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Cuadernos de Mitología

D.L AB-286-2001 CUADERNOS DE MITOLOGÍA


(REVISTA DIDÁCTICA DEL IES RÍO JÚCAR)
Avda, Levante S/N 02230 Madrigueras (Albacete)
Nº 17 ORFEO Y EURÍDICE
DONATIVO: 2 EUROS ENERO 2008
GRUPO DE TRABAJO MITOLOGÍA Y
CÓMIC/TALLER DE TEATRO AMPA S. ISIDRO.

COLABORAN:
• CEP Casas Ibáñez.
• Ayuntamiento de Madrigueras (Concejalías de Cultura y de
Juventud)
• Ayuntamiento de Golosalvo
• Consejería de Cultura. Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha.
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DATOS TÉCNICOS DE ESTA PUBLICACIÓN


Texto y montaje: Alfredo Alcahut Utiel. Fotografías: Alfredo Alcahut
Utiel y Enrique Carrasco González con Alumnos de los Talleres de Teatro
y Cine. Corrección y propuestas didácticas: Maestros y Profesores del
Proyecto de Innovación Educativa del IES Río Júcar:

Alfredo Alcahut Utiel Mª Ángeles Navarro Martínez


Alicia Atiénzar Martínez Mª Aránzazu Valera Villar
Ana Isabel Cabañero Torres Mª Eva Patón Fernández-Yáñez
Begoña Fernández Garrido Mª José Abellán Tárraga
Carmen Fuentes Gascón Mª José Pardo García
Carmen Roldán Ibáñez Mª Montserrat Lencina Sánchez
Eloy Joaquín Garrido Cambronero Mª Soledad Catalán Fuentes
Josefa Daría López López Mª Nieves Fernández Mancebo
Juana Arenas Motilla Pedro Andrés Sáez Pardo
Luis Cicuéndez Villa Raúl Alcahut Utiel
Mª Amparo Lozano Berrío
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INTRODUCCIÓN
Todo comenzó como un guión teatral preparado para una clase de
estudio en 3º de ESO, en el curso 1995-95, aunque nunca se llegó a
representar, y ha acabado convertido en guión de película de cine en el
curso 1996-07: Orfeo y Eurídice. Ahora, después de unos retoques finales,
vuelve a su ser original, convertido en guión teatral al tiempo que aparece
ilustrado con los fotogramas de la película.
Pocas historias pueden competir con ésta en interés, emoción y
dramatismo: un amor sin límites, un amor que incluso pretende vencer a la
muerte.
Nuestra versión ha pretendido ser lo más fiel al mito original, yendo
a lo esencial y evitando esas digresiones tan del gusto de muchos autores
amantes de los efectos estéticos. Por el contrario aquí aparece una imagen
que intenta ponerse del otro lado, que quiere comprender al “villano”, y
que pretende mostrar rasgos humanos hasta incluso en las criaturas del
mundo infernal.
La película Orfeo y Eurídice obtuvo el Tercer Premio de
Humanidades en el Concurso Nacional San Viator.
Esta publicación está acompañada de numerosas sugerencias de
trabajo elaboradas pro el grupo de profesores que trabaja desde aséanos en
el proyecto de usar el mito en la enseñanza de las materias más dispares.
Este trabajo nació del aula y tiene como objetivo volver a ella.
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ORFEO Y EURÍDICE
DRAMATIS PERSONAE
PERSONAJES POR ORDEN DE APARICIÓN EN LA PELÍCULA:

INVITADA 1: María Ángeles García Villa


INVITADA 2: Laura Santos Gimena
INVITADA 3: Asunción Molina Berlanga
VOZ 1: Ana I. Cabañero Torres
VOZ 2: Fernando Ibáñez García
INVITADOS A LA BODA: Ana Lourdes García García, Eva Garrido
Villa, Pablo Ibáñez Monteagudo, Ainoa Cuesta Olmeda
ORFEO: Ambrosio Utiel Escribano
EURÍDICE: Marta Fuentes Ballesteros
ALEXIS: Alejandro Valera Martínez
SACERDOTE: Ángel Gabriel Escribano Jiménez
ARISTEO: Francisco Javier Ibáñez García
CARONTE: Roberto Salvador Martínez
CERBERO: Roberto Salvador Martínez
MINOS: Miguel Ángel Vergara Cabañero
RADAMANTE: José Ramón Cuenca Jara
ÉACO: Enrique Denia Cabañero
PLUTÓN: Emilio José Gómez García
PROSERPINA: Lourdes Rocío García Villa
ALMAS DEL AVERNO: Celia Garrido García, María Ángeles García
Villa
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ACTO I

ESCENA I

El decorado es un campo. En un ambiente bucólico de flores,


arbustos y árboles. En un lado hay un altar con una jarra y una copa.
Aparecen tres invitadas a la boda, engalanadas para la ocasión con
coronas de flores en la cabeza, que miran hacia su izquierda.
INVITADA 1: ¡Qué hermoso, el novio! ¡El más hermoso galán de Tracia!
INVITADA 2: ¡Qué bella, la novia! ¡La más bella de las ninfas de Tracia!

INVITADA 1: ¡Él canta! ¡Y toca...!


INVITADA 2: ¿Toca? ¿El qué?
INVITADA 1: ¡La lira, necia!
INVITADA 3: ¡Qué bello es el novio!
INVITADA 2: La novia no lo desmerece. ¡Qué envidia me da!
INVITADA 3: A Orfeo la voz que tiene le hace muy atractivo.
INVITADA 1: ¿Sólo la voz? Porque parece... divino.
INVITADA 3: Como que es hijo de una diosa: Orfeo es hijo de Eagro y de
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la propia Calíope, la musa...


