA, EN Kg/mm* DEL MATERIAL Resisencia st peior de la hapa € «x maa tara caXe/mmt | os | x | 2 | 3 | 6 s | 0 | 30 25 7% ro | 7 | 28] a2 | 260] 450 | 700 | 2800 | 6300 | r1200 | 7500 | 26000 20 | 14 | 36 | 224 | s20| 900 | 1400 | 600 | 12600 | 2agoo | 35000 | $2000 yo | ar | | 336 | 780 | 1350 | axoo | 84c0 | 18900 | 33600 | $2500 | 78000 go | 28 | x32 | 448 | togo | x800 | 2800 | 11200 | 2s200 | 44800 | 70000 | 104000 so | 38 | 140 | 560 | 1300 | 2aso | 3500 | 14000 | 3x500 | $6000 | 87500 | 130000 & | 42 | 168 | 672 | 1560 | 2700 | 4200 | 16800 | 37800 | 67200 |. r0sc00 | 136000 ro | 49 | 196 | 784 | 1820 | 3150 | 4900 | 19600 | 44100 | 78400 | 123000 | 182000 fo | 36 | 224 | 86 | 2080 | 3600 | $600 | 22400 | sc4o0 | 89600 | 40000 | 208000 Tabla V.—Fuunza De CIZALLADUnA EN Kg EN EL CORTE DE CHAPAS sEGUIN (14) aan P= Peres nia en Ke goo | 79 | 10m | 200 3o00 | 4000 | sooo | Goo | 7000 | S000 | s000 | rocco r soo 4S 7? 90 180 | 270 360 | 430 | s4o | 630] 720 810 | 900 750 jo | ros | 140 | 270 | 410 | s4o} 680] 810 | 950 | rofo | x210 | 1350 1000 go | 140 | 180 | 360} $40 | 720 | 900] to8o | 1260 | 440 | 1620 | 1800 raso | 11s | 180 | 230 | 450] 680 | 900 | 1130 | 1350 | 1380 | 1800 | 2030 | 2250 rsoo | 140 | 210 | 270 | s40| 810 | ro8o | 1330 | 1620 | 1890 | 2160 | 2430 | 2700 2000 | x60 | 270 | 360 | 720 | 1080 | 1440 | 1800 | 2x60 | 2520 | 2880 | 3240 | 3600 2300 | 230 | 340 | 450 | 900 | 1350 | 1800 | 2250 | 2700 | 3150 | 3600 | 4050 | 4500 3000 | 270 | 410 | 40 | 1080 | 1620 | 2160 | 2700 | 3240 | 3780 | 4120 | 4860 | s4oo segiin vimos anteriormente. El tercer esfuuerzo, ya decreciente, es el originado por fricciones en el final de la carrera de penetracién del punzén. El grifico de la figura 18 muestra los esfuerzos desarrollados. Las presiones de corte necesarias dependen fundamentalmente de la resistencia al cizallado. Cuando se desconoce este valor, puede tomarse la resistencia a Ja rotura por traccién. Este iltimo dato, mds corriente que el anterior, suele ser suministrado por los mismos fabricantes del material empleado. Sin embargo, el tonelaje obtenido con el empleo de este dato suele ser siempre algo inferior al que se obtiene aplicando el valor de la resistencia de cizalladura. La magnitud de la fuerza de corte, conocido cualquiera de los dos valores, se encuentra en fincién de la periferia de la pieza cortada y del espesor del material. Llamando $ = desarrollo de la periferia de la picza a cortar, en mm, e = espesor de la plancha cortada, en mm, K, = resistencia a la cizalladura, en Kg/mm', tendremo: Sxex K=PKg [3] DISCUSION SOBRE LOS CONCEPTS PUNZONADO Y CiZALLADO 29 Ejemplo: Supongamos que queremos cortar un disco de hierro de 100 mm de didmetro y 3 mm de espesor. {Cudntos kilogramos serin precisos para efectuar el corte? 100 © x = 314 mm; 3 mm; = 40 Kgjmm?, (Este dato ha sido tomado de la tabla IIL.) P= 314 X 3 X 40= 37680 Kg. Si la pieza tuviese taladros o figuras interiores recortadas que estuviesen hechas en una mis- operacidn, dekeran hallarse todos Jos valores parciales y sumarlos, determinando de esta ma- cl esfuerzo de corte total. En la tabla II de la pagina 22 se dan valores pricticos, facilita~ por Schuler, para las resistencias a la cizalladura y a Ja tracciém de diversos materiales En la tabla Ill de Jas péginas 24 a 27 se dan los valores pricticos para una resistencia de Ke/mm’. Ap r000 = os Ww 26 Bo Vie mm. Fic. 19.— Grifico del cizallado Discusién sobre los conceptos punzonado y eizallado. — El caso del punzonado difiere czallado tipico en que los punzones de corte no forman ningiin dngulo respecto ala placa ==. En el caso tipico del cizallado, In magnitud de la fuerza de corte depende del angulo filos, de Ja resistencia a la cizalladura del material, K,, y del cuadrado del espesor de la €. Segiin Flender, el Angulo de los filos debe ser de 10°. esta manera podemos establecer: ex kK ay [14] la tabla IV figuran los valores de P, resistencia de corte al cizallado, para diversos espeso= resistencias de material, segdin Flender. Is longitud / (fig. 19) es bastante grande con relacién a la longitud