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Estas y muchas otras cuestiones son las que pone en el centro del debate el
decrecimiento. El decrecimiento es un concepto que parte de la base de que el
crecimiento económico generalizado no produce efectos positivos para el ser humano y
el medio ambiente. Esta idea se opone al consenso político (¿y social?) generalizado
según el cual el aumento del nivel de vida, entendido éste desde parámetros
economicistas, es el objetivo al que debe aspirar cualquier sociedad.
Como puede deducirse muchas son las cuestiones, experiencias y dudas que surgen al
hablar de decrecimiento. Para ello trataremos, de forma participativa, de profundizar en
los siguientes aspectos en el taller:
Estas notas están realizadas para el taller, espero que se disculpe una cierta redacción
“ligera”.
Por lo tanto no es viable a largo plazo, y con el cambio climático fruto de nuestros
desmanes ya ni a medio plazo; más adelante trataremos el tema de las renovables y de
las energías fósiles.
Georgescu-Roegen hablaba de “alegría de vivir” como algo opuesto a lo que nos ofrece
el sistema capitalista. En las comunidades indígenas de diversos lugares de nuestro
planeta se habla de “buen vivir” (o términos similares). Nuestro objetivo como seres
humanos debería ser vivir lo más felices posible aunque no esté de moda decir esto
porque te tildan de cursi (como mínimo; ojo, no confundir el buen vivir con el
pasotismo o el individualismo). Por la parte de la producción: más producción es igual a
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más bienes inútiles y a más contaminación; por la parte del consumo llega igualmente la
contaminación pero también la alienación y la superficialidad; por parte del trabajo
llegan suertes y formas de esclavitud modernas e insatisfacción. Y por todo ello llega el
mantenimiento de las clases sociales, una escasa calidad democrática, la política
controlada por la economía, la aculturización y la globalización que nos uniformiza a
todos/as.
Las encuestas en EEUU (con todas las reservas que se puedan poner a las encuestas)
dicen que la gente no se siente feliz en general y especialmente los que más tienen. Hay
que salir del economicismo y poner a la persona en su lugar.
Perdón por ser un pelín pedante pero es que la sostenibilidad y el desarrollo son
incompatibles (al menos el desarrollo tal y como se concibe hoy basado en el
crecimiento económico); este ha sido uno de los grandes engaños de los últimos años.
Sostenibilidad para arriba, sostenibilidad para abajo. Ha sido la excusa para no encarar
el problema: el sistema capitalista y su exigencia de “más de casi todo”: más
crecimiento, más beneficio, más producción, más consumo y “menos de algo”: menos
trabas para la circulación de capitales (excepto para el mantenimiento del chiringuito:
paraísos fiscales, aranceles que se quitan y ponen según nuestros intereses-me refiero a
los del norte frente al Sur). Supuestamente, la sostenibilidad surgió para que las
empresas, gobiernos y ciudadanos/as tuviéramos en cuenta el medio ambiente, pero
mientras no seamos conscientes de que nuestro desarrollo es inviable (insostenible) en
términos humanos y medioambientales no hay nada que hacer. Hay que cambiar el
concepto de desarrollo y sólo puede hacerse cambiando de sistema. (Todo esto sin
contar los incumplimientos e incongruencias como Kyoto o los Objetivos del Milenio).
reciclar: hacer que las cosas duren más y se puedan utilizar en otros productos; Y otra R
fundamental en los tiempos que corren: Resistir.
El contenido de este apartado está basado sobre todo en los trabajos de Jorge
Riechmann: escritor, pensador, poeta, activista, adalid de la ecología política en España
y Europa (vicepresidente de CIMA, Científicos por el Medio Ambiente) y profesor
titular de la Universidad de Barcelona. Por cierto, Riechmann es una de las personas a
las que no les gusta demasiado el término decrecimiento al verlo muy “economicista” y
limitado (más adelante veremos este tema en las críticas).
