Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I EL DISCURSO CIENTÍFICO
El MHD, con variaciones u otros nombres, fue teorizado y aplicado prácticamente desde
los albores de la Ciencia Moderna (Galileo), y aún antes, en el campo de las Ciencias Naturales.
Estas tienen la ventaja de que es posible manipular su objeto, en muchas ocasiones, preparando
experimentos destinados a probar hipótesis. En cambio en las Ciencias Sociales esta posibilidad
es más reducida, y además han de vérselas con un objeto dotado de conciencia y libertad de
decisión dentro de unos márgenes; adicionalmente considérese que el ser humano es capaz de
cambiar su conducta si sabe que hay una predicción sobre ella (predicción autonegadora: se da
este caso con algunos pronósticos electorales). Merton* hablaba de profecías autonegadoras o
autocumplidoras, según los casos. Queda claro, pues, que no es lo mismo predecir un eclipse que
el comportamiento de un individuo o grupo social. En el segundo caso, por otra parte,
intervienen tantas variables que la predicción es harto más compleja y problemática, habiendo de
hacerse en términos de probabilidad o tendencia. Por estas y otras razones, a las Ciencias Sociales
les resulta necesario, muy frecuentemente, echar mano de enfoques complementarios propios del
método hermenéutico. A éste se le ha llamado en Sociología “método comprensivo”, que insiste
en tener en cuenta las razones y los valores que mueven a la acción al actor social (Weber*); de
ese modo creen sus partidarios explicar mejor los fenómenos sociales, que limitándose sólo a las
regularidades estadísticas observadas. Esta orientación es la más proclive al uso de técnicas
cualitativas y a la investigación de los significados que configuran el curso de las acciones sociales
Bajo la denominación de "saberes tecnológicos" podemos encuadrar conocimientos
aplicados como la Medicina, la Ingeniería o la Arquitectura; aunque quienes detentan tal saber
aplicado necesitan una alta formación en ciencias teóricas como Biología, Física o Matemáticas.
En el cuadro adjunto, aunque incompleto, atendemos a la división clásica de ciencias
básicas y aplicadas. Pero a partir de ellas se han desarrollado numerosas ramas, combinaciones y
agrupaciones (Bioquímica, Ecología, Meteorología…). Y también va quedando claro que para
estudiar algunos problemas complejos (desarrollo rural, educación, salud pública…) se precisa el
concurso de varias ciencias (pluridisciplinariedad), y la construcción de categorías o conceptos
clave comunes entre ellas (interdisciplinariedad). Así, para la práctica de la Agroecología como
estrategia de desarrollo rural, es menester la confluencia de estudios económicos, agronómicos,
sociológicos etc., articulados bajo la categoría de “sustentabilidad”.
Queda, pues, aclarado el lugar de la Sociología como ciencia. El discurso sociológico es
CAPÍTULO 1: La ciencia sociológica 4
un discurso científico, pues cumple la definición que dábamos al principio; pero no todo lo que se
escribe acerca de los hechos o estructuras sociales puede encuadrarse dentro de la Sociología,
para ello han de cumplirse los requisitos metodológicos que hemos ido exponiendo. La
investigación y el discurso sociológicos se construyen tomando como referencia los términos,
significados y reglas aceptados por la comunidad de sociólogos; a lo largo de tal discurso se
hacen propuestas teóricas, se desarrollan o discuten hipótesis, y la investigación correspondiente
genera gran cantidad de conocimiento sobre los hechos sociales.
Pero el término "método" no sólo es empleado para referirse a un procedimiento lógico
general, común a todas las ciencias o a todas las ciencias experimentales, sino que tiene otros
usos, como vamos a ver a continuación en el caso de la Sociología.
4 Otras orientaciones actuales. Aunque las tres tradiciones que hemos expuesto siguen
siendo las más frecuentadas por los sociólogos, éstos lo hacen de un modo mucho más abierto
que antes; de manera que usan gran número de conceptos comunes sea cual fuere su tradición
preferente o su país de origen. Pero desde los años setenta se hace más notoria la aparición de
nuevas orientaciones, que nos limitaremos aquí poco más que a mencionar, y que difícilmente son
encajables en las tres tradiciones madre.
