Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad: Una interpretación de los desafíos simbólico-bióticos en la aldea global
Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad: Una interpretación de los desafíos simbólico-bióticos en la aldea global
Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad: Una interpretación de los desafíos simbólico-bióticos en la aldea global
Ebook215 pages3 hours

Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad: Una interpretación de los desafíos simbólico-bióticos en la aldea global

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

El libro desarrolla una reflexión en torno a la problemática ambiental a partir de las discusiones y articulaciones del pensamiento ambiental desde diferentes perspectivas disciplinares: la filosofía, la sociología, la educación, la política y la tecnología. Aborda de manera profunda y estructurada los ciclos y estratos que la sociedad ha marcado sobre el planeta, y que aparecen en forma de geopolítica, biopolítica, desarrollo sostenible, globalización modernidad, es decir, las formas en que los seres humanos entienden el mundo y la vida a través de los símbolos, de los discursos y de las prácticas culturales, económicas y políticas que han llevado a lo que hoy llamamos crisis ambiental y cambio global.
LanguageEspañol
Release dateApr 23, 2018
ISBN9789587834345
Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad: Una interpretación de los desafíos simbólico-bióticos en la aldea global

Read more from Ana Patricia Noguera De Echeverri

Related to Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad

Related ebooks

Earth Sciences For You

View More

Related articles

Reviews for Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, bioética y biodiversidad - Ana Patricia Noguera de Echeverri

    analítico

    Obertura

    Ana Patricia Noguera de Echeverri

    La devastación de la diferencia —el ocultamiento del otro y de otro, la subsunción de la alteridad radical en el sujeto universal— ha marcado una senda que el pensamiento ambiental sur viene tratando de cambiar con la fuerza de la trasgresión inmanente que lo configura.

    Los discursos geopolíticos y biopolíticos de la mundialización y la globalización han conformado ejércitos de sujetos tecnológicamente homogeneizados bajo un modelo único de habitar la tierra. Esto ha facilitado formas hegemónicas de dominación en las cuales los sujetos, uniformados y uniformantes, declaran la guerra a la tierra para fines estrictamente productivos.

    Inspirada en la globalización de la tierra —en el aplanamiento de sus pliegues, repliegues y despliegues; en el alisamiento de sus estrías y el ocultamiento de sus mutaciones permanentes—, en el primer capítulo de este libro me pregunto cómo la globalización niega lo planetario. Un delirio fáustico, emergente de la creencia según la cual el sujeto trascendental está por encima de las diferencias mundovitales, produce dos acontecimientos terribles para la vida en el planeta: el desarrollo y la guerra, hermanos gemelos e inseparables. El globo es una reducción del cuerpo de la tierra; necesidad de aplanarla, de representarla objetivamente, de medir sus distancias, de precisarla y cuantificarla. Esta reducción ha sido necesaria para imponer una sola forma (devastadora) de habitar la tierra: una sola forma de producción de alimentos, el monocultivo; una sola red de símbolos, la monocultura; una sola forma de comunicación, las redes virtuales; una sola forma de pensar, la racional-instrumental; una sola forma de organización política, social y económica; una sola espacialidad; un modelo de ciudad y uno de Estado-nación; una forma de producción energética; una forma de pensar y de vivir. Asistimos, entonces, a la más dolorosa y terrible de las consecuencias de la globalización: la crisis de lo planetario, de la tierra, de la alteridad, de la vida, la crisis ambiental radical.

    El filósofo Jaime Pineda se inspira en Foucault para proponer un pensamiento ambiental que se lanza al vacío, afuera del sujeto, de la subjetividad, de la segura red simbólica del lenguaje eurocentrista. La experiencia del afuera es la aventura más osada del pensamiento ambiental sur. Deconstruir el sujeto y el objeto, la subjetividad y la objetividad, ha sido la tarea filosófica que ha marcado el compás del pensamiento ambiental sur desde hace dos décadas. Así, Pineda logra coligar el pensamiento del afuera con la exterioridad radical del pensamiento ambiental sur. Sus geografías espacio-temporales están en una relación abismal con el tiempo y el espacio únicos del pensamiento colonizador. La experiencia del afuera es la experiencia de los cuerpos de la vida que son y están gracias al contacto.

    El ocaso de Occidente se origina en la forma como ese contacto afectivo es roto, devastado, destruido y reventado. Allí el pensamiento y la experiencia únicos juegan un papel fundamental: propician la globalización y hacen que la vida pierda todo equilibrio. No es posible el equilibrio de la vida sin el contacto creador de la diferencia y la singularidad de los cuerpos-tierra.