INVITADA 2: ¿De Calíope, la musa de la bella voz? No lo sabía. Luego...
de casta le viene al galgo.
INVITADA 3: Por eso
cuando canta y toca la lira
hasta las fieras se amansan.
INVITADA 1: Callad, mirad,
que ahí se acercan.

ESCENA II

A lo lejos se oye el bullicio del cortejo nupcial, que se va acercando


hasta entrar en escena. Las tres invitadas se unen al cortejo. Avanzan

hasta un altar. Allí se coloca un sacerdote que hace una libación.


SACERDOTE: Orfeo y Eurídice, los dioses han aprobado vuestra unión.
Al padre Zeus Todopoderoso, a Nuestra Madre Hera, Protectora del
Matrimonio, a todas las deidades del cielo (levanta la copa al cielo) y del
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inframundo (baja la vista hacia el suelo), a todas imploro para que


protejan vuestro matrimonio y os procuren eterna felicidad y ausencia de
desdichas: bebed de este cáliz:
Beben ambos del cáliz y se lo devuelven al sacerdote, quien les
coloca sendas coronas de flores.

SACERDOTE: Orfeo, Eurídice, yo os declaro marido y mujer.


Se vuelven los novios hacia los invitados, con sonrisa radiante.
VOZ 1: ¡Viva Eurídice, la más bella de las ninfas!
TODOS: ¡Viva!
VOZ 2: ¡Viva Orfeo, el más afortunado de los novios!
TODOS: ¡Viva!
VOZ 1: ¡A bailar, a bailar todos!
Los invitados rodean a los novios y entonan una canción jocosa con
acompañamiento de aplausos.
CANCIÓN
Dad de cenar al desposado
dad de cenar que no ha cenado
dad de cenar al desposado
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dad de cenar sopa de nabo.


Para la novia una sardina
y para el novio una gallina
para la novia pan sobado
y para el novio de salvado
Fuerte aplauso final. Se adelanta el novio, cogiendo a la novia de la
mano.
ORFEO: Ahora a beber, a beber todos vino con miel, dulce como la
ambrosía...
Los invitados van sacando jarras y copas y comienzan a llenar el
escenario con sus bailes, mientras van felicitando a los recién casados.
Todo es fiesta, diversión y baile. Poco a poco la mayor parte de los
invitados se van alejando a bailar y beber por el campo; los que quedan se
congregan en torno al altar, rodeando al sacerdote, pero al final salen de
la escena.

ESCENA III

Eurídice, con aspecto feliz


pero fatigada, se queda sola
paseando. De pronto se oye una
voz.
ARISTEO: ¡Eurídice! ¡Eurídice!
EURÍDICE: (Sobresaltado)
¿Quién es? ¿Quién me llama?
ARISTEO: ¡Eurídice! ¡Eurídice!
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EURÍDICE: (Intrigada, cautelosa, se acerca adonde sale al voz) ¿Quién


eres?
ARISTEO: (Saliendo de entre un árbol, con una copa en la mano,
claramente ebrio) ¡Eurídice! ¡Qué belleza más solitaria!
EURÍDICE: ¡Aristeo! ¿Qué
haces aquí?
ARISTEO: Verte, beber,
comer... (Arroja la copa).
EURÍDICE: ¡Estás borracho!
ARISTEO: Je, je, je...
(Comienza a despojarse de sus
ropas)
EURÍDICE: (Muy asustada, retrocediendo) ¿Qué haces? ¿Qué haces? No,
no ¡no!
ARISTEO: ¡Ven aquí, no te vayas...!
Eurídice sale huyendo tropieza, cae, y es mordida por una serpiente.
Con un grito
horroroso Eurídice
se incorpora algo,
se desvanece y cae,
finalmente, muerta.
Aristeo se acerca,
tembloroso, pisotea
y mata al animal,
con saña, arroja su cadáver lejos, mira a Eurídice, apenas balbucea.
Llega corriendo Orfeo, acompañado de su amigo Alexis.
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ORFEO: ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido ese grito?


ARISTEO: Yo no he hecho..., se ha caído..., una víbora le ha mordido...
yo no quería... (Huye despavorido, sintiéndose culpable).

Orfeo se arroja sobre


el cuerpo de su amada,
muerta, llorando sin
consuelo. Alexis se tira de
los cabellos, desesperado.

ESCENA IV

ALEXIS: ¡Venid todos, venid, mirad! Ha ocurrido algo terrible, una


tremenda desgracia. ¡Dioses, dioses! (Van llegando los invitados a la
boda)
INVITADA 1: Pero, ¿qué ha ocurrido? Por qué estás tan alterado en un día
de fiesta como hoy, en la boda de nuestros amigos Orfeo y Eurídice?
ALEXIS: ¡Eurídice, Eurídice, qué nombre y qué día más digno de lástima!
INVITADA 2: ¿Lástima? ¿Por qué? Cuéntanoslo, dinos qué pasa.
ALEXIS: (Mira al suelo, suspira hondo, cogiendo fuerzas) Eurídice estaba
en la fiesta con todos, disfrutando de su boda. De pronto vimos que se
alejaba en compañía de Aristeo, un sátiro que estaba invitado al banquete.
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INVITADA 1: ¿Aristeo? ¿Ese sátiro? ¡Por Apolo! ¡Qué imprudencia! Yo


lo conozco y...
ALEXIS: (Cabizbajo) Todos sospechamos lo que tuvo que ocurrir...
INVITADA 2: Pero, ¡dilo de una vez!
ALEXIS: (Con voz apagada) Eurídice... está muerta.
TODOS: ¿Muerta? (Todos se miran extrañados)
ALEXIS: (Paseando, recreando con gestos y con la mirada lo que ha
ocurrido) Cuando llegamos allí ella yacía sin vida... A unos pasos se veía
una víbora y a Aristeo que se excusaba y ha huido... Eurídice había
querido escapar de él y en su huida la víbora le mordió en un pie... Mirad
(Señala) ahí la trae Orfeo, el desdichado amante.
Orfeo se acerca lentamente, la deja en el suelo. Composición
triangular como de un frontón en torno al cuerpo de Eurídice.

