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edicion a cargo de pedro scaron traduccion, advertencia y notas de pedro scaron KARL|EL CAPITAL MARX |critica . DE LA ECONOMIA POLITICA el proceso libro | de produccién primero | de capital i »* siglo xxi editores, s.a. de c.v. [SERPO OEL AGUA 248, FONERO DE TENMEROS, 0, ONCE. OF. siglo xxi editores, s.a. siglo xxi de espaia editores, s.a. MENENDEZ PlOAL 9 BIS. 24038, MAQRIO, ESPAI primera edicidn en espaol, 1975 vigésimocuarta reimpresién, 2009 © siglo xxieditores, sa. dee isbn 978.968-23-0084-4 (obra completa) isbn 978.968-23-0404-0 (volumen 2) ‘en coedicion con siglo xi de espa editors, sa tiulo original: das eapital, kit der poitischen Skonomie derechos reservados conforme a Ia ley impreso y hecho en méxico impreso en majiea impresor, sa. dee. ccamelia nim, 4 cal. el manto junio de 2009 SECCIGN CUARTA LA PRODUCCION DEL PLUSVALOR RELATIVO capiruLo x CONCEPTO DEL PLUSVALOR RELATIVO Hasta aqui, a la parte de la jornada laboral que no produce més que un equivalente del valor de la fuerza de trabajo pagado por el capital, Ia hemos considerado como una magnitud constante, y lo es en efecto bajo determinadas condiciones de produccién, en determinado estadio del desarrollo econémico de la sociedad. El obrero podia trabajar 2, 3, 4, 6 horas, ctc., por encima de este tiempo de trabajo necesarto. De la magnitud de esta pro- longacién dependian la tasa del plusvalor y la magnitud de 1a jornada laboral. De esta suerte, si el tiempo de trabajo necesario era constante, la jornada laboral total era, a la inversa, variable. Supongamos ahora una jornada laboral cuya magnitud y cuya divisién en trabajo necesario y plus- trabajo estén dadas. Digamos, por ejemplo, que Ja linea ac, esto es, a “bc, representa una jornada laboral de 12 horas; el segmento ab 10 horas de trabajo necesario, el segmento 6 ¢ 2 horas de plustrabajo. Ahora bien, jedmo se puede aumentar la produccién de pl valor, esto es, el plustrabajo, sin ninguna prolongacién ulterior © independientemente’ de toda prolongacin ulte- rior de ac? ‘Aunque los limites de la jornada laboral ac estén da- dos, bc parece ser prolongable; pero no extendiéndolo més alld de su punto terminal c, que es a la vez el punto terminal de la jornada laboral ‘ac, sino desplazando su Punto inicial 6 en direccién opuesta, hacia a. Supongamos 379 que 6”, en ta linea a —_ 6’ bc, sea igual 4 Ia mitad de bc, 0 sea a 1 hora de trabajo. Si'en la jor- nada laboral de 12 horas ac se hace retroceder hasta 6° cl punto b, entonces b c se convertira en b” c, el plustrabajo aumentard en una mitad, de 2 horas a 3, por mas que la jomada laboral conste, como siempre, de 12 horas. Esta ‘pansion del plustrabajo de bc a bc, de 2 a 3 horas, sin embargo, es evidentemente imposible si no se produce al mismo empo una contraccién del trabajo necesario: de ab aa’, de 10 horas a9. A la prolongacién del plus- trabajo corresponderia la reduccién del trabajo necesario, ©, en otras palabras, una parte del tiempo de trabajo que hasta ahora cl obrero cn realidad empleaba para si mismo, se convertirfa en tiempo de trabajo para cl capitalista. Se hhabria modificado, en vez de la extensién de la jornada laboral, su distribucién en trabajo necesario y plustrabajo. Por otra parte, la magnitud del plustrabajo evidente- mente esti dada silo estén la magnitud de la jornada laboral y el valor de la fuerza de trabajo. El valor de ta fuerza de trabajo, 0 sea el tiempo de trabajo requerido Para su produccién, determina el tiempo de trabajo nece- sario para la reproduccién de su valor. Si una hora de trabajo se representa en una cantidad de oro de medio chelin, 0 sea 6 peniques, y el valor diario de la fuerza de trabajo asciende a 5 chelines, el obrero tendré que trabajar famente 10 horas para teponer el valor diario de su fuerza de trabajo, que le ha abonado el capital, o sea para producir un equivalente del valor de los medios de subsis- tencia que necesita cada dia. Con el valor de estos medios de subsistencia esté dado cl valor de su fuerza de trabajo;* 1 El yalor del jornal medio se determina por lo que el obrero nevesta “para vivir Wrabajat.y procrear"= (W. Ply, Polieal Pero por el conte, cuando analiza el modo eapitalista de produccién, Ment fiea la funcion dreetiva, en la parte ot que deriva de Ta haturaleza del proceso bora coleciv, con Ia misma fune tion en In parte en que ests condivionada por sanos una manufactura de mucha variedad, tanto mejor y con mas rapidez habra de efectuarse, con menos’ pérdida de tiempo ¥ de ttabajo.” (The Advantages of the Eaxt Inala Trade, Londres, 1720, p. 71.) 7p tabajo efectuado feilmente es [...] destreza trasmiti- dda." (Th, Hodgskin, Populer Political Econom, [Londres, 1848,] Pigina 48) “También las artes... han alcanzado en Egipto el debido ‘rado de perfeccién, Ya que solo en este pals los-artesanos de ‘Ringin modo pucden mezclarse en los negocios de otra clase de Ciudadanos, sino reducirse a practicar la profesign hereditaria Ssienada por ley a su tribu, ‘os pueblos, vemos que quienes 413 Jina de Dacca jamés ha sido superada en finura, ni tos calicés y otros géneros de Coromandel en el brillo y dura- cién de los cotores. ¥ sin embargo se los produce sin capital ‘i maquinaria, sin divisién del trabajo o cualquier otro de e803 medios que ofrecen tantas ventajas al sistema fabri en Europa. El tejedor es un individuo aislado que produce la tela, por encargo de un cliente, con un telar de construc- in simplisima compuesto a veces de unos pocos palos ‘malamente ensamblados. Ni siquiera dispone de un apa- rato para enrollar la urdimbre, por lo cual es necesario que el telar permanczca extendido a su longitud maxima; se vuelve asi tan informe y ancho que no cabe en la choza, del productor, el cual debe efectuar su trabajo al aire libre, donde toda mudanza atmosférica lo interrumpe.”™ Es sélo esa destreza especial, acumulada de gencracién en generacién y trasmitida de padres a hijos, la que con- fire al hindi, como a la araha, ese virtuosismo. Y sin embargo uno de es0s tejedores indios, si se lo compara con la mayor parte de los obreros de las manufacturas, efectda un trabajo muy complejo. Un artesano que ejecuta sucesivamente los diversos Procesos parciales en la produccién de una obra, debe cambiar ora de lugar, ora de instrumento. El paso de una ‘operaciOn a otra interrumpe cl curso de su trabajo y genera pores, por asi decitlo, en su jornada laboral. Cuando el artesano cjecuta continuamente y durante todo el dia la ‘misma operaci6n, esos poros se cierran, o bien desaparcocn en la medida en que decrece el cambio de una opera- cién por otra. La productividad acrecentada obedees aqui practican tos oficios dispersan su stencién en muchos objetos.. Ya prucban ‘con la agricutura, ya se lanzan a las actividades co. merciales, ya se ocupan en dos o tres artes a la vex. En 10s esiados libres, las mas de lav veces frecuentan las asambless populares En Bgipto, por el contrario, incurre en severas pens todo artessno ue se eniremeta en Tos asuntos del estado o desempese a la vee Varios ofieios. Nada, pues, puede perturbar su dedicacion profesio nual... Ademis, asf como disponen de muchas reglas heredadis de sus untepasados, cuslan celosamente de descubrir nuevos perfec. fionamientos.” (Diodorus. Siclus, Historische Dibliothek, ib. 1, lo. 74.) “Historical and Descriptive Account of Briish India... por Hugh Murray, James Wilson, etc, Edimburg0, 1832, vol, pp. 449 4450. El telar Indio es de Tiz0s altos, ex deci, ta urdimbre’se estira verticalmente. 414 © @ um gasto ercciente de fucrza de trabajo en un espacio dado de tiempo —intensidad creciente del trabajo, pues— © a una disminucién del consumo improductivo de fuerza de trabajo. Ese excedente cn la aplicacion de fuerzas exigida Por todo trénsito del reposo al movimiento, en efecto, se compensa por la duracion mayor de la velocidad normal, una vez alcanzada. Por otra parte, la continuidad de un trabajo uniforme destruye Ja tension y el impulso de los espiritus vitales, que encuentran su esparcimiento y su estimulo en el cambio mismo de actividades. La productividad del trabajo no sélo depende del vir- tuosismo del trabajador, sino ademés de la perfeccién de sus herramientas, En procesos de trabajo diferentes se emplean herramientas de la misma clase —instrumentos cortantes, perforantes, punzantes, de percusi6n, ete—, y en el mismo proceso de trabajo un mismo instrumento sitve para diversas operaciones. Sin embargo, no bien las distintas operaciones. de un proceso de trabajo quedan reciprocamente disociadas y cada operacién parcial ad- quiere, en manos de un obrero parcial, la forma lo més adecuada y por ende lo més exclusiva posible, se vuelven necesarios cambios en las herramientas que antes servian para distintas finalidades. La orientacién de su cambio de forma resulta de la experiencia acerca de las dificultades especiales que se oponen a la forma no modificada. La diferenciacién de Jos instrumentos de trabajo, en virtud de la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas especiales para cada aplicacién til particular, y su especializacién, merced a ta cual cada uno de tales instru- rmentos especiales s6lo opera con toda eficacia en las manos de un obrero parcial especifico, son rasgos caracteristicos de la manufactura. En la ciudad de Birmingham sola se producen unas 500 variedades de mattilos, y no s6lo cada tuna de ellas sirve tinicamente para un proceso de produc ion, sino que cierto nimero de variedades a menudo no sirven més que para tal o cual operacién en el mismo proceso. El periodo manufacturero simplifica, mejora y multipliea las herramientas de trabajo, adaptindolas a las funciones especiales y exclusivas de los obreros parciales.” 11 En su obra sobre El origen de las especies, que ha hecho época, Darwin observa con Tespecto a los organos naturales. de Plantes y animales: "Mientras un mismo érgano tiene que ejecutar Uiversos’ tipos de trabajo, talvez pueda encontrarse un motivo 415 Crea con ello, a 1a vez, una de las condiciones materiales para Ja existencia de la maquinaria, que consiste en una combinacién de instrumentos simples, El obrero detallista y su instrumento constituyen los clementos simples de la manufactura. Examinemos ahora Ja figura que presenta ésta en su conjunto, 3. Las dos formas fundamentales de In manufactura: ‘manufactura heterogénea y manufactura orgénica La organizacién de la manufactura presenta dos for- ‘mas fundamentales que, pes? a su entrelazamiento oca- sional, difieren esencialmente por su tipo y desempefian también un papel enteramente distinto, sobre todo en la ulterior transformacién de la manufactura en la gran industria, fundada en la maquinaria. Este carécter dual dimana de la naturaleza misma del articulo producido. © se lo forma mediante el ensamblamiento puramente mecé- nico de productos parciales independientes, o debe su figura acabada a una secuencia de procesos y manipulaciones in- terrclacionados. Una locomotora, por ejemplo, se compone de mas de 5.000 partes independientes, No es posible, sin embargo, presentarla como ejemplo del primer tipo de la manu- factura propiamente dicha, ya que es una hechura de la gran industria. Pero si el réloj, del que también William Petty se sirve como ejemplo de Ja divisién manufacturera del trabajo. De obra individual de un artesano de Nurem- berg, el reloj passé a ser el producto social de un sinntimero de obreros parciales, tales como los que, respectivamente, fabrican piezas en bruto, cuerdas, esferas, espirales, los ‘que perforan los agujeros en que van engastadas las pic- de su mutabilidad en el hecho de que la seleccién natural conserva, © suprime toda pequeRa variacién formal, en este caso, menos ‘uidadosamente que cuando aquel érgand eta destinado s un solo Propésito especial. Del" mismo. movlo, los cuchillos “que estén Sdaptados para cortar todo tipo de cosas. pueden ser, en linea fgenerales, de una misma forma; pero un Instrumente destinado S que se lo utiice exclusivamente de una manera, es necesario {ue tenga una forma diferente para cada uso diferente 416 ras, Jos que fabrican palancas de rubi, agujas, cajas, tornillos, 10s doradores; con muchas subdivisiones, como por ejemplo fabricantes de ruedas (nueva subdivisin, segiin se trate de ruedas de latén o de acero), de pifiones, de la minuterfa, el acheveur de pignon (fija las ruedas en los pifiones, pule las facetas, et.), el que hace los pivotes, cl planteur de finissage (coioca diversas ruedas y pifiones cn la maquina), el finisseur de barillet (termina de dentar Jas ruedas, hace que los agujeros tengan el ancho adecuado, ajusta la posicién y el registro), el que hace los escapes: en los escapes de cilindro, a su vez, los que respectivamente fabrican Jos cilindros, 1a rueda catalina, el volante, la ra- queta (cl mecanismo por el cual se regula el reloj); el Planteur déchappement (que es en tigot el que hace Jos escapes); luego el répasseur de barillet (da el viltimo toque a Ia caja en que va la cuerda y la posicién), el que pule el acero, el pulimentador de ias ruedas, el que pule los tornillos, cl dibujante de nimeros, el que hace las esferas (aplica él esmalte sobre el cobre), el fabricant de pendants (se limita a hacer 1a argolla de la caja), el finisseur de charniére (fija el perno de JatSn en el centro de la caja, ctcétera), el faiseur de secret (produce los resortes que ha- cen saltar la tapa de la caja), el graveur (grabador], el ciseleur (cincelador], el polisseur de boite (pulimentador de la caja], etc, etc., y finalmente el répasseur, que arma todo el reloj y 10 entrega en funcionamiento. Ssio unas po- cas piezas del reloj pasan por distintas manos, y todos estos ‘membra disiecta (miembros dispersos]"! se reéinen por primera vez en la mano que finalmente los ensambla en un todo mecénico. Esta relacién externa entre el producto ter- minado y sus diversos elementos hace que en este caso, como en el de obras similares, la combinacién de los obre- 10s parciales en el mismo taller resulte aleatoria. Los tra- bbajos parciales bien pueden practicarse, a su vez, como oficios artesanales mutuamente independientes; tal es lo que focurre en Jos cantones de Vaud y Neuchatel, mientras {que en Ginebra, por ejemplo, existen grandes manufacturas de relojes, esto es, Ja cooperacién directa de los obreros parciales Bajo el mando de un capital. Pero también en este Ultimo caso es raro que se fabriquen en Ja manufactura misma la esfera, las cuerdas y las cajas. La empresa manu facturera combinada slo es lucrativa aqui cuando se dan jones excepcionales, ya que la competencia entre los 47 obreros que han de trabajar en sus domicilios es Ia maxima, el fraccionamiento de la produceién cn una masa de pro- esos heterogéneos deja poco lugar al empleo de medios de trabajo colectivos, y el capitalista, en el caso de la fab cacién dispersa, ahorra la inversién que demandan los edificis fabriles, etc.