De entre ellas, una de las que más afluencia ha tenido es la llamada teoría de la sociedad
"postindustrial", denominada por otros "hipermoderna", "postmoderna" o "del saber y de la
información". De tal corriente nos haremos eco en próximos capítulos. Habrá quien considere
esta corriente más bien una rama de la Sociología que una tradición de investigación, sin embargo
aquí preferimos considerarla una nueva perspectiva de la disciplina. La razón es que los clásicos
-Comte, Marx, Durkheim, Weber-, e incluso neoclásicos como Parsons, se situaban en la
perspectiva del paso de la sociedad tradicional a la industrial en cuanto paradigma y horizonte del
mundo moderno; mientras que los autores mencionados consideran ese mundo como algo ya
concluido, o en trance de mutación profunda, y que pertenece a nuestro pasado inmediato.
Esta nueva orientación se fragua con las aportaciones iniciales del estadounidense
CAPÍTULO 1: La ciencia sociológica 8
Daniel Bell (1973) y el francés Alain Touraine (1971 y 1993). Posteriormente, al calor de una
polémica filosófica sobre "la Modernidad", entre postmodernos (Lyotard, 1979) y
neoilustrados (Habermas 1989), en Sociología se intentan teorizar las mutaciones sociales fin
de siècle. Algunos sociólogos enfatizan que la sociedad industrial avanzada ha cambiado su
estructura y dinámica profunda en el último tercio del siglo XX, mientras otros insisten en que
lo que se ha producido es una remodernización o acentuación de la modernidad social.
Todavía prosigue esa discusión, muy de moda durante años en los EE.UU. y la UE, pero ha
ido cediendo el paso a la reflexión sobre nuevos conceptos para teorizar las sociedades
avanzadas del cambio de siglo. Algunos de los más conocidos son: "sociedad del riesgo" y
"modernización reflexiva", sobre los que ahora no podemos detenernos. Han contribuido a ir
trazando esa línea teórica autores de diversos países, en fecunda comunicación internacional:
los alemanes Beck (1992 y 2000) y Luhmann (1993), los británicos Lash (1997) y Giddens
(1994), o los españoles Castells (1997-98) y Lamo de Espinosa (1996). A la polémica sobre la
modernidad se ha sobrepuesto la de “la globalización”*. Aunque esta segunda se sitúe más en
el plano económico y político, prolonga el interrogante sobre si la historia está pasando página
al mundo moderno, sujeto a una mutación profunda e irreversible, y si empieza un nuevo
periodo histórico. Algunos sociólogos enfatizan las consecuencias sociales de todo género que
la globalización está promoviendo (Giddens 2000).
Otros sociólogos han tomado prestados conceptos o metodología de la ciencia
económica, siguiendo la teoría de la decisión racional, el individualismo metodológico o la
teoría de los juegos (que no es ahora cuestión de explicar aquí). A tal orientación pertenecen
obras del norteamericano Coleman (1990) o los europeos Boudon (1981) y Elster (1982).
También hay otra corriente, calificada a veces como cognitivista o etnográfica, que se
sirve de técnicas empleadas por los antropólogos o los sociolingüistas. En ella habría que inscribir
nombres como Cicourel (1980), Willis (1988, en Aprendiendo a trabajar, que precisamente es un
estudio sociológico sobre educación) o Latour (1983), por poner ejemplos. Una de sus
orientaciones básicas la constituye el dejar hablar y actuar a los agentes en su propio ambiente,
para captar al homo sociologicus sin violentarlo, sin obligarle a encajarse en hipótesis o preguntas
predeterminadas. Sus investigaciones son a menudo microsociológicas y reveladoras de esquemas
de comportamiento grupal oculto. Gustan del “estudio de caso”; algunos renuncian a veces
incluso al MHD; consideran que éste es demasiado generalizador y desatiende lo peculiar de los
grupos concretos. Precisamente esto último, lo grupal concreto, es lo que más interesa a quienes
optan por este enfoque radicalmente hermenéutico y cualitativo, que de este modo se sitúan muy
cerca de una tradición de investigación de los antropólogos sociales.