Automoción y transporte por carretera suponen más del 33% del consumo de energía
final en España. La emisión de Gases de Efecto Invernadero aumentó un 70% en el
mundo en los últimos años, pero los asociados al transporte un 120% (por ej, en
industria un 65%). El transporte aéreo es el menos sostenible de todos y aumentó en un
96% entre 1990 y 2003 en la UE. Y esto ocurre por los desplazamientos en coche
privado, por las deslocalizaciones para abaratar costes y “competir”, esa nefasta palabra.
¿El coche de hidrógeno es la solución?: Un cálculo de David Strahan estima que para
mover el transporte por carretera británico con hidrógeno obtenido a partir de la
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electricidad con bajas emisiones de carbono harían falta 67 centrales nucleares del
tamaño de Sizewell B (que no sé cómo es de grande pero seguro que pequeña no es), o
bien células fotovoltaicas que cubriesen una extensión equivalente a las provincias de
Norfolk y Derbyshire, o bien aerogeneradores dispersos en una superficie tan grande
como todo el Suroeste británico. Deberíamos apostar, por lo tanto, por la bici, el bus y
una red de trenes de cercanías y también para largo recorrido muy desarrollada porque
no existe manera sostenible alguna de satisfacer la actual demanda de combustible para
el transporte. Sólo el 8% de los/as occidentales están dispuestos/as no tener coche y el
30% a usar el transporte público según el eurobarómetro de 2005, siendo el transporte
uno de los mayores problemas, frente al 72% que está dispuesto a separar las basuras
(cosa importante, pero mucho menos que la cuestión del automóvil).
- El Peak oil se estima para entre 2010 y 2050: Peak oil determina el momento en el que
se acabará el petróleo barato ya que el rendimiento que se le pueda sacar no será
“rentable” lo que, unido al cambio climático (desertificación, aumento del nivel del
mar) producirá graves efectos (el cambio climático, a pesar de Aznar, está
desgraciadamente demostrado).
Se pueden sustituir los combustibles fósiles en generación eléctrica con cierta facilidad
pero no el petróleo en agricultura, transporte y química. Y cualquier programa serio
para transformar el modelo energético requiere de, al menos, unos 20 años para su
viabilidad.
- Agrocombustibles: hambre para hoy y hambre para mañana: significan necesidades
enormes de terreno, tendencia al monocultivo y explotación.
- Energía nuclear: primero, el uranio se agota, no es una fuente infinita, y además está la
cuestión de la seguridad. Pero lo peor es que eso enmascararía el verdadero problema de
tal forma que agotaríamos los combustibles fósiles, destruiríamos el equilibrio
climático, aumentaríamos la proliferación nuclear y el desequilibrio norte-sur… en
definitiva estaríamos en una sociedad hiperenergética.
- Tasas de retorno energético(por cada unidad de producto cuánta energía útil se
consigue): Las tasas de retorno energético son mucho más pequeñas en las energías
limpias y renovables que en las fósiles Las tecnologías necesarias para capturar la
energía de las renovables requieren de muchísimo consumo de material y unas
instalaciones muy grandes, bastante más que para los combustibles fósiles.
- Todo esto no son problemas menores por lo que nos autoengañamos cuando pensamos
que podemos sustituir la herencia fósil por energías renovables sin más; nos
autoengañamos cuando pensamos que sólo se trata de una “sustitución”, pero no sólo
por las cuestiones relacionadas con los ajustes estructurales, los puestos de trabajo,
etc… sino también porque el sobreconsumo energético, aunque este fuera por vías
alternativas, no podría ser mantenido y no digamos con 9.000 ó 10.000 millones de
personas queriendo vivir una vida de “crecimiento”, desarrollo, transporte y tecnología
como la actual (es decir, no existe el capitalismo verde).
3- ALGUNOS DEBATES
Es el norte quien contamina más, quien explota los recursos del Sur y por lo tanto quien
primero se tiene que aplicar el cuento. Paralelamente, hemos de intentar no seguir
exportando nuestro modelo de desarrollo occidental de crecimiento. Teniendo en cuenta
la huella ecológica podemos entender que existen aún posibilidades de crecimiento
“clásico” en el Sur, pero no en el Norte.
