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PLANETA vivo, Torremotos y falas, ee ‘Andrés (EE UU), Pere) ceca cact ViajeaicentrodelaTierra Es un suefo inalcanzable: llegar al centro de la Tierra, a 6.400 kilometros de profundidad, donde las temperaturas resultan insoportables ya para las sondas mas sofisticadas. Algunos cientificos no se rin- den ante el desafio. Les queda un largo y apasionante camino por recorrer. Por Ménica Salomone. £C6mo es el centro dela Tie. ra? Los cientificos s6lo pueden con- testar con un “no estamos del todo se- jguros”. Se sabe que el atomo de mate- ria mas eéntrico del planeta Tierra esta unos 6.400 kilometros debajo de nuestros pies, y que debi6 de llegar hhasta ahi hace unos 4.400 millones de anos arrastrado por su propio peso. El planeta, en pleno proceso de forma: cidn, era entonces una inmensa bola de material semifundido, calentada ‘por los impactos de los pedizos sueltos {de un sistema solar atin en obras. Los ‘materiales mas pesados de la bola ba: Jaron al centro, formaron el nucleo y ‘quedaron para siempre inaccesibles a las formas de vida que empezaron a parecer, no se sabe cémo, wnos 1.000, millones de arios después, Porque hoy por hoy no hay forma humana de lle- gar al centro de la Tierra y, en parte Dor eso, atin se deseonace qué es exac tamente lo que pasa ahi. Los cientificos no saben con preci- sion a qué temperatura esta el centro, si es del todo homogéneo o si tiene irregularidades. Incluso algunos ase guran que gira més rapido que Ia su perficie, como si se tratara de un pla neta dentro de otro. No son dudas ba ladies. En el nticleo estan las pistas para entender otras cuestiones atin os ccuras, desde por qué el eampo magné tico terrestre es como es, hasta por qué “Marte esta hoy aparentemente muerto ~geologica y biologicamente- y la Tie- rrano. Pero ;seguro que el centro es un sueno inaleanzable? No todos quieren rendirse. Sin miedo al posible descré. dito ante sus colegas, un astronomo del Instituto Tecnologico de California (EE UU), David Stevenson, ha saltado al redo con wna idea atrevida, aunque él Ja presents en la revista Nazure, en ‘mayo pasado, bajo el titulo de Una pro- ‘puesta modesta. Se trata de enviar una equefia “nave subterrénea’” al nicleo Ge la Tierra. Al fin y al cabo, escribe Stevenson, “en la exploracién no tripu- Jada del espacio se ha invertido mucho aids de 10000 millones de dolares. EI in- terior dela Tierra merece una cantidad comparable, ;no? (..) Ha llegado la hhora de actuar”. ¥ recuerda que mien: tas la sonda Voyager 1 ya ha abando- nado el sistema solar, las iniciativas en el sentido Literalmente opuesto han re- corrido poco mas de 10 kilémetros, En concreto, et agujero mas hondo hecho por el hombre esté en la penin- sula de Kola, cerca del Circulo Polar Artico, en Rusia. Mide 12.282 metros, de profundidad y apenas unos centt- > [05] Viaje al centro de la Tierra PS ay rrr ete) Lae) Pee ey Goreme) > metros de ancho. Una minucia tenien- doen cuenta lo que queda hasta el cen: tro, La perforacién, que aspiraba a lle- gar a 15 kilémetros, se interrumpié en 1989 tras casi dos décadas de trabajo. A los 12 kilémetros la perforadora estaba sometida a temperaturas cercanas a los 200 grados, cerca ya del limite de lo soportable para los materiales. Bs que el infierno interior se revela pronto. A medida que se baja, la mate ria se vuelve densa y caliente. Las mi nas de oro surafricanas, de s6lo unos kilometros de profundidad, son ya an tesalas del infierno con sus cerea de 40 grados. Las perforaciones petroliferas no suelen superar los cinco kilémetros, Jo mismo que las de investigacién. En septiembre terminé precisamente el Ocean Drilling Project, en el que parti: cipaba una veintena de paises, entre ellos Espana a través de la Fundacion Europea de la Ciencia. Durante 18 alos Jos miembros del Ocean Drilling Pro ject realizaron 650 agujeros. La ttima ‘cata, de 4.600 metros, la hicieron el pa- sado verano cerca de Terranova. Lo cierto es que los colegas de Ste- venson noe han llamado fantasioso. Bs ‘iis: para ser una propuesta tan revo- lucionaria le han puesto muy poquitas pegas. La idea consiste en abrir una brecha de varios cientos de metros de longitud y profundidad y unos 30 centi- metros de ancho, y llenaria de miles de toneladas de hierro fundido, En medio de esta masa de hierro iria la pequeia sonda, del tamaito de un pomelo, que contendria instrumentos para medir temperatura, conductividad eléctrica y ‘composicién quimica. Hierro y sonda bajarian hacia el interior terrestre