    Juan Pablo Alzate despliega en su texto el oxímoron que configuran la globalización y la mundialización. La escritura del joven filósofo nos inquieta, en el sentido de mostrar cómo la reducción del mundo a teorías y conceptos universales, de la tierra a una esfera lisa, a un globo exactamente calculado, convierte a Occidente mismo en una reducción. El ojo del gran hermano, que vigila biopolíticamente la tierra, termina siendo vigilado, aplanado, reducido y dominado por sus propias creaciones. El complejo aparataje tecnológico construido por Occidente para dominar la tierra es, a su vez, dominado por la tierra misma en su permanente mutación, transformación y reacción. Así, Alzate nos introduce en la trasgresión acontecimental de la globalización y la mundialización:

    En las marcas y huellas que dejan a su paso los imaginarios del desarrollo occidental moderno Occidente expone su propia vigilancia y, paradojalmente, se expone a ser vigilado. Hoy, cada intervención de Occidente sobre las pieles y los sentidos de otras realidades puede ser visualizada, impugnada; podríamos decir: vigilada desde sus propias herramientas de vigilancia. Acontece la posibilidad de estar atento a sus procesos de globalización y mundialización: desde sus apropiaciones simbólicas sutiles de las marcas comerciales hasta las más concretas desterritorializaciones que han impulsado los imaginarios neoliberales trasnacionales.

    Este comportamiento de Occidente —su afán de dominio, control, cálculo, cuantificación y homogeneización de la tierra en la moderna clave capitalista— lo está llevando al ocaso, presente en la raíz nominal de nuestra civilización.

    La crítica profunda del pensamiento ambiental alternativo, estético-complejo, a la globalización se expresa en la crítica a la monocultura emergente del monocultivo y, en bucle, del monocultivo emergente de la monocultura. Es Omar Felipe Giraldo —joven médico veterinario, filósofo y pensador ambiental— quien despliega en su escritura la urgencia de una manera planetaria de hacer agri-cultura, a partir de la crítica geopoética a la revolución verde que configuró la industrialización vegetal de la tierra basada en el monocultivo:

    La revolución verde es más bien in-cultura: negación de la cultura y una de las más claras expresiones del olvido del lenguaje de la naturaleza, idioma en el cual pareciera que fuéramos ya incapaces de comunicarnos (Pardo, 1991). La biotecnología y la apropiación industrial de la vida la han vuelto muda, le han cortado su lengua al mismo tiempo que sus verdugos han devenido autistas. Se han amputado los oídos y las enunciaciones proferidas por la pródiga tierra han devenido ininteligibles.

    La reflexión ambiental de Giraldo, sobre la diferencia entre agricultura y monocultivo, permite comprender la urgencia de un pensamiento que rompa la megaestructura tecnológica-política-económica que le da soporte al monocultivo: la mono-cultura, que crea una idea global de la tierra, la vida, lo humano.

    Diana Marcela Gómez, en su capítulo titulado Una revolución sur-real como alternativa ético-estética a la era planetaria, hace que nos detengamos en los problemas ecológicos como problemas planetarios. Toda ruptura de las relaciones ecológicas propias de un ecosistema altera la totalidad del planeta. Esto nos parece increíble porque nuestra percepción de los sistemas de la vida es demasiado corta en tiempos e intensidades para darnos cuenta de ello. Alcanzamos a percibir las alteraciones más violentas (por ejemplo, las producidas por la minería a cielo abierto, la explosión de una bomba atómica o la contaminación industrial), pero no las más sutiles. Nuestra manera de comprender la lengua de la tierra es bastante frágil: vivimos en un analfabetismo ecológico que se expresa en miopía planetaria. En ese sentido, Gómez afirma que

    los discursos políticos, económicos y científicos dominantes, encaminados al progreso y desarrollo de naciones y multinacionales, han favorecido esta condición de existencia, que no solo es necesario cuestionar, sino revolucionar a partir de la atenta escucha de aquello que había permanecido oculto en la marginalidad.

    Nuestra educación, las políticas, incluso las llamadas políticas ambientales, así como la economía capitalista neoliberal que se impone en el mundo moderno, han hecho todo lo posible por ocultar la crisis producida por sus formas de explotación de la tierra, mostrando solamente la cara optimista del desarrollo y no su cara devastadora.