** Aun asi, la posicién de este obrero, detallista que trabaja en su casa pero para un solo capi- talista (fabricante, établisseur [empresario]) difiere radi mente de la del artesano independiente que trabaja para sus propios clientes."* El segundo tipo de manufactura, su forma consumada, produce obras que recorren fases de desarrollo intorrela- ionadas, una secuencia de procesos consecutivos, como sucede con el alambre en la fabricacién de agujas de coser, por ejemplo, que pasa por las manos de 72 y hasta de 92 obretos parciales especificos. Como tal manufactura combina oficios artesanales ori- ginariamente dispersos, reduce la separacidn espacial entre las fases particulares de produccién del articulo. Disminuye el tiempo de su pasaje de un estadio al otto, y otro tanto 8 En 1834 Ginebra produjo 80.000 reloies, ni siquiera un aquinto de la producsién relojera del eantén de Neuchitel, Chaux- de-Fonds, 2 a que se podria considerar como una sola. manufsc tra de relojes,suminisvaanualmente, ella sola, el doble de esos aparatos que Ginebra. De 1850.2 186] esta cltima ciudad produje 750,000 felojes. Véase “Repost from Geneva on the Watch Trade’ fen Reports by Hi. M's Secretaries of Embassy and Legation on the Manufactures, Commerce .--, 1° 6, 1863. La fala de concsion entre los procesos en que ve descompone ia produccién de obras metamente ensambladas, ya tificults, en sty para sy la (ranstor- cin de tales manufacturas en la empresa maguinizada carac- feristiea de Ia gran industria: pero en el caso de los relojes se Superponen otros dos obsacuios: Ta pequefez y delicadeza de sus elementos y- su caricter suntuario, y por tanto sv variedad, de tal'modo Que en las mejores casas Ue Londres, por. ejemplo, a lo'largo de todo un afo apenas se fabrican doce relojes cuyo Aspecto sea similar. La fabrica relojera de Vacheron & Constantin, ‘Que emplea con ito maquinaria, a lo sumo entrega 3 6 4 pos diferentes por su forma y tamato. 37 En la fabricacion de relojes, ese ejemplo clisico de la rmanufacturaheteropénea, s= puede estudiar con gran exactitud In aiferenciacion y especializacion —recién mencionaas— Je los instrumentos de trabajo, las cles Se originan en la desintearacion dela actividad aresanal = veer * Ba a 4® edicién: “720.000. 418 ‘ocurre con el trabajo mediante el cual se efectian esas transiciones. De esta suerte se gana fuerza productiva, en comparacién con la artesania, y esa ganancia deriva precisamente del cardcter cooperativo general de la manu- factura, Por otra parte, su peculiar principio de la division del trabajo implica un aislamiento de las diversas fases de produccién, las cuales, en cuanto otros tantos trabajos parciales de indole artesanal, mantienen su independencia reciproca. Para cstablecer y conservar el nexo entre las funciones aisladas, se vuelve imprescindible transportar con- tinuamente el articulo de unas manos a otras y de un proceso a otro, Desde el punto de vista de la gran industria, se presenta esto como una limitacidn caracteristica, costosa € inmanente al principio de la manufactura.* Si tomamos en consideracién determinada cantidad de materia prima, por ejemplo de trapos en la manufactura del papel o de’alambre cn la de agujas, vemos que recorre tuna serie temporal de fases de produccién, en las manos de los diversos obreros parcialcs, hasta adquirir su figura final. Si, por el contrario, consideramos el taller como un solo mecanismo colectivo, la materia prima se encuentra simulténeamente y de und vez en todas sus fases de pro- duccién. El obrero colectivo, constituide por la combina cin de’ los obreros detallistas, tira del alambre con una parte de sus numerosas manos, armadas de instrumentos, mientras con otras manos ¢ instrumentos lo tensa y con otras lo corta, lo aguza, etc. De una sucesién temporal, los diversos procesos escalonados pasan a convertirse en una yuxtaposicién espacial. De ahi que en el mismo espacio de tiempo se suministre una mayor cantidad de mercancfas terminadas.** Esa simultaneidad, por cierto, deriva de la rsonas estén tan estrechamente agrupadas, mente tiene que reducirse.” (The Advant. %« "Cuando tas cl transporte. neces ages p. 106), 8 VeP islamiento entre las diferentes fases de la manufacture, ebido al empleo de trabajo manual, acrecienta inmenssmente el costo de producci6n: en lo fundamental, la pérdida obedece 2 los Simples desplazamientos de un proceso 8 otto." (The Indusery of Nations, Londres, 1855, parte 1, p. 200.) Se La divisién del trabajo "genera, pues, una economia de tiempo al. Separar el trabajo en tus diferentes ramos, todos los cuales pueden ser ejecutados en ef mismo momento ... Ai efecluarse Simultdneamente todos los diferentes procesos que’ un individuo tendria que haber ejecutado por separado, surge la posibilidad 419 forma cooperativa general del proceso global, pero la manufactura no s6lo encuentra, precxistentes, ias condi ciones de la cooperacién, sino que las crea en parte por vex primera al descomponer 1a actividad artesanal. Por otra parte, logra esa organizacién social del proceso de trabajo, pero s6lo porque engrilla cl mismo obrero al mismo dctale Como el ‘producto parcial de cada obrero parcial, a la vez, no es mas que una fase particular aleanzada en su desartollo por ef mismo producto, un obrero suministra @ otro, 0 un grupo de obreros a otro grupo, su materia Prima'El reultado del trabajo de uno constaye el punto de arranque para el trabajo del otro. Aqui, pues, un obrero ocupa directamente al otto, Se determina por la experiencia el tiempo de trabajo necesario en cada proceso parcial para obtener el efecto til deseado, y cl mecanismo total de la manufactura se funda en el Supuesto de que en un tiempo de trabajo dado se alcanzara un resultado dado. Solo en este supuesto pueden seguir su curso —inin- terrumpida y simulténeamente y yuxtapuestos en cl espa- io— los diversos procesos de trabajo que se complementan entre si. Es evidente que esta interdependencia directa de los trabajos, y por tanto de los obreros, obliga a cada individuo a no emplear para su funcién mis que el tiempo necesario, con Jo cual se genera una continuidad, unifor- midad, regularidad, orden y sobre todo una intensidad en el trabajo, radicalmente distintas de las que imperan en la artesania independiente e incluso en la cooperacién simple, En la produecién de mercancias cn general cl hecho de que en una mercancia no se emplee mas tiempo de tra- bajo que el socialmente necesario para su fabricacion, se presenta como norma exterior impuesta por la competencia ¥y se presenta asi porque, expreséndolo de un modo super- ficial, todo productor individual se ve obligado a vender a mereancfa a su precio de mercado. En la manufactura, de producir una multitud de alfileres, completamente terminados, ‘en el mismo tiempo en que podia cortarse, 0 bien aguzatse, un solo alfiler”, (Dugald Stewart, Works, p. 319) “ Cuanto mayor sea la variedad de artesanos en una manu factura tanto mayores serdn el orden ¥ la regularidad de todos los trabajos: éstos tendran que hacetse necesariamente en menos tempo yhabré de reducive el trabajos” (The Advantages péigina 68.) 420 por el contrario, el suministro de una cantidad dada de productos en un espacio dado de tiempo, sc convierte en ley téenica del proceso de produccién mismo.» Operaciones diferentes requieren lapsos desiguales para su ejecucién y en los mismos espacios de tiempo, por ende, suministran cantidades desiguales de productos parciales, Por eso si el mismo obrero debe efectuar siempre, dia tras, ia, s6lo la misma operacién, tendrin entonces que em- plearse diversas cantidades proporcionales de obreros para las distintas operaciones: por ejemplo, 4 fundidores y 2 desmoldcadores por cada pulimentador en una manufactura de tipos de imprimir en la cual el fundidor funde 2.000, tipos por hora, el desmoldeador desmoldea 4.000 y cl pulimentador pule 8.000. Reaparece aqui el principio de la cooperacién en su forma mds simple —ocupacién simul- tinea de muchos obreros que hacen algo similar—, pero ahora como expresién de un nexo organico. La division ‘manufacturera del trabajo, pues, no solo simplifica y multi- plica los érganos cualitativamente diferentes del obrero Colectivo social, sino que ademés genera una proporcién mateméticamente fija para el volumen cuantitativo de esos Srganos, vale decir, para el mimero relativo de obreros 0 Ja magnitud relativa de los grupos de obreros en cada funcién especial. Desarrolla, a la par de la subdivisién cualitativa, a regla y proporcionalidad cuantitativas cel proceso social de trabajo. Si ha sido fijada, fundéndose en la experiencia, la can- tidad proporcionalmente mas adecuada de los. distintos, grupos de obreros parciales, en correspondencia con la escala determinada a la que ha accedido la produccién, s6lo podré ampliarse dicha escala empleando un miltipio de cada uno de esos grupos obreros particulares.*” Agré- * Con todo, en muchos ramos la empresa manufacturera sélo alcanza imperfectamente ese resultado, porque no sabe contolat dde manera segura las condiciones quimicas ¥ fisicas generales del proceso de produccién "Cuando la experiencia, seguin fa naturaleza especial de los productos de cada manufactura, ha dado a conocer eudl es Ia mane Fa mis ventajosa de divdie la fabricacign en operaciones parc: Jes, asi como el mimero de obreros necesarios para las mismas, todos los establecimientos, que no empleen un’ millplo.exacio ide ese guarismo. provucitin a. cottos mas altos.» Es éste una de las causas de la colosal expansién experimentada pot los estable imientos industrates" (Ch. Babbage, On the Economy of Machin- ery atid. Manufactures, Londres, 1832, cap. xx, pp. 172, 173) 421 ucse el hecho de que el mismo individuo ejecuta tan bien Giertos trabajos en pequefia como en gran escala; por ejemplo el trabajo de supervision, el transporte de los Productos parciales de una fase de la produccion a la otra, eteétera, La autonomizacién de estas funciones, 0 sit asig- nacion a trabajadores especiales, no se volver! ventajosa nientras no aumente el nimero de los obretos utilizados, pero este aumento habré de abarcar de inmediato y pro- Porcionalmente todos los grupes. El grupo individual —cierto nimero de obreros que cumplen la misma fanciOn parcial— se compone de ele mentos homogéneos y constituye un Grgano especial del mecanismo colectivo. En diversas manufacturas, empero, el grupo mismo es un cuerpo articulado de trabajo, mien tras que el mecanismo colectivo se forma por la reitera- cin 0 multiplicacién de estos organismos productivos clementales, Examinemos, por ejemplo, Ia. manufactura de botellas. La misma se’desglosa en tres fases esencial- rmentes diferentes. En primer lugar la fase preparatoria: preparar la composicién del vidrio, mezclar la arena, ca, ct- cétera, fundir ese compuesto hasta convertirlo en una masa fluida’de vidrio.** En esta primera fase se acupan diversos obreros parcales, y otro tanto ocurre en la fase final, o sea el retirar las botellas de los hornos de secado, clasificarlas, embalarlas, etc. Entre ambas fases, en el medio, se encuen” tra la fabricacion del vidrio propiamente dicha, 0 sea la claboracién de la masa fluida de vidrio, En la misma boca del horno de vidrieria trabaja un grupo al que en Ingla- terra se denomina “hole” (agujero), y que se compane de un bottle maker o finisher [el que hace las botellas 0 Jas termina], un blower [soplador], un gatherer {rocolector]. un putter up o whetter off [estibador 0 amolador] y un taker in {acomodador|. Estos cinco obreros parciales constituyen otros tantos érganos especiales de un cuerpo laboral tnico que sélo puede operar como unidad, o sca sélo en virtud de la cooperacién directa de los cinco. Si falta un micmbro del cuerpo quinquemembre, éte se paraliza, Pero el mismo hhorno de vidricria tiene distitas aberturas, de 4 a 6 en Inglaterra, por ejemplo, cada una de las cuales encicrra un 4 Bn Inglaterra el horno de fundicién esté separado de aquel fen que se elabora el vidrio, mientras que en Bélgics, por ejemplo, 1 mismo horno sirve para ambos proceso. 