em: sues. pujados 0 atrafdos simplemente por la fuerza de Ia gravedad, ¥ Stevenson cal ccula que Llegarian al nticieo en una se- mana. La sonda irfa enviando informa. clon en forma de ondas sonoras a re ‘coptores instalados en la superficie, que deberian ser capaces de filtrar los datos relevantes en medio de la enorme can: tidad de ruido que sin duda se recibiria Para abrir la enorme llaga en a piel dol planeta habria que provocar una ‘explosién, dice Stevenson, recurriendo seguramente a algin tipo dearmamen- to nuclear. Y para conseguir el hierro probablemente habria que echar mano de todas las fundiciones del planeta. La agrieta abierta se cerraria sola en poco tiempo. “Hay que aprovechar la fuerza de gravedad.(..)Sise abriera una grie- ta on la corteza y se a llenara de hierro fundido, la grieta seguiria avanzandoa pesar de las altas prestones, cerrando se tras de sia medida que viaja”, escri be Stevenson. Mientras nadie lleve a la prictica tuna idea como la de Stevenson, los in: vestigadores se las tendran que apafiar ‘con métodos indirectos. Uno de ellos se rige por el principio de que, sino es posible viajar al nficleo, que venga el niicleo al laboratorio, Es decir, se in: tenta reproducir a escala manejable las condiciones que se dan en el cen: tro. Es, desde luego, “un tipo de inves- tigacién muy complicada”, explica por teléfono Reinhard Bohler, un quimico alemén de 55 afios en cuyo laboratorio del Instituto Max Planck de Quimica, en Mainz (Alemania), hay varios mi- niniicleos terrestres. ‘Caben en una mesa, Un centro de la pero en el centro mismo hay una bola de hierro solidificado casi tan grande ‘como la Luna. La raz6n es la siguien ‘te: aunque el hierro se funde por el ca- Jor, las altisimas presiones del nicieo Jo convierten en sélido de nuevo. Asi que para evaluar la temperatura en el centro del planeta hay que averiguar a cuantos grados solidifica el hierro cuando se le somete a la presién del interior terrestre, conocida por otros, métodos. Eso es lo que hacen las cé maras de diamante de Bohler: se so: mete el hierro a la mordida del dia mante, y se calienta y presiona ala vez. Solo hay un pequeho problema, que explica por qué la medida sigue siendo incierta hoy: ain no es posible alcanzar en las camaras la altisima presién del niicleo. “No legamos a las presiones del centro de la Tierra todavia, Pero si po- ‘demos medir la temperatura de fusion del hierro a medida que la presién au- menta, y después extrapolamos a las, condiciones del niicleo sélido terres. tre, Es una extrapolacion relativar te pequefia. Hemos medido ya lo que ocurre a dos millones de atmésferas, y Ja presién real en el centro es de unos, tres millones y medio. Antes se extra- olaba mucho més”, sefiala Bohler: El otro frente de ataque para aden- trarse en el interior terrestre son los te rremotos. Sentir pasidn por ellos no es muy corriente, x, sin embargo, pasion es lo que transmite el geofisico Arman: do Cisternas, chileno, investigador de la Universidad Louis Pasteur, en Es- trasburgo (Francia), cuando habla de su especialidad: “Sin terremotos no En el centro mismo del nucleo terres- tre hay una bola de hierro solidificado casi tan grande como la Luna Tierra sélo se consigue con cémaras de altas presiones equipadas con diaman- tes para generar la presion y con lése- res para producir el calor: El diamante es el material mas duro que existe v sin 61 no hay nada que hacer. Con esas ca maras, Bobler y su grupo han conse- guido la medida mas precisa disponible hoy de la temperatura del nicleo te. rrrestre: 4.600 grados, con un margen de error de unos clentos de grados. El grupo se bas6 en algunas pistas. Desde hace sélo tres décadas se tiene la certeza de que el auténtico corazén de la Tierra es s6lido, El nticleo esta hecho sobre todo de hierro, y se divide en dos partes: la externa es fluida, habria vida. Nosotros estamos aqui porque la Tierra también esta viva, tie» ne voleanes y terremotos, En un plante- tageolégicamente muerto, como Marte, tal ver haya restos de vida antigua, pero no puede haber vida nueva”. Par- te del trabajo de Cisternas, este aio profesor visitante en la Universidad Complutense de Madrid, consiste en contemplar las heridas de la Tierra tras los terremotos. Sigue las grietas a sim: ple vista durante kilémetros, y trata de entender cémo y por qué se ha liberado tantisima energia precisamente ahi Los terremotos no son mas que una de las formas que tiene el planeta de I: berar la energia que se acumula en su > > centro debido, por un lado, a la propia