Nuestro modelo es muy pernicioso; hemos conseguido que (casi) todo el planeta quiera
crecer y vivir como nosotros/as. ¿Se puede imaginar el número de planetas que
necesitaríamos para que más de 6.000 millones de personas vivan con nuestro ritmo de
vida; para que China, India o Brasil vivan como nosotros/as? Más vale que asumamos
que necesitamos un nuevo modelo y, en colaboración planetaria, ver cómo decrecer
nosotros/as mientras en el Sur puedan desarrollar sus propios modelos ecológicos y
humanos. El límite es el planeta y la dignidad de las personas. No es fácil poner
caramelos en la boca de la gente y luego retirárselos, aunque esos caramelos sean un
espejismo.
A pesar de que nos debemos de dar prisa, lógicamente no podemos pasar de la noche a
la mañana de un modelo social, energético y político a otro. Así que hemos de ir
buscando las formas de transitar hacia una sociedad de postdesarrollo. Para ello, lo
mejor es ocupar cada vez más espacio social y político para ir creando unas estructuras
paralelas y anticapitalistas alternativas al modelo de vivir. Igualmente, una lucha
política decidida es necesaria, valiente y sin problemas para decir la verdad. Hay que
hacer ver que se puede vivir de otra manera, que el consumo, la publicidad, etc… no
nos deja ver una alternativa que sí existe. Se trata de relocalizar (la política, la
producción,etc) y esto lo vamos a ver más adelante con las cosas que podemos hacer en
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varios niveles; sobre todo quería poner el acento en el tema de que, según muchos/as,
decrecimiento significa únicamente caos.
El aumento del PIB y del progreso no ha supuesto aumento del trabajo, ni calidad del
mismo (sí en los primeros años quizás, pero ya no). En general somos esclavos del
trabajo, bien por exceso (stress, hiperresponsabilidad, falta de tiempo para la
comunidad), bien por defecto (paro, estigmatización, sentirse mal), bien por precariedad
(contratos basura, becas). Ahora mismo el trabajo no es algo con lo que mucha gente se
sienta realizada.
La reivindicaciones para reducir la jornada laboral que se han venido solicitando han
partido siempre de una lógica desarrollista: menos trabajo pero más productividad. Y
además se han dado bandazos, que si 35 horas semanales, que si no; que si jubilación
anticipada, que si trabajar hasta los 70; todo se ha hecho en función de las necesidades
del capitalismo; en todo caso, cabe recordar que el propio Keynes demandaba una
jornada laboral pequeña….
El decrecimiento requiere que la gente trabaje menos pero que, a la vez, todo el mundo
pueda trabajar. Se consume mucho menos (como se pregunta Gorz ¿Se es más feliz con
dos pares de zapatos buenos, bien hechos y resistentes o con 10 pares de zapatos
normales? Al menos igual de feliz, y con menos uso de materiales) y se tiende a la
comunitarización de los servicios. Propone, igualmente, llevar una vida muy digna sin
cobrar cantidades de dinero muy grandes y, sobre todo, acabando con las diferencias
salariales tan espectaculares y las malas condiciones de trabajo. No se trata de ser
“todos pobres”, si no de “todos dignos”, además el concepto de pobreza/riqueza no
vendría dado por las posesiones (las lujosas, contaminantes y antisociales estarían
proscritas); estaríamos hablando de un tener razonable.
Además, el trabajo sería más creativo, más lento y de mayor calidad (frente a cantidad).
Igualmente, menos trabajo pero más tiempo para la cultura, las relaciones sociales y la
política.
Hay que desmontar también el mito del capitalismo verde de que se puede reconvertir la
economía y el sistema energético sin tocar lo social, sin dejar de crecer y creando más
puestos de trabajo. Esto sí ocurriría al principio, por la demanda de lo nuevo, por los
nuevos trabajos verdes (reconversión de empresas automovilísticas, nuevas estructuras
de generación de energías limpias, agricultura biológica, trabajos derivados de la
conservación de las cosas, etc), pero probablemente no más tarde, por una menor
producción, menos transporte y menos necesidades.