ORFEO: Ni los más terribles presagios, ni el destino más funesto podría


igualarse a esta desgracia... (La mira, ensimismado, suspirando) ¡Nadie
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nunca jamás ha sido tan feliz como éramos nosotros hace unos momentos
ni nadie nunca jamás ha sido tan digno de compasión como yo lo soy
ahora! (La mira embelesado) Eurídice, Eurídice mía, ¿por qué no
despiertas? (Se nota que desvaría) Querida, ¿sigues durmiendo?
Todos hacen gestos de extrañeza y se van retirando: lo dejan con
ella. Alexis se queda a su lado.
ORFEO: ¡Eurídice, mi vida! ¡Despierta, ven conmigo! ¡Eurídice! (La
abraza obstinadamente, con mirada fija y enajenada. Alexis lo levanta).
ALEXIS: Déjala, deja su cuerpo ya en paz, ella no está aquí.
ORFEO: ¿No? ¿No? (La mira incrédulo; luego mira fijamente a Alexis).
ALEXIS: ¡No, Orfeo! Éste ya no es su mundo. Eurídice pertenece ahora al
Hades, al reino de las sombras.
ORFEO: (Con mirada confusa, perdida) ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Dónde está?
¿A dónde ha ido?

ALEXIS: (Cogiendo fuertemente por los hombros a Orfeo, forzándolo a


entrar en razón, hablándole en voz alta y sujetándole la cara para que le
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atienda a él y no a Eurídice) ¡Orfeo, escúchame! El alma de quien ha


muerto sólo es una sombra... va errante, hasta que Mercurio la guía hasta
el reino de los muertos... allí (Señala con gestos un viaje imaginado; Orfeo
va interesándose y sigue las indicaciones de su amigo) allí cruza la laguna
Estigia en la barca de Caronte, allí atraviesa las puertas del infierno,
custodiadas por Cerbero, después se detiene a rendir cuentas de su vida
ante el tribunal de los jueces, Minos, Éaco y Radamante, y finalmente,
pasa a rendir homenaje a Plutón y Proserpina, reyes de los infiernos.

Se hace el silencio. Orfeo logra desasirse de su amigo, pasea


absorto, medita, piensa, mientras todos lo miran a una respetuosa
distancia. De pronto su rostro parece iluminarse y adopta una pose
decidida.
ORFEO: ¡Iré!
ALEXIS. ¿Pero, pero... cómo?
ORFEO: Iré al Epiro: allí es fama que el río Aqueronte baja por una gruta
en dirección al infierno. Seguiré caminando por la orilla de la corriente
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hasta llegar al lugar donde el Aqueronte desemboca en la laguna Estigia:


una vez allí esperaré al barquero Caronte.
ALEXIS: Yo también he oído hablar de esa entrada. No está demasiado
lejos, pero también sé que nadie lo ha intentado.
ORFEO: Yo seré el primero.
ALEXIS: ¡Es una locura!
ORFEO: ¡No insistas, amigo mío! Lo he decidido y lo haré: bajaré a los
infiernos y no volveré sin ella.
ALEXIS: (Dudando) ¿Irás tú sólo? ¿Y qué armas llevarás?
ORFEO: (Buscando y empuñando su lira) ¡Ésta! ¡Éste es el instrumento
que domino y con la que hasta las fieras amanso! ¿No me permitirá
franquear las puertas del averno?
ALEXIS: Sigo pensando que es la mayor locura, y deberías razonar...pero
si ya lo tienes decidido...
ORFEO: Sí, pero nada ni nadie me hará cambiar de opinión
ALEXIS: Pues si ya lo tienes decidido... (Lo abraza fuertemente) ¡Mucha
suerte, amigo mío!
Se pone en camino Orfeo hacia un destino horrible. Todos lo ven
partir en silencio. Una música de tonos dramáticos preludia el tenebroso
viaje. Se hace la oscuridad en el escenario.
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ACTO II

ESCENA I
Juegos de luminosidad rojiza
alternando con sombras jalonan su
bajada a los infiernos. Música
misteriosa. De repente se hace la
oscuridad y el silencio. Vuelve un
resplandor lleno de tonos azulados.
ORFEO: Esta debe de ser la laguna
Estigia. ¡Qué extraña luminosidad!
Arrojaré la antorcha
Se oye el ruido de la antorcha apagándose. Orfeo espera en
silencio, aferrado a su lira. Ruido intermitente de gotas de agua. Chapoteo
en el agua, acercándose.
CARONTE: (Con voz cavernosa) ¿Quién viene? ¿Otra alma? ¡Mercurio,
Mercurio!
ORFEO: (Apareciendo
lentamente de entre las
sombras) No soy
Mercurio.
CARONTE: (Muy
extrañado) ¿Dónde
está Mercurio?
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ORFEO: Vengo solo, estoy solo, nadie me acompaña. Tú eres... ¿Caronte?