422 trisol de cerémica con vidrio fundido y da ocupacién a tun grupo propio de trabajadores, constituido también por cinco miembros. La subdivisiin de cada grupo por separado se funda aqui ‘dircctamente en la division del trabajo, mientras que el vinculo entre los diversos grupos andlogos es la cooperacién simple; ésta, mediante el uso en comin de uno de los medios de produccién —el horno, en el pre- sente easo—, hace que se los consuma mis econdmic mente. Cada’ uno de tales hornos, con sus 4 y hasta 6 grupos, constituye un taller de vidrierfa, y una manufac ura de vidrio se compone de cierta cantidad de estos talleres, junto con las instalaciones y obreros destinados 4 las fases inicial y final de la produccién La manufactura, por iltimo, asi como en parte surge de la combinacién de diversos oficios artesanales, pucde transformarse en combinacién de diversas manufacturas Las mayores vidrierias inglesas, por ejemplo,. fabrican ellas mismas sus crisoles de cerémica, porque de la calidad de éstos depende en lo esencial el éxito 0 fracaso del producto. La manufactura de un medio de produccién queda aqui ligada a la manufactura del producto, Puede ocurrir, a la inversa, que la manufactura del producto se asocie con manufacturas en las cuales aquél sirve a su vez de materia prima, 0 con cuyos productos posteriormente se lo ensambla, De esta suerte, por ejemplo, encontramos que la manufactura de cristal se combina con el esmerilado del vidrio y la fundicién de latén, esta dltima para el mon- taje metilico de miltiples articulos de vidrio, Las diversas ‘manufacturas combinadas constituyen entonces departa- ‘mentos de una manufactura global, més 0 menos separados en el espacio, y a la vez procesos de produccién reciproca- ‘mente independientes, cada uno con su propia division del trabajo. A pesar de las diversas ventajas que presenta la ‘manufactura combinada la misma no adquiere, sobre su pro- pio fundamento, una verdadera unidad técnica. Dicha tunidad slo surge cuando la manufactura se transforma en la industria maquinizada. EI periodo manufacturero, que no tarda en proclamar como principio consciente la reduccién del tiempo de trabajo necesario para la produccién de mercancias," Puede verse esto, entre otros, en William Petty, John Belles, Andrew Yarranton, The Advantages of the Eastdndia Trade. Jacob “Vanderlint 423 esporddicamente desarrolla también cl uso de mdquinas, en particular para ciertos procesos primarios simples qué hay que ejecutar masivamente y con gran desgaste de ener- Bias. Asi, por cjemplo, en Ia manufactura papelera pronto Se utiliza el molino de papel para desmenuzar los trapos, yen la metalurgia el llamado molino quebrantador para triturar el mineral. Con el motino hidrdulico, el Imperio Romano nos habia legado Ia forma clemental de toda maquinaria.** El perfodo artesanal nos deja los grandes, inventos de la brijula, de Ia pélvora, de la imprenta y el reloj automitico, En lineas gencrales, sin embargo, Ia ma- 4uinaria desempefia esc papel secundario que Adam Smith Je asigna junto a la division del trabajo." De gran trascen- dencia fue el esporddico empleo que de las maquinas hizo el siglo xvut, pues ofrecié a los matematicas eminentes de esa €poca puntos de apoyo y alicientes précticos para la ereacién de 1a mecénica moderna. La maquinaria especitica del periodo manufacturero sigue siendo el obrero colectivo mismo, formado por la combinacién de muchos obreros parciales. Las diversas, operaciones que el productor de una mereancia ejecuta alternativamente, y que se entrelazan en la totalided de su proceso de trabajo, le plantean exigencias diferentes. En una de aquéllas debe emplear més fuerza, en la otra més des- ‘weza, en la tercera mis atenci6n intelectual, ete, y el mismo 4 Aun a fines del siglo xvt se empleaban en Francia morteros ¥ zarandas para teiturar y layar €l mineral ‘© La historia de los molinos cerealeros permite recapitular la historia entera del desarrollo de la maquinaria. En inglés a fabrica se sigue denominande mill (molino} En obras tecnologicas alemanas de os primeros decenios del siglo xix todavia se encuentra el ter ino Mahle (moline}, aplicado no s6lo.a toda. la. maquinaria impulsada por fuerzas naturales, sino incluso a todas las manufac {uras que emplean aparatos de naturalera: mecinica, "Como veremos mis en detalle en el libro cuatto de esta obra, Adam Smith no formula ni siquiera una sola tess nueva con fespecto ala division det trabajo. Pero lo que 10 distingue come el economista en que se compendia el periodo manufacturcro es ¢] Enfasis que pone en dicha division. El papel subordinado que asigna ‘Smith'a Ja maquinaria dio pie a la polémica de Lauderdale en os Inicios ‘de la gran industria, y' de Ure en_época mis svanzads Adam Smith confunde ademés la diferenciacién de lor instrumentos ~eu'la cual los obreros parclales de la manufactura intervinieron muy activamente— con la tnveneidn de la maquinarta; n0 son 0s ‘Obreros manufactureros, sino sabios,cientificos incluso campesi- hnos (Brindley), etc, qulenes desempefian aqui un pape! 424 individuo no posee estas cualidades en grado igual. Tras la separacién, autonomizacién y aislamiento de las diversas operaciones, se distribuye, clasifica y agrupa a los trabaja- ores segin sus cualidades predominantes. Y si bien sus peculiaridades naturales constituyen la base en la que se injerta la divisién del trabajo, 1a manufactura, una vez implantads, desarrolla fuerzas de trabajo que por natura- leza s6lo sirven para desempefiar una funcién especial y unilateral. El obrero colectivo posee ahora, en un grado igualmente elevado de virtuosismo, todas las cualidades roductivas y las ejercita a la vez y de la manera més econémica puesto que emplea todos sus érganos, individu lizados en obreros 0 grupos de obreros particulares, exclu- sivamente para su funcién especifica.** La unilateralidad e incluso la imperfeccién del obrero parcial se convierten en su perfeccién en cuanto miembro del obrero colectivo.** EI hébito de desempefiar una funcién unilateral lo trans- forma en 6rgano actuante naturalmente seguro de la misma, mientras que la interconexién del mecanismo total lo obliga a funcionar con la regularidad inherente a la pieza de una méquina. ‘Como las diversas funciones del obrero colectivo son més simples 0 més complejas, més clementales més elevadas, sus érganos —las fucrzas de trabajo individua- Jes— requieren un grado de adiestramiento muy diferente y poseen por ende valores muy dispares. La manufactura, ues, desarrolla una jerarquia de las fuerzas de trabajo, © "Como el trabajo se divide en varias operaciones diferentes, cada una de las cuales requiere grados diversos de destreza y fuerza, fh patron manufacturero. puede procurarse Ta cantidad exacts. de fuerza y destreza que es necesaria para cada operacion. Si, por el contrario, un obrero {uviera que ejecutar todo cl trabajo, ef mismo Individuo tendria que poseer la destreza suficiente para las opera- ciones mas delicadas J Ia fuerza bastante para las que requieren Ids esfuerzo-" (Ch. Babbage, op. cil, cap. Xx) “+ Desitrollo muscular unilateral, deformaciones éseas, etc, por ejemplo. "Tene toda la razén el seiior William Marshall, general ‘manager (director general] de una manufactura de vidrio, cuando fesponde a la pregunta que le formulara un comisionado de inves: tigacion acerca de como se mantiene la laboriosidad entre los jvenes obreros: “Les resulta imposible descuidar el trabajo. Una ‘vez que han empecado a trabajar tienen que proseguir, es exacta- Imente lo mismo que si fueran piezas de una maquina’. (Child: en's... Fourth Report, 1865, p. 247) 425 Ja que corresponde una eseala de salarios. Si, de una Parte, el obrero individual es asignado y anexado vitalicia- ‘mente @ una funcién unilateral, las diversas operaciones laborales se adaptan, asimismo, a esa jerarquia de capac dades naturales y adquiridas." Aun asi, todo proceso de Produccién conlleva ciertas manipulaciones simples que cualquier hombre comin y cosriente es capa de cjecutar. Las mismas quedan separadas ahora de su conexion fluida con los momentos mas importantes de la actividad y se osifiean como funciones exclusivas En todos los oficios de los que se apodera, como vemos, la manufactura genera una clase de trabajadores que la industria artesanal excluia por entero, los Hamados obreros no calificados. Ast como aquélla, a costa de la capacidad onjunta de trabajo, desenvuelve hasta el virtuosismo la especializacion totalmente unilateralizada, comienza tam- bign a hacer de la carencia de todo desenvolvimiento una especializacion, Junto a la gradacién jerérquica entra en escena la simple separacién de los obreros en calificados y no calificados. En el caso de los tltimos los eostos de aprendizaje desaparecen totalmente; en el de los primeros se reducen, si se los compara con el artesano, porque se ha simplificado la funcién. Y en ambos casos’ disminuye el valor de la fuerza de trabajo." La excepcién se registra cuando el desdoblamiento del proceso de trabajo genera nuevas funciones comprehensivas, que en la industria arte- sanal no existian en absoluto ono habian adquitido un volumen similar. La desvalorizacién relativa de la fuerza En su apoteosis de ta gran indus, el doctor Ure pone de relieve Tas caracteristicas de ta manfactura con mis perspicacis {que los economisias prevedentes —-que carecian del interés polemico de Ure por el tema e incliso que sus contemporaneos, por ejem pplo Babbage, quien aungue sin duda lo supers como matematica ¥ mecnico, en el fonda slo concibe Ta gran industrin desde el Punto de vista de ls manufactura. Ure observa este respect "La asignacidn del obrero a cada operacién especial constituye [a csencia de 1a division del tubajo"? De otra parte, calfica ext division de “adapraciin de los trabajos u las diversas capacidades Jhumanas” y, por tltimo, caracteriza todo el sistema manufacturero como “sistema de gradaciones segin el rango de Ia habilidad”: de “division del trabajo conforme a los diversos grados de destreza" efeétera. Ure, Philosophy. pp. 19-23 9 passim.) “Todo artesino al qué. se lo. pong en condiciones de perfeccionarse por la préctica ‘eh una operaciGn patcal, se. con Flere... en un obrero’mas barato.” biden, p. 19) 426 de trabajo causa de la supresién 0 mengua de los costos ule aprendizaje, implica directamente una mayor valoriza- ci6n del capital, pues todo lo que reduce el tiempo necesario Para la reproduccién de la fuerza de trabajo expande los dominios del plustrabajo. 4, Divisién del trabajo dentro de Ia manufnctura Y division del trabajo dentro de In sociedad Analizamos primero Jos origenes de la manufactura; luego sus elementos simples —el obrero parcial y su herra- mienta—, por iiltimo su mecanismo en conjunto, Breve mente nos referiremos ahora a la relacién que media entre la division manufacturera del trabajo y esa divisién social el mismo que constituye la base general de toda produc- cin de mercancias. Si nos atenemos tinicamente al trabajo mismo, se puede denominar divisién del trabajo en general al desdoblamiento de la produccién social en sus grandes géneros, como agri- cultura, industria, etc.; divisién det trabajo en particular, al desglosamiemto de es0s.géneros de la produccién en especies y subespecies; y divisidn del trabajo en singular, ala que se opera dentro de un mismo taller.%° Al igual que la divisién del trabajo dentro de la manu- factura, la divisién del trabajo dentro de la sociedad y la consiguiente reclusin de los individuos en érbitas profe- % “La divisiGn de trabajo tiene su punto de partida en ta separacion de las profesiones mas diversas y-prosigue hasta est division en Ia cual Varios trabajadores se distibuyen en la confec- ida de un mismo producto, como en la manufactura.” (Storch, Cours a'économie politique, Pars, tp. 173) "Entre Tos pueblos que han llegado a cierto grado de civilizacion encontramos tree Uipos de division de la industria: la primera, que denominaremos ieneral leva a la diferenciscion de los productores en agricultores, Imanufactureros y comerciantes y corresponds a los tres principales amos de la industria nacional; la segunda, que se. podria Hamar ‘special, es a division de cada pénero de industria en especies; (a'tercera division de la industria, finalmente, a la que se deberia calificar de division de la faena 0 division del irabajo propiamente dicha, es Tague se establece en las artes y oficios separados la que se establece en la mayor parte de las manufacturas ytalleres (Skarbek, Théorie des richesses, pp. 84, 88.) 427 sionales particulares tienen su origen en puntos de partida contrapuestos. Dentro de una familia,?°®* y luego de un desarrotto posterior, dentro de una tribu, surge una division natural del trabajo a partir de las diferencias de sexo y edad, ‘.8ea sobre una base estrictamente fisioldgica. Con la expan- sién de la entidad comunitari, el aumento de la poblacion Y, particularmente, el conflicto entre las diversas tribus y el Sometimiento de una tribu por otra, dicha division natural del trabajo amplia sus materiales. ‘Por otra parte, como hhemos observado a,* el intercambio de productos surge en los puntos en que diversas familias, tribus, entidades comunitarias entran en contacto, puesto que en los albores de la civilizacién no son personas particulares, sino las familias, tribus, etc., las que se enfrentan de manera aut6- noma. Diversas entidades comunitarias encuentran distintos medios de produccién y diferentes medios de subsistencia en su entorno natural. Difieren, por consiguiente, su modo de produccién, modo de vida y productos. Es esta diversi- dad, de origen natural, la que en el contacto de las entida- des ‘comunitarias genera el intercambio de los productos respectivos y, por ende, la transformacién paulatina de esos productos en mercancias. El intercambio no crea la dife- rencia entre las esferas de producci6n, sino que relaciona centre si las esferas distintas y las transforma de esa suerte en famos, mis o menos interdependientes, de una produc- iGn social global. La divisién social del trabajo surge aqui Por el intercambio entre esferas de produccin en un prin- cipio diferentes pero independientes unas de otras. Alli donde la division fsioldgica del trabajo constituye el punto de partida, los Srganos particulares de un todo directamente conexo se’dislocan unos de ottos, se disocian —proceso de disociacién al que el intercambio de mercancias con entidades comunitatias extrafas da el impulso prineipal— ‘bis (F. E, Nota a la 39 edicién. — Estudios posteriores sobre la situacign dei hombre primitive, muy sistemiéticos y profundos, Hevaron al sutor a Ja conclusion de que originariamente no fue ta familia’ la que se desarroll6 hasta convertirse en trib, sino que, aa inversa, fue la tribu Ta forma natural yprimitiva de la esocia Sign humana fundada en te consanginitad deal modo que wslo més tarde, cuando comenzaron a disolverse los vineulos tribuales Y'a partir de esa disoluelon, se desarrllaron les variadisimas for- mas de la familia.) * Véase aqui, vol, p. 107. 