Se necesitaría igualmente un nuevo sindicalismo abierto a estas ideas transformadoras
que no se centre sólo en las reivindicaciones salariales y económicas. Antonio Carretero
(creo que es de la CGT) dice en el número 61 de la revista “Libre Pensamiento”: “La
disyuntiva está clara: o el sindicalismo emancipatorio se recicla y hace suya la
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El peligro de las crisis y, probablemente, de la madre de todas las crisis que está por
llegar es cómo y quién va a gestionar los problemas. La extrema derecha tiene muy
claro que ella puede ganar protagonismo y poder para poner sobre la mesa su racismo y
su dictadura. The Guardian, entrevista a Nick Griffin, líder del ultraderechista BNP
inglés (British National Parti) el 22 de diciembre de 2006: hablando de la posibilidad de
largos periodos de recesión y cambio climático expresa que se trata de “una oportunidad
que se da cada 200 años. (…) Los partidos de extrema derecha deben prepararse para
este momento de crisis” (por cierto, en esa intervención también dice que los
musulmanes son “las personas más insufribles con las que se pueda vivir”); igualmente
dice que “Será el comienzo de una era de escasez, una era en la que un partido
nacionalista bien organizado puede realmente producir un impacto”; también cree que
llegará el momento en el que el poder estará en la calle y que, con significativos
sectores de la población blanca británica deseosos de soluciones, ellos serán capaces de
afrontar el reto.
La izquierda y los verdes deberían rearmarse y tener un plan de combate que no sea
sólo lo viejo que no ha funcionado, ni lo de ahora que es abrazar el capitalismo: nuestra
propuesta sería el decrecimiento como objetivo y un buen programa de transición para
el camino donde se combinara la lucha clásica de la izquierda y los verdes con las
nuevas propuestas antidesarrollistas, pero siempre salvaguardando una democracia
participativa; lo que no venga de abajo y se trabaje por abajo no será democrático,
obviamente.
- MÁS CIUDADANÍA
defensa de los derechos humanos (por ej derechos de las mujeres, minorías étnicas, etc.)
8-La buena voluntad y la habilidad para participar en políticas a nivel local, nacional e
internacional
También hay que saber que una sociedad de transición y de decrecimiento
probablemente requiere de planificación e intervención (lo que suena mucho a
socialismo y asusta cuando se expone) sobre todo en algunos aspectos como las normas
para la producción, gestión pública de las cuestiones básicas, la reconversión de las
industrias, etc. Esto, sobre todo relacionado con la necesidad de nuestras cabezas de
acumular cosas, puede crear tensiones, frustraciones, sensaciones-falsas- de no ser libres
pero en general supone más libertad y poder de las gentes y las comunidades para
decidir cómo encarar el futuro y el presente. Desde luego, si no se cuenta con la
participación de las personas puede acercarse al autoritarismo, y eso debe evitarse a toda
costa. Es cierto, igualmente, que hay diversas formas de entender cómo expresar el
decrecimiento (autogestión de las comunidades vs planificación “central”).
Ante la perspectiva que se avecina de más crisis posteriores y cambio climático puede
ser que la unidad entre la izquierda transformadora y los verdes esté por fin madura.
Para esto, parece que el decrecimiento puede ser una buena oportunidad sobre la base de
un gran corpus teórico y programático-práctico sumado a lo bueno que ya tienen ambas
tradiciones ideológicas. Lo que está claro es que para ello han de cambiar cosas en
ambos mundos. Para la izquierda: alejarse del productivismo para hacer confluir el
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Se hace una crítica general al decrecimiento como una nueva moda surgida desde las
filas de la progresía acomodada. Esta crítica no es baladí; por un lado hay que tener
cuidado para que, efectivamente, no se convierta en una especie de fetiche o moda y por
otra parte nos recuerda el valor de la coherencia individual y colectiva: hacer lo que se
dice y ser consecuente con las ideas que se preconizan. Sólo así se podrá hacer creíble
ante una ciudadanía descreída ante las muestras de incoherencia que les han venido
ofreciendo ideólogos/as de todo pelaje (ej: pregonar la austeridad desde la izquierda y
luego tener corrupción y fraude o simplemente vivir de forma muy ostentosa, especular,
etc).
