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EL NEOCLASICISMO EN ESPAÑA

Neoclasicismo en España
Con la llegada de los Borbones al trono español, con Felipe V en 1714, se concreta la entrada de corrientes
artísticas extranjeras, que propician el cambio en el gusto artístico.
Los artistas recién llegados, introducen en España manifestaciones propias del clasicismo francés, y el barroco
clasicista italiano, en tiempos en que los artistas españoles estaban inmersos en el barroco nacional que se
mantendrá hasta finales de siglo.
La arquitectura: Fue en la arquitectura de palacio que surgieron los más notables arquitectos de la segunda
mitad del siglo XVIII, y luego en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se revisan las concepciones
arquitectónicas, y se marca el desprecio por el barroco castizo, llamado Churrigueresco, que se asociaba a la
ignorancia y el mal gusto populares.
Se postula que la arquitectura no debe limitarse a intervenciones puntuales, sino que formando parte de un todo,
debía apuntar a conseguir un marco adecuado para la vida de los ciudadanos. Las ciudades debían mejorar sus
servicios generales. Había interés en dotar a las ciudades de un aspecto más noble y lujoso, que reflejara la
grandeza del soberano y el bienestar de sus súbditos. También buscaban mejorar la infraestructura caminera para
comunicar las zonas y agilitar el comercio y la industria.
Se fundan nuevas poblaciones como manera de colonizar zonas poco pobladas. Se impulsan obras hidráulicas que
faciliten el transporte y la distribución del agua de riego y de consumo. Se fundan así poblaciones como La Carolina,
La Carlota, Almuradiel, el Ferrol, etc. Se busca un modelo para la arquitectura, haciendo la revisión y crítica de lo
anterior, desde Vignola a Palladio, intentando el contacto directo con las fuentes del pasado, en viajes para conocer
las ruinas, catalogarlas y estudiarlas, obteniendo conclusiones de carácter universal.
Los principales exponentes son del Neoclasicismo en España: Diego de Villanueva (1715-1774)
sus principales obras son Palacio Goyeneche en Madrid (1773). Ventura Rodríguez (1718-1785), remodeló la
basílica del Pilar de Zaragoza.
Francesco Sabatini (1721-1797), participó en la construcción de la Puerta de Alcalá, en Madrid (1764-1776).
Juan de Villanueva (1739-1811) autor de obras emblemáticas como: el Museo del Prado, el Jardín Botánico y el
Observatorio Astronómico.
Ignacio Haan (1758-1810), destacó por sus obras en Toledo.

Neoclasicismo

e desarrolló a lo largo de siglo XVIII. Se aplica este nombre a una corriente o movimiento artístico-literario
dominante en Europa durante ese siglo, aunque no todo él puede considerarse neoclásico. Este estilo
constituyó el arte oficial del período napoleónico, motivo por el que extendió su influencia por toda Europa.
Este movimiento aspiraba, en reacción contra lo Barroco, al predominio de la razón y la medida, que eran
características propias de la Antigüedad griega y romana. Aristóteles y Horacio son las dos figuras clásicas de
mayor influencia en la literatura neoclásica.
El neoclasicismo nace, en el aspecto literario, de la imitación de los preceptistas italianos y de la literatura
francesa del siglo XVII, como la de Boileau, Corneille, Racine o Molière. Ambas poseían la hegemonía
absoluta en Europa.
Aunque la hegemonía neoclásica se disolvió en el romanticismo, ha reaparecido ocasionalmente incluso en el
siglo XX, siendo recuperado a lo largo de toda la época contemporánea por regímenes basados en el orden y
el autoritarismo, ejemplo del fascismo italiano.

Algunos representantes de la literatura neoclásica en lengua castellana


Siguiendo los modelos franceses, en España se fundan organismos como la Real Academia Española de la
Lengua, y se crean salones en los que se discuten las cuestiones literarias del momento, ejemplo de la
Academia del Buen Gusto y la Tertulia de la Fonda de San Sebastián.
La tendencia neoclásica entra en España a través de la Poética de Luzán. Según el ámbito geográfico de los
autores de lengua castellana que siguieron esta corriente, se suele hablar de escuelas poéticas o literarias
neoclásicas. Destacan como representantes neoclásicos, los siguientes:
Escuela salmantina: Juan Meléndez Valdés (su máximo representante), fray Diego Tadeo González, José
Cadalso, Gaspar Melchor de Jovellanos y Juan Pablo Forner. Una "segunda época" de esta escuela lo
constituyen autores más jóvenes, de signo prerrománico, tales como José Manuel Quintana, Juan Nicasio
Gallego y Nicasio Álvarez de Cienfuegos, entre otros.
Escuela madrileña: Reúne al grupo que fue, quizás, el de mayor orientación neoclásica, o el que intentó llevar
a la práctica las teorías de este movimiento con una mayor rigidez. Constituyen este grupo: Nicolás
Fernández de Moratín, Ignacio López de Ayala y Tomás de Iriarte y, por otro lado, también se integra a
Leandro Fernández de Moratín, Juan Bautista Arriaza y el Conde de Noroña.
Escuela sevillana: Fue el grupo de autores que asumió más tarde el nuevo movimiento, dejando que las
formas gongorinas se mantuvieran por más tiempo que en otras zonas. Se incluyen en este grupo a
personajes como Alberto Lista, José Marchena Ruíz de Cueto, José María Blanco White, Manuel María de
Arjona y Félix José Reinoso.
Otros representantes neoclásicos: Cabe citar aquí a otro máximo representante del neoclasicismo en lengua
castellana, pero que no pertenece a ninguna de las escuelas citadas. Se trata del Alavés Félix María de
Samaniego, famoso por sus Fábulas morales.

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