428 y se independizan hasta un punto en que es el intereambio de los productos como mercancias lo que media la concxién entre los diversos trabajos. En un caso se vuelve dependien- te lo que antes era auténomo; en el otto, se independiza lo antaio dependiente, La bate de toda divisién del trabajo desarrollada, me- diada por el intercambio de mercancias, es a separacién entre la ciudad y el campo.** Puede decirse que toda Ia his toria econémica de 1a sociedad se resume en el movimiento de esta antitesis. No nos detendremos. aqui, sin embargo, para considerarla, ‘Asi como cierta cantidad de obreros empleados simu- ‘téneamente constituye el supuesto material para la divisién del trabajo dentro de la manufactura, ese supuesto es, cuando se trata de 1a divisién del trabajo dentro de la sociedad, la magnitud de la poblacién y su densidad, que aqui sustituyen la aglomeracién en el mismo taller."* Con todo, esta densidad es un elemento relativo. Un pais relativamente poco poblado pero cuyos medios de comu cacién han alcanzado un buen desarrollo, tiene una pobla- cién mds densa que otto, mas poblado pero con medios de comunicacién no desarrollados; en este sentido, por ejemplo, los estados septentrionales de la Uni6n nortea- mericana estén més densamente poblados que la India. 5 Sir James Steuart es quien ha dilucidado mejor este punto ‘Lo poco conocida que es hoy su obra, editada diez afios antes que la Wealth of Nations, 10 demuesira entre otras cosas el que 10s aadmitadores de Malthus ni siguiera sepan que en la primera edicién desu libro sobre la Population, si prescindimos de la parte pura mente declamatoria, éste casi no hace otra cosa que. plaglar a por aftadidura a los curas Wallace y Townsend. Bxisle cierta densidad de poblacién que es la conveniente tanto. para el traf social como. para la combinacion de fuerzas gracias a a cual se acrecienta el producto del trabajo.” Games Mill, Elements... p. 50.) “Al acrecentarse e] niémero de trabajs- ddores, a espacidad productiva de la sociedad aumenta en razon compuesta a ese incremento, multplicado por los efectos de. la Givision del trabajo." (Th. Hodgskin, Popular Political Economy, pigina 120) 5 A causa de la gran demanda de algodén que se dio a partir de 1861, en algunos distritos densamente poblados ‘de las Indias (Orientales se extendié la produccion del textl a expensas de la de 702. El resuliado fue que surgieron hambrunas localizadas, pues, por falla de medios de comunicacién, y por tanto de conexiones Fisicas, In etcarer de arror en Un divcilo no se podfa compensat con el aporte de otros distritos, 429 Siendo 1a produccidn y circulacién de mercancias ef supuesto general del modo capitalista de producci6n, la divisién manufacturera del trabajo requiere que la divisién del trabajo dentro de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez y desarrollo. Y viceversa: la division manufacturera del trabajo reactda, desarrolléndola y mult: plicéndola, sobre esa division social del trabajo. Con la diferenciacién de los instrumentos de trabajo se diferencian cada vez més las industrias que producen dichos insttu- mentos."* Cuando el sistema manufacturcro hace pie en una industria que hesta entonces era explotada como rama principal o secundaria, junto con otras, por el mismo pro- ductor. de inmediato se opera una disociacién entre esas industrias, éstas se vuelven independicntes unas de otras. Si se adueita de una fase especial en la produccién de una ‘mercancia, las diversas fases de produccién de a misma se transforman en diversas industias independientes. He- ‘mos indicado ya que donde el producto no es més que un todo integrado de manera puramente mecénica por pro- ductos parciales, los trabajos parciales pueden recuperar su_autonomis, convirténdose nuevamente en. artesanias independientes. Para establecer una divisién del trabajo més perfecta dentro de una manufactura, el mismo ramo de la producciin se desdobla en varias manufacturas —enteramente nuevas algunas de ellas— a tono con la diversidad de sus materias primas 0 las diversas formas, que puede revestir el mismo material en bruto. Asi, por ejemplo, ya en la primera mitad del siglo xvi s6lo en Francia se tejfan més de 100 tipos distintos de sedas, y en Avifién, por ejemplo, era ley que “cada aprendiz no debia dedicarse més que a’ una clase de fabricacién, y no podia aprender a confeccionar varios tipos de tejides a la vez". La divisién territorial del trabajo, 1a asignacién de ramos particulares de la produccién a regiones particulares de un pals, recibié un nuevo impulso con el régimen manufac- turero, que explota todas las partcularidades.®* La expan- 5 Asi, por ejemplo, en Holanda Io fabricacién de lanzaderes constitufa ya durante el siglo av un ramo industrial especial. 5 "Aceso la manufactura lanera de Inglaterra no esti dvidide fen varias partes o ramos, asignados a lugates parliculares que son los ‘Gnicos 0 los. principales donde se os explote, como. pafos finos en Somersetshire, pafios bastos en Yorkshire, telas de doble 430 sion del meteado mundial y cl sistema colonial, que entran en la esfera de las condiciones generales de existencia pro- pias del perfodo manufacturero, le proporcionan a éste un copioso material para Ia divisién del trabajo dentro de la sociedad. No es éste el lugar para dilucidar més pormenori- zadamente cémo esa divisidn del trabajo hace pie, ademas de en Ja esfera econdmica, en todos los demés dominios de Ia sociedad, echando por doquier las bases para ese perfec~ cionamiento de la especializacién, de las especialidades, para esa parcelacién del hombre que ya hizo exclamar a ‘Adam Ferguson, el maestro de Adam Smith: “Constituimos naciones enteras® de ilotas, y no hay hombres libres entre nosotros No obstante, pese a las muchas analogfas y a los nexos que median entre la divisin del trabajo en el interior de la sociedad y la divisién dentro de un taller, una y otra difie- ren no sélo gradual, sino esencialmente. La analogia apa rece como més palmariamente indiscutible alli donde un vineulo interno entrelaza los diversos ramos de Ia industri. El ganadero, por ejemplo, produce cueros, el curtidor los transforma en cuero curtido, el zapatero convierte a éste en botines. Cada uno produce aqui un producto gradual 0 seria, y la figura tltima, acabada, es el producto combinado de sus trabajos especiales, Afiddanse a esto los miltiples ramos laborales que suministran medios de produccién al ganadero, al curtidor, al zapatero. Cabe imaginar, con Adam Smith, que la diferencia entre esta divisiOn social del trabajo y la manufacturera es puramente subjetiva, 1 sea, rige slo para el observador, que en el tiltimo caso abarca con una sola mirada, espacialmente, los méltiples trabajos parciales, mientras que en el otto la dispersion de éstos en grandes superficies y el nimero elevado de los que cultivan cada ramo especial oscurecen Ia intercone- xidn.*" Pero qué es lo que genera la conexién entre los fancho en Exeter, media seda en Sudbury, erespones en Norwich, {ejidos de lana con algodén o lino en Kendal, frazadas en Whitney, etcetera?” (Berkeley, The Querist, 1750, 8 530) SA. Ferguson, History of Civil ‘Society, Edimburgo, 1767, parte 1, sec6. i, p. 285. ‘En Jas ‘manufacturas propiamente dichas, dice Smith, la divisiin del trabajo parece ser mayor, porque “a menudo los que trabsjen en ceda remo laboral diferente ‘pueden estar’ reunidos “Bn Ia 4 edicién: “Constituimos una nacién” 431 trabajos independientes del ganadero, el curtidor, el zapa- tero? La existencia de sus productos respectivos como ‘mercancias. {Qué caracteriza, por el contratio, la n ‘manufacturera del trabajo? Que el obrero parcial rio pro- duce mercancia alguna.** Sélo el producto colectivo de los obreros parciales se transforma en mercancia."* La nel mismo taller, y puestos ata vez bajo Ia vista del observador Eres "aes iancrrs (pore cotati desis satisfaer fas principales necesitades Ge la mayor parte le poble Sion. eada ramo laboral drete da ocupacon © un nimero tay tlevado de obreros que es imporibe eunirlos en el mismo tater ig division det trabajo no ee ni con mucho tan obvia" (A. Smith, Wealth of Nations ibs, sap. 1) BI eéebre pasa de exe mismo lo que comienza ‘con las palabras: “Observes of sloamicls def aso o jai mis mbiexo eau pa cizada yw cient", etc, que luego se expla acer’ de como miliples Sarladas induarine cooperan para stisfacer las evestades ‘le on olrero corriente, ext copiado casi ieraimente de las emarkt iotasl de Bernard de Mandeville s su Fable ofthe Beeson Private Vices, Publik Benefits (Primera ediion sin tas Remarks 1708; on la. Remarks, Td) AAT Hay na gue podumos denominar ta remuneracisn natural del trabajo indvidoalr Cada obrero' no. produce mis que tuna parte de un todo, ¥ como cada parte carece por si misma‘ Ue ‘alr’ de uildad no Ray nada que el obrero pueda tomar Y desis Ste es mi producto, con exo me quedare”” (Labour: Defended ‘Agutnst the Claims of Capital, Londses, 1825, 25) El sutor de iste excelente trabajo es ely citado Thomas Hoskin S05 Nota a fa 2" ediign. —~ Los yanguls han podido com- probar de manera pricica esa diferencia eae division socal) division manufacturera del trabajo, Uno de los nuevos impussto ideados en Washington durante a puerta shi fu el gravamen el 6% sobre “todos los preducton industrisls”. Preguntas ue #3 tn preducto nustral? Responde el egiador: una’ coe esta Producida “cuando est4 hesha when itis ma) yes hecha Euvando esté lista para ta venta, Damos un efemploy entre muchos ‘Antes las manulactaras de Nueva York y Peli“ fas con odos_ sus accesoion.. Pero. como an paraguas, ce un Inixaum composi ‘meesladipar| de” partes” completamente heterogéneas, poco. poco estas times fueron conviiendose en artcules mulwamente inepenientescuya, produccion esata a Gargo de ramos indusralesubiadosen diferentes lugres. Los pro dluctos parciales de ews ramos confluan a independientes, en ts manufactara de paraguas, que se linteba 2 combinarlos en uno de esos arco Los yanuis baizaron assembled aticles" articuos, combinados) a los. productos de ext indole, nombre que merecian'teratmente por esa seks Suna combinacion de impuesion EI paraguas, Ue exe mode, combinaba un gravamen inca del 6 % sobre el presio de’ cas uno des element 5 un"'6 aon Sore 4 prone pe: 432 uivisién del trabajo en el interior de ta sociedad esta mediada por la compra y la venta de los productos de iversos ramos del trabajo; la interconexién de los trabajos parciales en la manufactura, a su vez, por la venta de diversas fuerzas de trabajo al mismo capitalista, que las emplea como fuerza de trabajo combinada. La division manufacturera del trabajo supone la concentracién de los medios de produccién en las manos de un capitalista; 1a divisién social del trabajo, el fraccionamiento de lcs medios de producci6n entre muchos productores de mercancias, independientes unos de otros. Mientras que en la manu- factura la ley férrea del nimero proporcional o proporciona~ lidad subsume determinadas masas de obretos bajo deter- ‘minadas funciones, la casualidad y el arbitrio evan a cabo su enmarafiado juego en la distribucién de los productores, de mercancias y de sus medios de produccién entre los diversos ramos Sociales del trabajo. Ciertamente, las diver- sas esferas de la produecién procuran mantenerse continua mente en equilibrio, puesto que si bien por una parte cada productor de mereancias tiene que producit un valor de Uso, y Por tanto que satisfacer una necesidad social espe- cial, el volumen de estas necesidades difiere cuanttativa- mente y un nexo interno enlaza las distintas masas de necesidades, las concatena en un sistema de origen natural; puesto que, por otra parte, la ley del valor de las mercar ias determina qué parte ‘de todo su tiempo de trabajo disponible puede gastar la sociedad en la produccién de cada tipo particular de mercancias. Pero esta tendencia constante de las diversas esferas de la produccién a poner- se en equilibrio, s6lo se manifiesta como reaccién contra Ta constante abolicién de dicho equilibrio, La norma que se cumplia planificadamente y a priori en el caso de la division del trabajo dentro del taller, opera, cuando se trata de la division del trabajo dentro de la sociedad, s6lo a posteriori, como necesidad natural intrinseca, muda, que sélo es per- ceptible en el cambio barométrico de los precios del merca- doy que se impone violentamente a la desordenada arbitrariedad de los productores de mercancias. La division ‘manufacturera del trabajo supone la autoridad incondicio- nal del capitalista sobre hombres reducides a meros miem- bros de un mecanismo colectivo, propiedad de aquél; la divisi6n social del trabajo contrapone a productores inde- pendientes de mercancias que no reconocen més autoridad 433, que la de la competencia, la coercién que