También se señala el peligro de que la sencillez voluntaria haga que la gente se olvide
de denunciar el capitalismo para centrarse demasiado en sí misma.
Existe una crítica cada vez más fuerte con respecto a la palabra. Personalmente no me
importa mucho la terminología mientras el fondo de la cuestión quede clara. En todo
caso, a mí tampoco me entusiasma el término decrecimiento ya que, por una parte
(como hemos visto), es de difícil extensión como tal a los países del Sur y cada vez que
se emplea debe matizarse y, por otro lado, porque es cierto que el decrecimiento supone
un crecimiento de algunos sectores (los ligados a renovables, etc.). Además, el Sur
también se encuentra en el Norte. En fin, pedagógicamente no es la palabra más
adecuada probablemente y siempre tenemos que añadir algo como “sostenible” o
“selectivo”. Se proponen alternativas como postdesarrollo, buen vivir…
OTROS PROBLEMAS:
En parte, esto tiene que ver con las críticas arriba señaladas. Se dice que relocalizar la
economía es replegarse sobre uno mismo y que el decrecimiento es regresión y volver a
las cavernas. Desde el decrecimiento nos preguntamos si las cavernas no son esta
esclavitud a la que nos sometemos y si crecimiento y desarrollo son de verdad progreso
humano. Decimos que es al contrario, que buscamos un desarrollo humano desde otras
perspectivas, que no se trata de alumbrarse como los hombres prehistóricos, si no de ser
razonables, y este sistema no es ni razonable ni justo (salvo que entendamos como
razonable el cambio climático forzado, la explotación laboral, el hambre,…). Queremos
cambiar calidad por cantidad, y ser muy creativos, no vivir en un sistema tan cerrado y
tan poco libre, aunque nos quieran convencer de lo contrario. Y si hay que rescatar
algunas cosas buenas del pasado, pues se hará (sin ir más lejos rebajar la producción a
niveles de los años 60 del siglo pasado).
En cuanto a la tecnología que nos salvará de todos los males hay que recordar que esta
no es un fin en sí misma y que no va por libre. Los valores deben servir para algo y los
límites también. La tecnología hace progresar a la humanidad, es obvio, pero no si se
desarrolla sólo en la lógica del beneficio y el crecimiento y está controlada por las
grandes corporaciones que campan a sus anchas “invirtiendo” (qué desgracia de verbo)
en tecnología militar, en biotecnología sin límites que se apropia y privatiza las plantas
del planeta, en la creación de mil y un gadgets inútiles o en estas nuevas formas de
obsolescencia programada que nos crean más y más deseos de nuevos aparatos a los que
van cambiando una piecita cada año ( lo que yo llamo la “obsolescencia Bubka”). Por lo
tanto se propone una reapropiación democrática de la tecnología, que no quede al
margen de las necesidades humanas y de los límites del planeta como si fuera una
creencia mítica y dogmática que no se pone nunca en cuestión.
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Todas las experiencias deben estar interrelacionadas para obtener una gran
transformación.
A- INDIVIDUALES
Hay miles de posibilidades, entre ellas las que citaremos ahora. Podría ser interesante
hacer un estudio de cómo está la situación personal y familiar y tomar decisiones al
respecto.
Por ejemplo:
- Hogar: Consumo eléctrico (no dejar aparatos en stand-by, bombillas de bajo
consumo); agua (ducha en lugar de baño, lavadoras con carga entera, media descarga
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- Transporte: Prescindir del coche; hacer comunitario el coche; intentar que no lleve
sólo una persona; conducir de forma lo más “eficiente” posible; priorizar los transportes
públicos; caminar cuando no sea necesario un transporte; bicicleta para andar por
ciudad; priorizar el tren sobre coche o avión; reducir lo más posible los viajes en avión.