CARONTE: Sí, pero... Mercurio debería guiarte. Sube, sube... él siempre
conduce hasta aquí a los muertos...
ORFEO: Es que... yo no soy un muerto.
CARONTE: (Se vuelve indignado, poniendo el remo entre Orfeo y él)
¿Qué? ¡Un vivo aquí! ¿Cómo te atreves, mortal insensato? ¡Márchate,
márchate!
ORFEO: (Se va, mas se lo piensa y se vuelve con decisión) ¡No! ¡No! No
me iré. ¡He venido hasta aquí por ella! ¿La has visto? ¿Has visto a
Eurídice?
CARONTE: ¡Tranquilo, tranquilo! ¿Quién es esa...Eurídice?
ORFEO: Mi amada. Lo que más importa en el mundo. Murió ayer.
CARONTE: (Despectivo) ¡Psss, bah! ¡Tantos mueren todos los días...! ¡Un
alma más! ¿Qué me importa a mí un alma u otra?
ORFEO: ¡A ti no, a ti no,
pero a mí sí! ¡La quiero!
¿Entiendes? Es lo mejor
de mi vida.
CARONTE: (Burlón)
Pues nunca la verás,
nunca la verás... ¿Cómo
un mortal como tú se
atreve a tanto?
ORFEO: Te lo he dicho:
la amo más que a nada en
el mundo. Más que a mi vida.
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CARONTE: ¿Tanto la amaste?


ORFEO: Tanto la amo... ¡Escucha mi canción!
Orfeo tañe su lira y canta una canción:
Orfeo: Tu madre cuando te parió
Y te quito al mundo,
Corazón ella no te dio
Para amar segundo.
Adiós, adiós querida,
No quiero la vida,
Me la amargaste tu.
Mientras canta Caronte hace ademán de irse, después se para,
finalmente se va interesando. Orfeo deja de cantar. Reina el silencio.
CARONTE: ¡Mortal! (Orfeo lo mira) ¿Cómo te llamas?
ORFEO: Orfeo, me llamo Orfeo.
CARONTE: ¡Nunca he visto tanto amor...! ¡Sube!
Orfeo sube a la barca y comienza a remar. Se oye el chapoteo del
remo en el agua.
CARONTE: Nunca hablo con mis pasajeros, pero... tu música me ha
fascinado (Se vuelve a mirarlo)
ORFEO: Debe de ser muy triste estar aquí.
CARONTE: ¡Más de lo que te imaginas, Orfeo! La muerte es lo más triste
y... ¿sabes? Nadie quiere morir. La muerte es irremediable.
ORFEO: ¡Mi amor vencerá a la muerte!
CARONTE: (Lo mira incrédulo y le habla recalcando cada sílaba) ¡Na-
die pue-de ven-cer a la muer-te)
ORFEO: (Con voz decidida) ¡Pues yo lo conseguiré!
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CARONTE: Vano intento.


ORFEO: Si he llegado
hasta donde nadie ha
llegado vivo, volveré
con ella.
CARONTE: Yo te
esperaré eternamente...
Ya hemos llegado a la
orilla.
ORFEO: (Baja) Gracias,
Caronte (Le da la mano).
CARONTE: (Asombrado) Nunca antes me habían dado las gracias.
(Estrecha la mano de Orfeo) ¡Suerte, Orfeo!
Orfeo se queda en tierra. La barca de Caronte se aleja. Orfeo
avanza entre las sombras. La escena se oscurece.

ESCENA II

Se oye una música misteriosa,


espectral. La luz reaparece
débilmente, hasta iluminar el
escenario de una puerta sombría, la
puerta del infierno. Orfeo aparece de
entre las sombras y se detiene ante la
puerta. Se oye un rugido. Se ve
recortada sobre el fondo la sombra del perro de tres cabezas, del can
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Cerbero, el guardián de la puerta de los infiernos. Orfeo se echa atrás


asustado.
CERBERO: ¡Estúpido! ¡Imbécil! ¿Cómo te atreves a entrar en los
infiernos?
ORFEO: (Suplicante)
¡Por favor! ¡Déjame
pasar!
CERBERO: ¡Mortal
insensato! Ni puedes ni
debes intentarlo... Yo en
tu lugar...
ORFEO: ¿Qué?
CERBERO: Me volvería inmediatamente.
ORFEO: ¿Por qué?
CERBERO: (Alzando la voz) ¡Porque quien entra aquí no vuelve a salir! Y
no creo que quieras pasar el resto de tu vida entre cadáveres.
ORFEO: He venido a devolver a uno de ellos al mundo de los vivos.
CERBERO: (Con un tono de burla distante) ¡Muy interesante! ¿Qué pasó?
ORFEO: (Se sienta cabizbajo; deja la cítara en el suelo. Mientras habla
hace signos en el suelo, entre meditabundo y melancólico) El día de mi
boda mi amada Eurídice murió. Mercurio trajo su alma aquí. He venido
por ella. Eso es todo.
CERBERO: Pero tú estás vivo... ¿qué haces aquí? (En tono amistoso).
ORFEO: (Levanta la cabeza y se encara con Cerbero) tú también estás
vivo: ¿qué haces aquí?
CERBERO: (Tras un silencio) Yo soy un monstruo. Nadie me aceptaría.
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Sólo entre muertos puedo vivir.