Desde posiciones próximas a lo que hemos llamado “sociología del orden social”,
corriente predominante hasta hoy, se ha hecho una nueva formulación del panorama que hemos
ido exponiendo (Boudon, 2003, Goldthorpe 2003). Tales autores distinguen entre la sociología
científica más ortodoxa (MHD y técnicas cuantitativas), la sociología descriptiva, también
llamada “cameralista”, es decir, la que se despliega llevando a cabo censos, padrones, encuestas
oficiales y otros estudios para las administraciones públicas…, la sociología expresiva y la
sociología crítica. Las dos primeras se desarrollan en estrecha colaboración (y añadiremos
nosotros que, a menudo, bajo un impulso cientista*, hegemónico desde Comte* a Popper*). Las
dos últimas, en cambio, no merecen a su juicio ser consideradas científicas. A la sociología
expresiva se la acusa de indagar el sentido de lo social en experiencias personales (entrevistas
cualitativas o de grupo), en lugar de observar las regularidades empíricas, con lo que más bien se
aproxima a la literatura. En cuanto a la sociología crítica –neomarxistas y otros sociólogos que
problematizan el orden vigente- es descalificada por mezclar lo positivo (los hechos) con lo
normativo; es decir, por poner en relación indebida el conocimiento social teórico-empírico con la
valoración moral o el compromiso político.
A su vez, los sociólogos críticos acusan a los cientistas de que de modo tácito se
CAPÍTULO 1: La ciencia sociológica 9
comprometen funcionalmente con el orden social reinante; ya que tal orden no es sino un
producto histórico social con su carga de explotación, privilegios, dominaciones e injusticias, y en
cambio los cientistas pasan esos hechos por alto como si fuera lo más natural. Esta clase de
críticas ya fueron planteadas por Marx a mediados del siglo XIX.
Y con esto creo que el lector se habrá ido formando ya una primera idea aproximada de
lo que ha sido la Sociología, como saber científico, idea que iremos enriqueciendo paulatinamente
a lo largo de este libro a la vez que nos vamos refiriendo a la educación.
Pero la Sociología, aun sumando todas sus orientaciones, no tiene el monopolio del
estudio de lo social; también la Historia, la Economía, la Antropología... o la Filosofía Social se
ocupan de ello desde otros conceptos y técnicas de investigación, por lo que seguiremos
haciendo precisiones sobre el objeto de la Sociología.
Hay conocimientos que ocupan un lugar fronterizo entre dos ciencias sociales. Así, por
ejemplo, el estudio de la interacción en el aula "X" del colegio "Y" puede considerarse objeto de
un estudio microsociológico (Sociología) o psicológico (Psicología Social); el sociólogo pondrá
más énfasis en los papeles sociales desempeñados por los alumnos, procesos de interacción
regulares (o "normales"), grupos, jerarquía, conflictos, procedencia social, desviación,
marginación...; el psicólogo social se ocupará de las afinidades, rechazos, liderazgo..., es decir,
que con otro enfoque, más centrado en lo individual, y con otras categorías o conceptos, también
se ocupa de los grupos, desviación, jerarquía y marginación en el aula...
Pero la relación entre la Sociología y otras ciencias sociales va mucho más allá de la mera
confluencia de objetos de estudio con perspectivas diferentes. Se dan casos de enfoques
interdisciplinares o de influencias metodológicas recíprocas. En lo que se refiere a lo primero,
puede apreciarse con claridad en buena parte de la sociología marxista, comenzando por la del
propio Marx. Este desarrolla una ciencia general de la sociedad en la que se entrelazan
fuertemente elementos sociológicos, económicos y un proyecto de transformación social, ligado a
una cierta filosofía de la historia (enfoque transdisciplinar). En cuanto a transvases
metodológicos, como ya hemos visto, el llamado "funcionalismo" fue desarrollado por los
antropólogos antes de su introducción en la sociología; el "estructuralismo" también vino a parar
a la Sociología tras su éxito en la Lingüística y en la propia ciencia antropológica.
Algunos de los sociólogos más clásicos fueron filósofos de formación; tal fue el caso de
Karl Marx y Emile Durkheim (muy influído por la filosofía positivista). En la actualidad esa
confluencia prosigue; por ejemplo la filosofía de Jürgen Habermas está influenciando
recientemente algunas ciencias sociales de forma notoria.