ejerce sobre ellos la presién de sus mutuos intereses, asi como también en el eino animal la bellum omnium contra omnes {guerra de todos contra todos}! mantiene, en mayor © menor medida, las condiciones de existencia de todas las especies. La misma conciencia burguesa que celebra la division manufacturera del trabajo, la anexién vitalicia del obrero una operacién parcial y la subordinacién incondicional de los obreros parciales al capital como una organizacién del trabajo que acrecienta la fuerza productiva de los mismos, denuncia por eso con igual vigor todo control y regulacién sociales y conscientes del proceso de produecicn, control y regulacién en los que ve un cercenamiento de los, sacrosantos derechos de propiedad, de la libertad y de la “genialidad” —que se determina a’sf misma— del capita: lista individual, Es sumamente caracterfstico que los entu- siastas apologistas del sistema fabril no sepan decir nada peor, contra cualquier organizacién general del. trabajo Social, que en caso de realizarse Ia misma transformaria a la sociedad entera en una fabrica. Si la anarquia de la divisién social del trabajo y el despotismo de la divisién manufacturera del trabajo se condicionan mutuamente cn la sociedad del modo de pro- duccién capitalista, encontramos por el contrario que for- ‘mas anteriores de la sociedad, en las cuales la especializacién de las industrias se desarroila primero de manera espon- ‘dnea, cristalizando luego y por iltimo consolidindose legalmente, ofrecen de una parte la imagen de una organi- zacién planificada y autoritaria del trabajo social, mientras que de otra parte excluyen por entero la division del tra- bajo dentro del taller, o s6lo Ia desarrollan en una escala raquitica, o de un modo esporddico y casual. * Esas’antiguisimas y pequefias entidades comunitarias indias, por ejemplo, que en parte todavia perduran, se fu dan en Ia posesién comunal del suelo, en la asociacién directa entre la agricultura y el artesanado y en una divisién "Se puede ... formular como regla general que cuanto me fos regida por la autoridad est la division del trabajo dentro de sociedad, tanto més se desarrollara la division del trabajo dene tro del taller, y tanto mis estars. sometida alli la autoridad de luno solo. De manera que la autoridad en el taller la que existe en la sociedad, en To tocante a la division del trabajo, estan en vazén inversa."(K. Marx, Misare dela philosophie +, pp. 130-131) 434 fija del trabajo, que sirve de plan y de esquema predeter- tminados cuando se establecen nuevas entidades comunita- rias. Constituyen conjuntos de produccién autosuficientes, eon una superficie productiva que oscila entre cien acres y algunos miles. La masa principal de los productos se produce con destino al autoconsumo directo de la comuni- iad, no como mercancia y por tanto la produccién misma cs independiente de la division del trabajo establecida en el onjunto de la sociedad india, divisién que esté mediada por el intercambio de mercancias. Sélo cl excedente de los productos se transforma en mercancia, © incluso en el aso de una parte del mismo esa transformacién no ocurre sino cuando llega a manos del estado, al que desde tiempos inmemoriales afluyc, bajo la forma de renta en especies, determinada cantidad de tales productos, En distintas tegiones de la India existen formas distintas de la entidad comunitaria, En la forma mas simple, la comunidad cultiva la tierra colectivamente y distribuye los productos del suelo centee sus miembros, migntras que cada familia practica el hilado, el tejido, etc, como industria doméstica subsidiaria, Al lado de esta masa ocupada de manera semejante, encon- tramos al “vecino principal”, jez, policia y recaudador dde impuestos, todo a la vez; el tenedor de libros, que lleva las cuentas acerca de los cultivos y registra y asienta on el catastro todo lo relativo a los mismos; un tercer funciona- rio, que persigue a los delincuentes y protege a los forasteros acompanandolos de una aldea a la otra; el guardajronteras, que vigila los mites entre la comunidad y las comunidades Yecinas; el inspector de aguas, que distribuye, para su uso agricola, el agua de los depdsitos comunales; cl brahmn, que desempena las funciones del culto religioso; el maes- fro, que ensefia a los nifios de la comunidad a escribir y leer en la arena; el brahmén del calendario, que en su condicién de astr6logo indica los momentos propicios para Ja siembra_y la cosecha, asi como las horas favorables 0 desfavorables para todos los demés trabajos agricolas; un herrero y un carpintero, que construyen y reparan instru- mentos de labranza; el alfarero, que produce todas las vasijas de La aldca; el barbero; el lavandero, ocupado en la limpieza de la ropa; el platero, y aqui y alla el poeta, que en algunas comunidades remplaza al platero, en otras al = Unas 40 hectares. 435 maestro. Esta docena de personas se mantiene a expensas de toda la comunidad, Sila poblaciin aumenta, se asienta en tierras baldias una nueva comunidad, organizada con- forme al prototipo de la antigua. E! mecanismo comunitario ‘muestra una divisién planificada del trabajo, pero su divi- sin manufacturera es aqui imposible, puesto que se man- tiene inalterado el mercado en el que vuelcan sus productos el herrero, el carpintero, etc., y a lo sumo, segiin el tamaiio diverso de las aldeas, en vez de un hertero, un alfarcro, ctcétera, nos encontramos con dos o tres de ellos." La ley que regula la divisién del trabajo comunitario opera aqui con la autoridad ineluctable de una ley natural, mientras que cada artesano particular, como el herrero, ete., ejecuta en su taller todas las operaciones correspondientes a su oficio, la manera tradicional, pero independientemente y sin reconocer ninguna autoridad sobre él. El sencillo organismo productivo de estas entidades comunitarias autosuficientes, ue se reproducen siempre en la misma forma y que cuando son ocasionalmente destruidas se reconstruyen en el mismo lugar, con el mismo nombre,*" proporciona la clave que explica el misterio de la inmutabilidad de las sociedades asidticas, tan sorprendentemente contrastada por la cons- tante disolucién y formacién de estados asidticos y el cam- bio incesante de las dinastias. Las tempestades en la regi Politica dc las nubes dejan indemne la estructura de los clementos fundamentales econdmicos de la sociedad, Como ya hemos observado, las leyes gremiales impe- ian sisteméticamente, mediante Ta limitacién severisima © Teniente coronel Mark Wilks, Historical Sketches of the South of India, Londres, 1810-1817, vol. pp. 118-120. Un buen compendio acerca de las diversas formas de fa entidad comunitar india se encuentra en’ George Campbell, Modern India, Lon res, 1852. "Los habitantes del pais han vivido.... bajo esta sencilla forma desde tiempos inmemoriales. Rara ver se modifican tos limi= tes emire las aldeas, ¥ aunque en ocasiones la guerra, el hambre Y las epidemias las han azotado e incluso devastado, el mismo ombre, los mismos limites, los mismos intereses ¢ incluso las ‘mismas’ familias, se han mantenido a través de las edades. A. {os aldeanos no les preocupan la ruina y division de los reinos; mientras Ia aldea se conserve intacta no Tes importa a qué poder fs transferida, © devuela a qué soberano: su economia interna fe mantiene inalterada.” (Th. Stamfort Raffles, ex teniente gober— nador de Java, The History of Java, Londres, 1817, vol. 1, pi sina 285) 436 del nimero de aprendices que podia emplear un solo maes- tro gremial, la conversién de éste en capitalista, Asimismo, el maestro $6lo podia emplear oficiales en Ia artesania en que era maestro, y exclusivamente en ella. El gremio se d fendia celosamente contra toda intrusién del capital co- ‘mercial, tinica forma libre del capital que se le contraponia El comerciante podia comprar todo tipo de mercancias, a excepeién del trabajo en cuanto mercancia. Sélo se’lo toleraba como Verleger'! de los productos artesanales Si las citcunstancias externas provocaban una division progresiva del trabajo, los gremios existentes se escindian en subgéneros, © nuevos gremios se agregaban a los anti- {guos, pero sin que diversos oficios artesanales se combina- ran en el mismo taller. La organizacién gremial excluye pues la divisién manufacturera del trabajo, por més que entre las condiciones materiales de existencia del periodo manufacturero se cuenten la especializacién, aislamicnto y perfeccionamiento de las industrias propios de aquella ‘organizacién. Los obreros, en lineas generales, quedaban tan ligados a sus medios de produccién como el caracol a su concha, con Jo cual faltaba el fundamento primero de Ja manufactura, la autonomizacién de los medios de pro- duccién, en cuanto capital, frente al obrero. Mientras que la divisiGn del trabajo dentro de la so dad en su conjunto, se encuentre o no mediada esa divi por el intercambio’de mercanefas, es comin a las forma- iones econémico-sociales mas diversas, la divisién manu- Jacturera del trabajo configura una creacién plenamente specifica del modo capitalista de produccién. 5. El caricter capitalista de Ia manufactura Un nimero relativamente grande de obreros puestos bajo el mando del mismo capital; tal es el punto de partida natural, tanto de Ia cooperacién en general como de la ‘manufactura. Y viceversa, la divisién manufacturera del trabajo convierte en nectsidad técnica el aumento del rimero de obreros empleado. La divisién existente del tra- bajo prescribe al capitalista individual el minimo de obre- ros que debe utilizar. De otra parte, las ventajas de una 437 divisién ulterior estén condicionadas por el aumento ulte- rior del niimero de obreros, lo que solo se puede hacer por miltiplos. Pero con la parte variable debe aumentar también la parte constante del capital; junto al volumen de las condiciones de produccién colectivas —edificaciones, hornos, ete.—, también ha de acrecentarse, y mucho més rapidamente que la cantidad de obreros, la materia prima. La masa de materias primas consumida en un tiempo dado por una cantidad dada de trabajo, aumenta en la misma roporcién en que, @ causa de su division, se acrecienta la fuerza productiva del trabajo. El aumento progresivo del minimo de capital en manos del capitalista individual, ola transformacién progresiva de los medios de subsistencia y medios de produccién sociales en capital es, pues, una ley que surge de las caracteristicas tenicas propias de la ‘manufactura.*® AL igual que en la cooperacién simple, el cuerpo ac- tuante del trabajo es en la manufactura una forma de exis- tencia del capital. El mecanismo social de 1a produccién, compuesto por los numerosos obreros parciales, pertenece al capitalista. Por ende, la fuerza productiva’resultante de la combinacién de los trabajos se presenta como fuerza productiva del capital. La manufactura propiamente dicha ‘no s6lo somete @ los obreros, antes auténomos, al mando y a la disciptina del capital, sino que ademas crea una Bradacién jerdrquica entre los obreros mismos. Mientras gue la cooperacién simple, en términos generales, deja inalterado el modo de trabajo del individuo, 1a manufac- tura lo revoluciona desde los cimientos y hace presa en las raices mismas de la fuerza individual de trabajo. Mutila ‘2 “No basta que el capital necesario” (leberia decir: que los medios de subsstencia y de produccién necesatios) “para Ia sub- division de Tos oficios esté disponible en Ta sociedad: se requict, dems, que est acumulado, en las manos de fos empresarios, ‘masts "suficientemente grandes para per en gran escala... A medida que aumenta la divisién, Ia ocupacion ‘onstante de un’ mismo ovimero de obreros exige un capital cada vez. més considerable’ en matetias.primas, erramientas, etc." (Storch, Cours d'économle politique, Paris, pp. 250, 281.) "La con eentracién de los instrumentos de produccign y a di bajo son tan inseparables entre sf como lo son, en el dominio de la politica, 1a concentracién de. los poderes. publices, la division e Ios intereses.privados.” (K. Marx, Misare de la. philosophic, Pégina 134) 438 3 trabajador, 1o convierte en una aberraciOn al fomentar sw habilidad’ parcializada —cual si fuera una planta de invernadero— sofocando en él multitud de impulsos y apti- tudes productivos, tal como en los estados del Plata se sacrifica un animal entero para arrebatarle el cuero 0 €l sebo. No sdlo se distribuyen los diversos trabajos parciales entre distintos individuos, sino que el individuo mismo es dlividido, transformado en mecanismo automatico impulsor de un trabajo parcial," realizéndose asi la absurda fabula de Menenio Agripa,t! que presenta a un hombre como tun mero fragmento de su propio cuerpo."* Si en un prin- tipio el obrero vende su fuerza de trabajo al capital porque 1 carece de los medios materiales para la produccién de luna mercancfa, ahora es su propia fuerza de trabajo indi- vidual la que se niega a prestar servicios si no es vendida al capital. Unicamente funciona en una coneatenacién que no existe sino después de su venta, en el taller del capita- lista. Tneapacitado por su propia constitucién para hacer rnada con independencia, el obrero de la manufactura tinica- mente desarrolla actividad productiva como accesorio del taller del capitalista.