ORFEO: (Algo más animado) Sé quién eres: cerbero, hijo de Tifón. Y creo
que tienes el mismo derecho a estar en el mundo de los vivos que los
demás hijos de la tierra.
CERBERO: No puedo... te lo repito: soy monstruoso.
ORFEO: Eres distinto, único, pero no monstruoso. Éste no es tu sitio.
CERBERO: Gracias por su amabilidad, pero aquí no estoy mal, bajo el
cetro de Plutón. Por cierto, dime, ¿cuál es tu nombre?
ORFEO: Orfeo.
CERBERO: Si te pido algo... ¿lo harías, Orfeo?
ORFEO: ¿Por qué no? Entre seres únicos... (Le sonríe a Cerbero)
CERBERO: (Con
tono amable) Por
favor, canta con tu
lira. Nunca he oído
ese instrumento.
ORFEO: Así lo haré.
Orfeo coge su lira,
toca y canta esta
canción:
ORFEO:
¿Para qué quiero yo más vivir
en este mundo? (bis)
Mejor es morir
¿Para qué sufrir?
Dolores de amor
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Vengo a sufrir
Yo te amo de corazón,
mas no te puedo alcanzar (bis)
CERBERO: (Al acabar al canción, tras un breve silencio meditativo)
¿Sabes lo que pienso, Orfeo?
ORFEO: (Extrañado, saliendo de su ensimismamiento) ¿Qué?
CERBERO: Que no he visto a nadie por aquí tan lleno de vida como tú.
ORFEO: (Resuelto) Yo sí he visto a alguien así.
CERBERO: (Intrigado) ¿A quién?
ORFEO. (Animado) ¡A ti, Cerbero, a ti!
Se hace de nuevo un silencio pesado. Orfeo se vuelve a mirar
entristecido su instrumento. De pronto se vuelve de nuevo a Cerbero.
ORFEO: Por cierto ¿te ha gustado mi canción?
CERBERO: Enormemente. Me ha encantado. Y me gustaría
recompensarte.
ORFEO: (Gestos de negativa) No necesito nada...
CERBERO: Dejarte entrar en el infierno no es ningún regalo, pero...
ORFEO: (Se vuelve a él con el rostro iluminado de alegría) ¿Puedo pasar?
¿De verdad?
CERBERO: (Animoso) ¡Adelante! Entra y preséntate a los jueces.
Orfeo da unos pasos hacia la puerta del infierno. Desde el umbral se
vuelve y miera en dirección a Cerbero.
ORFEO: Cerbero, me alego de haberte conocido.
Orfeo se marcha. Suena una música de fondo, seria, altiva. Se
apagan las luces y se hace la oscuridad.
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ESCENA III

El escenario se vuelve a iluminar. La música va decreciendo. Se ve


un estrado con tres asientos en alto. Orfeo cruza la sala. Se acerca
lentamente al estrado.

MINOS: (Con tono distante) ¿Quién es el interfecto?


RADAMANTE: (Mirando distante) ¿No será ése de allí?
ÉACO: La verdad es que no tiene mal aspecto.
MINOS: Dile que se acerque.
ÉACO: ¡Acércate, espíritu, para que seas juzgado por este tribunal!
Orfeo se va acercando, tímido y receloso. Los jueces se miran
asombrados haciendo gestos entre ellos.
MINOS: (Irónico) No tienes un aspecto muy cadavérico que digamos.
¿Quién eres?
ORFEO: Estás en lo cierto. Soy un mortal pero estoy vivo, vi-vo
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(Recalcando la palabra). Me llamo Orfeo y vengo de Tracia (Orfeo se


inclina respetuosamente).
RADAMANTE: Y... ¿qué es lo que te ha traído hasta aquí? (Mientras
habla se contempla las manos y las uñas, un tanto distraído).
ORFEO: (Alza la cabeza) El deseo de encontrar y recobrar a mi esposa
Eurídice, fallecida no ha mucho.
ÉACO: (Tras intercambiar una mirada de ignorancia con los otros) Eso
no creo que sea de nuestra incumbencia.

MINOS: (Hablando con aplomo) Nuestra labor es juzgar a los que han
dejado la vida, no a los que han llegado hasta aquí vivos, no sabemos
cómo.
ORFEO: El caso es que estoy ante este tribunal.
RADAMANTE: Mucho me temo que te hayas equivocado al venir aquí.
ORFEO: Vosotros habéis juzgado a mi Eurídice, ¿no es cierto?
ÉACO: Puede serlo. (Con tono de desinterés y cansancio, mirando con
complicidad a los otros jueces) ¡Tantos y tantos pasan por aquí todos los
días!
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MINOS: La humanidad no tiene bastante con los fallecimientos de muerte


natural que ha de provocarlos con asesinatos y guerras. (Suspirando con
semblante de claro hastío y aborrecimiento) ¡Nuestro trabajo es muy
fatigoso!
ORFEO: (Nervioso, gritando) ¡Pero yo necesito recobrar a Eurídice!
MINOS: (Muy serio) ¡No aflijas más los oídos de estos venerables jueces!
¡Apártate mortal!
Orfeo se retira lentamente, abatido. Los jueces se levantan
ceremoniosamente, con parsimonia: Minos, Radamante, Éaco. Inician el
camino de salida.
ORFEO: (Volviéndose de pronto, algo más decidido y dando un paso
adelante) ¿Y qué haré yo?
RADAMANTE: (Sin volverse a mirar) ¡Esperar!
ORFEO: Pero... ¿a quién?
ÉACO: (Sin mirarle) ¡A los soberanos de los infiernos, Plutón y
Proserpina!
ORFEO: Pero, pero... ¿dónde los puedo encontrar?
MINOS: (Se vuelve, mirándolo con una expresión o que pasa de la
indiferencia a un interés mezclado con algo de compasión, señalando a la
lejanía) Sigue tu camino y al final los encontrarás.
Se van. Orfeo cae al suelo desesperado. De pronto se yergue, mira
hacia la dirección indicada por el juez, con ánimo recobrado agarra
fuertemente la lira, se levanta y se pone encamino, al tiempo que suena
una música y va menguando la luz hasta sumir la escena en la completa
oscuridad.
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ESCENA IV

Oscuridad y música. Se va haciendo la luz. Un escenario del palacio,


la sede de los soberanos de las sombras, Orfeo y Eurídice. Al fondo
caminan las almas, meras sombras que vagan perdidas, cabizbajas y
lúgubres, totalmente tapadas de blanco, espectadores mudos y sordos.