Sin embargo una cosa son las reflexiones filosóficas y otra la puesta en pie de un discurso
científico que proponga públicamente hipótesis que pueden ser falsadas por los hechos. De todos
modos la Filosofía se introduce a veces en los supuestos del sociólogo, o inspira su labor crítica
una vez que ha organizado e interrelacionado los hechos. Esto último merece una explicación de
cómo se entrelazan en Sociología la búsqueda de datos sobre los hechos y la crítica sociológica.
a) Nivel descriptivo
Hay investigaciones sociológicas que se proponen simplemente describir una situación
social, es decir, pretenden sólo informar sobre una situación o proceso en lo que a los hechos
sociales se refiere, sin pretender buscar más causas que las que revelan los datos en una primera
aproximación.
Si la investigación no sobrepasa este nivel es descriptiva: a partir de las hipótesis recoge
datos para contrastarlas, los clasifica, los correlaciona y organiza por regularidades, llegando a
conclusiones acerca del estado de hecho de la cuestión. Sirva como ejemplo un estudio
descriptivo sobre el origen social del estudiantado universitario en España, o sobre la
estratificación por renta de la población agraria.
b) Nivel explicativo
Si la investigación no se propone sólo producir y acumular datos organizados sobre
hechos sociales, sino contrastar también hipótesis causales que los expliquen, dar cuenta también
de los hechos que condicionen o determinen los que estamos estudiando, es decir, las causas de
las regularidades observadas, entonces esa investigación es explicativa.
La formulación de hipótesis obliga a aislar las variables relevantes que intervienen en un
proceso fenoménico, de modo que puedan aventurarse predicciones.
En el primer ejemplo presentado anteriormente, se buscaría una explicación de por qué
escasean los alumnos de origen social bajo en determinadas carreras, y si es previsible que esta
tendencia se mantenga o se corrija en un cierto plazo. En el segundo caso podría explicarse el
bajo nivel de renta de los pequeños agricultores de una zona por razones económicas, como el
tamaño insuficiente de su explotación; pero también pueden aducirse razones sociales, como la
falta de integración en organizaciones para defender su producción en el mercado o para
presionar políticamente.
c) Nivel crítico
Consiste en tener en cuenta no sólo los hechos sociales tal como aparecen, tal como se
muestran, sino sus raíces económicas o políticas, o los hechos tal como podrían ser. Es decir, se
tienen en cuenta las posibilidades alternativas.
Acerca de los hechos sociales que hemos venido considerando, y centrándonos en el
primero de ellos, una reflexión crítica haría caer en la cuenta de la desigualdad real de
oportunidades de éxito escolar a pesar de la gratuidad de la escuela obligatoria; y analizaría los
medios posibles para transformar esta situación. En relación con el segundo caso la reflexión
crítica analizaría los efectos negativos de la mala distribución de la tierra o exploraría algunas
soluciones; por ejemplo organizar cooperativas verticales, en las que los propios agricultores o
ganaderos pudieran controlar algunos procesos de transformación y comercialización para
colocar sus productos en el mercado local o los mercados próximos..., asociarse sindicalmente y
organizar movilizaciones... Una crítica más radical podría atacar la economía de mercado como
una estructura que prima a las empresas de comercialización y financiación frente a la actividad
de campesinos y agricultores.
En la crítica está presente a menudo una filosofía social de fondo, que es mejor dejar al
descubierto para no colarla de rondón. Por ejemplo, se puede ejercer la crítica desde los ideales
modernos de la filosofía ilustrada: libertad, equidad y solidaridad; contextuándolos y llenándolos
de contenido social concreto...
Una investigación sociológica concreta puede comprender dentro de sí,
CAPÍTULO 1: La ciencia sociológica 11
entrelazadamente, los tres niveles que hemos expuesto, o centrarse sólo en uno o dos de ellos;
aunque una línea de investigación sociológica que renuncie sistemáticamente a alguno de los tres
niveles, que las hay, es, a nuestro juicio, válida pero incompleta como estudio global.
Queda claro, pues, que no todas las investigaciones sociológicas han de constar de los
tres niveles para ser válidas; ello depende de los objetivos de la investigación. Son perfectamente
válidas investigaciones descriptivas, o estudios explicativos de descripciones de otros, o ejercicios
críticos sobre explicaciones ajenas...
Los objetos sociológicos que pueden investigarse en tres niveles abarcan un espectro muy
amplio de los hechos sociales, a los que se extienden las diversas ramas de la Sociología que
expondremos tras dar noticia de un discutido cuarto nivel.