** Asi como el pueblo elegido leva escrito en la frente que es propiedad de Jehovd, Ia divisién del trabajo marca con hierto candente al obrero manufac turero, dejéndole impresa la sefial que lo distingue como propiedad del capital. ‘Los conocimientos, Ia inteligencia y la voluntad que Uesarrollan el campesino o el artesano independientes, aun- ue més no sea en pequefia escala —al igual que el sal- vaje que ejerce todo el arte de la guerra bajo la forma de astucia personal—, ahora son necesarios dinicamente para el taller en su conjunto. Si las potencias intelectuales, Dugald Stewart lama a los obreros manufactureros *auté- ‘mata vivientes... empleados en los detalles del trabajo". (Works, pagina 318) 1 Bn ‘los corales cada individuo constituye, en realidad, ef estémago de todo el grupo. Pero le aporta sustancias mutitivas, fn ver de quitarsclas como el patricio romano. “EI obrero que lleva en sts brazos todo un oficio puede ie a cualquier lado a ejercer st industria y encontrar sus medios de ‘subsistencia; el otro" (el obrero manufacturero) “no” es mas que un accesorio que separado de sus compaferos ya no tiene fi capacidad ni independencia, hallandose obligado por tanto a ieeptar la ley que se_juzgue adecuado imporerle.” (Storch, Cours économie politique, San Petersburgo, 1815, t, P. 204.) 439 de la produccién amplian su escala en un lado, ello ocurre porque en otros muchos lados se desvanecen. Lo que picr- den los obreros parciales se concentra, enfrentado a ellos, cn el capital.®* Es un producto de la division manufacturera del trabajo el que as potencias intelectuales del proceso material de la produccién se les contrapéngan como pro- Piedad ajena y poder que los domina. Este proceso de escisién comienza en la cooperacién simple, en la que el capitalista, frente a los obreros individuales, representa Ja unidad'y la voluntad del cuerpo social de trabajo. Se desarrolla en la manufactura, la cual mutila al trabajador haciendo de él un obrero parcial. Se consuma en la gran industria, que separa del trabajo a la ciencia, como potencia, productiva auténoma, y la compele a servir al capital.” En Ja manufactura ct enriquecimiento del obrero colec- tivo —y por ende del capital— en fuerza productiva social, se halla condicionado por el empobrecimiento del obrero ent fuerzas productivas individuales. “La ignorancia es la ma- dre de la industria, asi como lo es de la supersticién. La reflexién y la imaginacién estan sujetas a error, pero el Ihabito de mover la mano o el pie no dependen de la una ni de la otra. Se podria decir, asi, que en lo tocante a las ‘manufacturas su perfeccién consiste en poder desembara- zarse del espiritu,* de tal manera que se puede [...] con- siderar al taller’ como una mdquina cuyas partes son hombres.” Es un hecho que a mediados del siglo xvnt, algunas manufacturas, para ejecutar ciertas operaciones que pese a su sencillez constituian secretos industriales, preferfan emplear obreros medio idiotas."* A, Ferguson, History of... p. 281: “Puede haber ganado uno Io que el otro ha perdido” 7 "Se opera una separaci6n radical entre el sabio y el trabaja- dor productivo, y la ciencla, en vez de eslar en manos del obrero ‘pata acrecentat sus propias fuerzas productivas [.-] en casi todos Fidos se Te enfrenta-.. El conocimiento deviene un. instrumento {que se puede separar del abajo y contraponerse a éte."1051 (W. Thompson, Am Inquiry tno the Principles of the Distribution of Wealth, Londres, 1824, p. 274) 8A. Ferguson, op. cit p. 280. J.'D. Tuckeli, A History of the Past and Present State of the Labouring Population, Londres, 1846, vol. p. 148. + Bn la 4® edicign esta frase de a cta de Ferguson comienza asi: "Las manufacturas, en coasecuencia, prosperan mis alli donde ‘mis se preseinde del esprit 440 “EL espiritu de Ja mayor parte de los hombres”, dice ‘Adam Smith, ‘se desenvuelve necesariamente a partir de sus ocupaciones diarias. Un hombre que pasa su vida entera cjecutando unas pocas operaciones simples... no tiene oportunidad de ejercitar su entendimiento ... En general, se vuelve tan estipido e ignorante como ¢s posible que Hlegue a serlo un ser humano.” Luego de haber descrito cl embrutecimiento del obrero parcial, continiia Smith: “La uniformidad de su vida estacionaria corrompe de un modo natural el empuje de su inteligencia ... Destruye incluso la cnergia de su cuerpo y lo incapacita para emplear su fuerza con vigor y perseverancia en cualquier otro terreno que no sea Ia actividad detallista para la que se lo ha adiestrado, De este modo, su destreza en su actividad especial parece haber sido adquirida a expensas de sus virtudes intelectua- les, sociales y marciales. Ahora bien, en toda sociedad industrial y civilizada, es ésta la condicién en la que tiene necesariamente que caer el pobre que trabaja (the labour- ing poor), o sca la gran masa del pueblo”."* Para cvitar ct descaccimiento completo de las masas populares, resultante de la divisién del trabajo, Adam Smith recomendaba la instruccién del pueblo por cuenta del estado, aungue en do- sis prudentemente homeopaticas. Germain Garnier, su tra- ductor y comentarista francés, que bajo el Primer Imperio se metamorfoses, como era natural, en senador, polemiza consecuentemente contra esa propuesta. La instruccion popular infringiria las leyes primordiales de la division del Irabajo; adoptarla equivaldria a “‘proscribir todo nuestro sistema social”. “Como todas las demés divisiones del tra bajo, la que existe entre el trabajo manual y el trabajo 10 A, Smith, Wealth of Netlons, lib. ¥, cap. 1, art. a. Como diseipulo de Adam Ferguson, quien habla expuesto'las consecuen- clas negativas de la division del (rabajo, Smith vela este punto om toda claridad. En la iroduccidn de su obra, en la que celebra fe professo la division del trabajo, se limita a anotar de pasada (que in misma es fuente de las desigualdades sociales. S6lo en el Tibro v, sobre Tos ingresos del estado, reproduce las tesis de Fer: 4guson. En Misire de a philosophie he dicho Io pertinente sobre In conenién histérica entre Ferguson, Adam Smith, Lemontey y Sey, en lo referente as critica de la division del trabajo, y pre sentado también all por primera vez, la divisién manufacturera fel trabajo como forma especifica del’ modo de produccién capi talista. (Ibidem, p. 122 y 8) 441 ae aa at ease aera trabajo que tienden a dividirse y alejarse?”™* ae Ce ten ie sea, adelante esa escisién social entre los ramos del trabajo, Fee Oe ee eel see faces Serre aia te Bi FIIs clone 4 ai Altern und Geschlechtern eigentiimlich sind, 6 tomos, Ulm, 1840. En 1854 la Society of Arts!) designé una comisién investigadora SED ae a rnd test Oa eR sto gamacine te Sae aes Hod, Lic siete ae 442 La cooperacién fundada en la divisién del trabajo, esto cs, la manufactura, es en sus inicios una formacién debida 4 un proceso natural. No bien su existencia adquiere cierta consistencia y amplitud, se convierte en una forma cons- Cente, planificada y sistemética del modo capitalista de produccion. La historia de la manvfactura propiamente icha muestra cOmo la divisiOn del trabajo que le es pecu- liar, adquiere primero empiricamente las formas adecuadas, vomo si dijéramos a espaldas de las personas actuantes, mientras que luego, al igual que en el caso de las artesanias ‘gremiales, pugna por retener de manera tradicional la forma eneontrada otrora, y en algunos casos la retiene por siglo. Si esta forma se modifica, salvo que sea en aspectos acceso rios, ello obedece siempre a una tevolucién de los instru- tmentos de trabajo. O bien la manufactura moderna —y no me refiero agui a la gran industria, fundada en la maqui- raria— encuentra ya disponibles los disiecta membra poete [miembros dispersos del poeta)" en las grandes iudades donde surge, como ocurte pot ejemplo con la ‘manufactura de ropa, y en tal caso s6lo tiene que reunirlos sacéndolos de su dispersién; o bien el principio de la division es de una evidencia palmaria, y entonces, simple- mente, las diversas operaciones de la produccién artesanal (de la encuadernacién, pongamos por caso) se asignan en exclusividad a obreros especiales. En tales casos no insume nil siquiera una semana de experiencia la tarea de deter- minat el nimero proporcional de los brazos necesarios para cada funcién.”* ‘A través del anélisis de la actividad artesanal, de la conversién de los instrumentos de trabajo en especificos, de Ia formacién de los obreros parciales y de su agrup. miento y combinacién en un mecanismo colectivo, la ivisién ‘manufacturera del trabajo genera la gradacién sobre Ia divsién del trabajo: “Por hombres eultos wauellos que pueden hacer todo lo ofa del derecho." ‘en el genio inventive que, a priori, esplegaria el capt i6n dol trabajo, tnieamente se encuentra entre las profesores alemanes. Como por ejemplo el sefor Roseher, quien modo de recompensa dedica “diversos salario al eapitaista, de clya cabera jupterina surge ya pronta y acabada la divisign del trabajo. La aplicacién més amplia o mas exigua de la * Pero es s6lo la primera de esas diferencias la que determina los costos de produccién de la mercancia para el capitalista mismo y la que influye sobre él, mediante las leyes coercitivas dé ta competencia. De ahi que hoy en dia se inventen en Inglaterra 140 “Estos agentes mudos” (las méquinas) “son siempre et producto de mucho menos trabajo que el que desplazan, aun fuando tengan el mismo valor dinerario.” (Ricardo, Principles Of pe 40.) ‘beh Nota a Ta. 2° edicifn.—Por eso, en una sociedad co- munista Ia maquinaria tendria un campo de accion muy diferente del que tiene en la sociedad burguesa, 478 que slo se emplean en Norteamérica, del mismo modo que en los siglos xvi y xvi Alemania inventaba méqui- nas que s6lo Holanda ‘utilizaba, y que més de una inven- cién francesa del siglo xvi era explotada inicamente en Inglaterra. En pafses desarrollados desde antiguo, el empleo de la méquina en determinados ramos de la industria genera ‘en ottos tal superabundancia de trabajo (redundancy of labour, dice Ricardo), que en éstos la caida del salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo impide el uso de la maquinaria y lo hace superfluo, a menudo imposible, desde el punto de vista del capital, cuya ganancia, por 10 demés, proviene de la reduccién no del trabajo empleado, sino del trabajo pago. En algunos ramos de la manufactura lanera inglesa el trabajo infantil, durante los siltimos aos, se ha reducido considerablemente, casi desapareciendo aqui yall, incluso. :Por qué? La ley fabril establecia dos turnos de nifios, uno de los cuales debia trabajar 6 horas y 4 el ‘tro, 0 5 cada turno. Pero los padres no querfan vender alos halj-timers (a los que trabajaban la mitad de Ta jorna- dda) mas barato que antes a los jull-timers (a los que traba- jaban toda la jornada). De ahi la sustitucién de los half- timers por maquinaria."™" Antes que se prohibiera cl trabajo de las mujeres y los nifios (de menos de 10 afios) en las rminas, el capital Heg6 a Ia conclusién de que el procedi- rmiento de utilizar en las minas de carbén y de otra indole mujeres y muchachas desnudas, a menudo mezcladas con hombres, estaba tan de acuerdo con su cédigo de moral y sobre todo con su libro mayor, que s6lo después de la prohibicién recurrié a la maquinaria. Los yanquis han inventado méquinas para picar piedras. Los ingleses no 111 “Los patrones no retendrfan, sin necesidad, dos turnos de nifos menores de 13 afos... Hoy en dia un grupo de fabricantes, Tos de hilo de lana, de hecho raras veces emplean nifios de menos de 13 afios, esto es, de los que trabajan media jornada. Han intro- ‘ducido diversos tipos de maquinaria nueva y perfeccionada, la cual hhace totalmente tonecesaria Ia utillzacién de nifos” (es decir, de menores de 13 afos); "para ilustrar esa reduccion en el nimero fe chicos, mencionaré por ejemplo un proceso en el cual, gracias S'la adicign a las ‘maquinas existentes de un aparato Tlamado ‘méquina de-afadir, un muchacho” (de més de 13 aflos) “puede tlecutar el trabajo’ de seis 0 cuatro de_los que trabajan media Jornada .<, El sistema de la media Jornada” estimulé “Ia invencion de la maquina de afadir.” (Reports... 31st October 18561, pi winas 42, 431) 419 Jas emplean, ya que el “miserable” (wretch es pata la eco- nomfa politica inglesa un término técnico con el que designa al obrero agricola) que ejecuta ese trabajo recibe como Pago una parte tan infima de su labor, que la maquinaria encareceria la produccién desde el punto de vista del capitalista."* Para sitgar, etc., en los canales, en Inglaterra todavia hoy a veces se emplean mujeres en’ vez de caba- los,"* porque el trabajo requerido para la produccién de caballos y méquinas equivale a una cantidad matematica- ‘mente dada, mientras que el necesario para mantener las mujeres integrantes de la poblacién excedente esta por de- bajo de todo célculo. De ahi que en ninguna otta parte como en Inglaterra, el pais de las méquinas, se vea un derroche tan desvergonzado de fuerza humana para ocupa- ciones miserables. 3. Efectos inmediatos que Ia industria mecénica ejerce sobre el obrero La revolucién operada en el medio de trabajo cons- tituye, como hemos visto, el punto de partida de la gran industria, y el medio de trabajo revolucionado adquiere su figura més desarroilada en el sistema de maquinas organizado, imperante en la fabrica. Mas antes de ver cémo a este organismo objetivo se incorpora material hhumano, pasemos a examinar algunas repercusiones gene- rales de esa revolucién sobre el obrero mismo. 8) Aproplacion de fuerzas de trabajo subsidiarias por el capital. ‘Trabajo femening e Infantil La maquinaria, en la medida en que hace prescindible Ja fuerza muscular, se convierte en medio para emplear a obreros de escasa’ fuerza fisica 0 de desarrollo corporal 18 “A menudo... mientras no aumenta el trabajo” (quiere decir wages [el salario}) “no es posible emplear maquinaria.” (Ri- cardo, Principles of -.., p. 479) Ue Véase Report of ‘the Social Sclence Congress at Edinburgh. October 1863. 