Delante, en un trono, a la derecha del espectador, con semblante


impasible, Proserpina, esposa de Plutón, aguardando el momento de
partir de los infiernos y regresar con su madre, la diosa Ceres. Al otro
lado, un trono vacío, sobre el que reposa una clámide negra. En medio,
retumbado ociosamente en un triclinio, un indolente Plutón se sirve de una
jarra y bebe ambrosía, mientras prueba algunas frutas de un canasto
colocado sobre una mesilla, delante del triclinio. De vez en cuando lanza
miradas llenas de cariño hacia Proserpina, que no siempre las atiende. De
pronto se oyen pasos. Plutón, que está más pendiente de su esposa, no se
percata.
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PROSERPINA: (Llamando la atención de su esposo y guiándolo con su


mirada hacia la dirección de
la que proceden los pasos.)
¡Plutón, Plutón!
Plutón mira hacia donde
le indica su esposa, parece
atisbar algo y se levanta, con
gestos de hacer algo habitual
y anodino. Se coloca la
clámide que estaba en su
trono y se sienta.
PLUTÓN: (Invitando con un gesto a acercarse) ¡Ya puede acercarse el
alma!
Orfeo entra muy lentamente, contemplando con asombro lo que está
viendo: las almas, los
soberanos...
ORFEO: (Estupefacto) ¿Qué...?
PLUTÓN: (Un poco molesto
por tanta dilación) ¡Eh! Es tu
turno... ¡Preséntate ante el rey
de los muertos!
PROSERPINA: (A Plutón)
¡Qué extraño! No se parece nada a los demás.
PLUTÓN: (A Orfeo, algo alterado e impaciente) ¿Acaso no te has dado
cuenta de dónde estás? ¡Pues mira a tu alrededor!
Unas almas vagan lentamente por la escena hasta rodear a Orfeo,
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confusamente perturbadas por la presencia de algo extraño. Describen


círculos en trono a él y se van alejando.
ORFEO: (Asombrado) ¡Dioses Olímpicos! ¡No era una pesadilla! ¡Las
almas del los muertos! ¡El infierno! ¡El reino de Plutón! (entonces se da
cuenta realmente de ante quién está) ¡Plutón! ¡Proserpina! (Se arrodilla
ante los soberanos)

Proserpina observa a Orfeo detenidamente y se muestra inquieta,


abriendo mucho los ojos; mira hacia su marido haciendo ademán de
levantarse. Plutón le indica que permanezca en su sitio con un gesto
discreto.
PLUTÓN: (Dirigiéndose con autoridad a Orfeo) ¡Levanta la cara! Mucho
me temo que habrás de explicar qué hace en el infierno uno del reino de
los vivos. ¡Explícate! ¿Quién te dejó pasar?
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ORFEO: (Un poco


recobrado) Todos,
todos lo hicieron:
Caronte, Cerbero, los
jueces...
PLUTÓN: (Muy
molesto e indignado)
¡Todos ellos tienen
órdenes muy estrictas
en cuanto a sus
funciones!
(Acercándose su cuerpo a él, sin abandonar su asiento) ¿Cómo es posible
que te permitieran llegar hasta aquí sin haber muerto? (Se echa atrás y se
reclina) ¡Contesta!
Cada vez que Plutón alza la voz Proserpina mira a su marido;
mientras pregunta, contempla intrigada a Orfeo.
ORFEO: Ni les soborné ni les amenacé ni...
PLUTÓN: ¡Eso faltaría! ¡Sigue!
ORFEO: Me limité a contarles mi historia, y ellos oyeron mi voz y mi lira.
PROSERPINA: (Tras una breve reflexión) Algo me dice que eres un mago
de gran poder... y quizá esa lira esté encantada...
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PROSERPINA. ¡Déjale que cuente su historia! No hay ningún mal en ello.


PLUTÓN: Sí, pero primero que se presente. (Le hace un gesto invitándole
a levantarse y a dar una explicación)
ORFEO: (Levantándose, moviéndose al tiempo que revive su historia) Soy
Orfeo, un cantor de Tracia. El día de mi boda fue el más funesto de mi
vida, pues mi amada Eurídice pereció, mordida por una serpiente. Para mí
vivir sin ella no vale la pena. Por eso he venido hasta aquí, porque la amo
más que a mi vida. ¡Y no me iré sin ella!
PLUTÓN: ¡Jactanciosas palabras son esas!
ORFEO: (Dirigiéndose cara acara a Plutón) Las que salen del corazón.
PLUTÓN: (Irónico) Pues has de esperar hasta que te encuentres tú aquí
con ella por derecho propio
ORFEO: Pero no puedo soportar la espera, Plutón, tú también estuviste
enamorado, y sabes qué cosa es el amor... (Mirando furtivamente a
Proserpina) ¡Sé que llegaste hasta el rapto para conseguir...!
PLUTÓN: (Lo interrumpe bruscamente con un gesto con la mano)
31

¡Cállate! (Se levanta y se acerca a él, gritándole) ¡No es posible acceder a


tu petición ni ha ocurrido nunca...! (Se vuelve a su siento, pero se da media
vuelta y le habla a Orfeo, más calmado) Puedes marcharte.
Orfeo se aleja unos pasos, abatido, y se dispone a tocar con su lira.
Plutón que se ha vuelto a sentar quiere intervenir, pero Proserpina lo
detiene con un gesto. Orfeo canta.