    El gran organismo que somos, se altera en la multiplicidad y en la singularidad de cada acción. Ello revela la complejidad de los sistemas vivos y sus relaciones profundas, un todo pletórico de diversidad y singularidad que es urgente pensar en estos tiempos de penuria. Si el surrealismo se encarga de aquello no aprehensible en la realidad, si es la reivindicación del sueño y quizá de la locura, tal vez en su interior hallemos una alternativa ético-estética ante la mencionada crisis.

    Buscar, detrás de la realidad construida por el sistema hegemónico, las realidades construidas por la vida misma, para comprender la necesidad del giro ambiental de la cultura y asumir una actitud ético-estética sur-realista. Esa es la propuesta que Gómez nos deja como tarea para construir el cambio cultural propuesto por Augusto Ángel-Maya.

    Carlos Alberto Chacón Ramírez considera el pensamiento ambiental planetario en clave bioestética. La diversidad de la que nos hablará el biólogo y pensador ambiental se aleja del concepto de biodiversidad como riqueza, construido por el Estado-nación moderno. La biodiversidad no es riqueza ni abundancia; no es algo que pueda ser calculado ni reducido a barras estadísticas que sirvan para medir la tierra-globo como despensa de la globalización industrial, tecnológica o mercantil. Considerar la biodiversidad en clave ambiental implica pensar en la lentitud del tiempo de la vida, cuyos ritmos, absolutamente opuestos a los del desarrollo y la producción mercantil global, no son tomados en cuenta, ni siquiera de manera utilitaria, en la industrialización de la tierra. El tiempo del progreso representado en la acumulación

    hace caso omiso a los tiempos biorrítmicos, a los tiempos de las convulsiones de las que emerge la vida, a los circadianos ciclos de movilidad de los cuerpos, a los tiempos que acaecen en las entrópicas maneras de comportarse la vida natural, a los tiempos requeridos por la energía propicia para la función vital, todos atrapados en las maquinarias de aceleración del tiempo económico, en una especie de tecnotiempo.

    Los geotiempos del planeta, los biotiempos de la naturaleza, que se crean, se transforman, mutan permanentemente, han sido reemplazados por el tiempo del productivismo capitalista, la acumulación acelerada, la producción de des-hechos, que no considera los tiempos de creación, transformación y evolución de la tierra. El tiempo se ha convertido en mera tecnología. Mediciones precisas, que llegan incluso a millonésimas de segundo, exigen una producción tal que los entramados de vida de la tierra no son capaces de reponer los recursos consumidos. Este delirio fáustico es

    afán que devora, que consume frenéticamente la naturaleza tratada como recurso, que fagocita la vida para suplir las más extravagantes formas del confort o de los lujos eternos de la moda incansable. Paranoia de la reproducción a través de los artilugios de la técnica. Búsqueda, creación y producción de necesidades.

    Palabra poderosa la de Chacón, que expone en su bella escritura la crisis ambiental como crisis planetaria, en la encrucijada de tiempos que no conocemos, no hemos querido conocer, no nos ha interesado conocer ni respetar: los tiempos múltiples y enigmáticos de la vida. "Es urgente pensar la biodiversidad de la vida, lo bio de su condición intrínseca, la diversidad de sus diferencias, la singularidad de sus intimidades". Así es como el autor deja entreabierta la puerta para pensar en lo planetario y resistir a lo global.

    Imposible terminar esta obertura sin agradecer a nuestro querido maestro, Augusto Ángel-Maya (1932-2010), por comenzar a construir un pensamiento ambiental latinoamericano. Su excepcional trabajo recogió los hilos del mundo de la vida y permitió comprender lo ecológico como esa rapsodia de relaciones que hacen del entramado de la vida un enigma, sobre todo para una ciencia y una técnica que buscan la unificación a partir de la negación de la singularidad y la diferencia, claves de la vida del planeta. Gracias a Jaime Pineda, Carlos Alberto Chacón, Juan Pablo Alzate, Diana Marcela Gómez y Omar Felipe Giraldo, por haberme concedido la alegría de su brillante compañía en esta investigación y en la elaboración de este libro. A la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales, infinito afecto y agradecimiento, por permitirme coordinar este proyecto y dar al grupo que realizó este trabajo un lugar extraordinario en su seno para construir pensamiento ambiental.