480 incompleto, pero de miembros més giles. {Trabajo feme- rnino e infantil fue, por consiguiente, Ia primera consigna del empleo capitalista de maquinaria! Asi, este poderoso remplazante de trabajo y de obreros se convirtié sin de- mora en medio de aumentar el rtimero de los asalariados, sometiendo a todos los integrantes de la familia obrera, sin distinciGn de sexo ni edades, a la férula del capital. El tra- bajo forzoso en beneficio del capitalista no s6lo usurpé cl lugar de los juegos infantiles, sino también el del tra- bajo libre en Ia esfera doméstica, ejecutado dentro de limites decentes y para la familia misma." El valor de la fuerza de trabajo no estaba determinado por el tiempo de trabajo necesario para mantener al obrero adulto individual, sino por el necesario para mantener a la familia obrera. Al arrojar a todos los miembros de la fa- milia obreta al mercado de trabajo, la maquinaria distri- buye el valor de la fuerza de trabajo del hombre entre su familia entera. Desvaloriza, por ende, la fuerza de trabajo de aquél, Adquirir las 4 fuerzas de’ trabajo en que, por jemplo, se parcela una familia, talvez.cueste mas que anta- fio adquirir la fuerza de trabajo del jefe de familia, pero, en cambio, 4 jornadas laborales remplazan a 1, y el precio de las mismas se reduce en proporcién al excedente de! plustrabajo de los 4 obreros con respecto al plustrabajo de 1. Para que viva una familia, ahora son cuatro personas 420 Durante In erisis del algod6n,provocada por la guerra civil norteamericana, el gobiemo inglés envio al_ doctor Edward Smith a. Lancashire, Cheshire, tc. para que informara acerca de la situacién sanitaria entre Tos obreros claboradores de aquel text Smith inform, entre otras cosas, que desde el punto de vista. de In higiene fa criss, aun dejando a un lado el hecho de que alejara den atmésfera de la fdbrica a los obreros, pretentaba otras mv chas ventajas. Las obreras disponfan ahora de ratos libres para mamantar-a sus pequetios, en vez de envenenailos con Godfrey's ‘cordial Disponian de tiempo para aprender a cocinar. Este arte eulinario, por desgracia, to adquitian en momentos en que no fenian nada que comer. Pero puede verse cémo el capital, con vistas a su aulovalorizacién, ba usurpado el trabajo familiar nece- Sario para el consumo. La criss, asimismo, fue aprovechada para tensebar a coser a las bijas de los obreros, en escuelas especiales. {Para que unas muchachas obreras que hilan para cl mundo entero Aaprendiesen a cover, hubo necesidad de una revolucion en Norte america y de una crisis mundial! * En In 38 y 49 ediciones se agrega: “(un opifceo)” 481 las que tienen que suministrar al capital no s6lo trabaj sino también plustrabajo. De este modo, la maquinari desde un primer momento amplia, ademés del material humano de explotacién, o sea del campo de explotacién Propiamente dicho del ‘capital, el grado de dicha ex- plotacién. La maquinaria, asimismo, revoluciona radicalmente la ‘mediacién formal de tas relaciones capitalists, el contrato ‘entre cl obrero y el capitalista. Sobre la base del_ inte ‘cambio de mercancias, el primer supuesto era que el capi talista y el obrero se enfrentaran como personas libres, ‘como propictarios independientes de mercancias: el uno en cuanto poseedor de dinero y medios de produccién, el ‘otro como poseedor de fuerza de trabajo. Pero ahora €l capital adquiere personas que total o parcialmente se hallan en estado de minoridad. Antes, el obrero vendia su propia fuerza de trabajo, de la que disponia como persona formalmente libre. Ahora vende a su mujer ¢ hijo. Se co Vierte en tratante de esclavos.® La demanda de trabajo 221 “EI aumento numérico de los obreros ha sido considerable, debido a la creciente sustitucion del trabajo masculino por el feme: nino, y sobre todo del adulto por el infant. Tres muchachas de 13 aflos, con salarios de 6 a 8 chelines semanales, han remplazado un obrero de edad madura cuyo salario oscilaba entre 18 y 45 lines.” (Th. de Quincey, The Logic of Political Economy, Londres, 1844, nota a lap. 147) Como no es posible suprimit totalmente clertas funciones de 1a familia, como por ejemplo las de culdar a los nifos, darles de mamar, tc, las madres de familia ‘onfiscadas por el capital tienen que contratar a quien las remplace fen mayor o menor medida. Es necesario sustituir por mercanctas terminadas 1s trabajos que exige el consumo familiar, como coser, remendar, etc. El gasto menor de trabajo doméstico se ve scom- pafado por un mayor gasto de dinero. Crevea, por consiguiente, fos ‘costos de produccidn de Ta familia obrera Y contrapesan ei mayor ingreso. A esto se suma, que se vuelven imposibles la economia y el uso adecuado en el consumo y Ta preparacion Je fos medios de, subsistencia, Acerca de estos echos, encubiertos por Ia economia politica ofical, se encuentra un abundante ma Hal en los Reports de los inspectores fabriles y de la "Children’s Employment Commission” y, particularmente, también en los, Reports on Public Health TH Bn contraste con el hecho fundamental de que Ia timita- ign del trabajo femenino e infantil en las fabricas inglesas fue Une ‘conquista arrancada al capital por los obreros varones adultos, eo log informes més recientes de la “Children’s Employment. Com- mission” encontramos entre los padres obreros dedicados a cam balacheo de sus hijos rasgos realmente vergonzosos, dignos pi 482 infantil suele asemejarse, incluso en la forma, a la demanda de negros esclavos, tal como acostumbraba manifestarse en los anuncios periodisticos norteamericanos. “Me llam6 la atenci6n”, dice por ejemplo un inspector fabril inglés, “un aviso en el periédico local de una de las principales ciudades manufactureras de mi distrito, cuyo texto era el siguiente: Se necesita. De 12 a 20 muchachos no menores de lo que puede pasar por 13 afos, Salario: 4 chelines semanales. Dirigirse a, etc.” La frase “lo que puede Pasar por 13 afios” guarda relacién con el hecho de que, segin la Factory Act, los menores de 13 afios s6lo pueden trabajar 6 horas. Un médico habilitado oficialmente (cer- tifying surgeon) debe atestiguar la edad, El fabricante, pues, reclama muchachos que aparenten tener ya 13 afios. La disminucién, a veces sumamente brusca, en el nimero de los nifios menores de 13 afios empleados por los fabri- cantes —un sorprendente fendmeno que nos depara la estadistica inglesa de los titimos 20 afios—, era en gran pparte, segiin declaran los propios inspectores ‘abriles, obra de certifying surgeons que falseaban la edad de los’nifios conforme al afin explotador de los capitalistas y a las nece- sidades de cambalacheo de los padres. En el tristemente célebre distrito londinense de Bethnal Green, todos los lunes y martes se efectéa por la mafiana un mercado péi- blico en que nifios de uno u otro sexo, de 9 afios para arriba, se alquilan ellos mismos a las manufacturas sederas, de la capital. “Las condiciones normales son 1 chelin y 8 peniques por semana” (que les tocan a los padres) “y 2 peniques para mi, ademés del t6.” Los contratos rigen ‘entero de tratantes de esclavos. Pero ef fariseo capitalist, como puede apreciarse en los mismos Reports, demuncia exe bestaliomo Ereado, perpetuado y explotado por ély al que bautiza en olras focasiones con el nombre de “libertad de'trabajo™. "Se ha recnrido al trabajo de nifios. pequefos... incluso para que trabajen por Su propio pan diario. Sin fuerzas para soportat una labor tan Sesproporcionada, sin instruceién que pueda guiar su. vida en el futtro, se los ha arrojado a una situzcién fisica y moralmente corrompida. Con respecto a la destruccién de Jerusalén por Tito, el historiador judio ha observado que n0 cabe extrafarse de que fa ciudad fuera. destuida, y destrukda de. manera tan terrible, cuando una madre inhumana habla sacrificado a su propio retofo para saciar los impulsos de un hambre apremiante.” (Publie Econo- ‘my Concentrated, Carlisle, 1833, p. 66.) IA. Redgrave, en Reporis.-- 3151 October 1888, pp. 40, 41. 483, s6lo por la semana. Las escenas que se desarrollan y el enguaje usual en este mercado son verdaderamente repul- sivos.* Ocurre en Inglaterra, aun hoy, que algunas muje- res “retiran chicos del workhouse (asilo] y los alquilan cualquier comprador a 2 chelines y 6 peniques por se- mana”. A despecho de la legislacidn, todavia hoy existen en Gran Bretafia por lo menos 2.000 mus achos vendidos por sus propios padres como maquinas vivientes de des- hollinar (pese a que hay maquinas capaces de sustitui Jos)."** La revolucién operada por la maquinaria en la relacién juridica entre el comprador y el vendedor de la fuerza de trabajo, de tal modo que 1a transaccién entera hha perdido hasta la apariencia de un contrato entre per- sonas libres, ofrecid més adelante al parlamento inglés la excusa juridica para la injerencia del estado en el régimen de las fabricas. No bien la ley fabril limita a 6 horas el ‘trabajo infantil en ramos industriales hasta entonces no reglamentados, resuena una y otra vez el plafidero clamor dd Jos fabricantes: una parte de los padres retira ahora de Jas industrias reglamentadas a los chicos para venderlos aquellas en las que impera todavia la “libertad de trabajo”, © sea donde se obliga a nifios menores de 13 aitos a trabajar ‘como si fueran adultos y donde, por consiguiente, se los vende @ mejor precio. Pero como el capital es por natura~ Jeza un leveller {nivelador},"*) esto es, exige en todas las esferas de la produccién, como uno de sus derechos hu- ‘manos innatos, la igualdad en las condiciones de explota- cidn del trabajo, 1a limitaciOn legal del trabajo infantil en ‘un ramo de la industria provoca su limitacién en los demés. Hemos aludido ya al deterioro fisico tanto de los nifios y adolescentes como de las mujeres a quienes la maquinaria somete a la explotacién del capital, primero de manera directa en las fabricas que han crecido répidamente sobre Ja base de las méquinas, y Iuego, de manera indirecta, en todos los demés ramos de la industria. Por eso, aqui nos detendremos tinicamente en un punto, el referente a la enorme mortalidad de nifios de obreros en sus primeros afios de vida, Hay en Inglaterra 16 distritos del registro 4 Children's... Fifth Report, Londres, 1866, (ELE, Agregado a la # edicién: — Ls is Green actvalmente ha sido destruida casi por completo.) 3° Children's..., Third Report, Londres, 1864, p. 53, 9. 15. 126 Children's...) Fifth Report, p. XXL, 2. 137. 484 civil en Jos que el promedio anual de defunciones por cada 100.000 nifios vivos de menos de un ato es solo de 9.000* (en un distrito, s6lo 7.047); en 24 distritos més de 10.000 ero menos de 11,000; en 39 distritos mas de 11.000, pero sin legar a 12,000; en 48 distritos entre 12.000 y 13.000; en 22 distritos mas de 20.000; en 25, mas de 21.000; en 17, més de 22.000; en 11, por encima de 23.000; en Hoo, Wolverhampton, Ashton-under-Lyne y Preston, més de 24.000, en Nottingham, Stockport y Bradford més de 25,000, en Wisbeach 26.000 y en Manchester 26.125." Como ‘lo demostré una investigacion médica oficial en 1861, las alta tasas de mortalidad principalmente se deben, si se hace abstraccién de circunstancias locales, a la ocupa- cidn extradomiciliaria de las madres, con el consiguiente descuido y maltrato de los nifios, como por ejemplo ali- ‘mentacién inadecuada, carencia alimentaria, suministro de opiéceos, etc., a lo que debe agregarse el antinatural® desapego que las madres experimentan por sus hijos, lo que tiene por consecuencia casos de privacién alimentaria y envenenamiento intencionales."* En los distritos agricolas “donde sélo trabaja un minimo de mujeres, la tasa de mor- talidad es, por el contrario, 1a més baja”. La comision investigadora de 1861, sin embargo, llegé a la conclu- sin inesperada de que’en algunos distritos exclusivamente agricolas sobre las costas del Mar del Norte, la tasa de mortalidad de nifios menores de un afio casi alcanzaba la de los distritos fabriles de peor renombre. Se encomend6 por ello al doctor Julian Hunter que investigara el fendmeno ¢n el lugar de los hechos. Su informe qued6 incluido dentro Gel Sixth Report on Public Health." Hasta entonces se 28 Sixth Report on Public Health, Londres, 1864, p. 34, 4s La investigacign de 1861 "mosic6, ademés, que asi como bajo las circunstancias.descritas los pequefos perecen debido al descuido ¥ el maltrato derivados de las ocupaciones de sus madres, stas_ se vuelven atrozmente desnaturalizadas con respecto si pole: es comin que la muerte de sus vistagos las deje indife- fen igi Gus a ees... adpien medias recta para provocarla" (idem) 3 Dbidem, p. 454, 130 sbidem, pp. 454462. Reports by Dr. Henry Jullan Hunter on the Excessive Mortality of Infans in Some Rural Districts of England. © Bn Werke: “9.085” “En la 3¥y 49 ediciénes: 485 habia conjeturado que eran la malaria y otras enfermedades endémicas en zonas bajas y pantanosas 1o que diczmaba a los nifios. La investigacién arroj6 precisamente cl resul- tado contrario, o sca “que Ia misma causa que erradicé la malaria, esto es, la transformacién del suelo pantanoso durante el invierno y de aridos pastizales durante el verano en fértil tierra triguera, provocé la extraordinaria tasa de ‘mortalidad entre los lactantes”." Los 70 médicos prdcticos interrogados por el doctor Hunter en esos distritos estaban “asombrosamente de acuerdo” respecto a este punto. Con Ja revoluci6n en la agricultura se habia introducido, en efec- to, el sistema industrial. “Un hombre al que se denomina econtratista> y que alquila las cuadrillas en conjunto, pone a disposicién del arrendatario, por una suma determinada, mujeres casadas que trabajan en cuadrillas junto a mucha- chas y jévenes. Estas cuadrillas suelen apartarse muchas millas de sus aldeas, se las encuentra de mafiana y al ano- checer por los caminos; las mujeres de pollera corta y con los correspondientes abrigos y botas, y a veces de panta- Tones, muy vigorosas y sanas en apariencia, pero corrom- pidas por 1a depravacién habitual ¢ indiferentes. ante las funestas consecuencias que su predileccién por ese modo de vida activo ¢ independiente depara a los vastagos, quic- nes languidecen en las casas." Todos los fendmenos caracteristicos de los distritos fabriles se reproducen aqui, y en grado aun mayor el infanticidio encubierto y la admi- nistracién de opidceos a las criaturas.