fuerza de la gravedad, x por otro, a la radiactividad generada por algunos de los componentes del niicleo. Marte también tuvo en sus origenes una po- tente fuente interna de calor, pero hoy el suministro se ha cortado 0 reducido ‘mucho~a menos que las naves ahora a punto de llegar demuestren lo contra- rio-. Por eso en Marte no hay terremo. tos ni actividad volcdnica aparente. Para Cisternas, Marte esta hoy muerto porque su masa, y por tanto su fuerza de gravedad, es menor que la de la Tie- rra: el planeta rojo liberé en el pasado toda o gran parte de la energia que su propia fuerza de gravedad es capaz de generar, ¥ se entfrid, La Tierra, en cambio, parece bas- tante estable. También pierde calor, pero demasiado lentamente como para producir un enfriamiento apreciable. “Gracias a la energia intorna del pla. neta estamos vivos”, explica Cisternas, “porque a través de los voleanes y te rremotos salieron a la superficie los ga- ses que componen la atmésfera y el va- por de agua que ha formado los océa- nos”. Sin la actividad geotérmica del planeta no habria atmasfera, y sin la [05] Viaje al centro de la Tierra Estas ondas atraviesan el planeta en ‘unos 20 mimutos, pasando por el nticleo ¥ por el centro de la Tierra, y a la sali da arrastran consigo informacién so- bre el material por donde han pasado; or ejemplo, su densidad. Las actuales redes sismograficas mundiales regis- tran cada ao las ondas de 10.000 terre- motos de magnitud mayor a4; su anali- sis es una forma de escanear el planeta. Esos escaneres, cada vez mas pre- isos, muestran muchas cosas que los investigadores atin no entienden. Por ejemplo, las ondas sismicas parecen atravesar el nticleo sélido mas deprisa cuando viajan en determinado senti- do, lo que podria indicar que la enor- me bola de hierro tiene una sorpren- dente estructura cristalina. Y, a me- diados de los noventa, varios equipos estadounidenses hallaron evidencias de que esa misma bola gira mas répi- do que el resto del planeta, tanto como, para ganar una vuelta completa a la superficie cada 400 alos. En su opi- ni6n, el fenémeno podria explicarse por los potentes campos magnéticos que genera el hierro del niicieo fluido al moverse; esos campos, en cierto modo, empujarian el niicleo s6lido. “La Tierra es como un instrumento musical, vibra en distintas frecuen- cias. Al sufrir un terremoto, se excita” atmésfera y el océano no existiriamos nosotros. Noes la tinica cara amable de los terremotos. Los temblores de tierra son el método indirecto mas usado para explorar el interior terrestre, y el que en el tiltimo siglo ha permitido desvelar su estructura: la corteza, s6li- da, con un grosor entre 30 y 70 kilome- tros bajo los continentes; el manto, de material flexible (no Liquido), ¥ el na cleo, liquidio y sélido, Sucede que los te- rremotos sacuden el planeta y lo hacen literalmente vibrar, La més violenta de estas vibraciones la provoc6 el terre- ‘moto de Chile en 1960, que en pocos mi- nutes abrid una laga de 1.000 kiléme- tros en la corteza. La frecuencia mas baja de oscilacién del planeta entonces fue de 59,7 minutos, es decir, la Tierra tardaba casi uma hora en recorrer una oscilacién completa. En palabras de Cisternas, “la Tierra es como un instrumento musical, que vibra en distintas frecuencias. Cuando sufte un golpe-el terremoto-, se excita, y las vibraciones provocan ondas que ‘se pueden escuchar con sismografos”. Pero son hallazgos atin no confir- mados. “Son investigaciones en curso, y complicadas. Aun falta mucho por entender del nitcleo”, dice Cisternas. gal vez no quedara mas remedio que hacer caso de la “propuesta modesta” de Stevenson? “Seria extraordinario si funcionara”, admite Cisternas. “Creo que el principal problema es el del rui- do: como lograr que la sonda transmi- ta los datos a la superficie de forma clara”. Reinhard Bobler, que conoce a Stevenson personalmente, coincide en su valoracion: “No es una idea ridicu- Jaen absoluto; al contrario, es muy in- teresante. El problema ser el ruido, y el hecho de que en la parte baja del ‘manto el material es muy denso”. Por Jo pronto, Stevenson parece haber lo- grado su propésito, seguin lo explica por correo electrénico: “Mis colegas han reaccionado como me esperaba: no han dicho que estuviera equivoca- do, aunque tampoco han empezado a dar botes y a decir ‘jhag4moslo!’. Pero esto es una semilla. Me lo tomo como una oportunidad para explicar por qué vale la pena investigar el interior profundo de la Tierra”. ©

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