    Tierra-calco / tierra-rizoma. Desafíos simbólico-bióticos de la era planetaria

    Ana Patricia Noguera de Echeverri

    *

    ▶ Preludio

    Las tensiones entre tierra y globo emergen de sus respectivas condiciones: la tierra es vida exuberante y el globo es proyecto planificado. Geografía o geometría. No y, sino o. No exuberancia de la vida donde la geometría ayuda a pensar la tierra, sino exuberancia de la medición donde la tierra es sometida al calco¹. El pensamiento ultramoderno, que reduce la tierra a una aldea, configura los tiempos de la globalización, mientras los tiempos de la era planetaria urgen pensar la tierra como diversidad y dife-rencia en despliegue. El globo es una reducción del cuerpo de la tierra; expresa la urgencia biopolítica de aplanarla, representarla objetivamente, medir con exactitud matemática sus distancias, precisarla como recurso —capital—, y cuantificarla —como mercancía—.

    Desde el siglo

    XII

    d. C. comienza este delirio en Europa. Las cartografías hechas por otras culturas —como la china, la fenicia, la egipcia o la maya— no buscaron reducir la tierra, sino expresar su inconmensurabilidad a partir de la representación mítico-poética de los lugares. Animales imaginarios (humanos y no humanos), plantas y dioses configuraron las representaciones de la tierra, cada una como paisaje de paisajes; cada una como plétora de sentidos. Complejidades mítico-poéticas, los mapas procuraron ser labor de arte, como la tierra misma en sus geo-grafías. Superposiciones, escrituras palimpsésticas, metáforas, re-creaciones, las cartografías no eran calcos sino mapas de la tierra. La obra negra del Renacimiento está en los alquimistas, las brujas y los navegantes: cada uno a su modo, pero en secreta cercanía entre sí, conoce lo oculto, no para desocultarlo, sino para tener poder. Los navegantes dibujan sus propios mapas, y describen sus trayectos, sus caminos, como sueños poéticos, como historias increíbles en las cuales la tierra es un conjunto de fuerzas infinitas, oleajes gigantescos, selvas impenetrables que ellos, gracias a su poder sobrenatural, dominan a su paso. El poder sobre la tierra no lo da el develamiento, sino la poesía. La escritura sobre la tierra. La geopoética.

    Se funda la era planetaria. La geopoética permite que los sueños de navegantes, alquimistas y brujas se tornen, al paso de los siglos, en la ciencia premoderna. Conocimiento de frontera en el cual aún no hay disciplinas, compartimentación del mundo, escisiones ni reducciones. Para Leonardo da Vinci (Capra, 2011) todo está coligado con todo y el arte permite comprender estas relaciones. La pintura se torna lugar de encuentro, donde se configuran mundos imaginados, se crean lugares soñados y se recrea la tierra misma. Los mapas recogen imaginarios maravillosos, donde lo mítico se funde con lo matemático y lo geográfico. Acontece entonces el deseo de conocer lo desconocido y es cuando Europa se lanza a la aventura de descubrir. Comienza así la mundialización, es decir, el deseo de unificación de los mundos europeo y abyayalense, en clave de ocultamiento de este por parte de aquel, que no acepta la existencia de varios, diversos, múltiples mundos. Se impone el modelo de mundo construido por Europa a aquellas tierras que ha descubierto. Comienza el paso progresivo de las cartografías, los mapas y las multiplicidades a los modelos y los calcos en la unicidad que pretende imponer Europa como sujeto geográfico e histórico. Con esto comienza la pérdida de la tierra y del cuerpo para los descubiertos: se inicia la Modernidad.

    ▶ Crisis ambiental, globalización y mundialización: pérdida del cuerpo y de la tierra

    No puedo diferenciar las lágrimas de la música" (Nietzsche). Quien no comprende esto instantáneamente, no ha vivido nunca la intimidad de la música. Toda verdadera música procede del llanto, puesto que ha nacido de la nostalgia del paraíso

    (Cioran, 1988. p. 29)

    En el libro El reto de la vida, publicado en 1995, el filósofo ambiental Carlos Augusto Ángel-Maya construye un concepto de ambiente que cambia el curso de los estudios ambientales: el ambiente emerge de la relación entre las culturas y los ecosistemas.

    Hasta los años ochenta los estudios ambientales se habían ocupado del ambiente como recurso natural, como objeto o como sistema, escindido de los sistemas sociales humanos. El ambiente era el entorno, sistémico en el mejor de los casos, pero siempre aquello que rodeaba al ser humano; una naturaleza externa al sujeto y encomendada a la

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1