* “Mi conocimiento de los males que ocasiona”, dice el doctor Simon, funcio- nario médico del Privy Council! inglés y redactor en chef {en jefe) de los informes sobre “Public Health”, “ha de discalpar la profunda repugnancia que me inspira toda ‘ocupaciOn industrial, en gran escala, de mujeres adul- 1 IBidem, p. 35.y pp. 455, 456, 132 Tbidem, p. 456, 14 Al igual que en los disritos fabriles ingles, en los dis- tritos rurales ve extiende dla 4. dia el consumo del oplo entre Tos obreros y obreras adultos. “El principal objetivo de algunos mayo- Fisias emprendedores es». promover la venia de opiiceos. Los Farmactuticos tor considcran como el arfeulo mds” soliciado.” idem, p. 460.) Los Tactantes a Tos que se suministraban opisceos, “se conttaian, convirtiéndose en canijos Vijectos, o quedaban artugados como. monitos". (bide, . 460.) Vease cémo la India China se vengan de Inglaterra. 486 tas." “En realidad”, exclama el inspector fabril Robert Baker en un informe oficial, “en realidad sera una dicha para los distritos manufactureros de Inglaterra que se prohiba a toda mujer casada, con hijos, trabajar en cual- ‘quiet tipo de fébrica.”™* Friedrich Engels, en su Situacién de la clase obrera de Inglaterra, y ottos autores han expuesto tan exhausti ‘mente la ‘degradacién moral causada por la explotacién capitalista de las mujeres y 1os nifios, que me limitaré aqui a recordarla, Pero la devastacién intelectual, producida attificalmente al transformar a personas que no han alcan- zado la madurez en simples méquinas de fabricar plusvalor —devastacién que debe distinguirse netamente de esa ignorancia natural que deja en barbecho la mente sin echar a perder su capacidad de desarrollarse, su natural fecun- didad—, oblig6 finalmente al propio parlamento inglés a convertit la ensefianza elemental en condicién legal para el uso “productivo” de chicos menores de 14_afios, en todas las industrias sometidas a la ley fabril. El espiritu de la produccién capitalista resplandece con toda claridad en Ia desalifiada redaccién de las lamadas cldusulas edu- cacionales de las leyes fabriles; en la carencia de un aparato administrative —debido a lo cual esa ensefianza obligatoria se vuelve en gran parte ficticia—; en la resis- tencia de los fabricantes incluso contra esta ley de ense- fianza y en sus triquiftuclas y subterfugios para infringi “Al Gnico al que caben los reproches es al legislador, porque aprobé una ley engafiosa (delusive law) que, bajo Ja apariencia de velar por la educacién de los nifis .. J, ‘no contiene una sola disposicién que asegure el cumpli- miento del objetivo pretextado. No preceptia nada, salvo que Jos nifos [...], durante cierta cantidad de horas dia- rias” (tres) “deben estar encerrados entre las cuatro pare- des de un Tugar denominado escuela, y que el patron del nifio debe recibir semanakmente, a tal efecto, un certificado de una persona que firma en calidad de maestro o macs- tra de escuela." Antes que se promulgara la ley fabril revisada de 1844, no era raro que los maestros o macstras, 34 Ibidem, p. 37 8 Reports... 31st October 1862, p. 59. Este inspector tabril habia sido médica, "Leonard Horner, en Reports... 30th April 1857, p. 17 487 firmaran con una cruz los eertificados de escolaridad, ya que ni siquiera sabian escribir su nombre. “Al visitar una escuela que expedia tales certificados, me impresion6 tanto la ignorancia del maestro que le pregunté: «Disculpe, seitor, {pero usted sabe leer?» Su respuesta fue: «Y bueno, un Poco (summat*)>. A modo de justificacion agregé: «.” Durante los debates previos a la aprobacion de la ley de 1844, los inspectores fabriles denuneiaron el estado bochornoso de los lugares que se intitulaban escuclas, y cuyos certificados ellos tenfan que admitir como plenamente validos desde el punto de vista legal. Todo lo que consiguieron fue que desde 1844 “los ntimeros en el certificado escolar tuvieran ue ser llenados de pufo y letra del maestro, quien debia, ademas, firmar él mismo con nombre y apellido”."*” Sir John Kincaid, inspector fabril de Escocia, nos cuenta de experiencias oficiales similares. “La primera escuela que visitamos estaba a cargo de una sefiora Ann Killin, Al soli- citarle que deletreara su nombre, cometié de inmediato un error, ya que empez6 con la letra c, pero enseguida se corrigié y dijo que comenzaba con k. Sin embargo, al mirar su firma en los libros de asistencia escolar observé que lo eseribia de distintas maneras, mientras que su escritura no dejaba duda alguna cn cuanto a st incapacidad de en- seftar. Reconocié, incluso, que no sabia levar el registro En una segunda escuela descubri que cl sal6n de clase tenfa 15 pies de largo por 10 pies de ancho,® y en ese espacio conté 75 niftos que decian algo en una je ininteligible.”** “Sin embargo, no es s6lo en tales cova~ chas lamentables donde los chicos reciben sus certificados de escolaridad pero ninguna enseftanza, ya que en muchas escuelas donde hay un macstro competente los esfucrzos de ste, ante el revoltijo de nifios de todas las edades (de 3 afios para arriba), ftacasan casi por entero. Su ingreso, ‘mezquino en el mejor de los casos, depende totalmente de Ja cantidad de peniques que recibe por hacinar en un cuarto el mayor nimero posible de nitios. Aftédase a esto cl mi- 485 L, Horner, en Reports... 3/st October 1885, pp. 18, 19. 18 Sir John Kincaid, en Reports... 31st October 1858, pé pinas 31, 32 + Forma cockney de something (algo, un poco). » Aproximadamente 4,50_m por 3m. 488 sero mobiliario escolar, 1a falta de libros y de otros mate- Flales didacticos y el efecto deprimente que ejerce sobre los, Pobres chicos una atmésfera viciada y fétida, He visitado muchas de esas escuelas, en las que vi multitud de niios que no hacian absolutamente nada; esto es lo que queda certificado como escolaridad, y éstos son los nilfios que en las estadisticas oficiales figuran como educados (educa- ted).""* En Escocia, los fabricantes procuran excluir de sus establecimientos a los menores obligados a asistir a la escucla. “Bsto basta para demostrar el repudio de los fabricantes contra las cléusulas educacionales."® Carac- terfsticas horribles y grotescas aleanza este fendmeno en las fabricas de estampar calicé, ctc., sujetas a una ley fabril especial. Segtin las disposiciones de la ley “todo nilfio, antes de comenzar a trabajar en una de esas fabricas, tiene que haber asistido a la escuela por lo menos 30 dias, ¥ no menos de 150 horas durante los 6 meses inmediata. ‘mente precedentes al primer dia de labor. Durante el trans- curso de su trabajo en la fabrica tiene igualmente que asistir a la escuela por espacio de 30 dias, y 150 horas durante cada periodo sucesivo de 6 meses... La asistencia ala escuela ha de efectuarse entre las 8 de Ia mafana y las 6 de la tarde. Ninguna asistencia de menos de 2% horas © de més de 5 horas en el mismo dia podra contarse como parte de las 150 horas. En circunstancias ordinarias los nifios concurren a la escuela de mafana y de tarde por 30 dias, durante 5 horas diarias, y una vez transcurridos los 30 dias, cuando ha sido aleanzado el total legal de 150 horas —cuando, para decirlo con sus palabras, han dado todo el libro— vuelven a la fébrica de estampados y pasan nella otros 6 meses, hasta que se vence un nuevo plazo de asistencia a la escuela, y entonces permanecen de nuevo cn ésta hasta que se da otra vez todo el libro... Muchi- simos adolescentes que asisten a la escucla durante las 150 horas preceptuadas, cuando regresan de su estada de 6 meses en Ia fbrica estin igual que cuando empezaron Han perdido, naturalmente, todo lo que habian ganado en su anterior periodo de asistencia escolar. En oiras fé- bricas de estampar calicé Ia asistencia a la escuela se supedita enteramente a las exigencias del trabajo en la 429 Leonard Horner, en Reports... 30th April 1857, 9p. 17, 18 140 Sir John Kincaid, [en] Repos... 31st October 1836, p66 489 fabrica, Durante cada periodo de 6 meses se Nena el mi- mero de horas requeridas mediante cupos de 3 5 horas por vez, dispersos acaso a lo largo de 6 meses. Un dia, por ejemplo, se va a la escuela de 8 a 11 de la manana, otro dia de 1 a4 de la tarde, y después que el chico ha faltado durante unos cuantos’dias, vuelve de repente de 3.2 6 de la tarde; luego concurre 3 6 4 dias seguidos, o una semana, desaparece entonces por 3 semanas 0 un mes entero y retorna algunos dias perdidos, a cualquier hora, casualmente cuando ocurze que su patrén no 10 necesita; y de este modo el nifio, por asi decirlo, es empujado (ouffeted) de la escuela a la fabrica, de ia fabrica a la escuela, hasta que se completa la suma de las 150 ho- ras". Mediante la incorporacién masiva de ninos y mu- jeres al personal obrero combinado, la maquinaria quiebra, finalmente, la resistencia que en la manufactura ofrecia atin el obrero varén al despotismo del capital. ) Prolongacién de ta Jornada taboral Si bien las mAquinas son el medio més poderoso de acrecentar la productividad del trabajo, esto es, de reducir 1as_A, Redgrave, en Reports... 31st October 1887, pp. 41-43, En Jos ramos de la industria Ingleia en los que desde hace mucho tiempo rige ia ley fabril propiamente dicta (n0 la Print Works Act, aque es Ia recién menciomads en el texto), durante Tos limos aBos i sido stperados, en cier'a medida, los obsticulos opuestos 2 Tas cliusulas educacionales. En ls indUsirias no sometidas ala ley abril prevalecen aun, en medida muy considerable, Tos criterios del fabricante de vidrio J, Geddes, quien adoctrind sobre el particu lar al comisionado investigador White: "Hasta donde puedo juzgar, el mayor volumen de educacién que la clase obrera ha disfrutado ‘Gurante los dltimos afios, constituye,un mal. Es peligroso porque Jos WueWve demasiado independientes”. (Children’s. »., Fourth Re ort, Londres, 1865. p. 253.) ‘at'"EL sefor Eun fabricante (.. J, me inform que pars imanejar sus telares” mecinicos empleaba exclusivamente muje res. daa la peeferencia, decididamente, 2 las mujeres casadas, Yen especial Ins que tenian en su casa familiares que dependieran fe elias som més atentas y déciles que las solteras y estan obligadas 1 los esfuerzos més extremos para procurarse cf sustento. De este Modo las virtudes, esas virtUdes peculiares del carécter de. la ‘mujer, se desnaturalizan en detrimento de ella; asf, todo 10 que es mis moral y tierpo en sv naturaleza se convierte en medio para esclavizarla y atormentarla.” (Ten Hours Factory Bil. The Speech of Lord Ashley, March 15th, Londres, 1844, p. 20.) 490 1 tiempo de trabajo necesario para la produccién de una mercancfa, en cuanto agentes del capital en las industrias, de las que primero se apoderan, se convierten en el medio més poderoso de prolongar la jornada de trabajo més allé de todo limite natural. Generan, por una parte, nuevas condiciones que permiten al capital dar rienda sueita a esa tendencia constante que le es propia, y por otra, nuevos ‘motivos que acicatean su hambre rabiosa de trabajo ajeno. En primer témino en la maquinaria adquieren auto- omia, con respecto al obrero, el movimiento y la actividad operativa del medio de trabajo. Se vuelve éte, en si y para si, un perpetuum mobile industrial, que seguiria pro- duciendo ininterrumpidamente si no tropezara con ciertas barreras naturales en sus auxiliares humanos: debilidad fisica y voluntad propia. Como capital —y en cuanto tal el autémata posce en el capitalista conciencia y voluntad— esté animado pues por la tendencia a constrefir a la minima resistencia las barreras naturales humanas, renuentes pero elésticas." Esta resistencia, ademds, se ve reducida por la aparente facilidad del trabajo en la maquina y el hecho de que el elemento femenino ¢ infantil es mas décil y ‘manejable."** 10 “Desde Ja introduccién general de una costoss maquinaria, se ha forzado 1a naturaleza humana para que rinda mucho mis 4e To que permite su fuerza media." (Robert Owen, Observations fon the Effects of the Manufacturing System, 29 ed, Londtes, 1817, pésina 16) 714 Los ingleses, que gustan de tomar la primera manifestacion cempirica de una cosa por su causa, suelen considerar que el gran robo de nifios que en los comienzos del sistema fabril practicd el capital, a Ia manera. de Herodes, en aslor y-orfanatos —r080 ‘mediante el cual se incorpor6 un material humano carente. por entero de voluntad propia, fue Ta causa de Tas Tareas. jormadas laboraies en las fabricas. Asf, por ejemplo, dice Fielden, fabricante inglés &l mismo: "Las Targas jornadas laboraies [.- hes evidente, tienen su origen en Ta civcunstancia de que se recibi6 un numero tan grande de nifios desvalidos, procedentes de las distintas rons el pais, que los patrones no dependian ya de los obreros; en la Circunstaneia de que una vez que establecieron Ta. costumbre gra: cias al misero material humano que hablan obtenido de esa ma pera, la pudieron imponer a sus vecinos con la mayor facilidad”. Goha Fielden, The Curse of the Factory System, Londres, 1836, P11) En lo tocante al trabajo femenino, dice’ el inspector de Fibeicas Saunders en el informe fabril de 184%: "Entre las obreres hhay mujeres a las que durante muchas semanas sepuidas, excepto ‘unos poros dias, se las ocupa de 6 de la mafana hasta medianoche, 491

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