ORFEO: Dime, dime,


mi dulce amor
cómo se vive
con ansia y dolor

Sin ti, joya,


Se rompe mi alma
No sé ya vida
Sin tu amor
32

Proserpina, muy conmovida, se levanta, se acerca a Plutón y le coge


la mano; oyen juntos el final de la canción. Al acabar de cantar Orfeo se
queda ensimismado, viva imagen de la desolación.
PROSERPINA: (En voz baja) Plutón,
esposo mío, pon remedio a esto y deja
que regrese llevando a su mujer
consigo.
PLUTÓN: (En voz baja) ¡No puedo,
Proserpina, no puedo!
PROSERPINA: ¡Mira cómo la ama!
Nunca he visto un amor tan grande.
PLUTÓN: (Queriendo excusarse) ¡Las
leyes son las leyes!
PROSERPINA: ¡Hazlo por mí! Ten compasión de él (Señalándolo).
Plutón mira tiernamente a su esposa, se lo piensa y asiente en
silencio. Proserpina vuelve a su trono.
33

PLUTÓN: ¡Orfeo! ¡Ven a mi presencia!


Orfeo se vuelve, se acerca al soberano y tras una inclinación de
cabeza responde.
ORFEO: ¿Qué deseas soberano?
PLUTÓN: Lo que pides es insólito.
ORFEO: ¿Insólito? Insólito porque nadie ha hecho lo que yo. Nadie ha
amado como yo. ¿Tú sabes acaso lo que es perder a la persona amada?
PLUTÓN: (Sonríe amargamente) ¿Pero qué sabes tú de mí y de mis
sentimientos?... (Pausa reflexiva) Tú vienes del mundo exterior... ¿No es
ya primavera
allí?
ORFEO: Sí,
pero... ¿eso que
tiene que ver
con...?
PLUTÓN: Eso
(con voz dura y
firme) significa
que la diosa
Ceres se alegra
porque va a recuperar a su hija, su hija... mi esposa Proserpina, que lleva
aquí conmigo seis meses, y que estará con su madre otros seis. Entonces
vosotros tendréis primavera y verano. ¿Me comprendes ahora, Orfeo? Me
voy a quedar solo, ¡solo!
ORFEO: Pero aquí... aquí... hay...
PLUTÓN: (Interrumpiéndole con todo amargado) Aquí no hay más que
34

sombras inanes, vacías, aquí no hay nadie vivo... (Pensativo, tras una
reflexión) Orfeo, ¿quieres estar con Eurídice?
ORFEO: Nada más deseo.
PLUTÓN: Pues quédate aquí en los infiernos... serás mi huésped
(ambiguo, le rodeo con su brazo), la tendrás a ella y yo... (Mira a
Proserpina)

ORFEO: He venido a rescatar el alma de Eurídice, no a morar aquí con los


muertos. Si de verdad sabes lo que es sentirte solo, lo comprenderás.
Plutón se acerca a Proserpina.
PROSERPINA: (Tono sosegado y tranquilo) Yo me marcho con mi
madre, lo que hagas aquí no me importa, pero él... (Se marcha a un rincón,
distanciándose)

Plutón mediante un gesto invita a Orfeo a acercarse.


35

PLUTÓN: A instancias de mi esposa, la diosa Proserpina... (La mira, ella


sonríe y asiente) he accedido a tu ruego: desde este momento te doy a
Eurídice.

ORFEO: (Cae emocionado a sus pies y los abraza) ¡Gracias, gracias


Plutón!
PLUTÓN:¡Calma! (Orfeo se levanta) Irá contigo, pero con una condición:
Marcharás de aquí por el Ténaro, por el camino más corto (Señala hacia el
fondo, a la izquierda del espectador) pero, pero no has de mirar atrás en
ningún momento... Ella te seguirá, mas si vuelves la vista atrás,
demostrando con ello que no confías en nosotros los dioses, la perderás
para siempre. ¿Estás de acuerdo?
ORFEO:¡Sí estoy de acuerdo!
36

PLUTÓN: Marcha pues. (Hacia adentro, alzando la voz) ¡Eurídice,


Eurídice)

Al escuchar el nombre “Eurídice” Orfeo se estremece, pero contiene


su impulso y avanza muy lentamente. Del fondo se destaca una figura, que
se acerca a Plutón, de rostro ausente pero levemente sonriente. Plutón le
indica que siga a Orfeo.
PROSERPINA: ¡Adiós y suerte, Orfeo!
PLUTÓN: ¡Suerte, Orfeo!
Orfeo lentamente se pone en camino. Una música acompaña sus
pasos. La luz se va debilitando hasta desaparecer.
37

ESCENA V

La música se
debilita al tiempo
que la escena se
ilumina débilmente.
Orfeo aparece,
titubeante.

De ente las sombras, surge, lívida y silenciosa, Eurídice. Una música


espectral de fondo acompaña a la escena. La música se va apagando.
Orfeo apenas
avanza. De pronto
Orfeo se para,
indeciso, en medio
de un silencio total.

ORFEO: (Mira
adelante) ¡La luz del
sol se ve a lo lejos!
La salida está cerca... Pero no oigo ni su voz ni sus pasos... ¿Me habrán
engañado los dioses? ¿Será esta una burla cruel?
38

Orfeo se ve dudando, cerrando los ojos y los puños, apretando


contra sí a su lira. De pronto, sin poder contenerse más, se vuelve
bruscamente y la ve desvanecerse para sierre entre las sombras del
Averno.