B- COMUNITARIAS
Obviamente, lo que podamos hacer individualmente está muy bien, pero un paso más
allá es poner en común y actuar en asociaciones, cooperativas, etc… para ir creando
nuevas formas de entender la vida, relocalizar la economía y los centros de decisión, y
para presionar a los poderes públicos y privados.
- Coop o asoc vecinales: con la idea de decidir sobre lo más cercano; hacer presión
social y política y participar en la vida municipal o comunitaria; relacionarse con los
poderes públicos; dinamizar la zona o barrio; muy importante: en épocas de crisis o
reconversiones hacer de colchón social y ayuda para los/as excluídos/as, parados/as…
- Huertos ecológicos: Gentes que se reúnen para crear huertos ecológicos en los
pueblos, las afueras de las ciudades, las terrazas y azoteas de las casas. Favorecen las
relaciones, el consumo ecológico, relocalizan, ayudan a comprender los ciclos
agrícolas…
- Asoc por los derechos humanos y la ciudadanía: Con una idea de solidaridad alejada
del actual sistema demasiado burocratizado y dependiente de políticas “espúreas” (de la
que es víctima y parte el mundo de las ONG); basada en los criterios republicanistas de
libertad, igualdad y fraternidad y la defensa de los derechos humanos sin exclusiones en
el Norte y en el Sur (tomando un enfoque en la cooperación más de justicia, educación,
democratización y derechos humanos que de cooperación tradicional). Conciencia de
ciudadanía; solidaridad entre las personas y las comunidades; justicia….
- Comunas o similares: recoger la vieja idea de las comunas donde las personas se unen
para tratar de llevar una vida acorde a la sencillez voluntaria y poner en práctica muchas
de las experiencias alternativas antes reseñadas. Hay que tener en cuenta que existe un
objetivo más allá de una visión de encerrarse en sí mismo (a veces algo hippie) para
hacer “proselitismo” de la transformación social extendiendo el modelo alternativo y, al
mismo tiempo, apoyando las luchas sociales y políticas justas de cada momento.
C- POLÍTICAS
Bien, este apartado es fundamental ya que una de las acusaciones que se hace al
decrecimiento es su carencia de programa político y, por tanto, su poca utilidad para
trasladar una posible propuesta social al campo legislativo y político en general.
Se trataría de posibilitar una legislación que, por un lado, promueva una transición
( renovables, trabajo, etc) y, por otro, defienda y promueva las alternativas sociales
antes mencionadas (cooperativas, participación, etc..) con un marco educativo
nuevo.
Este texto de André Gorz resulta de interés (si bien posee una visión muy de
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planificación central algo discutible con muchos aspectos que se podrían dejar más a
la autogestión):
¿Es una utopía? Puede ser un programa. Pues esta “utopía” corresponde a la forma
más avanzada y no la más frustrada del socialismo: a una sociedad sin burocracia,
dónde el mercado decae y dónde hay suficiente para todos y dónde las personas son
individualmente y colectivamente libres de modelar sus vidas, de elegir lo que
quieren hacer y tener además de lo necesario: una sociedad dónde “el libre
desarrollo de todos sería a la vez el fin y la condición del libre desarrollo de cada
uno” (Marx dixit)”.
Del texto anterior ya podemos deducir que existen varias formas de expresar cómo
aplicar las ideas decrecentistas. Las dos más importantes son la que aboga por la
planificación central de tipo socialista y la que estima que la autogestión de las
comunidades es lo fundamental. Desde mi punto de vista una visión intermedia sería
la más lógica. Un sistema donde el municipalismo republicano sea lo principal de tal
forma que las competencias estén fundamentalmente en la base (el municipio y
los/as ciudadanos/as, una relocalización de la política y aumento de la democracia,
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Con estas bases podríamos pensar en un sistema que se centre, por lo tanto, en la
relocalización y en el final de los privilegios (hoy en día tendemos a confundir
derechos y privilegios alegremente). Lo que no es bueno para todos/as (o al menos
inocuo, aunque sé que esto es subjetivo) no es un derecho, sino un privilegio de una
persona o grupo de personas.