del principio y del fin 30 EL PUNZONADO del corte, se puede suponer P constante durante toda la carrera S, con lo cual ¢] esfuerzo del corte A es igual a: A=Pxs S=IxX tgy Iucgo: A=P XIX tq bs] En Ja tabla V se dan valores para la cizalladura P en Kg, deducidos segiin [14]. El limite superior de es a=eit he [6] siendo ¢, el Angulo de rozamiento entre la cuchilla inferior y la chapa, y pr el &ngulo de roza- miento entre la cuchilla superior y la chapa. El valor influye sobre el de P, pero no sobre el de A. Es de observar que entre K, y la carga de rotura no existe una relacién fija propiamente dicha; en la tabla II se dan valores pricticos, como antes ya se indicé. En el punzonado, la influencia de los rozamientos es considerablemente mayor que en el ciza Mado. La influencia del didmetro del t= fam? agujero y del espesor de la plancha Jee - sobre la resistencia al corte son des- rae 8 preciables en el caso de velocidades : £ © pequefias, consideradas éstas como Ray yg de rm por minuto. El nomogra- eo : gm: de Ta figura 20 ful construido = ee) S § segiin datos de Schuler; con él se SS. te x8 pueden determinar P mdx. y A, & se 3 : : ome 200 siendo P méx. la presién niecesaria roo. . ara el corte, y A el trabajo de : P % ij weet va corte propiamente dicho. Estos va- ee 2 § ores son determinados para una 0.000 gos P: > = wl chapa de resistencia K,, con espesor Slee 2 st ¢ y un perimetro s, aplicando, para < on ‘ valores de e, velocidades compren- G didas entre 1, 2 y 4 m/min., que $ weee S son las mds normales. ‘ 3 Ansa 5 _ is La determinacién del trabajo de ae & corte se efecttia segtin: x #000) A=CXPxe to] ae donde C es un parimetro hallado como resultado de ensayos pricti~ att} cos; Py e ya nos son conocidos. Fic, 20.—Nomograma para la determinacién del trabajo Mientras la presién de corte de corte y la presién del corte, segiin Schuler pueda ser reducida considerable- mente mediante «punzonado por cizalladura», esto ¢, inclinando el corte del punzén, el tratajo requerido para el corte no va- riard. Por el contrario, éste se alteraré notablemente si se emplea una lubricacién acertada, redue ciendo las resistencias por rozamientos; sin embargo, la presién requerida no cambia. DISPOSICIGN DE FICURAS uw Disposicién de figuras. — Destindndose el procedimiento del matrizado a la fabricacién de es cantidades de piezas, la economia del material, y como consecuencia la reduccién en Gesperdicios, representa un fac sszy importante, que debe ser proyectista. "Los factores determinantes de las INCORRECTO ones de la matriz, troquel o vienen determinados por acién relativa de la ventana de ee (jp Sas—: el tamafio y de la forma de la =! mt que se desea obtener. Bsecucntemente, las piezas tienen Seema irregular, de manera que Fic, 21.—Disposicién de una pieza irregular © peeden encontrarse situadas a neo de la tira de material, como transversalmente, longitudinalmente o en su propio cen= estas disposiciones dependen de la necesidad de obtener el maximo rendimiento por d de superficie de material empleado. En estos casos es necesario estudiar detenidamente posicién de las piezas, de manera que la posicién relativa en Ia sucesién de cortes per- =m aprovechamiento maximo, reduciendo al minimo la pérdida por merma, CORRECTO. Pf? SERIE bisposiciéa incorrects de bs misma plera = — Otra disposicién de una figura para el aprovechamiento méximo del material. La seric 1, 3S): ‘se cecuentra dibujada con lineas fuertes. La serie 2, 4, 6... se encuentra dibujada con trazo fino anas veces no es posible, debido a la asimetrfa de la pieza, obtener una correlacién numé- r= cl paso existente entre unas piezas y otras, y entonces, en vez de avanzar la tira segiin la $.2, 3. due ny avaNZA 1, 3, $, Trot, €8 decir, saltando un espacio de material en cada avance, se que corresponde a la superficie de una pieza. Cuando se hace ast, la tira es introducida ate en la matriz, siendo cortada la serie 2, 4, 6, 8,... m, y dejando cl minimo de desper~ = tn ejemplo de lo antedicho puede observarse en las figuras 21 y 22.

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