EURÍDICE: (Aterrada) ¡Noooooo!


Eurídice retrocede como si una cadena invisible la arrastrara hacia
el reino de las sombras, hasta desaparecer)
ORFEO: (Completamente desesperado) ¡Eurídice, Eurídice! ¡Nooooo!
¡Nooooo! ¡Nooooo!
Oreo suelta la lira y se derrumba, la luz se va apagando hasta sólo
iluminar el cuerpo de Orfeo, mientras suena la música “Chè farò senza
Eurídice...” y se baja el

TELÓN
39

CUESTIONES DIDÁCTICAS
GEOGRAFÍA
 Orfeo es natural de Tracia. Documéntate y localiza en qué países
actuales está dividida la antigua Tracia.
 Investiga sobre la localización
del Averno, Infierno o Hades.
¿En qué lugares se decía que
había accesos a los Infiernos?
 Orfeo también participó en la
expedición de los argonautas.
¿A qué país se dirigía dicha
expedición? ¿cómo se llama
hoy este territorio?
 Investiga por qué mares y
territorios pasaron los viajeros
de la nave Argos.
HISTORIA
 Investigar sobre la región de Tracia: primitivos pobladores
 Describe la vestimenta típica de la iconografía de Orfeo. ¿Con qué
países se relaciona esta vestimenta?
 ¿Qué otro nombre recibe el gorro de Orfeo? ¿De qué ha sido símbolo
históricamente?
RELIGIÓN
 Investigar sobre la religión o culto órfico: semejanzas y diferencias
con el cristianismo.
40

 ¿Se puede establecer alguna relación entre Cristo y Orfeo? Razona la


respuesta.
HISTORIA DE LAS RELIGIONES
 Investiga qué es un mito escatológico.
 Investiga sobre los mitos del “más allá” en las religiones egipcia,
budista, musulmana y cristiana.
 Investiga y descubre a dónde iban las almas después del juicio de
Minos, Radamante y Éaco.
LENGUA ESPAÑOLA
 Buscar en un diccionario el significado de los términos: elíseo,
averno, cancerbero, orfeón, órfico y orfismo.
 ¿Qué relación tienen con este mito las voces orfeón, órfico y
orfismo?
 Comenta la expresión “La música amansa las fieras” en relación con
esta leyenda.
41

CINE
 Busca títulos y argumentos de películas de título Orfeo. Indaga la
relación con el mito clásico.
INGLÉS
 Busca en el diccionario palabras inglesas relacionadas con la palabra
Orpheus.
 Investiga sobre las mitologías del “más allá” en las civilizaciones
celta y germánica.
FRANCÉS
 Busca en el diccionario
palabras francesas
relacionadas con la
palabra Orphèe.

 investigar en internet
cuál ha sido la
repercusión de este
mito en el entorno
literario francés, es
decir qué autores han
traducido o versionado
el mito, qué autores
mencionan en sus obras el mito de Orfeo... Para ello esta página es
bastante útil:
http://www.mediterranees.net/mythes/orphee/index.html
42

 Poner en un buscador la palabra orphée, ver el resultado, hacer una


enumeración y comentar un poco de qué van las diferentes
direcciones que nos salen.

LATÍN
 Busca en el diccionario palabras latinas relacionadas con la palabra
Orpheus.
 Investiga sobre la idea que tenían los romanos sobre la vida de
ultratumba.
 Investiga sobre ritos y supersticiones romanas en torno a los muertos.
 Busca los términos: manes y lemures.
GRIEGO
 Busca en el diccionario
palabras griegas relacionadas
con la palabra jOrfeuv".
 Busca los nombre griegos para
los siguientes personajes:
Plutón, Proserpina, Mercurio.
 Busca la genealogía de Minos,
Radamante y Éaco.
 Busca la genealogía de Plutón
y Proserpina.
 Investiga la vida de Orfeo.
¿Qué le ocurrió tras la
desaparición de Eurídice?
43

LITERATURA ESPAÑOLA
 Busca en enciclopedias, internet, etc., poemas, obras teatrales, etc.
obre Orfeo y Eurídice .
MÚSICA
 Busca en enciclopedias,
internet, etc. obras musicales
sobre Orfeo y Eurídice.
 Historia y características de la
lira.
 Según la mitología, ¿quién
inventó la lira?
 Explica qué es un orfeón.
¿Conoces algún orfeón
famoso?
 ¿De dónde procede la palabra
música?
 ¿Qué otras divinidades están
relacionadas con la música?
 Busca leyendas relacionadas con el invento de otros instrumentos
musicales como la flauta de Pan, etc.
 ¿Cuál es el símbolo universal de la música? ¿Está relacionado con la
mitología? ¿Por qué?
PLASTICA-ARTE
 Busca en enciclopedias, internet, etc., obras de arte (pintura,
escultura, etc.) sobre Orfeo y Eurídice. Describe los rasgos comunes
en ellas.
44

 ¿Cuáles son los pasajes del mito más frecuentemente usados por los
artistas?
 ¿Por qué crees que han elegido éstos y
no otros?
 ¿Ha sido el tema igual de usado en el
arte de todas las épocas?
 Investiga la iconografía típica de
Orfeo, Proserpina, Cerbero, Caronte y
Plutón.
 Haz un dibujo que represente a cada
uno de los personajes anteriores con
sus atributos característicos.
 Haz un cómic inspirado en alguna de
las escenas de este mito.

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