Por un lado estaríamos ante las propuestas de lucha clásica que serían absolutamente
necesarias (véanse huelgas, defensa de los salarios de los/as trabajadores/as,
formación,….) pero a la vez habría que ir creando la sociedad de decrecimiento a
través de medidas concretas que tienen que ver con el anticapitalismo y el
ecosocialimo. Sí existen formas de ver reflejadas las ideas decrecentistas en lo
político:
este sentido puede proponerse como dice Serge Latouche una moratoria a la
innovación científica para evaluar y reorientar la investigación: hacia la química
ecológica frente a las moléculas tóxicas, la investigación en agrobiología frente a
agroindustria como los OMG; parón de infraestructuras como grandes
autopistas, incineradoras….), facilitar la creación de ecorregiones (zonas que
tratan de localizar la producción, distribución, etc. lo más posible; es decir, de
ser autosuficientes). Frente a la agricultura intensiva promocionar y proteger la
agricultura ecológica y campesina.
• Acciones en la calle de carácter sostenido para dar a conocer e impulsar este
modelo anticapitalista.
• Fiscalidad (medidas monetaristas paralelas a una nueva economía no
monetarista) y trabajo: fiscalidad dura para las rentas altas, implantación de la
tasa Tobin para gravar las transacciones financieras de cambio y bolsa, tasas
sobre los beneficios de las multinacionales, ecotasas para las emisiones de
carbono y el transporte, ecoimpuestos reales de “quien contamina paga” (daños
generados por la actividad de un agente que obliga a que la colectividad pague
los costes), prohibición de los paraísos fiscales y del secreto bancario, lucha
contra el fraude de verdad (no atacando principalmente a las personas con rentas
sociales y bajas sino centrándose en las grandes fortunas familiares y
personales), relocalización del trabajo y reducción del tiempo de trabajo para
que trabaje más gente, abolición de los privilegios salariales y laborales,
limitación de salarios por arriba (no por abajo), implantación de renta básica
universal ….
• Una nueva cooperación con el Sur basada en el respeto, la restitución de la
deuda de crecimiento y la condonación de la supuesta deuda externa. Las ONG
deberían reconvertirse en actores políticos, educativos y de derechos humanos
principalmente. Reconversión del ejército en una institución de protección civil
para las catástrofes en el interior y en el exterior con formación en derechos
humanos y en la diversidad cultural.
• Medios de comunicación y publicidad. Evitar la concentración de medios y
asegurar la pluralidad; controlar el despilfarro y el engaño de la publicidad
limitándola.
Es obvio decir que las formas de gobierno republicanas (en el sentido del
republicanismo político radical de ciudadanía y participación) desplazarían a las
dictaduras, monarquías y a las simples democracias representativas.
Como se ve el reto es bestial y puede que utópico (pero la utopía sirve para caminar
como dice Eduardo Galeano) pero merece nuestra atención y nuestro esfuerzo. Nos
va mucho en ello.
Iñaki Valentín
Octubre-Noviembre de 2009
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Algunos ejemplos sobre cuestiones que impulsan otro tipo de sociedad y de sistema
- Banca y banca ética. www.lossecretosdelosbancos.org, www.fiare.org,
- Derechos humanos, justicia, lucha contra la impunidad. www.derechos.org
- Renta básica. www.redrentabasica.org
- Cooperativas de viviendas de uso. www.sostrecivic.org
- Bioconstrucción. www.ae-bioconstruccion.org
- Intercambios no monetarios y bancos de tiempo. www.dirurikgabekoeguna.tk,
www.ithacahours.org, www.kroonos.com
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